tag:blogger.com,1999:blog-6839028103423002362024-03-26T16:58:43.913+01:00Las llaves del arcaEl arca del concejo custodió los documentos del archivo de Trujillo y aseguró, con tres cerraduras, su preservación. Deseamos que "salgan" del arca muchos de los documentos que nos permitirán ver a los trujillanos asistir a funciones religiosas, ir al "jueves" o a los toros, oír los bandos de sus alcaldes o vivir la historia como protagonistas o simples espectadores. Todo ello se "sacará" de ese arca cuyas llaves están hoy en manos de quienes disfrutan conociendo el pasado y dándolo a conocer.Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.comBlogger159125tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-21689181767887145482024-03-25T17:29:00.000+01:002024-03-25T17:29:07.326+01:00El rollo<div style="text-align: justify;"><span> </span>Quienes fueron condenados por la muerte de Nufro Mesía de Chaves en 1513 fueron sentenciados por el alcalde Pedro de Miranda a ser sacados de la cárcel de la ciudad y desde allí ser llevados “hasta la picota della o rollo a boz de pregonero público e sean tendidos en las gradas della e con un cochillo de azero sean degollados por la garganta por el verdugo desta çibdad hasta tanto que den el ánima a Dios e de allí mando que no sean quitados sin mi liçençia...”.<br /><span> </span>Ninguno de los acusados cumplió su condena y el rollo de la plaza no tuvo en esa ocasión su función de picota.<br /><span> </span>Símbolo del poder de Trujillo, de su autoridad como ciudad de realengo que ejercía su señorío sobre un importante término, el rollo que hoy conocemos se levantó en la plaza del arrabal en 1498, quizás para sustituir uno anterior.<br /><span> </span>Pero al margen de su carácter simbólico y de hito fundamental en el espacio de la plaza, el rollo convivía en el día a día con las actividades que en la plaza se desarrollaban y así, en el mercado, el rollo concentraba en su entorno los intercambios de cereales: <br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: right;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhX72Cn07CkS_92hryJj06d0qQjtdBe9o30oxyZ9yf5w2fmQUCvObddy7ohgSi68undChLENQuVNx6YBf3utQCtub8JoD1qwFrGpCQlLKS1DS6b5w_aNVGujtYNPsXN4ue6uxGnw6ddvj1LT9PSy4-hgjQOSjsyo237j-qFNg2OzXQkzbe4B6qiXrHORNQ/s1984/1.Rollo%20Trujillo.JPG" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1984" data-original-width="1488" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhX72Cn07CkS_92hryJj06d0qQjtdBe9o30oxyZ9yf5w2fmQUCvObddy7ohgSi68undChLENQuVNx6YBf3utQCtub8JoD1qwFrGpCQlLKS1DS6b5w_aNVGujtYNPsXN4ue6uxGnw6ddvj1LT9PSy4-hgjQOSjsyo237j-qFNg2OzXQkzbe4B6qiXrHORNQ/w300-h400/1.Rollo%20Trujillo.JPG" width="300" /></a></div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: justify;">“Este dicho día, los dichos señores justiçia e regidores dixeron que por quanto toda la provisyón de trigo e çevada que a esta çibdad viene al rollo que está en la plaça, que es el bastimento de donde se abasteçe la çibdad, e los forasteros que a ella vienen de fuera de la jurediçión, lo conpran e llevan fuera e encareçen el preçio...” (1519) </div></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: justify;">“Este dicho día, los dichos señoresa mandaron que del pan de la çibdad se saquen a vender el jueves primero que verná çincuenta fanegas de trigo al rollo e se vendan a syete reales cada fanega”. (1547)</div></blockquote><div style="text-align: justify;"><span> </span>Rollo sobre gradas y cercado de losas<br /></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: justify;">“Losas del rollo. Este dicho día los dichos señores justiçia e regidores, todos unánimes dixeron que visto lo que se quitó de lo losado del rollo por el ynconviniente que avía y que agora no se vee sy ay daño de alguna agua fasta el ynvierno, que en lo que agora pareçía ello está bien fecho e lo ovieron por bueno” (1533)</div></blockquote><div style="text-align: justify;"><span> </span>Rollo que en julio de 1541 algunos regidores vieron como un estorbo en las actividades festivas que con toros y juegos de cañas se celebraban en la plaza de la ciudad, pues “por espiriençia se a visto el mucho daño e ynconveniente que haze el rollo por estar en lo mejor de la plaça”. Señalaba el corregidor, Alonso de Corral, que en las fiestas de toros del cercano día de Santiago, “por estar el dicho rollo en el medio de la plaça e dividirse los cavalleros, cayó un cavallo e casy oviera de matar tres onbres”. Aunque la opinión de todos parecía ser “quitar de la plaça el dicho rollo e que se ponga en parte que no haga tanto perjuizio”, ni justicia ni regidores tomaron ese acuerdo, trasladando a los más importantes ciudadanos de la ciudad la decisión final sobre el rollo.<br /><span> </span>Mudarlo o que permaneciera en la plaza. Difícil decidir cuando parece que las opiniones estaban claras en cada uno de los bandos de la ciudad, Chaves y Vargas, y que aquéllas eran tan enfrentadas como éstos. <br /><div style="text-align: justify;"> El lunes primer día de agosto acudieron al ayuntamiento, convocados por el corregidor, primero los principales caballeros de la parcialidad de los Chaves, Diego Mesía de Prado, Nuño Garçía de Chaves y Juan de Chaves, que se sumaron a la opinión de mudar el rollo de la plaza, “está muy bien acordado”, dejando en manos del concejo la decisión del nuevo emplazamiento, “que ellos por sy e por sus debdos e amigos dizen que lo tienen e ternán por bien”.</div><span> </span>Salida una parcialidad, entró la contraria, la de los Vargas, encabezada por Diego de Vargas Carvajal a quien acompañaron Françisco de Vargas, Baltasar de Orellana, Juan de Solís, Bernardino de Tapia y Gonzalo de Carvajal. Si los Chaves apoyaron sacar el rollo de la plaza, los Vargas se opusieron y las palabras de Diego de Vargas Carvajal dejaron claros sus argumentos, centrados en el simbolismo del rollo, expresión de la autoridad de la ciudad: <br /><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1541, agosto 1. Trujillo</b><br />Este día, fueron llamados al dicho ayuntamiento el señor Diego de Vargas Carvajal e con él otros de los suyos sobre el mudar del dicho rollo y el dicho señor Diego de Vargas dixo e propuso que su paresçer es que el rollo no se haga del mudança ni novedad por estar como está en la plaça pública y en muy buen sitio, qual conviene a la dicha çibdad e veçinos della e porque estar allí es conforme a buena governaçión y ansí dixo que está en todas las otras çibdades destos reynos e asy dixo que le paresçe que conviene para la autoridad desta çibdad e exerçiçio de la justiçia e temor de los malhechores y e para tener allí como se tiene de costunbre la media fanega e otras medidas porque allí está en sitio donde se vende trigo, çevada, sal e cal y quando se oviese de mudar, sy çesasen todos los otros ynconvenientes, que no çesan, era neçesario sitio espeçial para esto, el qual sería costoso a la çibdad y no provechoso. Y asy mismo el edefiçio del mismo rollo es costoso y muy onrado y deshazerlo le paresçe que a la çibdad le sería dañoso y la mudança del a do quiera que se pudiese, dexando lo que a dicho, no podría dexar de ser en perjuizio de muchos veçinos de la dicha çibdad e ansí lo pide e requiere a los dichos señores no se haga en ello novedad alguna. Y los señores Françisco de Vargas, e Valtasar de Orellana e Juan de Solís e Bernardino de Tapia e Gonçalo de Carvajal dixeron lo mismo que el dicho Diego de Vargas Carvajal. <br /><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 22.1, fol. 374v.)</b><br /><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Resulta curioso que ese rollo en el que se impartía justicia, del que Diego de Vargas Carvajal se opuso su mudanza, a punto estuvo de ser lo último que éste viera en su vida tras ser condenado, en 1543, a ser llevado “a la picota e rollo desta çibdad e sea hechado ençima de un repostero e allí sea degollado por el pescueço, por manera que muera naturalmente”. <br /><span> </span>Ni Diego de Vargas Carvajal murió junto al rollo de la plaza ni sus piedras cambiaron entonces de lugar, pero para el concejo, para los regidores, sus gradas siguieron siendo un peligro y su masa estorbaba la visión de los caballeros en los regocijos. Esas fueron las respuestas de los regidores al corregidor Diego Ruiz de Solís en agosto de 1543, cuando solicitó de ellos su opinión sobre “sy sería bien que el rollo se quitase de la plaça del arraval desta çibdad por el perjuyzio que trae a los cavalleros los días de fiesta”. <br /><span> </span>De los cuatro regidores presentes en la sesión en que se discutió la posibilidad de trasladar el rollo, tan solo García López de Avilés planteó que permaneciera donde estaba, en la plaza, porque “autoriza mucho en ella” y que, si hubiese de ser removido por los inconvenientes que sus compañeros apuntaron, se mantuviera “delante de las casas del ayuntamiento o çerca del peso”.