19 de marzo de 2015

Nueva puerta en la “villa”

    El espacio amurallado de Trujillo, la “villa”, se abre y desborda cuando la población crece y busca hacia el mediodía un nuevo espacio en el que asentarse.
    A finales del siglo XV encontramos una “villa” a la que se accede por tres puertas principales: la de Fernán Ruiz (luego arco del Triunfo), la de Santiago y la de Santa Cruz, que luego se llamó de San Andrés. Junto a ellas, la puerta de Coria permitía el acceso a los prados de la Magdalena, la fuente Alba y el camino a Cáceres, mientras que la puerta Alba, junto al castillo, cumplía un importante servicio a la fortaleza.
    En marzo de 1486 se arregla la puerta de Fernán Ruiz. Una gran piedra dificulta el paso y dos alarifes de la ciudad, Abraín y Alí de Orellana, recibirán el encargo del concejo de reparar la puerta.
    Pocos meses después, en julio, las murallas de Trujillo vuelven a abrirse y una nueva puerta se ofrece a los trujillanos, aunque la decisión de hacerlo no fue tomada en la ciudad. La historia de la puerta de San Juan, como se llamará a la nueva entrada a la villa, comienza unos meses antes, cuando ante los reyes se presentan varios caballeros trujillanos: Sancho de Carvajal, arcediano de Plasencia, Gutierre de Carvajal, García de Vargas, Diego Pizarro, Diego de Carvajal y Diego de Orellana. Llevan ante la corona la voz de otros muchos caballeros de la ciudad "que viven e moran de los muros adentro della, al barrio de arriba, a la parte de la fortaleza". Su queja es clara: el mercado está en la plaza, en los arrabales, y allí han de acudir los vecinos de la “villa” para abastecerse de toda clase de mercaderías. Pero "para deçender a la dicha plaça e arraval avían de pasar e salir por una puerta de la dicha çibdat que se llamava de Santiago". Y ahí estaba el problema.
    Porque cada una de las tres principales puertas que en ese momento tenía Trujillo aparecían controladas por familias integradas en cada uno de los tres linajes en torno a los cuales se organiza la vida social y política de la ciudad. Los Bejarano ejercían su control sobre la puerta de Fernán Ruiz desde la morada de los señores de Orellana de la Sierra. Los Añasco, desde la casa de los Hinojosa, lo hacían sobre la puerta de Santa Cruz. Y la de Santiago, la de más fácil acceso y la de más perfecta defensa, aparece en todo momento bajo el control del linaje Altamirano a través de la familia Chaves. Luis de Chaves el viejo, miembro principal de la familia en esos momentos, “tenía sobre la dicha puerta una casa fuerte con dos torres, la una de las quales dichas torres avía fecho nuevamente e que estava en su mano del dicho Luys de Chaves que ellos saliesen e enbiasen a la dicha plaça e arraval o no, porque no avía otra puerta por donde saliesen syn rodear toda la dicha çibdat”.
    Porque en Trujillo es tiempo de enfrentamientos, altercados, venganzas. Diferencias entre familias que hacen inseguro pasar por la puerta que controla tu adversario. 
    Acceder a la plaza para comprar mercancías en su mercado pasando por la puerta de Santiago podía ser para algunos una aventura peligrosa: “algunas vezes acaesçía que por salir por la dicha puerta se recreçían en la dicha çibdat muchas muertes e ruydos e otros escándalos”.
    Por ello habían acudido a los reyes solicitando un paso seguro, una puerta de acceso a la plaza que les permitiera eludir el peligro de la de Santiago.
    Tras demandar información sobre el asunto del bachiller Juan López Navarro, el Consejo de Castilla decide a favor de la propuesta de los caballeros trujillanos: “E por quanto se falló que la puerta era neçesaria para los vezinos de la dicha çibdat e que en ello no se fazía perjuizio a esta dicha çibdat e vezinos della,  fue acordado que se devía abrir el postigo que está entre al alcáçar desa dicha çibdat e la puerta de Santiago, donde otra vez fue abierto e ronpido el muro”.
    El 13 de julio de 1486, Cristóbal Pizarro, el hijo de Diego Pizarro, presenta ante el corregidor, el alcalde y los regidores la carta de sus majestades que ordenaba a Trujillo la apertura de la nueva puerta. Reunidos bajo el portal de San Martín y siguiendo el ritual acostumbrado en estos casos, el corregidor Lope Sánchez del Castillo, el alcalde Garçerán Fernández  de Orihuela y los regidores, a excepción de Juan Núñez de Prado, cercano a Luis de Chaves, “tomaron la dicha carta de los dichos señores rey e reyna en sus manos e besaronla e pusyeronla sobre sus cabeças e dixeron que la obedeçían e obedeçieron asy como a carta e mandado del rey e reyna nuestros señores”
    Con el nombre de puerta de San Juan, la nueva salida de la “villa” tuvo un coste de 20.000 mrs. y el moro Cabezudo sería el encargado de su obra.


1486, julio 15. Trujillo.
E luego el sábado siguiente a quinze días del dicho mes de julio del dicho año, los dichos alcalde e alguazil fueron con çiertos moros albañires a abrir e abrieron el dicho portyllo por el lugar que fue abierto e que dezía la dicha carta, e pidieronlo por testimonio etç. Testigos, Ferrando Castro, barvero, e Juan del Alcalde e Ferrando, omes del dicho alguazil.
(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 5.1. Fol. 63)


Situación actual de la puerta de San Juan