22 de diciembre de 2013

Feliz Pascua


   En tiempos de lotería y suerte, de ilusión y esperanza, de felicitaciones y deseos de paz, siempre se ha confiado en la bondad de quienes podían socorrer las muchas necesidades espirituales y materiales. Los deseos de salud y felicidad de las Religiosas Descalzas de San Antonio llegan al concejo en la Pascua de 1717.
 
1717, Trujillo
    Señor
La abadesa y religiosas descalças de Sr. San Antonio, a los pies de Vuestras Señorías en la paz de nuestro amantísimo esposo y redentor Jesús, y mui umildemente y con cariñoso afecto, desea esta pobre comunidad y a solicitado en continuas oraciones y santos egercicios en este adbiento que Vuestras Señorías logren la más feliz y espiritual Pascua de su santo nacimiento, para que este dibino Rei de las eternidades se comunique liberal a Vuestras Señorías renaciendo en sus coraçones por gracia. Y para que esto sea con el más seguro acierto, deposita nuestra pobreça en manos de nuestra dibina prelada, María Santísima de la Conçeción, el espiritual aginaldo que la cortedad de egercicios y peticiones le a consagrado nuestro afecto, para que logren Vuestras Señorías la más feliz pascua y con ella la dilatada vida en anbas saludes en su mayor grandeça quedando a sus pies.
Su más rendida y afecta sierba     
Sor Ana María del Sacramento     
 abbadesa        

Señores coregidor y capitulares

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 396.2)
 

Niños pidiendo el aguinaldo. 1930. Memoria Digital de Asturias.

30 de noviembre de 2013

Quítate tú que me siente yo


    Y de nuevo llega San Andrés, fecha tradicional en Trujillo para la renovación de los cargos concejiles. Algunos de los regidores salientes y el corregidor, siguiendo el ceremonial marcado por los Reyes Católicos, se convertirán en electores de quienes serán los regidores para los dos años siguientes.
    Sin embargo, las necesidades acuciantes de la Corona llevarán al fin de esta práctica cuando la venta de regimientos se convierta en una atractiva fuente de ingresos. El primer regidor perpetuo de la ciudad será Bernardino de Tapia, quien entrega su carta de privilegio en la sesión del ayuntamiento del 25 de enero de 1544. En los meses y años posteriores, otros miembros relevantes de la sociedad trujillana o ajenos a ella pero ligados por matrimonio y con una interesante fortuna obtenida en América, irán completando el regimiento de Trujillo.
    Pero en una ciudad en donde las parcialidades seguían vivas y las rivalidades exacerbadas en momentos puntuales por cuestiones a veces estrictamente personales y familiares, la nueva situación no trae tranquilidad al regimiento. ¿Motivo? Las sillas. ¿Dónde me siento yo? ¿Dónde te sientas tú? Un asunto que hoy nos parecería trivial desata de nuevo las rencillas. 

    El corregidor, árbitro siempre de estas situaciones, intentará poner sosiego indicando "que los regidores que fuesen del linage de los Altamiranos se asentasen a la mano derecha de la justiçia  y entre ellos se guardase la antigüedad de la presentaçión de la provisión e resçibimiento; y a la otra mano se asentasen los Bejaranos, guardando ansí mismo la antigüedad de la presentaçión de la probisión y resçibimiento y que luego tras ellos se asentasen los Añascos".  Porque parece que la cercanía física al corregidor confiere peso y preeminencia. Y aquí viene de nuevo el conflicto. Quien primero presentó su privilegio, Bernardino de Tapia, y quienes le siguieron un día después, Juan Solís y Pedro Barrantes, no son Altamiranos y esta solución les relega a los últimos asientos. Y se inician los debates y los pleitos. Tendrá que ser el rey quien finalmente determine, seis años después, la solución final: por orden de antigüedad y en un estricto reparto a derecha e izquierda del corregidor. Sólo el fallecimiento o la renuncia de un regidor permitirá "subir" en el escalafón y acercarse a la ansiada silla situada a la derecha del corregidor.

1550, diciembre 3. Trujillo

E después de lo suso dicho, a tres días del dicho mes de diziembre del dicho año de quinientos e çinquenta años, yo Joan de Villatoro, en cunplimiento del auto e mandamiento del dicho señor corregidor que mandó le traxese fe de los días, mes e año en que los regidores desta çibdad fueron presentados en este ayuntamiento por regidores, traxe ante su merçed la sobre dicha fe que es la sobre dicha.
E luego, el dicho señor corregidor dixo que bista la dicha fe por la qual consta y pareçe el tienpo en que cada uno de los dichos regidores fueron admitidos al dicho ofiçio de regidores y della pareçe ansy mesmo sus antigüedades, su merçed el dicho señor corregidor aclaraba e aclaró que conforme a las dichas sus antigüedades se asentasen en los ayuntamientos conforme a como por Su Magestad es mandado que a de ser en la manera siguiente.

Bernaldino de Tapia en la sylla primera a la mano derecha del señor corregidor.
Joan Piçarro de Orellana en la primera sylla de la mano izquierda del señor corregidor.
Juan Cortés en la segunda sylla de la mano derecha del señor corregidor.
Pedro Barrantes en la segunda sylla de la mano izquierda del señor corregidor.
Juan de Herrera en la terçera sylla de la mano derecha del señor corregidor.
Álvaro de Hinojosa en la terçera sylla de la mano izquierdadel señor corregidor.
Martín de Chaves en la quarta sylla de la mano derecha del señor corregidor.
Juan de Chaves en la quarta sylla de la mano izquierda del señor corregidor.
Don Sancho de Paredes en la quinta sylla de la mano derecha del señor corregidor.
Diego de Carvajal en la quinta sylla de la mano izquierda del señor corregidor.
Alonso Ruiz en la sesta sylla de la mano derecha del señor corregidor.
Juan de Vargas en la sesta sylla de la mano izquierda del señor corregidor.
Juan de Solís en la sétima sylla de la mano derecha del señor corregidor.
Gonçalo de Sanabria en la sétima sylla de la mano izquierda del señor corregidor.
Juan de Escobar en la otava sylla de la mano derecha del señor corregidor.
Pedro Suárez de Toledo en la otava sylla de la mano izquierda del señor corregidor.