<br /><span> </span>Nada parece que se hiciera en los años siguientes y ningún libramiento contiene el arca que nos diga que lo propuesto por el regidor García López se realizara. Y sin embargo, la idea de remover el rollo de su emplazamiento en la plaza no se abandonó y no sabemos si entonces o ya en 1548 el rollo se desmonta y otro corregidor, Antonio de Silva, volvió a plantear en octubre de ese año a los regidores “onde es bien que se ponga el rollo”, porque “está derribado el rollo desta çibdad y conviene se torne a levantar en parte que sea conviniente”. <br /><span> </span>Pocos regidores dieron su parecer, “que se ponga onde el señor corregidor mandare”, fue la opinión de Martín de Chaves, la misma que señalaron Gonzalo de Sanabria o Juan Cortés. Álvaro de Hinojosa propuso al corregidor que se informase de otros vecinos y decidiese el lugar más conveniente y con menos perjuicio. Solo Pedro Barrantes y Alonso Ruiz se opusieron. La ciudad tenía “rollo en la plaça e muy bueno”, por lo que exigieron que se volviese a levantar en “la parte onde se estava” y que fuese a costa de quienes hubiesen decidido desmontarlo. <br /><span> </span>Sin embargo, parece que la decisión de alejarlo de la plaza ya estaba tomada y solo faltaba que el corregidor tomase en sus manos la decisión de su nuevo emplazamiento. En el ayuntamiento del 19 de octubre de 1548 el corregidor hacía saber que, siguiendo la comisión que le dieron la mayor parte de los regidores, no solo tenía ya decidido dónde situar el rollo sino que éste había comenzado a levantarse “frontero de la Encarnaçión, en aquel canpo por ser parte convenible” . <br /><span> </span>En la plaza quedó un “rollo chico”, construido al año siguiente, junto a la audiencia, cerca de las casas del concejo, chico y seguro pero nadie debió de dudar que mucho menos hermoso que el que entonces se levantaba ya frente al monasterio de los dominicos, en los prados de la Encarnación.<br /><span> </span>Apenas dieciocho años estuvo el rollo frente a los dominicos antes de volver a ser desmantelado para buscarle nueva ubicación. Un tercer corregidor, Pedro Riquelme de Villavicencio, hubo de entender en el mismo tema, el rollo molestaba. En 1566 no fueron las molestias que pudiera ocasionar el rollo en fiestas y regocijos lo que llevaría a buscarle un nuevo emplazamiento y tampoco fueron los caballeros los que plantearon el cambio.<br /><span> </span>El día siete de enero de 1566, comparecía ante el ayuntamiento fray Felipe de Meneses, “prior que a sydo del monesterio de Nuestra Señora de la Encarnaçión desta çibdad y al presente lo es del monesterio de Toledo desta dicha horden”, y presentaba una petición que el escribano no copió pero que podemos deducir de la respuesta del concejo. Porque los argumentos presentados por fray Felipe eran compartidos por los regidores. El lugar elegido en 1548 para situar el rollo no fue el adecuado, estaba “çerca de la dicha yglesia, enfrente de la puerta”, lo que iba “en perjuizio y desacato del Santísimo Sacramento e imajen de Nuestra Señora de la iglesia del monesterio de la Encarnaçión”. Desde el rollo, lugar donde se impartía justicia, “se ve el altar mayor y es gran desonestidad para los ofiçios divinos que en el dicho altar se çelebran”.<br /><span> </span>Por ello, dijeron, “mandavan y mandaron se quite el dicho rollo del dicho lugar que al presente está e se ponga en el Canpillo y que las piedras que al presente en él están se quiten y lleven y se tornen a hazer de la manera que está”, ya que “para la execuçión de la justiçia estará más comodidad puesto en la plaça de el Canpillo, que es parte donde no ay iglesia ninguna y es arrabal desta çibdad”.<br />De nuevo las piedras del rollo se separaron para volverse a unir en otro lugar, el definitivo, en el Campillo, cerca de La Piedad, donde parece que no fue bien recibido.<br /><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1566, enero 21. Trujillo</b><br />Este día, el señor Luis de Chaves, regidor, Calderón (sic) dixo que él bino en que el rollo se mudase pero que atento que agora apelan los veçinos de el Canpillo, que él no es en que aya pleyto, que su pareçer es que se esté el rollo donde se está agora e no aya pleyto sobre ello con la çibdad e que está presto a pagar lo que le cupiere de lo que está desecho del dicho rollo.<br />El señor corregidor dixo que al tienpo que se acordó por esta ilustre çibdad se mudase el rollo del sitio e lugar donde estava por las cabsas justas que para ello les movió, como consta por la petiçión que para ello dieron los frayles de la Encarnaçión y el acuerdo que sobre ello obo en este ayuntamiento, todos de conformidad, estando presente el dicho Luis de Chaves y aprobándolo e no contradiziéndolo, en cunplimiento dello que el dicho rollo se derribó e la mayor parte de él está deshecha y hechos andamios que entiende que cuestan a hazer más de beynte ducados, que atento que está ya derribado, no a logar lo que dize e manda se efetúe lo que está acordado.<br /><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 35.1, fol. 404r.)</b><br /><br /></div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQcP08pttNDmGYGzp1rFQjvVOC5MoBf3uGP6jzTbtm3ziy6WRm9Fg9px-qkPe5d0FFhqL54fgS34aChBc7o2Z0qvhayk8fKj4E9ejVcHqr-oqTNnqZzF-fFXeCW9cw0TFsLUgRyxhqTJbfd85MAdjf1cb2mKxi7tmA0JtUBc3vEyJc0h_R3xsDQ1rlSnA/s999/Rollo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="999" data-original-width="640" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQcP08pttNDmGYGzp1rFQjvVOC5MoBf3uGP6jzTbtm3ziy6WRm9Fg9px-qkPe5d0FFhqL54fgS34aChBc7o2Z0qvhayk8fKj4E9ejVcHqr-oqTNnqZzF-fFXeCW9cw0TFsLUgRyxhqTJbfd85MAdjf1cb2mKxi7tmA0JtUBc3vEyJc0h_R3xsDQ1rlSnA/w256-h400/Rollo.jpg" width="256" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Rollo del Campillo. Sobrino Benito Peña.</td></tr></tbody></table><span> </span>Nunca más fue movido el rollo. Permanece aún en el lugar elegido en 1566<br /> aunque ahora constreñido por el tráfico, formando parte de un cruce de carreteras en el que ese rollo jurisdiccional, representación del poder de la ciudad, de su autoridad, ha perdido no solo su sentido institucional sino también el “estatus” de símbolo con el que fue erigido en el centro de su entonces plaza del arrabal. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-64513918516311969332024-02-29T00:33:00.002+01:002024-03-15T23:53:54.665+01:00Atesorar agua en el aljibe<div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"> En 1544, Francisco de Herrera tenía setenta y cinco años y recordaba que, desde niño, siempre vio a los caballeros de su bando, los Altamirano, juntarse en los aljibes “que son de los muros adentro de la dicha çibdad”. Era el <a href="https://lasllavesdelarca.blogspot.com/2021/05/lope-de-uruena-regidor-altamirano.html ) ">lugar escogido por el linaje</a> para recibir a quienes se sumaban a él y, en tiempo de elecciones, para discutir sobre los oficios y quiénes podrían ocuparlos (como los Bejarano hacían en la cercana iglesia de Santiago o los Añasco en Santa María la Mayor). </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Pero el aljibe de la villa siempre fue algo más que un lugar simbólico para los caballeros e hidalgos Altamirano. Fue también un arca en la que atesorar agua gracias a quienes desde tiempos de la presencia musulmana construyeron hermosos depósitos con un nombre no menos hermoso y que siempre rememora el agua, aljibes encastrados en el berrocal, atesorados y defendidos por murallas y casas fuertes.