23 de septiembre de 2021

Barriada obrera

    Antes de casarse, Antonio Alonso Suárez vivió con su madre Amalia en la calle de Las Cruces, en el 37, cerca de sus primos, los Toribio Suárez, con algunos de los cuales compartió oficio, el de aperador, heredado de su abuelo, el leonés Ignacio Suárez.
    Ya casado con Fidela Ramos Jiménez, su vivienda estaba en lo que entonces, 1930, se conocía como Barriada Obrera, en la calle que desde la plaza del Campillo, llamada en ese momento de Canalejas, llevaba hacia Plasencia. Pero todo pudo ser diferente porque no comenzó la historia así.
    Cuando estaba próximo a inaugurarse el colegio que doña Margarita de Iturralde regaló a los trujillanos, ya estaba en marcha en su mente un nuevo proyecto que venía a cubrir otra de las necesidades de los grupos más desprotegidos de Trujillo, la vivienda.
    En abril de 1923 la señora de Iturralde daba los primeros pasos para hacer realidad su nueva idea:

1923, abril 24. Trujillo

4º Se da cuenta de una instancia en que Doña Margarita de Iturralde solicita en venta los solares del antiguo Paseo de la Exposición que no fueron enajenados en las subastas celebradas en Enero y Febrero del año último, con el propósito de hacer una barriada de viviendas gratuitas para la clase obrera. Enterada la Corporación acuerda celebrar nueva subasta para la enajenación de referidos solares en conjunto, según pliego de condiciones que establecerá como tipo una peseta por metro cuadrado, y será previamente aprobado por el Ayuntamiento. 

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 1527, fol. 22v.)

    El lugar ocupado en su momento por la Exposición Regional, convertido después en un paseo y entonces parcelado y ofrecido en subasta a quienes deseasen construir en esta zona sus viviendas, parecía ser el sitio adecuado para el proyecto de doña Margarita, próximo además al colegio de Santiago y Santa Margarita a punto de inaugurarse.
    La Comisión encargada del homenaje popular que se pretendía rendir a la señora de Iturralde encontró trabas administrativas al deseo de situar en lugar público el conjunto escultórico que pretendía plasmar la gratitud del pueblo trujillano. El desencuentro con la Corporación municipal (o al menos con parte de ella) obligó a inaugurarlo en el atrio de la iglesia del nuevo colegio e hizo que los planes cambiaran y que la barriada no se construyera en la zona proyectada.
    El administrador de doña Margarita, José García Martínez, señalará en la prensa local que el desencuentro con el ayuntamiento por la utilización del atrio supuso que no se acudiera a la subasta del suelo municipal, “entendiendo que debe construir dicha barriada en terrenos particulares, para contar con la mayor seguridad de evitarse posibles trabas, y tener la debida absoluta libertad” (La Opinión 21/6/1923).
Cuando comenzaba 1924, una nueva corporación municipal pareció tener una mayor sintonía con el proyecto presentado, ahora en terrenos propiedad de doña Margarita, accediendo a su proyecto y agradeciendo su labor

1924, enero 21. Trujillo

9º. Se da cuenta de una instancia en que Dª Margarita de Iturralde solicita de la Alcaldía permiso para la construcción de una barriada en terreno de su propiedad próximo a la carretera de Plasencia a Logrosán. Examinado el croquis que acompaña a dicha instancia, y teniendo en cuenta que las construcciones de referencia se adaptan a las alineaciones establecidas, se acuerda que no hay inconveniente alguno en que se conceda la autorización solicitada.
10º. Leída otra instancia en que la misma señora interesa la instalación de una fuente de vecindad para servicio de la barriada que proyecta, se acuerda, tras breve deliberación, acceder a ello y que en el presupuesto se consigne cantidad bastante para los gastos de referida instalación. Visto además que se trata de la construcción de viviendas gratuitas para obreros pobres, se resuelve testimoniar a la recurrente el agradecimiento de la Corporación, en nombre del pueblo que representa, por semejante obra benéfica digna del mayor aplauso.

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 1527, fol. 79v.)

    Con el terreno adquirido y la licencia obtenida, el día seis de mayo de 1924 se procedía a celebrar la colocación de la primera piedra de la nueva barriada trujillana: “Bajo un arco artístico pendía la piedra angular; frente a él se alzaba la tribuna presidencial, y a dos metros de la cimentación, el altar presidido por la cruz”. 
    De nuevo es la prensa local, el semanario La Opinión, la que nos trae el relato del acto y nos da a conocer el contenido del “pergamino artístico” que fue depositado junto a esa primera piedra, firmado por la propia Margarita de Iturralde, el prelado placentino, don Ángel Regueras López, la joven trujillana Pilar Cano Higuero, que protagonizó el acto, las autoridades de la localidad que constituyeron la comitiva oficial, el cronista Joaquín Ramos y por la Opinión su colaborador señor Parrilla:

1924, mayo 8. Trujillo

Fundó esta barriada obrera de Santiago y Santa Margarita la benemérita y caritativa señora doña Margarita de Iturralde, Viuda de Venera, fundadora del Colegio de igual nombre para educación de los niños y jóvenes de esta Ciudad.
Por voluntad de la bienhechora magnánima, el Patronato instituido a perpetuidad distribuirá estas dieciocho primeras casas por sorteo entre los vecinos pobres de intachable conducta moral, los cuales podrán adquirir la propiedad de sus viviendas a los veinte años mediante un pequeño canon, cuyo importe se destinará a la construcción de nuevas casas para ser distribuidas en la misma forma.
Después hubo un banquete a los asistentes.
En conmemoración de este día, en que bendijo la institución el Excmo. e Iltmo. Sr. Obispo de la Diócesis D. Ángel Regueras López, con asistencia de las autoridades locales, y colocó la primera piedra la distinguida señorita Pilar Cano Higuero, se firma este acta en Trujillo a seis de Mayo de mil novecientos veinticuatro. 

(Archivo Municipal de Trujillo. Hemeroteca de prensa histórica digitalizada. La Opinión. Semanario Independiente. 8/5/1924)

    Cinco años después, a comienzos de 1929, la barriada estaba lista para ser ocupada por quienes resultaran agraciados en el sorteo que estaba previsto, aunque el proceso tuvo una pequeña modificación. La señora de Iturralde traspasó la propiedad, como donación y regalo, a la Sociedad de Socorros Mutuos “La Protectora”. 
    Con cerca de 500 socios, “La Protectora”, creada en diciembre de 1910, tenía por objeto “socorrer a los socios durante enfermedades”, aunque también ayudaba a las familias de los artesanos y obreros fallecidos. Cinco pesetas de cuota de entrada y 1,25 pesetas al mes, daban derecho a recibir una aportación económica en las situaciones de enfermedad y fallecimiento de sus socios.
    De las 18 casas de planta baja, “bien orientadas y sólidamente construidas, todas iguales y formadas por un zaguán, cuatro habitaciones, una cocina, corral y dos habitaciones más en la parte posterior”, tres fueron reservadas para personal de la servidumbre de doña Margarita, otra para ser destinada a sede social de la Sociedad y las catorce restantes fueron sorteadas entre los socios que las solicitaron.
    Antonio Alonso Suárez fue uno de ellos y acudió, como otros muchísimos trujillanos, a la bendición de la nueva barriada que otro obispo de Plasencia, don Justo Rivas, realizó el 19 de marzo de 1929, día de San José. Desde la Central Eléctrica hasta la Plaza de Canalejas, la carretera de Plasencia se llenó de trujillanos que volvieron a agradecer con su presencia y aplauso la generosidad de doña Margarita.

Bendición de la Barriada obrera por el obispo de Plasencia, don Justo Rivas. 19 marzo 1929. Foto G. Guerra.

    Y llegó el momento del sorteo, en el teatro Gabriel y Galán: “Ocuparon el escenario la señora de Iturralde, que presidía, teniendo a su derecha al señor obispo de la Diócesis y al presidente de la Sociedad, y a su izquierda, al alcalde y comandante militar de la plaza, ocupando puestos alrededor de la presidencia, las demás autoridades, Junta directiva, sobrinos de la señora de Iturralde, doña Rosa Ledón y don Daniel Iturralde, y los oradores que habían de actuar” (Nuevo Día. 20/3/1929). 
    Tras escuchar a la banda municipal, tomó la palabra el “culto abogado y fogoso orador” don José Álvarez Imaz, encargado por la Sociedad para dar las gracias por la maravillosa donación que recibirían catorce agraciados por la suerte. El niño Ramón Guerrero sacó las bolas que, entregadas al presidente Andrada y pasadas al secretario Vega, se transformaron en nombres que llenaron de alegría a catorce familias trujillanas.
    Antonio Alonso Suárez fue uno de ellos. Por su nueva casa tendría que pagar 7,50 pesetas mensuales y se convertiría en su propietario transcurridos 25 años de habitarla él o sus descendientes. 
    Pasado un año de esa emocionante jornada, Antonio tenía como vecinos al resto de obreros a quienes sonrió la suerte, José Anes Miguel, Sixto Chaves Ávila, Pedro Ramos Jiménez, Juan Sánchez Rodríguez, Francisco Tamayo Fernández, Antonio Barrado Montes, Tomás Iglesias González, Antonio Fernández Méndez, Lorenzo Ramos Hidalgo, Manuel Domínguez Gonzalo, Francisco Gallego Rubio, Juan Antonio Carrasco Gallego y José García Fernández.
    Así, la disputa por un atrio decidió una parte del paisaje urbano de Trujillo e hizo que Amalia y Carmen, las hijas de Antonio y Fidela, no tuvieran como lugar de juego el antiguo Paseo de la Exposición y que su niñez transcurriera junto a la carretera de Plasencia.

Casa de la Barriada obrera. Trujillo