La qual dicha horden en el asyento arriba contenido mandava e mandó el dicho señor corregidor a los dichos regidores e a cada uno de ellos que lo guarden e cumplan segun e como va declarado so las penas contenidas en la provisión real con que su merçed fue requerido, que habla çerca de la horden que an de tener en los dichos asyentos, y más de otros çien mil mrs. que a cada uno que lo contrario hiziese pone de pena para la cámara e fisco de su magestad y de suspensión de ofiçio por un año, en las quales penas dende agora dixo que los avía por condenados en ellas syn otra aclaraçión ni sentençia alguna. Y porque ninguno pueda pretender ygnorançia, manda que les sea notificado lo susodicho e que lo guarden e cunplan ansy aunque algunos de los dichos regidores estén avsentes o no vengan al dicho ayuntamiento porque, pues puede venir, es justo que halle desenbaraçado su asyento y que quando alguno de los dichos regidores falleçiese o renunçiare su ofiçio, pues por la dicha razón espira y se acaba, manda que se tenga la propia horden de antigüedad en los asyentos de manera que el que entrare o suçediere en el dicho regimiento se asyente y esté como más nuevo en la sylla más baxa y el más antiguo entre en la silla que estuviere vaca por su horden e antigüedad. Va testado o diz dicho e o diz que faltare.
Diego de Sandoval Negral de Byvero (rúbrica)

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 27.17)
 

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1 de noviembre de 2013

La opinión de los médicos


Tras un primer intento de Trujillo de establecer un cementerio permanente fuera de los muros de las iglesias en 1812, las disposiciones que desde Badajoz establece el Gobierno Político de la Provincia en 1820 obligarán al alcalde constitucional de Trujillo, Lesmes Bravo, a iniciar el proceso por el que la ciudad establecería un camposanto. Considera el alcalde que es una de las atribuciones de los ayuntamientos "celar sobre que en cada pueblo haya cementerio siendo combenientemente, y no habiéndolo en esta ciudad,es indispensable disponer se realice tan útil establecimiento". 

El primer paso habrá de ser la elección del lugar idóneo que reuna las condiciones de alejamiento y salubridad necesarias. Y nadie mejor que los médicos titulares de la ciudad para que "reconozcan los sitios de estas inmediaciones y certifiquen quáles son los más apropósito para la construcción de cementerios".

La primera elección de los médicos es unánime.

1820, junio 28-29. Trujillo

Don Ramón González Trejo, médico titular de esta ciudad
Haviendo examinado cuidadosa y detenidamente todos los sitios de las inmediaciones, según se me previno por el señor don Lesmes Bravo, alcalde 1º constitucional , con el objeto de señalar el más a propósito para cementerio por reunir todas las cualidades de ventilación, buena exposición y demás requisitos de policía e higiene públicas.
Certifico. Que la cerca llamada de la Magdalena, sita entre esta ciudad y sus dos arrabales, Huertas de Ánimas y de la Magdalena, es el que reúne todas las ventajas de distancia, libre ventilación, exposición al norte y expedita corriente de este aire al mediodía, sin tocar a la ciudad, que de ordinario es combatida por el solano. Es quanto según mis conocimientos puedo decir. Trugillo y junio 28 de 1820
Ramón González Trejo (rúbrica)


Don Antonio Ríos Sierra, médico titular de esta dicha ciudad.
Cumplido con el mandato del señor Alcalde 1º constitucional, he examinado con la mayor escrupulosidad todos los sitios oportunos que hay en estas inmediaciones para establecer el cementerio,  y después de la más detenida reflexión, certifico que el referido sitio nominado de la Magdalena es el más acto al deseado objeto por llenar mejor que otro alguno los deberes de la buena policía y condiciones de la higiene; que es quanto en honor a la verdad puedo decir en esta dicha de Truxillo a veinte y nueve de junio de mil ochocientos veinte.
Antonio Ríos y Sierra (rúbrica)

Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 564.2


Sepultura de Rufino Benito Lázaro Romero. Escribano de Trujillo 1859-1884.


21 de octubre de 2013

Barbero y sangrador


   Con el deseo de regular determinados ejercicios profesionales y asegurar la pericia, maestría y conocimientos de quienes los ejercían, los Reyes Católicos establecen en 1477 el Tribunal del Protomedicato. Bajo su jurisdicción quedan físicos, cirujanos, boticarios, especieros y herbolarios. Quienes deseaban ejercer tales oficios habían de acudir a la Corte y obtener la licencia de los protomédicos, si éstos les consideraban hábiles y suficientes.
    En 1500, los Reyes Católicos harán depender de este mismo Tribunal a los Protobarberos, que habrán de certificar la cualificación necesaria de quienes deseen ejercer el oficio de barbero, que comienza a diferenciar entre quienes no van más allá del afeitado y los que ofrecen otros servicios que exigen unos conocimientos que habrían de acreditar mediante un examen: "Mandamos que los Protobarberos y Examinadores Mayores de aquí en adelante no consientan ni den lugar que ningún barbero ni otra persona alguna pueda poner tienda para sajar ni sangrar ni echar sanguijuelas ni ventosas ni sacar diuentes ni muelas, sin ser examinada primeramente por los dichos nuestros Barberos Mayores personalmente" (Pragmática de Segovia, 9 de julio de 1500).
    Pero a veces, los derechos exigidos por tal examen hacían que el sueño de ser maestro barbero y tener tienda propia quedara lejos del alcance de quien se consideraba adecuado para el oficio.

1717, mayo 18. Trujillo

Ramón Ansana Fernández de las Flores, vezino de esta ziudad y ofizial de barvero y sangrador, como mejor prozeda y en derecho lugar aia, con el maior rendimiento ante Vuesa Señoría parezco y digo:  que no obstante estar ávil y sufiziente para ejerzer dicho ofizio, por ser como soy pobre no puedo pasar a examinarme para poner tienda de maestro examinado en él, y mediante el que considero que con la aplicazión conseguiré lo que nezesite para poder costear dicho examen teniendo tienda de tal barvero y sangrador, para poderlo hazer sin yncurrir en pena alguna
A Vuesa Señoría pido y suplico que en atenzión a lo referido y a tener la natural obligazión de mantener a mi madre María Flores, pobre viuda anziana, se sirva de conzederme su lizenzia para que, sin yncurrir en pena alguna, pueda poner tienda avierta en esta ziudad y usar y ejerzer dicho ofizio por el término de un año o lo que Vuesa Señoría fuere servido, así lo espero de la poderosa y liberal mano de Vuesa Señoría a quien Dios prospere en su maior grandeza etc.
Ramon Ansana Fernandez de las Flores
Truxillo y maio 18 de 1717

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 396.2)
"El Sacamuelas del pueblo". José García Ramos. 1909

19 de septiembre de 2013

Cierre de cuentas


    La riqueza del arca no está solo en la antigüedad e importancia de los documentos que celosamente guarda. A ello se une la gran variedad de sus contenidos, que permiten una completa y amplia visión sobre muchas historias.