</div><div style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmGwtLQsBIoueRPQmVghc7OquyNc0L2nL2-Ol7MllJrgYOd9LHfsmu6LC_gIIuCMx0_-nOp0aaIUiW2SwhkhNaMEy_EN4Z0yI9mXAe0M99q8ZJTi1k4ybDv1vFjuFYHculU0Kzm-DJPBQi5ChbSZFQANnL1in0KSs6o-mgY0qNshSEhT9ZKfHj2ruSG2o/s992/Captura%20de%20pantalla%202024-02-25%20a%20las%2016.13.44.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="726" data-original-width="992" height="234" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmGwtLQsBIoueRPQmVghc7OquyNc0L2nL2-Ol7MllJrgYOd9LHfsmu6LC_gIIuCMx0_-nOp0aaIUiW2SwhkhNaMEy_EN4Z0yI9mXAe0M99q8ZJTi1k4ybDv1vFjuFYHculU0Kzm-DJPBQi5ChbSZFQANnL1in0KSs6o-mgY0qNshSEhT9ZKfHj2ruSG2o/s320/Captura%20de%20pantalla%202024-02-25%20a%20las%2016.13.44.png" width="320" /></a></div> Tener agua era posibilitar la vida de personas y ganados, regar huertas y generar alimentos. Tenerla en el interior de la ciudad la hacía más valiosa. El concejo trujillano, atento a necesidades de la población, siempre fue celoso en el mantenimiento, conservación y disponibilidad de agua. Fuentes y pozos, en tiempos de paz y guerra, de enfermedad o bonanza, son cuidados y atendidos periódicamente. <span> </span>Desde el cercano alcazarejo, la casa de los Altamirano, parte en ocasiones la preocupación por mantener limpias las aguas del cercano aljibe,</div></div></div><p> </p><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“Ferrán Alonso Altamirano dize que en los algibes meten ollas de grasa e calderos suzios que dañan el agua. Pide que manden fazer dos pilares a la boca del algibe con su cadena e caldero porque se saque linpia. Mandan que Alonso Durán, mayordomo, lo faga”. (1498)</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: right;">...y el concejo responde encargando al propio Hernando Alonso que buscase quien barriese y limpiase los aljibes, cuyo salario correría a cuenta de la ciudad, encargando al herrero Baltasar que realizase la cadena que con su roldana o polea sacaría el agua limpia a los pilares que hizo el albañil Cristóbal Beato y cerrando años más tarde, con puerta y llave, el acceso al interior <br /></div></div><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“Que manden vuestras merçedes hazer una llave y adereçar la puerta de los algibes, que se hazen muchas suziedades en ellos. Que lo haga el mayordomo”. (1509)</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">No sería la última vez que Hernando Alonso Altamirano demandase del concejo reformas en los aljibes </div></div><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“Hernando Alonso Altamirano dize que suplica manden losar los algibes por arriba para que el agua se recoja y vaya linpia. Que el señor corregidor lo vea e provea como le paresçiere y los calderos y cadenas”. (1514)</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>Algunos años hubo de esperar Altamirano para que su demanda fuera atendida por la ciudad y fueron los canteros Andrés Méndez y Benito de Aguilar los que acometieron una de las obras más importantes que el concejo encargó para los aljibes:</div></div><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“se les ha de echar un suelo de cantería labrada atollada en cal y arena con su lechada por manera que no se pueda perder agua ninguna y deshazer los poyos y tornarlos a hazer de cal, porque están de barro; y reparar la pila donde se llega el agua con un caño de piedra que salga a la calle y encalar los cavalletes de cal y arena, todo a contentamiento de justiçia e regidores de la dicha çibdad, todo a su costa e misyón de los dichos ofiçiales e que lo dará hecho e acabado de aquí en fin de mayo primero que verná deste presente año...” (1519)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIXrIqRpOLCl13zAAX8sTFbTFXAglooS46EFLvSqGNVUYmMjhn20lRlQrH47BSEOvkWMvkGF-pwsbavFpnsCbpSJUm-QUOug9k9JifMx6V-FfjgEK0F5R-OU9efi9-o6R06zJwTWxrVMqjbobJI8cal-2zTNjtjr1s1E4ohGM-5CxIvZ_AB-d8oGTF3io/s1530/Captura%20de%20pantalla%202024-02-25%20a%20las%2016.42.58.png" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1192" data-original-width="1530" height="249" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIXrIqRpOLCl13zAAX8sTFbTFXAglooS46EFLvSqGNVUYmMjhn20lRlQrH47BSEOvkWMvkGF-pwsbavFpnsCbpSJUm-QUOug9k9JifMx6V-FfjgEK0F5R-OU9efi9-o6R06zJwTWxrVMqjbobJI8cal-2zTNjtjr1s1E4ohGM-5CxIvZ_AB-d8oGTF3io/s320/Captura%20de%20pantalla%202024-02-25%20a%20las%2016.42.58.png" width="320" /></a></div></div></div></blockquote> Permanecerán, a lo largo del tiempo, cerrados o abiertos, según las necesidades de los vecinos de la villa, dotados de “puertas rezias de buena madera”, rodeados por la calzada de piedra menuda que también realizara Benito de Aguilar en 1531 y con persona a su cargo que los mantuviera limpios<blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“Este día, los dichos señores nombraron a Leonor Gonçález la manca que tenga cargo de tener linpios los algibes desta çibdad y los tenga linpios y barridos y tenga la llave de los dichos algibes”. (1544).</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>Agua atesorada. Agua limpia y cercana. Agua olvidada cuando otras fuentes saciaron la sed de los trujillanos. Agua redescubierta por quien bebió en la “fuente” de los documentos, en el arca del archivo:</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1948, mayo 28. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Expediente instruido con motivo de escrito presentado por el sr. Archivero sobre el descubrimiento de unos Aljibes en la Plaza de Altamirano.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Archivo del Excmo. Ayuntamiento </div><div style="text-align: justify;">Trujillo (Cáceres)</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>En cumplimiento del Decreto-Ley 9 Agosto 1926, de la Circular de la Dirección General de Administración Local 12 de Mayo del año en curso y de las obligaciones que me incumben como Sub-apoderado del Patronato de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional en los Partidos Judiciales de Trujillo, Navalmoral de la Mata y Logrosán, con excepción de Guadalupe, tengo el honor de comunicar a Vd. y a la Excma. Corporación Municipal que dignamente preside, que en la tarde de ayer, 25 de los corrientes, y previa su licencia verbal, procedí a la exploración de los Algibes que se presumía existieran en la Plazuela de Altamirano según las referencias documentales del archivo histórico de este Excmo. Ayuntamiento. Afortunadamente los hechos confirmaron las afirmaciones documentales , resultando que en mencionada Plazuela de Altamirano existen unos grandiosos y artísticos Algibes de tres naves divididas por arcos, abovedadas y calafateadas o embreadas como también los lienzos murales. La primera impresión de una observación ocular nos hace presumir que se trata de unos algibes de tracería árabe de un mérito raro y singular. Desde la puerta de acceso arrancan amplias y cómodas escaleras que llegando hasta el fondo de la primera nave, facilitan la exploración. Por defecto de medios de luz, no pudimos explorar los accesos que deben existir a las otras dos naves contiguas. Las dimensiones calculadas a simple vista, son salvo error y como juicio muy sujeto a rectificación, las siguientes como mínimas: Longitud, 15 metros. Ancho, 15 metros. Altura, 9 metros.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Estimo que este Algibe, que en nada desmerece, sino que supera a otros hoy cuidadosamente atendidos, como el de Cáceres y Alicante, por citar algunos, debe ser custodiado con diligente esmero por el Excmo. Ayuntamiento y a su tiempo debe ponerse en condiciones de cómodo acceso para historiadores, arquitectos e investigadores del Glorioso acervo monumental e histórico de Trujillo.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Al presente yo denuncio como obra urgente, la supresión de la tierra que un vecino ha acumulado, llevándola a esportilladas, sobre la parte exterior de las magníficas bóvedas, haciendo sobre ellas un miserable hortezuelo con gravísimo detrimento de esta obra artístico-histórica y sin perceptible provecho para él ni para nadie y sí con menoscabo del tono cultural y de la prestancia artística de esta población.