8 de marzo de 2017

Mujeres, presencia de las ausentes

El arca muestra con generosidad los retazos del tiempo, pero en ocasiones parece esquiva a ciertas búsquedas. La dificultad no radica en  que la documentación haya desaparecido, sencillamente no se ha generado. A lo largo del tiempo extenso que atesora el arca, determinadas referencias y grupos sociales –aun cuando supongan el cincuenta por ciento de su composición- se han considerado escasamente relevantes y menos aún desde el punto de vista de las decisiones que trascienden a su tiempo, se trasladan, reflejan y conservan.
La presencia documental de la mujer es extremadamente escasa en el arca, pese  a su importancia y peso real en la vida cotidiana y en el propio mantenimiento de la estructura social. Si tratamos de ahondar en el tiempo y la documentación, encontraremos que el concejo, avaro en su ansias de poder masculino, responde a lo largo de la historia a los mismos patrones de la sociedad de su tiempo. Limitada la mujer fundamentalmente a las “tareas” de la casa, es muy escasamente sujeto de cualquier otra atención, si no es por su relación con el varón como madre, hija, esposa o viuda de.
En nuestro arca más antigua de tiempos medievales, podemos encontrar algunos documentos firmados por su católica majestad Isabel.  Pero más allá de ello, la presencia y existencia de la mujer aparece vinculado a tareas, actividades y oficios a los que se las constriñó. Monjas y beatas, recatonas  y panaderas, prostitutas y parteras son la menguada nómina de aspectos en los que nos aparecen. Tan solo en ellos la sociedad del momento las considera, de uno u otro modo, de importancia o “necesarias”.
Su presencia documental en esos aspectos resalta aún más su ausencia en el resto. Incluso cuando aparecen y reflejan la “preocupación” del concejo por algún tema como es la salud y el cuidado del cuerpo, también lo harán estableciendo claramente su papel, constriñéndolas a tareas propias de mujer. Las mujeres serán parteras, pero físicos y médicos, cirujanos y boticarios serán oficios reservados a hombres.
“Este día los dichos señores mandaron que se pregone que ninguna muger no use de física ni çirujana, so pena de dos mil mrs. a las que tuvyeren byenes y a las que no, çien açotes”.[1]
La presencia femenina queda reducida en ese ámbito a la atención de algo que tan solo las mujeres pueden hacer, parir. Y es en la atención en el parto en la que se les deja ese escaso y doble protagonismo.
 Escudriñando en los libros de cuentas, una inagotable fuente de información del devenir de la ciudad, encontramos la presencia de una de esas “ausentes”, aunque como en otras ocasiones similares, no será su voz la que recoja el documento. Un varón, su marido, deberá hablar por ella.


1685, enero 27. Trujillo
Diego de Lara, residente en esta ciudad, digo que María Muñoz, mi muxer, es comadre examinada por Antonia González, comadre de esta ciudad de Plasencia, y aprovada por los médicos de dicha ciudad y fue reçivida en el exerçiçio por su ayuntamiento; y aora, por aver muerto la que vuestra señoría thenía en ésta y ser con aprovaçión grande, pido y suplico a vuestra señoría se sirva de admitirla a la dicha María Muñoz, mi muxer, en el exerçiçio de comadre, mandando se le de el salario o ayuda de costa que vuestra señoría fuere servido, que en todo reçiviré merçed de la grandeza de vuestra señoría.
Diego de Lara (rúbrica)

La justiçia y rejimiento de la mui noble y mui leal ziudad de Truxillo, mandamos a Antonio Delgado, nuestro maiordomo de propios, que de los maravedís de su cargo de y pague a Diego de Lara, residente en esta ciudad, como marido y conjunta persona de María Muñoz, zien reales que por nuestro aquerdo de este día le están librados y mandados pagar por una bez para ayuda a la costa de mudar su ropa a esta ciudad, donde biene a residir para ejercitar en ella el ofizio de comadre y partera, que con ésta y su recivo, de que se a de tomar la razón por el lizenziado Carlos Durán, nuestro contador, se le arán buenos en su quenta. Truxillo y henero, veinte y siete de mil y seisçientos y ochenta y çinco años.

Licenciado Don Joan Manuel Çervantes Calderón (rúbrica)
Don García Antonio de Alarcón Orellana (rúbrica)
Don Miguel de Heraso Tapia y Paredes (rúbrica)
Por aquerdo de la muy noble y muy leal ciudad de Truxillo
Juan Lovo Serrano

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 138.3. Cuentas 1685)


Emilio Herreros Estevan. Puerta del Triunfo. Fondo Fotográfico del Museo de Cáceres



[1] 23/6/1508. Archivo Municipal de Trujillo. Leg. 9.1, fol. 58r.