    La pequeña historia que hemos sacado del arca sobre el incendio en la ermita de la Piedad y la imagen que sustituyó a la anterior calcinada por el fuego podría acabar así, con una nueva ermita y  una nueva imagen. Pero el arca nos permite completar el relato, conocer algo más, hacer cuentas e imaginar la fiesta.

    Casi 18.000 reales costó levantar la nueva ermita con aportaciones de la ciudad, limosnas de los devotos y otras cantidades que el corregidor y los regidores comisarios lograron aplicar a tal efecto "y para que siempre continúe la çiudad la conservaçión de la dicha hermita y de lo demás nezesario a el culto y devoçión de Nuestra Señora, por cuia interçesión se an experimentado tantos favores y patroçinios en esta çiudad, acordó se pongan en el frontispiçio de la dicha yglesia las armas del Rey nuestro señor a un lado y a otro las de esta dicha ciudad en la forma que se an hecho y puesto en otras obras de çiudad".

    Antonio Delgado, mayordomo de propios de la ciudad en 1686, nos permitirá conocer, a través de varios recibos, algunos de los gatos ocasionados por la fiesta.



1686, agosto. Trujillo

    Dará Antonio Delgado, mayordomo de propios de esta ciudad a Alonso Rodríguez Muñoz, carpintero, treinta reales por su travajo del altar que se hizo en señor San Martín para la fiesta de Nuestra Señora de Piedad, que con su recivo se le arán buenos. Truxillo y agosto veinte y dos de 1686
Don Gaspar Rodríguez de Monroy (rúbrica) D. Fernando Joseph de Orellana Pizarro (rúbrica)
D. Juan de Oviedo Monroi Portocarrero (rúbrica)


   Dará Antonio Delgado, mayordomo de propios desta ziudad al muy reverendo padre fray Bartolomé Diosdado, por aver predicado el sermón en la fiesta que dicha ziudad zelebró a Nuestra Señora de la Piedad, zien reales que por éste se le harán buenos en la quenta. Truxillo y agosto 29 de 1686 años.
Liçençiado Blas Ximénez Pizarro (rúbrica) D. Juan de Oviedo Monroi Portocarrero (rúbrica)   D. Fernando Joseph de Orellana Pizarro (rúbrica)


   Razón de lo que se a gastado sin librança en la colocación de Nuestra Señora de Piedad a su casa:
De arrova y media de dulces que se traxeron de Cáçeres, a quatro reales y medio la libra, monta çiento y sesenta y ocho reales y veinte y çinco mrs.  ______________ 0168 -  25 mrs.
De limonadas de agua de limón y limonada de vino, veinte y quatro reales _ 0024 -
De diez libras de velas para la luminarias _________________________  0011 -  26             
                                                                                                                         0204 1/2  51
Diose para estas libranças treçe fanegas y media de trigo a razón de a diez y seis reales la fanega.

Vendieronse para hazer esta fiesta, zien fanegas de trigo a Juan Rodríguez Bazaga, a diez y seis reales y medio cada una, que se me an de hazer buenas a este prezio.
Antonio Delgado

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 139.5)

Escudo de la ciudad. Iglesia de Santiago

29 de agosto de 2013

La elección de la Virgen de la Piedad


    Al finalizar el mes de julio de 1686, una nueva ermita de Nuestra Señora de la Piedad ocupaba el lugar de la destruida por un incendio un año antes. Los caballeros regidores en quienes la ciudad había delegado todo lo concerniente a su reconstrucción terminaban los preparativos de las fiestas, procesión y sermón que pocos días más tarde celebrarían la bendición del nuevo templo. Una pequeña imagen de la virgen, salvada de las llamas, sustituiría a la reducida a cenizas. Juan Antonio de Oviedo Monroy y Fernando José de Orellana Pizarro, los regidores comisarios, solicitaban de sus compañeros en el ayuntamiento que señalasen la fecha para la celebración, al tiempo que preguntaban "qué adorno y vestidos se an de poner a la sancta imagen y Nuestra Señora que en la dicha iglesia se preservó del fuego y está colocada en la iglesia de señor San Martín". 
   El domingo 18 de agosto fue la fecha elegida por el ayuntamiento para celebrar los actos de colocación de la nueva imagen en la nueva ermita. Deberían asistir "los cavildos de curas y benefiçiados y las comunidades de religiosos, procurando que el adorno de Nuestra Señora sea el más deçente y del mejor luçimiento".
   Y sin embargo, todo se altera apenas dos semanas antes de la celebración al recibir el concejo una curiosa limosna que viene a sumarse a las múltiples que los trujillanos han realizado para poner de nuevo en pie su ermita. La señora Cecilia de Chaves y Orellana, viuda de Pedro de Chaves y Mesía, ofrece una imagen de la virgen de su propiedad por si la ciudad la considerase conveniente para ser colocada en la ermita.
   La duda debió ser grande entre los regidores asistentes a la lectura de la petición presentada por doña Cecilia. ¿Aceptar la nueva imagen que sustituyera a la salvada milagrosamente de las llamas? ¿Rechazarla? La ciudad decidirá admitir el ofrecimiento, disponiendo que la imagen "se trayga a la sala del ayuntamiento para verla y reconoçer quál de las dos imágenes será más apropiada para colocarla en la hermita que se a reedificado". En manos de los dos regidores comisarios se deja la decisión de qué imagen habrá de recorrer el camino que en procesión irá desde el templo de San Martín hasta la nueva ermita de la Piedad.