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Finalmente, en cumplimiento de mi deber como Sub-Apoderado del Patronato de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, hoy pongo en conocimiento de la Dirección General de Bellas Artes, por el conducto reglamentario, la existencia de estos Algibes.</div><div style="text-align: center;">Dios guarde a V.S. muchos años.</div><div style="text-align: center;">Trujillo 25 de Mayo de 1948.</div><div style="text-align: center;">EL ARCHIVERO Y CRONISTA OFICIAL,</div><div style="text-align: center;">Juan Tena Fernández</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">ACUERDO DEL AYUNTAMIENTO.- En la sesión celebrada por la Excma. Comisión Gestora el día 9 del actual se acordó facultar al Sr. Alcalde para que realice las obras y cuanto estime oportuno con relación a los Aljibes descubiertos.</div><div style="text-align: right;">Trujillo, 11 de Junio de 1948.</div><div style="text-align: right;">EL SECRETARIO accidental</div><div style="text-align: right;">Manuel González </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">SR. ALCALDE-PRESIDENTE DEL EXCMO. AYUNTAMIENTO DE ESTA CIUDAD.</div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 1750.37)</b></div><div style="text-align: justify;"><b><br /></b></div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-30747958593047359402024-01-07T17:53:00.002+01:002024-01-07T17:59:55.801+01:00Santaolaria y Barbado, relojeros<div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"> Pasaron los días enfebrecidos y de prisas. De acelerar cenas familiares y de amigos, de final incierto. Pendientes de campanadas que sonaban a tiempos pasados y que tanto llenaron los aires de pueblos y ciudades. Mirando relojes de los de siempre, de afinados y precisos mecanismos, atendidos por personas doctas y de oficio. Todos los sentidos de miles de personas pendientes del reloj...</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>También en Trujillo, como en tantos otros lugares, las miradas han sido al reloj y el sonido de sus campanas han marcado el cambio a un año que todos esperan venturoso.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Relojes en Trujillo que primero sonaron en las torres de la iglesia de Santa María, arriba en la “villa”, donde ya en 1486 el arca nos habla de sus toques de vida y muerte y de un relojero que con expertas manos mantenía sus perfectos engranajes a cambio de un salario de la ciudad. El clérigo Francisco López lo fue en 1498 y después el organista Bartolomé Suárez. Y a ellos les siguieron Rodrigo el herrero, Baltasar Pizarro y otros muchos que a lo largo de los siglos tuvieron en sus manos “aderezar” y “regir” los relojes de la ciudad.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Porque al de Santa María acompañó pronto el del propio concejo, que encargó en 1520 en Guadalupe (”o donde oviere maestro que lo sepa hazer”) un reloj pequeño que estuviera en la sala del ayuntamiento para que en los días de reunión “se sepa qué ora es”. Pero el tiempo en esas reuniones no pareció ser tan importante y poco a poco ese reloj, sin relojero que lo cuidase, fue dejando de dar las horas, de indicar a la justicia y regidores que el tiempo apremiaba en las discusiones o que se hacía tarde para resolver los asuntos que tanto importaban a los trujillanos.</div><div style="text-align: justify;"> Pronto ese reloj tuvo otro destino y desde el tejado del monasterio de la Encarnación marcó la vida de sus frailes y de quienes vivían en los prados junto a él.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1524, marzo 19. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Relox a la Encarnaçión</div><div style="text-align: justify;">Este dicho día, los dichos señores dixeron que por quanto en las casas del ayuntamiento tienen un relox e no tienen relogero ni se sirven del y el prior e convento del monesterio de la Encarnaçión se lo an demandado e se ofreçen a lo tener bien corregido e conçertado, que mandavan e mandaron dar el dicho relox al dicho monesterio con tanto que lo pongan e tengan en lo alto de la casa, ençima del tejado, e lo tengan bien corregido e conçertado e syrva para el dicho monesterio e la çibdad a donde alcançare.</div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 15.7. Fol. 50r.) </b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"> Porque en un Trujillo que se derramaba por el arrabal, la voz del reloj de Santa María y sus campanas se oía cada vez más distante y así, en 1535 <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2016/01/el-reloj-del-arrabal.html">San Martín tuvo su reloj</a> como mucho después lo tuvieron San Francisco o los vecinos de Huertas de Ánimas o Belén. Siempre al cuidado del relojero, a veces con poco salario y no siempre atendido en sus peticiones por el concejo. Rodrigo el herrero recibía cada año 1000 maravedís por cuidar del reloj de Santa María y nada debía fallar, pues cada día “que el relox estuviere desconçertado a su culpa”, el mayordomo descontaría de su salario un real, 34 maravedís. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1577, noviembre 29. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Pena al relojero. Este día se cometió a el señor Françisco Durán que haga a Santos Garçía, relojero, traya bien conçertados los relojes y por cada vez que andubieren mal regidos cobre del mayordomo quatro reales a quenta del salario del suso dicho, lo qual desde luego se aplica la mitad para la çera del Santo Sacramento y la otra mitad para los pobres de la cárçel , porque a esto está obligado y los regidores del mes así mesmo lo executen. </div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Leg. 43, fol. 112v.)</b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El aceite formaba parte en ocasiones del pago al relojero como elemento esencial para el funcionamiento de los engranajes. Junto a la panilla y media que cada mes recibía el relojero en 1508, el mayordomo hubo de encargar “una ratonera para los ratones que se comen el azeyte del relox” y responder la ciudad al año siguiente a la exigencia del relojero, quien se negaba a subir a aderezar el reloj por estar “muy malo el sobrado y escaleras”. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Hace casi 100 años, en 1928, la ciudad quiso afinar y acertar en las horas, aunque su reloj vital y socioeconómico estuviera entonces enlentecido y aquejado de arritmias.</div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2xCXPfd1e93UuaIOgx1sX6iymJiEyDAAfBZMEJKPUMFS8864cZ8EXJIp6Hk2Uz_cNjA_-bDO2OE0v-sm7C_0WFWQM67UfeyFoD9pDrfmo_U5fhctVNKBOCukHvRKjmejQA518L5aFNqg6bb7LPUBT75LONJWJYCPLkc9xmEDQXtEoaeWT2MgeyjaLXeE/s948/La%20Opinion_1929.png" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="510" data-original-width="948" height="237" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2xCXPfd1e93UuaIOgx1sX6iymJiEyDAAfBZMEJKPUMFS8864cZ8EXJIp6Hk2Uz_cNjA_-bDO2OE0v-sm7C_0WFWQM67UfeyFoD9pDrfmo_U5fhctVNKBOCukHvRKjmejQA518L5aFNqg6bb7LPUBT75LONJWJYCPLkc9xmEDQXtEoaeWT2MgeyjaLXeE/w440-h237/La%20Opinion_1929.png" width="440" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La Opinión. 1929</td></tr></tbody></table><span> </span>El concejo consideró que era necesario estar en punto, afinado en las horas y, por tanto, en quehaceres y dedicación. Y para ello confiarán en sus propios, doctos y expertos vecinos en el manejo de maquinaria. <br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Antonio Santaolaria Polo, nacido en Torremocha, y el trujillano Manuel Barbado Fernández tenían en común algo más que su profesión de relojeros. El padre de Antonio, Francisco Santaolaria Martín, había sido el maestro del Hospicio de Cáceres y Manuel creció en la casa de la plaza de Trujillo donde su padre, <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2021/06/la-escuela-de-don-matias-barbado.html">Matías Barbado Muñoz</a>, atendía una escuela de niños. Pero no fue el magisterio el camino que ambos siguieron y sus manos expertas pronto aprendieron un oficio, el de relojero, que constituiría su quehacer el resto de sus vidas. Aprendieron y enseñaron. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Antonio Santaolaria llega a Trujillo allá por los años 80 del siglo XIX. Primero en la calle Zurradores y luego en la popular y populosa calle Tiendas, en el número 20, el taller de Santaolaria -que compartió algunos años con su hermano Eladio- fue la escuela de su sobrino Diego Santaolaria Font, hijo de su hermano Diego, maestro de escuela, al que acogieron con 14 años y al que trasmitieron su saber y un oficio que luego ofrecería durante años en su tienda de la calle Pintores de Cáceres. El soltero Santaolaria tuvo novia trujillana, Ana Muñoz Gallego, con quien casó en los primeros años del recién estrenado siglo XX, y en la calle Tiendas nacieron sus hijos Antonia y Francisco, disfrutando algunos años del cariño y atención de la abuela Isabel Polo. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>En esa trujillana calle, la de las Tiendas, <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2023/01/el-corral-de-los-toros.html">la de los Toros</a>, transcurrió la vida de Antonio y en ella, muy cerquita, en el número 28, pudo igualmente ver crecer a sus nietos, los hijos de Antonia y Vicente Rubio Mariño (Pilar, Vicente, Isabel, Antonia y Juan Francisco).</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>También cerca, al comienzo de la calle Nueva, en el número 11, vivía Manuel Barbado Fernández con su esposa Catalina González Sánchez, de La Cumbre. Un hogar que poco a poco fue llenándose de voces infantiles, Matías, Juana, Asunción, Miguel y Custodio, quienes también disfrutaron de su abuela Elvira.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Como Antonio, también Manuel fue maestro de su oficio y su taller se convirtió en su escuela. Sus alumnos fueron sus hijos, Matías y Custodio.</div><div style="text-align: justify;"> Dos maestros relojeros para cuidar y regir el tiempo, para ajustar los relojes de la ciudad y de su ayuntamiento. Personas expertas que cuidaron de que las horas pasaran a su ritmo, lentas para algunos, demasiado veloces para otros, pero siempre ajustadas y precisas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1928, enero 14. Trujillo</b></div><div style="text-align: center;">CONVENIO</div><div style="text-align: justify;">D. José Núñez Secos, Alcalde de esta Ciudad, autorizado por acuerdo de la Comisión Municipal, y los relojeros D. Antonio Santaolaria y D. Manuel Barbado, contratan hoy el servicio de relojes, por cuatro años, a partir del 1º de Enero actual, con las condiciones siguientes:</div><div style="text-align: justify;">1º = Los relojeros tendrán a su cargo la marcha regular y constante de los relojes públicos y de los de pared existentes en la Casa Consistorial, así como el buen funcionamiento de los timbres eléctricos instalados en la misma; siendo de su cuenta la limpieza, reparaciones, arreglos y composturas de todas clases, no sólo en cuanto a la mano de obra, sino también en cuanto al material que sea preciso.</div><div style="text-align: justify;">2º = Los desperfectos producidos por causas extrañas al natural funcionamiento de los aparatos, y que no puedan ser imputados a impericia o descuido de los relojeros, serán considerados como caso de fuerza mayor y correrán a cargo del Ayuntamiento, que podrá encomendar su corrección a quien estime conveniente.</div><div style="text-align: justify;">3º = Como pago de este servicio, abonará el Ayuntamiento mil pesetas anuales por trimestres vencidos, y con deducción de la cantidad correspondiente al impuesto sobe pagos.</div><div style="text-align: justify;">4º = Los relojeros, a la terminación del contrato, devolverán los aparatos en el mismo buen estado de funcionamiento en que los reciban al hacerse cargo de ellos.</div><div style="text-align: justify;">5º = Las faltas que cometieren en el cumplimiento del servicio serán corregidas por la Alcaldía con multas de una a diez pesetas.</div><div style="text-align: justify;">6º = Para garantía de cumplimiento, depositarán los contratistas cien pesetas en la caja municipal.</div><div style="text-align: center;">Trujillo, 14 de Enero, 1928</div><div style="text-align: center;">José Núñez (rúbrica)</div><div style="text-align: center;">Antonio Santaolaria (rúbrica) Manuel Barbado (rúbrica)</div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Leg. 1417, carpeta 26)</b></div><div style="text-align: justify;"><b><br /></b></div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqHLxmmkHsFXvde1AehjJASn28lgTtE8etaTgaQ222qcVubj4QIU51w4sfowpMI7XvFt-RgquP_qvf55hX0tJFAyl1Rl3ebeyytSodnk55u-mWWUBYwLrUBqAso1DnMwp5pmNWhgQdvyTt6BW2O9LNWzAOxqNCAObIev2ePScPXifxKnxvkk7EoiNilHg/s1886/Captura%20de%20pantalla%202024-01-04%20a%20las%2012.47.50.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="430" data-original-width="1886" height="148" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgqHLxmmkHsFXvde1AehjJASn28lgTtE8etaTgaQ222qcVubj4QIU51w4sfowpMI7XvFt-RgquP_qvf55hX0tJFAyl1Rl3ebeyytSodnk55u-mWWUBYwLrUBqAso1DnMwp5pmNWhgQdvyTt6BW2O9LNWzAOxqNCAObIev2ePScPXifxKnxvkk7EoiNilHg/w585-h148/Captura%20de%20pantalla%202024-01-04%20a%20las%2012.47.50.png" width="585" /></a></div><br /><b><br /></b></div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-86867975778600881272023-12-08T02:18:00.003+01:002023-12-08T02:18:56.475+01:00El voto a la Inmaculada<div><div style="text-align: justify;"><span> </span>La proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción de María por el papa Pío IX en 1854 no cambió para nada el sentir de los fieles españoles, para quienes el culto a María Inmaculada formaba parte de sus devociones más arraigadas desde hacía siglos. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>La defensa del misterio de la Inmaculada Concepción se convirtió en el siglo XVII casi en un “asunto de estado” y tuvo sus mejores defensores en los monarcas, que a lo largo de este siglo no cejarán en su empeño de obtener del papado la definición dogmática que aún tardaría en llegar.</div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin7YPhBH0HK_xTT1L1T_vkf_WyCwkhxr79ViRAric5U4kTaMRWujQXwmfroxALZGpkoNzArcN1ELh67SSaK0vY1mwnJuJZoP1HJJXd3fHYCowVceZQxO7lvoi42CpVcctsdunB-WKuCoiIbkMyOwrNktRNpS6YrNSqzxBR94RNoOSgZbTamUSU2OOxUGM/s2717/Bartolome%CC%81_Esteban_Perez_Murillo_021.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2717" data-original-width="1888" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin7YPhBH0HK_xTT1L1T_vkf_WyCwkhxr79ViRAric5U4kTaMRWujQXwmfroxALZGpkoNzArcN1ELh67SSaK0vY1mwnJuJZoP1HJJXd3fHYCowVceZQxO7lvoi42CpVcctsdunB-WKuCoiIbkMyOwrNktRNpS6YrNSqzxBR94RNoOSgZbTamUSU2OOxUGM/w445-h640/Bartolome%CC%81_Esteban_Perez_Murillo_021.jpeg" width="445" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">La Inmaculada Concepción. Bartolomé Esteban Murillo</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">Hacia 1665. Museo del Prado</div></td></tr></tbody></table><span> </span>Aunque entonces sí llegaron algunos enfrentamientos entre los “maculistas” e “inmaculistas” (como ocurrió en Sevilla en 1613), entre dominicos y franciscanos que defendían ambas posturas, lo cierto es que desde 1616, fecha en la que se crea la Real Junta de la Inmaculada (que centraliza la acción política de la Corona encaminada al reconocimiento del misterio de la Inmaculada), hay un crecimiento constante en ciudades, gremios, universidades, cofradías, órdenes militares o eclesiásticas del deseo de erigirse en defensores de la postura “inmaculista”, haciendo voto de su reconocimiento y devoción a la virgen Inmaculada.<br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Por dos veces lo hizo Trujillo.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El miércoles 8 de diciembre de 1627, siendo Papa Urbano VIII y reinando en España Felipe IV, se reunieron en la sala alta de las casas del concejo la justicia y regimiento de Trujillo. Don Alonso de Lemos era entonces su corregidor y junto a él se encontraba su alcalde mayor, el doctor Gabriel Aldaba. Sentados en sus sillas a ambos lados del corregidor, 16 regidores acudieron esa mañana al ayuntamiento y de todo ello tomaron buena cuenta los dos escribanos del concejo, Pedro Jiménez de Santiago y Pedro Manglano.