13 de octubre de 2014

Pocas liebres en el berrocal


Dicen las ordenanzas trujillanas que en las tierras de la ciudad y sus montes "se crían asy de perdizes e palomas como de liebres e conejos e venados". En un tiempo en el que la caza menor suponía parte del sustento de los vecinos y parte del abastecimiento de la ciudad, el concejo no duda en establecer prescripciones sobre el modo en el que se ha de cazar y el valor que las piezas de caza han de tener en su mercado.

La preocupación del concejo es constante, especialmente en algunos entornos próximos que constituyen parte de la despensa de la ciudad, el berrocal. Su proximidad y consideración de terreno común, su valor para algunas especies de caza y la presión que ello podía suponer sobre otras obliga al concejo a señalar infracciones y graves penas a quienes cacen liebres de modo irregular, evitando así que la "abundancia se torne en esterilidad".


1514, diciembre 1. Trujillo

Este día mandaron los dichos señores que porque está la caça muy estruyda en toda la tierra, que ninguno sea osado de caçar liebres con redes ni cuerdas en todo el berrocal y en quatro leguas a la redonda desta çibdad, so pena de perder los perros y redes y cuerdas, y más seysçientos mrs. por cada vez, el un terçio para el acusador y el otro terçio para el juez que lo sentençiare y el otro terçio para la çibdad y que aya lugar pesquisa; y mandaronlo pregonar y se apregonó publicamente este dicho día.

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 11.1. Fol. 108r)

Mariano Nani. Bodegón de caza: una liebre y dos perdices. Museo del Prado