1686, agosto 13. Trujillo

Donaçión a la cofradía de la Piedad
El señor don Diego de Cárdenas Portocarrero, rexidor de esta çiudad, por los señores don Juan Antonio de Oviedo Monroy y Portocarrero y don Fernando Joseph de Orellana Pizarro, comisarios nombrados por esta çiudad para el reconocimiento de la sancta imagen de Nuestra Señora que dio a esta dicha çiudad doña Çeçilia de Chaves, que están al presente enfermos y no an podido asistir en este ayuntamiento, dixo que en cumplimiento de lo acordado por él el día seis de este presente mes pasaron a esta sala donde se puso la dicha santa imagen, la qual haviéndola visto y considerado atentamente, les pareçió podía colocarse en la iglesia y templo de Nuestra Señora de la Piedad en lugar de la que consumió el fuego, por ser de estatura correspondiente a ella y estar con toda perfección y adorno, quedando la ymagen de Nuestra Señora de la Piedad de cuerpo más pequeño, que está al presente en la iglesia de señor San Martín,  para las proçesiones que la cofradía sita en dicha yglesia tiene entre año, como se ha hecho asta aquí, mediante lo qual pareçió a dichos señores comisarios podía esta çiudad dedicarla desde luego a dicha cofradía para el efecto referido, o disponer lo que fuere más del agrado desta dicha çiudad. Lo qual visto por ella, acordó que la dicha santa ymagen que al presente está en esta sala se dé de limosna y haga de ella graçia y merçed a la dicha cofradía de Nuestra Señora de la Piedad para que la ponga y coloque en su altar en lugar de la que el fuego consumió, por ser mayor que la que tiene en la dicha iglesia de San Martín y más semejante y pareçida a la referida y hallarse con los adornos deçentes para su colocaçión y la dicha cofradía la pase a la iglesia de San Martín desde donde se a de llevar en proçesión a la dicha iglesia de la Piedad el domingo diez y ocho desde mes como está acordado.

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 85.3. Fols. 70v-71r.)

P.S. Quizás el arca guarde en alguno de sus recónditos rincones información que nos permitiera saber algo más de la imagen donada a la cofradía de la Piedad. Habrá que seguir buscando. No se nos dice en el texto cómo era dicha imagen y desconocemos su destino. Al desaparecer la ermita de la cofradía de la Piedad, quizás en los revueltos momentos de la Guerra de la Independencia, los estudios de Juan Tena indican que la imagen existente en la dicha ermita pasó a la iglesia de San Lorenzo o Jesús y posteriormente a la de San Francisco, donde recibía culto en los años 60 del pasado siglo, describiéndola como "de tambor muy devota y agradable". ¿Será ésta la imagen de nuestro acuerdo? Hoy, esa imagen, restaurada, se encuentra en la iglesia de San Martín.


Nuestra Señora de la Piedad

14 de agosto de 2013

Fuego en la Piedad


La Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad de Trujillo se reunía en su ermita a lo largo del año en aquellas festividades marianas en las que honraban a su Virgen: la Natividad, la Presentación de la Virgen, la Concepción, la Expectación de María, la Anunciación, la Visitación... Pero dos días al año la fiesta era grande, había procesión y la misa era cantada: el dos de febrero, día de la Purificación de la Virgen, y el día grande, el de la Asunción de María. Era también el momento en que se renovaban los oficiales de la cofradía (alcalde, diputados, mayordomo de la ermita, mayordomo de la cera y escribano), elegidos por los salientes en la víspera, aunque sus nombres se mantenían en secreto hasta el día siguiente, en el momento de la misa mayor.
1685 fue un año seco. Las lluvias faltaron y ya vimos cómo las rogativas a la Virgen de la Piedad se sucedieron a lo largo de la primavera. De vuelta a su ermita, la celebración de su fiesta el 15 de agosto congregó a los cofrades y a otros muchos trujillanos. Pero esa noche, entre las doce y la una de la madrugada un incendio acabó con la ermita y casi todo lo que en ella se conservaba. Ante el fuego, acudieron a ella muchos vecinos, impotentes ante la destrucción de aquello que amaban y "no pudieron atajarle ni reservar de tanto ynçendio la milagrosa quanto debota ymagen de Nuestra Señora que, adornada de lo más rico y preçioso que thenía, fue reduçido a zeniças".
La consternación de los trujillanos se vio pronto superada por la devoción de la ciudad, que logrará que en pocos meses una nueva ermita y una nueva imagen vuelvan a ser el centro de una fiesta y una devoción de tanta tradición en Trujillo y a ello contribuirá la ciudad, sus regidores y otros muchos trujillanos que aportaron lo que pudieron para reedificar la ermita. El arca nos irá mostrando esta más que curiosa historia, porque no termina aquí.


1685, agosto 27. Trujillo
Noticia de la quema del templo de Nuestra Señora de la Piedad. Limosna, acuerdo y comisión.
El correxidor dijo a la ciudad es notorio a todos sus capitulares y veçinos la grande fatalidad que subcedió en el templo de Nuestra Señora de la Piedad el día de su glorioso tránsito y subida a los cielos, quinçe de este mes por la noche, reduciéndole la voraçidad de las llamas y fuego que se ençendió en él a çeniça, lástima que a llorado tiernamente y está sintiendo la ciudad. Y deseando todos bolver a reedificar este templo y colocar en él la imagen de Nuestra Señora de la Piedad, de más pequeña talla y hechura que la que el fuego desyço, por averse preservado (a lo que se entiende) milagrosamente de sus llamas que en parte la tocaron, y creerse es la primitiva y antigua de el tenplo, el alcalde y ofiçiales de la cofradía an tratado de dar prinçipio a la obra. Y antes de poner mano en ella, haçer esta representaçión a la çiudad por la de el señor corregidor, para que la govierne y disponga lo que fuere neçesario, a su elecçión y voluntad, socorriendo a neçesidad tan urgente, ya por çiudad como por particulares, con la limosna que de su generosidad se espera, como lo an hecho en otras ocasiones, por ornato de la iglesia y speçial deboçión, en la literalidad de las andas de plata que para el trono de Nuestra Señora dio esta çiudad, bestidos, joyas, cortinas, frontales y otras cosas. Y visto por la çiudad acordó se dé de limosna para la dicha obra por aora, y en el interin que se hallan medios de mayor consequençia que poder aplicar a función tan sagrada y de la devoçión y afecto de la çiudad, mandó la reaçer de menor pues el tienpo y enpeños en que se alla no permiten mayor extensión. Y el mayordomo de propios los dé y entregue del caudal más pronto de la çiudad para lo qual se despache librança en forma.
    Y por los señores rexidores que están presentes se ofreçió lo siguiente.
El señor don Juan de Oviedo, el salario entero de su rejimiento y de este presente año que cunple por San Andrés del.
El señor don Antonio de Orozco ofreçió el suyo.
El señor don Fernando Piçarro de Orellana ofreçió el suyo.
El señor don Juan de Orozco ofreçió su salario entero.
El señor don Diego de Cárdenas Portocarrero ofreçió la mitad de su salario.
El señor don Manuel Hurtado ofreció çinquenta reales de su salario.
El señor don Ygnaçio de Alarcón ofreçió enteramente su salario.
El señor don Estevan de Heraso ofreçió de su salario çinquenta reales.
El señor don Garçía de Alarcón ofreçió dos reales de a ocho de su salario.
El señor don Juan de Camargo ofreçió enteramente su salario.
El señor correxidor ofreçió dar luego mil reales de vellón.
La çiudad, haviendo visto los ofreçimientos de los cavalleros rexidores que están presentes,  acordó se despache dellos librança en el mayordomo de propios.
La çiudad dijo que respecto de haver entendido a de salir a pedir por las calles el correxidor para esta obra, acordó le asistan en funçión tan piadosa los señores don Juan de Oviedo y Monroy y don Fernando de Orellana Piçarro, y con el señor correxidor entiendan en la mayor perfeçión de la obra. Y que no se deje de travajar por falta de materiales, disponiendo la mayor asistençia y eficaçia.