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>No hubo discusión pues todos “de un acuerdo y voluntad” expresaron su intención de que se votase y jurase “para sienpre jamás” la fiesta de la Inmaculada Concepción de la virgen María, “para demostraçión y pía devozión del entrañavle amor con que esta muy noble y muy leal çiudad manifiesta al mundo la firmeza de la mucha afiçión y reverençia con que respeta y adora esta prinçesa sacratísima y protectora y patrona suya y de sus çiudadanos, vezinos y moradores”.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Se sentía Trujillo preferida a otras ciudades en los favores de la Virgen y se enorgullecía de tenerla en su escudo y que sus armas estuvieran presididas por la imagen de María.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Pero no eran las casas del concejo lugar idóneo para realizar tal voto y juramento. Desde el ayuntamiento se inició una procesión cívica que abrían los porteros con sus ropas de damasco encarnado y sus mazas e insignias de plata. El estandarte y pendón de la ciudad, portado por el alférez mayor don Juan Fernando Pizarro, encabezaba al resto. Adentrados en la villa por la puerta de Santiago, llegaron a la iglesia de Santa María, donde junto a su altar mayor les esperaba don Francisco Hurtado de Mendoza y Ribera, obispo de Plasencia, presente esos días en la ciudad. Tomaron asiento la justicia y regidores y, revestido el obispo del pontifical, comenzó la misa mayor. Tras el evangelio, el obispo bajó hasta la última grada del altar mayor “y estando descubierto el Santísimo Sacramento en su custodia en el altar mayor y en unas andas, junto a donde estava el dicho señor obispo, una imajen de la Virjen santísima señora nuestra”, arrodillándose todos, el escribano Pedro Jiménez de Santiago leyó “en alta voz” el voto y juramento que hacía la ciudad.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1627, diciembre 8. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Infinita y soberana Magestad y vos madre suya purísima Virjen señora nuestra, reyna del çielo</div><div style="text-align: justify;">Nos, la justiçia e regimiento desta muy noble y muy leal çiudad de Trugillo, deseando manifestar con zeremonia solene el afeto y devoçión que os tienen y lo que sienten de la exçelençia de vuestros méritos y virtudes, para mayor gloria de vuestra pureza, movidos de la gran piedad de los santos pontífiçes de quien os halláis tan servida por las graçias e yndulgençias que an conçedido a los fieles y devotos de vuestra Purísima Conçepçión y de la devozión y afecto con que la universal Iglesia zelebra vuestra nunca manchada pureza, nosotros pues, los presentes, prometemos, votamos y juramos firmemente a Dios todopoderoso y a vos santísima, purísima y gloriosísima María, madre suya, de defender y enseñar públicamente y particularmente que vos, de quien todos sentimos y confesamos que sois sienpre bienaventurada santa Inmaculada, bendita entre todas las mugeres por los méritos de Jesucristo nuestro señor, hijo unijénito de Dios y vuestro, desde la eterna previstos fuiste preservada por singular privilexio de que os libró la graçia divina santificándoos desde el primer ynstante dichoso de vuestra conçeçión. Este voto y juramento hazemos todos postrados umildemente a vuestros pies sagrados, así Dios nos ayude y estos santos evangelios (...).</div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Leg. 67.1. fols. 427v-428v) </b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Así leído el voto y juramento, el obispo tomó un misal y una cruz “y hincado de rodillas dixo haçía el mismo voto y juramento”. Al obispo siguieron en el juramento el corregidor, su alcalde mayor, don Juan Fernando Pizarro, el alférez mayor de la ciudad, como primer regidor, los clérigos que asistieron al acto y, uno a uno, los demás regidores. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Acabado el juramento “y aviendo predicado el dicho señor obispo y zelebrado y dicho la misa mayor”, la justicia y regimiento volvió a formar procesión “en forma de ziudad” con el estandarte y pendón en manos del alférez mayor, como era su prerrogativa. Y así se llegó a las puertas de la justicia, en la plaza, “donde estava la música de los ministriles, que tocaron sus istrumentos”. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>“Y esto pasó en la forma referida”, dando fe de ello el escribano Pedro Jiménez de Santiago, el señor corregidor y dos caballeros regidores, “conforme a la costumbre”.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>También fue en la iglesia de Santa María donde la ciudad volvió a repetir su juramento el 13 de mayo de 1653. Habían pasado 26 años desde el anterior juramento. Era entonces corregidor de la ciudad don Miguel Pasquier de Camargo. Don Juan Pizarro de Hinojosa gozaba del título de alférez mayor en sustitución de su tío, don Fernando Pizarro de Orellana, y los escribanos del ayuntamiento eran Diego Izquierdo de Medina y Juan Durán.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El año anterior, el rey Felipe IV, como gran maestre de las órdenes militares, había pronunciado voto a la Inmaculada en su nombre y en el de las órdenes. Era pues normal que Trujillo “ençendiéndose más en ardor çeloso de este divino misterio con el ejenplo de su augusto y ynclito monarcha don Phelipe quarto el grande, nuestro señor”, desease renovar su voto a su “espeçial patrona y abogada”, no “contentándose solo con averla puesto en el escudo de sus armas por mayor blasón de su nobleza y por timbre más glorioso de su nombre” ni “con averse obligado primera vez con espeçial juramento y voto a defender, creer y enseñar su sienpre pura y Ynmaculada Conçepçión”. Siguiendo el ejemplo de “los reynos, yglesias, unibersidades y sagradas y militares órdenes”, repetía Trujillo por segunda vez “el juramento y boto de la Ynmaculada Conçepçión de María santísima, para maior firmeça y seguridad y para mayor manifestaçión de la devoçión que tubo con esta Señora quando hiço el primero”. </div><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhf9op6GT0mppadh-7VldKfi8BAdkq0HCVN_iO9ZSiR3xeJzOtm8dsANu0pdoRSfn8rDDT28jBKwuBsVm8XMR7beocQoUebLJ8Gf5U6pHmc-FnfBnyLfVtoH8L8s5i0YquNZMtuolybEdjDV0hPfZAoj-mMBMAUq_zQzuSyggDi7nkhN9v-c137-WLE9ZU/s800/mh_3107.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="619" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhf9op6GT0mppadh-7VldKfi8BAdkq0HCVN_iO9ZSiR3xeJzOtm8dsANu0pdoRSfn8rDDT28jBKwuBsVm8XMR7beocQoUebLJ8Gf5U6pHmc-FnfBnyLfVtoH8L8s5i0YquNZMtuolybEdjDV0hPfZAoj-mMBMAUq_zQzuSyggDi7nkhN9v-c137-WLE9ZU/w310-h400/mh_3107.jpeg" width="310" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">Felipe IV jurando defender la doctrina de la </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">Inmaculada Concepción de María</div>Pedro de Valpuesta. 1645-58. <br />Museo de Historia de Madrid</td></tr></tbody></table><br /><div style="text-align: justify;"><span> </span> No nos cuenta el arca si de nuevo el concejo fue en procesión hasta el templo de Santa María, donde el corregidor Pasquier de Camargo, veinte regidores y los dos escribanos, ante “gran concurso de eclesiásticos y seglares” y el licenciado Miguel de Figueroa Bazán, cura rector de la parroquia, reafirmaron de nuevo su juramento de defender el misterio de la Inmaculada.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1653, mayo 13. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Y así, ynvocando primero el auxilio del Espíritu Santo y sujetando sus açiones y pensamientos a la Santa Sede apostólica, como tan hija de la Iglesia, haçe juramento y voto a Dios nuestro señor poniendo la mano sobre los santos Evangelios y sobre la + en que murió para redimirnos, de defender, enseñar y creer que María santísima, madre de Dios, verdadera reina del cielo y de la tierra fue conzevida sin pecado orixinal, previniendo la divina graçia en el primer ynstante de su animaçión y esto por los méritos y muerte de su preçiosísimo hijo, Cristo señor nuestro, por cuya sangre fue más noblemente redimida que los demás hixos de Adán, sellando el Espíritu Santo con el sello de su amor en aquel primer ynstante su alma santísima, para que sienpre fuese Ynmaculada. Así lo bota y lo jura esta mui noble y mui leal çiudad de Trugillo en nombre de todos los beçinos y moradores della y su tierra presentes y ausentes por quienes presta capçión como si se hallaran presentes en este acto y lo firmaran.