1686, mayo 8. Trujillo
Que se benda la plata.
La çiudad dixo que con el frangente y fuego que se encendió en la hermita de Nuestra Señora de la Piedad, las andas de plata, vestidos y otras alajas deste género que dio para adorno de la santa imagen se quemaron y deshiçieron, de forma que en lo presente no se pudo recoger sino una cantidad corta que no llega a cien onzas de plata y ésta no puede servir según lo a reconoçido la çiudad en este ayuntamiento, donde se a traydo por Joseph Morante, en cuio poder esta. Y que teniendo la obra de la yglesia tan adelantada, no se puede acabar de perfiçionar y componer por la falta de medios y limosnas, siendo muy sensible a los veçinos se quede en este estado. Por tanto, acordó que la dicha plata se venda con ynterbençión de los señores correxidor y comisarios en esta feria y lo que proçediere de ella se emplee y gaste en acabar la dicha obra.

1686, julio, 11. Trujillo
Que se acava la obra de la Piedad y se disponga lo neçesario para la proçesión y fiestas.
El señor correxidor dixo que después que sucedió el inçendio en el templo de Nuestra Señora de la Piedad no a faltado a la dirección y fábrica de su reedificaçión asta haverla puesto en aquella perfección que según los medios se a podido con la mayor firmeza y decençia que a pareçido. Con que los ofiçiales que an trabajado y trabajan en la obra le aseguran estaría del todo perfectamente acabada y en estado de poder colocar en el dicho templo a Nuestra Señora para mediado el mes que biene, mediante lo qual lo partiçipa a la çiudad para que lo tenga entendido y disponga lo nezesario para esta funçión, que se haga con el luçimiento que se puede esperar de suçeso.
Graçias que se dan a el señor corregidor.
Y visto y entendido por la çiudad, acordó dar y dio repetidas graçias al señor correxidor por el cuydado, actividad y çelo con que se a aplicado a esta reedificaçión y mayor perfecçión del templo.

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 85.2 fols. 60v-63v. Legajo 85.3. Fols. 48, 60v-61r) 


6 de agosto de 2013

La Virgen de la Piedad


   El verano es tiempo de fiestas. Tradicionales o nuevas, los pueblos y barrios celebran a sus vírgenes y santos.
   El barrio trujillano de la Piedad se ha reunido en torno a su Virgen. Una imagen nueva que ocupa el lugar de otras antiguas veneradas en este mismo lugar por los trujillanos de otros siglos. Virgen que fue siempre "peregrina", recorriendo las calles de Trujillo desde su ermita hasta la iglesia parroquial de San Martín o hasta la de Santiago. Y siempre este cambio fue para recibir de todos una petición constante: las lluvias. La falta o exceso de agua llevaba a la ciudad a mirar hacia el cielo implorando a su mejor intercesora: Nuestra Señora de la Piedad. Procesión y novena, ruego de los trujillanos y vuelta a su ermita, junto a la que hoy se siguen reuniendo quienes no olvidaron esta advocación.


1685, abril 10. Trujillo
Rogativa por agua.
El señor corregidor dijo a la çiudad que respecto de haverse dethenido las aguas que acen falta a los panes, que se ban poniendo en estado lastimoso, y ser muy de la obligaçión de la çiudad recurrir a la piedad divina ynplorando su clemençia por medio de Nuestra Señora de la Piedad, en cuya ynterçesión siempre que la a buscado a hallado conoçidos alivios y socorro, theniendo por muy conveniente en afliçión semejante açer una proçesión general y rogativa a Nuestra Señora. Y visto por la çiudad acordó se aga espeçial rogativa y se prevenga a el cavildo para ella, para que se aga el viernes treçe de este mes. Y los cavalleros rexidores del mes prevengan lo neçesario para esta funçión.

1685, abril 21. Trujillo
Proçesión por agua.
El señor don Esteban de Tapia propuso a la çiudad cómo en consideraçión de la calamidad que se experimenta y falta de agua para el fruto de las plantas era nezesario ocurrir a pedir el remedio a Nuestra Señora de la Piedad, trayendo a Su Magestad en prozesión a la iglesia parroquial del Señor Santiago. Y visto por la ciudad, acordó se tragese e hiçiese proçesión general y señaló esta funçión para mañana en la tarde, que se contarán veinte y dos del corriente; y que los cavalleros comisarios hagan las diligençias nezesarias para ello.

1685, mayo 10. Trujillo
Que se buelva a Nuestra Señora a su hermita.
Que se baje a Nuestra Señora de la Piedad a su santa hermita el lunes por la tarde que se contarán catorze del corriente, y los señores comisarios dispongan lo nezesario para la dezencia de esta función.

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 85.2. Fols. 22r.-22v., 23v.-24r., 32r.)

Nuestra Señora de la Piedad
 

20 de julio de 2013

En el portal de la verdura


Para los trujillanos, la plaza (del arrabal primero, Mayor después, de la Constitución o del Rey, según los tiempos) ha sido siempre el corazón de la ciudad. Es el mercado, es la fiesta, son las capeas y los toros, es el rollo, símbolo de su autoridad y que en ella estuvo primero. Es la voz de los pregones y hoy del canto a su Virgen. La vida de la ciudad se refleja en su plaza y a lo largo de los siglos crecen los portales y se llena de casas que reflejan el peso social y económico de sus habitantes.
En ella se abren comercios y a ella llegan quienes acuden los jueves atraídos por los puestos del mercado.
En la esquina del portal de la verdura y la calle Tiendas, tiene su comercio a principios del siglo XIX Ramón María García Ramírez de Arellano. Natural de Don Benito, de donde es su madre Antonia, llegó a Trujillo hacia 1794. En 1807 ya es elegido regidor de la ciudad e incluso formará parte del primer ayuntamiento constitucional que en 1812 se elige en Trujillo de acuerdo con la Constitución gaditana. Como otros muchos comerciantes de la ciudad, parte de sus raíces están en Cameros (su padre José es de Nieva de Cameros) y de allí proceden los parientes que desde niños trabajan en el comercio, aprenden el oficio y se labran un futuro en estas tierras. En 1819, Gregorio Moreno Hernández, con 14 años, ha seguido desde Villoslada de Cameros hasta Trujillo a su hermano mayor Hermenegildo, que es ya cajero en el cercano comercio de su tío Ibón Sánchez Lollano en la calle Tiendas. Con 19 años, Gregorio trabaja también de cajero en el comercio de Ramón María. En Trujillo morirá y aquí seguirán sus hijas Águeda, Saturnina y Vicenta y sus nietos, Luis Andrada Moreno, que aprenderá de su padre Diego el trabajo de la madera, y Antonia Hernández Moreno, cuyas inquietudes religiosas le llevarán a fundar, junto al sacerdote Juan Tena, la Congregación religiosa Hijas de la Virgen de los Dolores.
Y todo eso se inicia en este portal de la plaza, donde el sol no llega de frente y es lugar adecuado en los fuertes calores del verano.

1814, junio 14. Trujillo.

M.Y. Ayuntamiento de esta ciudad
Miguel Barrero, vezino de ella, a V.SS. con el debido respeto dice: que de tiempo inmemorial se ha obserbado en esta ciudad ponerse a vender por las mañanas el tocino, morzilla y garbanzos remojados a la esquina del portal de la verdura y puerta de don Ramón García, en los tiempos de calor más particularmente, y deseando el suplicante continuar en dicho puesto haciendo su comercio con beneplacito del dueño de la casa para ebitar se le derrita la cecina
Suplica a V.SS se sirban acceder a esta tan justa solicitud por dicho motibo, como tambien por no causar perjuicio a ninguna otra persona, en que recibirá singular merced con justicia. Truxillo, junio 14 de 1814
Por Miguel Barrero
Juan Francisco Diez (rúbrica)

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 1191)


7 de julio de 2013

Jueves de fiesta en Trujillo


   Ya hemos sacado 50 pequeñas y grandes historias del arca y parece intacta. Apenas hemos arañado en ese inmenso tesoro que guarda la historia de Trujillo y los trujillanos. El arca nos ofrece miles y miles de historias con las que ya disfrutaron otros antes de nosotros y de las que disfrutarán quienes, tras nuestra partida, sigan amando la historia, esta ciudad y sus gentes. Investigación, curiosidad, placer en suma que proporcionan estos "papeles viejos" de los que somos depositarios y que se cuidan con mimo para que el arca siga permitiendo saber cómo fuimos y entender cómo somos. Por eso, estos 50 retazos de historia los celebraremos con fiesta, llamando al pueblo de Trujillo a acudir a su plaza para celebrar al nuevo rey, cumpliendo lo ordenado en su carta y lo acordado por el concejo de la ciudad el 8 de febrero de 1724: que "se lebante el pendón en esta ziudad el juebes de esta semana, que se contarán diez del corriente, en aclamazión del Rey nuestro señor don Luis  primero de este nombre (que Dios guarde) con la solemnidad y aparato que en semexantes actos se acostumbra, y que se publique: que todos los vecinos de esta ziudad pongan luminarias el miércoles nueve de dicho mes en la noche y que se pongan en las casas del aiuntamiento y enciendan fuegos en demostrazión del regozijo por tan solemne acto, y se diga una misa en la yglesia maior de Santa María el miércoles diez y seis de este dicho mes con sermón, a que asista la ziudad en forma de tal, en hacimiento de gracias a Dios Nuestro Señor por los favorables subcesos de esta Monarquía, como se enuncian de tan feliz subceso, reservando la ziudad el regozijo de toros para el mes de maio para el mismo obsequio".
   Podremos seguir esta fiesta porque el escribano del concejo, Juan Basilio Lobo, nos dejó el relato detallado del ceremonial y junto a él, viviremos este colorido festejo que, como ya nos tienen acostumbrados, los trujillanos cerraron con toros.


1724, febrero 10. Trujillo.

En execuzión de lo resuelto por el acuerdo antezedente, oy juebes diez de febrero de este presente año de mil setezientos y veinte y quatro, los señores lizenziado don Matheo de Yepes Mijares, cavallero del Orden de Calatrava, correxidor y capitán a guerra de esta ciudad de Truxillo y su tierra por Su Magestad, don Franzisco Joseph de Mendoza Hijar y Sotomayor, señor de la casa de Ribera, don Franzisco de Herrera y Loaisa, señor de la villa de Santa Marta, // don Antonio de Orellana y Tapia, don Joseph de las Casas y Orellana, don Juan de Orellana Pizarro y Barrantes, don Nicolás Antonio de Orozco, don Mathías de Orozco Carrasco, don Diego Esteban de Camargo y don Juan Quílez Cervantes, rexidores, justicia y reximiento de ella, a las tres de la tarde de dicho día, estando los balcones y bentanas de las casas de la plaza y fachada de las de ayuntamiento adornadas con diversas colgaduras, salieron de dichas casas de aiuntamiento en forma de ziudad, y abiendo subido en un tablado que estava hecho y alfombrado en dicha plaza, en el comedio que ai entre las casas del escudo y la de la cadena, frente de la bocacalle de las Carnizerías, y puestos en dos alas, una a cada parte del tablado, mirando hazia el portal de el pan, estando en pie todos los dichos señores, Antonio Matheos, portero del ayuntamiento, desde una esquina del tablado dixo en alta voz: oid, oid, oid; y León Montero, portero así mismo de él, que estava a la esquina de mano izquierda de dicho tablado, en alta voz dixo: atended, atended, atended; y abiéndose suspendido el mormollo que motibaba el crezido concurso de gente que havía en dicha plaza, tomó el señor correxidor el pendón de la ziudad que estava en una fuente de plata sobre un bufete en dicho tablado, y le dio a dicho señor don Franzisco de Mendoza, rexidor más antiguo decano de dicho aiuntamiento, que tomándole se puso en medio de las dos // filas, zerca del borde de dicho tablado y en altas vozes dixo: Castilla por el Rey nuestro señor don Luis primero de este nombre, y tremoló a una y otra parte el estandarte, y por el crezido concurso de gente que havía se dixo y repitió en altas vozes: viva, viva, viva. Y por el dicho señor don Franzisco de Mendoza, haziendo una corta suspensión se bolbió a dezir, repitiéndolo hasta tres bezes: Castilla por el Rey nuestro señor don Luis primero de este nombre; y por el grand e popular concurso se correspondió repitiendo muchas veces: viva. Y en este intermedio, don Juan Sánchez Calderón, mayordomo de los propios de esta ziudad, desde dicho tablado arrojó a la plaza cantidad de monedas y, descendiendo de él, bolbieron dichos señores justicia y reximiento a las casas de el ayuntamiento llebando dicho señor don Franzisco de Mendoza el referido estandarte y todos los dichos señores vestidos de negro y algunos con chupas de diferentes colores y adornados con ricas cadenas, cordones y joyas de oro. Y abiendo subido a la galería de dichas casas de ayuntamiento, se fixó dicho estandarte en una de sus rejas y desde allí pasaron a la carzel real de esta ziudad y en honra y gloria de Dios y en zelebridad de tan plausible gustoso asumpto de la aclamazión de nuestro Rey don Luis primero (que Dios guarde), se dieron por libres, hechándolos fuera de dicha cárzel, todos aquellos presos cuias causas lo permitieron, en que se obstentó gustosamente liberal el señor correxidor, a quien acompañaron desde dicha cárzel hasta su posada todos los cavalleros rexidores que asistieron a la predicha función. Y abiendo llegado a ella, se trajeron a la plaza diferentes toros que se torearon en ella y por las calles de la ziudad. Y a el miércoles dieciseis de dicho mes se zelebró misa cantada con asistenzia del cabildo y de la ziudad en la parroquia maior de Santa María e predicó con el maior zelo y erudizión el reverendísimo padre presidente fray Alonso Fernández, prior de la Encarnazión. Y por la tarde hubo comedia pública en el corral.

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 252. Fols. 11r-13r)

 

22 de junio de 2013

Camino a Granada

   Desde 1505, la ciudad de Granada se convierte en la sede de la Real Audiencia y Chancillería para todos los territorios al sur del Tajo. En Granada pleitea Trujillo contra otras villas en defensa de sus derechos sobre montes y pastos, contra algunos concejos de su tierra por diferencias en múltiples cuestiones, contra vecinos de Trujillo y otros lugares por rentas y derechos. Paga a procuradores y abogados que litigan en su nombre ante las instancias granadinas. Manda hasta Granada a regidores a interesarse por los negocios de la ciudad. Un largo camino hasta tierras del sur que ahora hacemos siguiendo el camino que nos proporciona el arca.

1702. Trujillo

Itinerarios desde Truxillo a Granada
A Zorita, leguas _________ 5
A Madrigalexo __________ 3
A Orellana _____________ 2
A Caveza del Buey ______  6
A La Ynojosa __________  5
A Villaharta ___________  7
A Córdova ____________   4
A Castro del Ryo _______   6
A Baena ______________  2
A Luque ______________  2
A Alcalá ______________  6
A Pinos _______________  5
A Granada _____________ 3
 
         Por otro camino
Desde la Ynojosa a Expiel _______ 4
A las Posadas _________________ 4
A Ézija ______________________ 4
A Errera _____________________ 4
A la Alameda _________________ 4
A Archidona __________________ 3
A Loja ______________________  3
A Santa Fe ___________________  3
A Granada ___________________  2

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 385.34)

Palacio de la Chancillería. Granada. Siglo XVI. Fuente: http://es.wikipedia.org

 

9 de junio de 2013

Día Internacional de los Archivos. 118 arrobas de Historia.


    El 9 de junio se celebra el Día Internacional de los Archivos, conmemorando la fecha en la que, en 1948, fue creado el Consejo Internacional de Archivos bajo los auspicios de la UNESCO. Es pues el día de este Arca, de este maravilloso cofre que conserva y protege nuestro patrimonio documental, nuestra historia. Es un día que nos sirve para conmemorar y recordar a todas aquellas generaciones que antes de nosotros pusieron su empeño en que nada se perdiese, en que Trujillo conservase un valioso e importante Archivo Histórico Municipal. Todas ellas se sintieron depositarias de este patrimonio, lo protegieron y aumentaron e hicieron del Arca el lugar valioso que atesoraba parte de su identidad.

   Y nunca tuvieron tan claro ese valor como cuando lo consideraron en peligro. Por ello hoy queremos recordar uno de esos momentos en que Trujillo hizo todo lo posible para conservar su patrimonio documental.  

   La irrupción en Trujillo de las tropas francesas del mariscal Victor en marzo de 1809 supuso la destrucción de muchos de sus edificios, el robo de los bienes de iglesias y monasterios y el saqueo de las casas abandonadas por los vecinos. Muchos documentos fueron destruidos y con ellos se perdió una parte interesante de la memoria. ¿Y el archivo? Tomemos prestadas las páginas de quienes nos contaron el curioso periplo de aquellos papeles:



"La rapiña del enemigo no perdonó nada, ni siquiera las instituciones públicas, cuyos recintos también se vieron violentados y sus documentos aniquilados. En septiembre de 1809 el Ayuntamiento de Trujillo se veía en la necesidad de comunicar al Intendente de montes la imposibilidad de poder atender a sus demandas por haberse quedado sin documentación, pues sus papeles se habían perdido y destruido en la época más propicia para realizar las labores de los montes, que fue cuando los franceses invadieron la ciudad. Por esas mismas fechas reconocían haberse "extrabiado los livros de acuerdos y otros documentos principales por la precipitada imbasión de los enemigos el día 20 de marzo." 

Esta experiencia extrema, que para nadie es grata, debió resultar mucho más dura en un municipio cuyo celo por la conservación de su patrimonio documental siempre se había mostrado con gran nitidez a lo largo del tiempo, porque el ayuntamiento de Trujillo había custodiado casi intacto su archivo desde el medioevo, ampliándolo y dotándolo conforme el volumen documental fue creciendo, y lo cuidó con un mimo exquisito. Por eso, cuando vieron que milagrosamente la destrucción no había llegado a su archivo histórico, que las pérdidas se circunscribían a aquéllos documentos que estaban en poder de particulares o de los escribanos del ayuntamiento, cuando temieron que su pasado se pudiera convertir en cenizas en manos de los franceses, adoptaron una resolución nada común como fue buscar el amparo de la Junta Provincial, con una especie de fe ciega, como si creyesen que a su lado nada pudiera pasar, que la Junta se mantendría a salvo de los embates del enemigo y junto a ella el acervo documental de Trujillo. De este modo, el último día del año 1809 llegaba a Trujillo, desde Badajoz, el visto bueno de la Junta para que se procediera al traslado de su  archivo:

"Complacida esta Suprema Junta –les decían- en los notorios, continuos e interesantes servicios de la de Truxillo: y pronto siempre, por lo mismo, a condescender en quanto pueda, con la pretensiones de la misma, se ha servido por decreto de este día admitir el Archivo de que V.S.S. tratan en representación de la misma fecha, disponiendo su colocación".

Pese a las circunstancias, los ediles trujillanos preveían que la salvaguarda documental debería hacerse tal como siempre se había realizado, es decir, conforme a los tres llaves que lo abrían, depositadas en diferentes personas de rango, calidad y confianza. En esta ocasión parece ser que ese honor y responsabilidad había recaído, según lo previsto por su consistorio, en el Presidente de la Junta Provincial y  el corregidor de la ciudad de Trujillo, mientras que desconocemos la identidad de la tercera persona, pero intuimos que, de acuerdo con la tradición, debía tratarse del escribano del Ayuntamiento. El 15 de enero de 1810 la Junta Provincial confirmaba el acuerdo adoptado para que se trasladara el archivo de Trujillo a la ciudad de Badajoz, haciendo constar que habían habilitado para ese fin  una sala  con estantes en la sede de la Junta. Así mismo, pensando en el bien de todos, habían resuelto que, puesto que el corregidor debía tener una de las tres llaves y éste no podía permanecer todo el tiempo en Badajoz, lo más adecuado era que la mencionada llave quedase en posesión de José Tamayo y Vélez, vocal de la  Junta Superior, como diputado de Trujillo.

No sabemos exactamente cuándo se efectuó el traslado, pero sí conocemos que éste se llevó finalmente a cabo, de tal modo que los documentos del Archivo trujillano permanecieron en Badajoz hasta mediados de octubre de 1810 en que retornaron de nuevo a la ciudad. Ahora, con la historia por delante, podemos asegurar que la elección de los capitulares trujillanos no fue de lo más acertada, porque eligieron un lugar poco seguro para resguardar su pasado. Tanto es así que a los pocos meses de llegar el archivo de Trujillo, la Junta Provincial, junto con las demás autoridades, abandonaban la plaza de Badajoz para instalarse en Valencia de Alcántara, ante el temor de una próxima entrada enemiga.

La Junta, antes de partir, para no dejar desamparados los documentos trujillanos, resolvió depositarlos en José Tamayo y Vélez, por lo que se trasladaron "desde la Casa de la Junta en aquella capital a la Casa de Morada del señor D. Josef Tamayo". Trujillo debió hacerse cargo de los 128 reales que importó esta operación, como también costear los 1.180 reales que importó su traslado desde Badajoz de nuevo a Trujillo. José Tamayo fue el encargado de organizarlo todo, contratando a  Alonso Corrales y Francisco Antonio, vecinos de Miajadas, que cobraron 10 reales por cada una de las 118 arrobas que pesaron los fardos de papeles que transportaron desde Badajoz a Trujillo a lomos de mulas, atravesando  un territorio en guerra.

El retorno a Trujillo no aseguró, ni mucho menos, la pervivencia de la documentación, pues la ciudad fue ocupada  de nuevo por las tropas enemigas durante el año 1811, no faltando tampoco en esta ocasión las acciones vandálicas, sobre todo durante la estancia tristemente recordada de la división del general Foy en el verano del mencionado año.

En tales circunstancias, poco o nada pudo hacerse con el archivo que llegó desde Badajoz en el otoño de 1810. Por eso, cuando la situación comenzó a relajarse en el transcurso de 1812, las autoridades trujillanas, demostrando una vez más su amor y celo por la custodia documental, abordaron la necesidad de ordenar y preparar nuevamente sus papeles. A finales de marzo de 1812 el procurador síndico, Manuel González Hernández, expuso que "con motivo de allarse los papeles del archivo sin el orden de colocación que corresponde, le parece combeniente se coordinen todos los interesantes documentos, privilejios, papeles, libros y demás que en él se custodian", por lo que resultaba adecuado que se abordara su ordenación inmediata. Por ello los consistoriales resolvieron comisionar al mismo procurador, al abogado José García de Atocha y a Diego Mateo Bello, tesorero, por los muchos conocimientos que tenían de los papeles del archivo[1]".


1810, octubre, 12. Trujillo.
Don Agustín Búrdalo, mayordomo interino de los mismos, pagará de sus fondos a Alonso Corrales y Francisco Antonio, vecinos de Miajadas, mil trescientos ocho reales de vellón de gastos hechos en la condución de papeles del Archivo de esta misma ciudad desde Badajoz a ésta y por traslación desde la Casa de la Junta en aquella capital a la casa de morada del señor D. Josef Tamayo y Vélez, en esta forma: los ciento y veinte y ocho reales por dicha traslación y los mil ciento y ochenta restantes por la conducción desde Badajoz a ésta, ajustado a diez reales arroba por dicho señor D. Josef Tamayo por las ciento diez y ocho arrobas que pesaron, cuia cantidad se le abonará en cuentas con el recibo de los conductores y toma de razón de la contaduría: Truxillo doze de octubre de mil ochocientos y diez. Son 1U308 Rs. de vellón.
T.r.
Polo Fernández (rúbrica)
Recibimos. Testigo a ruego, Antonio de la Fuente (rúbrica)

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 812.8)

 


[1] Sánchez Rubio, Mª A., Testón Núñez, I., Sánchez Rubio, R., Orellana-Pizarro González, J.L.: Trujillo y la Guerra de la Independencia. Badajoz, 2008. Pp. 11-14.