</div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 72.1, fol. 51)</b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Apenas tres días después del solemne acto de Santa María, un nuevo regidor tomaba posesión de su oficio. El sargento mayor de la ciudad, Agustín de Trejo, ocupaba la última silla de los regidores en sustitución de don Tomás de Alvarado. Podría haber sido uno más de los muchos actos que desde 1544 se repetían cada vez que un nuevo regidor se sumaba al ayuntamiento: presentación de la carta real que contenía su nombramiento, acatamiento por la ciudad de la merced real hecha al nuevo regidor y juramento de éste de que usaría y ejercería su oficio “fiel y diligentemente”, haciendo cumplir las ordenanzas y procurando el bien de la ciudad. Podría haber sido uno más pero no lo fue. Porque ese mismo día, 16 de mayo de 1653, poco antes de que Agustín de Trejo presentase la provisión real que le hacía nuevo regidor de Trujillo, el concejo tomó unánimemente un acuerdo:</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1653, mayo 16. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Acuerdo para que los regidores que entraren juren de defender la Conçepçión de Nuestra Señora. </div><div style="text-align: justify;">Que atento la çiudad en treçe deste mes hiço botos jurando de defender y tener la opinión de que la virgen María, nuestra señora, madre de Dios, fue conçebida sin mancha de pecado original, como más largamente en el dicho juramento y voto se contiene, para que se continúe la memoria desta afectuosa devoçión y las personas que de aquí adelante fueren entrando a ser rexidores en esta çiudad no queden defraudadas del mérito y gusto de averlo jurado y votado personalmente y esta çiudad dé un paso más en las demostraçiones de su afecto y devoçión, acordó que sienpre que entrare regidor nuevo a tomar posesión del dicho ofiçio, hagan el dicho juramento y voto y se ponga añadido a la minuta del que haçen quando toman la posesión para siempre jamás y a continuaçión de este ayuntamiento se ponga un traslado del dicho voto y juramento.</div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 72.1, fol. 49r)</b></div><div style="text-align: justify;"><b><br /></b></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Y así fue cómo Agustín de Trejo “entró en dicho ayuntamiento y puesta la mano derecha sobre un misal y cruz de plata que en él estava, hiço voto y juramento de defender y tener la opinión de que la virjen María nuestra señora, madre de Dios, fue conçebida sin mancha de pecado orijinal en la misma forma y como lo hiço esta çiudad de Truxillo en treçe deste presente mes de mayo, estando en la parrochial de Santa María la Mayor de ella”, convirtiéndose en el primero de los muchos regidores que desde ese día añadieron a su juramento habitual el reconocimiento y la defensa de la Inmaculada Concepción de María, una de las más queridas devociones de los reinos hispánicos.</div></div><div><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-79361349697189082252023-11-17T00:25:00.000+01:002023-11-17T00:25:34.488+01:00La plazuela de las escuelas<div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>La ciudad está llena de historias y no son solo las de los grandes acontecimientos o las grandes transformaciones. La ciudad, sus calles, sus plazas y plazuelas acumulan una memoria -las más de las veces olvidada o desconocida- fruto de quienes en ellas vivieron, las habitaron, gozaron, las sufrieron o murieron en ellas.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Recuperar algunos de esos momentos de historias de una calle, una plaza o un rincón de nuestra ciudad, nos ayuda a construir una imagen de quienes allí vivieron. Recuperar esa memoria social y urbana de los rincones de la ciudad nos ayuda a deconstruirla y conformar una nueva imagen más rica, más completa y más humana de los lugares que habitamos.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Si eso ocurre en un entorno más conocido, incluso en ese pequeño espacio que hoy habitamos, entonces la calle, la plaza, la casa o las habitaciones en las que discurre parte de nuestra vida adquieren un valor singular, el de historia de los lugares pequeños y los pequeños acontecimientos que hacen la ciudad más humana y sentida.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Muchos vecinos de Trujillo pasan con frecuencia por la plazuela del Licenciado Burgos y para muchos es simplemente eso, un lugar de paso al subir o bajar a la plaza. Para otros es el lugar en el que se vive, una plazuela donde siempre se escuchan los ecos de los pájaros, de quienes por allí pasan, de coches, de sonidos de procesiones que discurren a su alrededor.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Pero hubo un momento en que esa plazuela se llenaba de voces alegres de niños o de recias y sosegadas voces de trabajadores. Unos y otros deseosos de aprender y conocer, al tiempo que convertían la plazuela en su patio de recreo. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>José María Campón Rico había nacido en Cáceres en 1882. En su casa de la calle Arco del Rey, el hijo de Juan Campón y Eladia Rico debió tener muy claro cuál sería su futuro profesional, teniendo en cuenta que su padre y su hermano Francisco eran maestros. Tras aprobar el bachillerato en el Instituto de la ciudad, continuó sus estudios en la Escuela Normal (donde impartía clases su padre). Con 20 años, Juan es ya maestro. Fue entonces el momento de decidir su futuro, que podría haber estado en la escuela particular que en esos momentos regentaba su hermano en la plazuela de la Concepción de Cáceres. Sin embargo, será Trujillo el lugar elegido para iniciar su proyecto de vida. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>En 1904, el maestro Campón abre escuela en Trujillo. En la plazuela del Licenciado Burgos, en el número 2, en el principal, fija su vivienda y establece su escuela. Desde Cáceres trae ya buenas referencias pues ese mismo año ha preparado a alumnos para realizar el examen de ingreso en el instituto. El mejor, premio al examen, ha sido uno de esos niños, Antonio Guerra García, hijo del trujillano Cipriano Guerra Cuadrado, profesor en el centro cacereño.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Aún soltero, en agosto de 1906, José María Campón remitió al director del Instituto provincial la documentación que el Real Decreto que acababa de publicarse exigía a todas las escuelas privadas. Sus métodos de enseñanza, los materiales de que disponía su escuela, el horario, las asignaturas... todo lo recoge en los documentos enviados a Cáceres, a los que acompañaba un pequeño plano de la escuela, su acreditación personal y los informes municipales que certificaban que el local reunía las condiciones higiénicas adecuadas y acordes a la normativa municipal.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Impartida la enseñanza en dos grados, por supuesto se fundamentaría en los principios de la moral cristiana, aunque los métodos de enseñanza procurarían amoldarse “a los procedimientos más en práctica por los pedagogos modernos”. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>“El curso será solar, sin más vacaciones que los domingos y días festivos, comprendiendo también días de fiesta nacional, Carnaval, Semana Santa, Pentecostés y Navidad”.</div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaGr1Mx-LdNjVpw7oSduv1CY7B4YN5rJdD61KprlSASRZ-Jl2pa7ZuOTCqsFmXXhpKh7CvN7PHdmiNgw4_QYAhthyyPo_01siusDj7wdMkOjNlkW5PwxYeZXXkrR-G6XHdkq_DJkVJSbLTTUktcSZmQZkO4bdec9lt6isEgIXbBY64KHP_xOCyQ0aYMvA/s1528/Plano.png" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1528" data-original-width="1074" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaGr1Mx-LdNjVpw7oSduv1CY7B4YN5rJdD61KprlSASRZ-Jl2pa7ZuOTCqsFmXXhpKh7CvN7PHdmiNgw4_QYAhthyyPo_01siusDj7wdMkOjNlkW5PwxYeZXXkrR-G6XHdkq_DJkVJSbLTTUktcSZmQZkO4bdec9lt6isEgIXbBY64KHP_xOCyQ0aYMvA/w450-h640/Plano.png" width="450" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">“Plano de la escuela que dirige D. José Mª Campón Rico </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">sita en Plaza Burgos”. Archivo IES El Brocense</div></td></tr></tbody></table><span> </span>Las mañanas y las tardes comenzaban en su escuela con revista del aseo y rezo. Luego se sucedían la lectura, escritura, el canto, Historia y Geografía, Doctrina Cristiana e Historia Sagrada, Gramática, Aritmética y Dibujo, nociones de Geometría y Derecho, dejando para los sábados las ciencias Físico-Naturales y el sábado por la tarde los trabajos manuales y la Higiene y Fisiología. Terminaba la larga semana con “Lista, rosario y distribución de vales”. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Pero la escuela del maestro Campón era especial, pues los alumnos (que podrían ser hasta 30) estarían en régimen de internado o “medio-pensionistas”.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>A las 8 de la mañana comenzaban a llegar a la plazuela los alumnos que dormían en sus casas, a las que regresarían a las 8 de la tarde, recibiendo clases en la mañana hasta las 11 y de 4 a 6 por la tarde. Cinco pesetas mensuales era el precio de las clases a las que habrían de sumarse 3 pesetas diarias por la alimentación de los alumnos internos y 1,50 pesetas para los “medio-pensionistas”. <br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Para probar la buena atención que recibirían sus pupilos, José María Campón detalló también en su informe qué alimentos recibirían los alumnos en su escuela y que hoy consideraríamos poco acordes a su edad:</div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“desayuno: café con leche o chocolate con bollo, pan francés o buñuelo.</div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">Comida: cocido abundante, un plato fuerte de principio, vino, postre y café.</div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">Merienda: queso o fruta y dulces.</div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">Cena: ensalada, un plato de entrada, otro fuerte y postres”.</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>Prohibía los castigos corporales y su deseo era que existiera una estrecha relación entre la escuela y el hogar, adoptando los días y tiempo que entendiera oportunos para los paseos y excursiones escolares.</div><div style="text-align: justify;">De este modo la plazuela se convirtió en el escenario de la vida del maestro Campón, de una vida no sólo de trabajo pues también encontraría cerca a quien debería haberle acompañado en ese recorrido vital. En la calle Carnicería vivía María Silva Bello, hija de Diego Silva y Máxima Bello, con quien se casaría José María Campón en 1906, sumándose a la familia el pequeño Eladio un año después. Pero la alegría que trajo a la plazuela su nuevo inquilino se sumó a la tristeza de despedir a María ese mismo año. Pocos años después, en 1911, José María Campón Rico abandonaba Trujillo para ocupar plaza de maestro en Alcántara (donde volvía a casarse) donde permanecería hasta 1926 para terminar su vida docente en Vizcolozano, en Ávila.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>¿Y su escuela?. En los padrones de vecinos de años posteriores que conserva el arca, un nuevo maestro ocupa la vivienda de José María Campón Rico. El salmantino Enrique Marchante Lora también pertenecía a una familia de maestros. Su hermana Rosario era desde 1895 maestra en Serradilla -donde dejaría un imborrable recuerdo- tres años antes de que Enrique se convirtiera en maestro.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Quizás se hiciese cargo de la escuela de la plazuela aunque no sabemos si en las mismas condiciones que ofrecía el anterior maestro. Pero sí sabemos que tuvo a su cargo otra escuela que en 1912 se abrió en la misma plazuela.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Aunque no formaba parte la educación de sus objetivos concretos, la Sociedad de Socorros Mutuos “La Protectora” estableció en el Reglamento que se redactó en 1910 la posibilidad de llevar a la práctica todas aquellas medidas que pudieran “facilitar toda la ilustración posible a la clase obrera”. Una escuela para artesanos y obreros pareció el mejor camino y en julio de 1912 el presidente de la Sociedad, Manuel García Chamorro, realizaba en el Instituto de Cáceres los trámites que les permitiera abrir “una escuela para sus Socios e hijos de éstos, en la que aprendan la 1ª enseñanza y otros conocimientos pertinentes á los diferentes oficios, artes o industrias á que se dedican”. Reglamento y plano forman el expediente de la “Escuela de obreros” que ocuparía “el local de esta ciudad sito en la Plazuela de Burgos, número 1, principal, bajo la Dirección de Don Enrique Marchante Lora, Maestro superior de 1ª enseñanza, residente en esta población”.</div><div style="text-align: justify;"><span><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYA5eeIMWMhMXSB3RZGa4wDFzxSZ7zeRUBFZrD_T1DUGZ9q-WAljM1SxK5OAiziJKxsMH2mbQc-iB7jLxcQwEEsPc_IhHKghSLzTgqRPs-HJUvPZOxKWkZIZBC5Z2DhD-CjwzoQWtN0750lFheWGYtd8A-q3N99UfTtdVcGYLxnp62Y6CZ-yPluiwpHbA/s4000/Cuadro.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="4000" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjYA5eeIMWMhMXSB3RZGa4wDFzxSZ7zeRUBFZrD_T1DUGZ9q-WAljM1SxK5OAiziJKxsMH2mbQc-iB7jLxcQwEEsPc_IhHKghSLzTgqRPs-HJUvPZOxKWkZIZBC5Z2DhD-CjwzoQWtN0750lFheWGYtd8A-q3N99UfTtdVcGYLxnp62Y6CZ-yPluiwpHbA/w640-h480/Cuadro.png" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Archivo IES El Brocense</td></tr></tbody></table><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Desde el primer día de noviembre hasta finales de marzo, todas las noches podrían acudir estos alumnos a unas clases que, a lo largo de dos horas, pretendían completar una formación que un temprano acceso al mundo laboral había reducido. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Lectura, Escritura, Lengua castellana y nociones de Matemáticas, Aritmética y Geometría constituían las materias que se impartieron ese primer año, indicándose que en los siguientes años sería también objeto de enseñanza el dibujo lineal y de figura. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1912, febrero 11. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Varios. A petición del presidente de la Sociedad de socorros mutuos “La Protectora” de esta ciudad, se le conceden en calidad de préstamo y para que las dediquen á la enseñanza, diez y seis mesas de dos asientos y ocho de dibujo, de las existentes en el Ex-colegio Militar.</div><b><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 1517, p. 36)</b></div><div style="text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQNO4Tl6Iw7QdUsbt-ebLkJuYyodKnOC3qulImkHPDHJsLvanCmhuUAuzEkZAgjsxhxTGzNHYp7qFWjrEXt7dT7h1eusDQuvECqE4RkhtPEMjx1Ahkgu1xsLnZsVAcXaUEh5-_-yHAXf8yqtb10vJryFAU2HiC3BWYXX7JV459hx9mGCd0CVfcBlu6UUQ/s4000/Plano_2.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3000" data-original-width="4000" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQNO4Tl6Iw7QdUsbt-ebLkJuYyodKnOC3qulImkHPDHJsLvanCmhuUAuzEkZAgjsxhxTGzNHYp7qFWjrEXt7dT7h1eusDQuvECqE4RkhtPEMjx1Ahkgu1xsLnZsVAcXaUEh5-_-yHAXf8yqtb10vJryFAU2HiC3BWYXX7JV459hx9mGCd0CVfcBlu6UUQ/w400-h300/Plano_2.png" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Plano de la Escuela de Obreros. Archivo IES El Brocense</td></tr></tbody></table><br /></div></b></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>Años después, el maestro Marchante se fue de Trujillo a otros destinos más cercanos a Salamanca, pero la escuela siguió formando a obreros y artesanos bajo la dirección del maestro Ramón Galeano.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Frente a frente, en la plazuela, niños y obreros convirtieron durante unos años este espacio en lugar de encuentro de quienes aún no pensaban en el futuro y quienes se enfrentaban diariamente a su presente. Quienes pusieron en marcha estas escuelas, quienes allí se formaron y estudiaron completan un poco más la memoria urbana y social de esta pequeña plazuela junto a San Francisco.</div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-43975025535605613862023-09-25T20:56:00.004+02:002023-09-26T22:55:09.973+02:00El espolón, la calle Gargüera y la puerta del Sol <div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>El espolón, lugar hoy de paseo, “un pedazo de muralla y al fin de ella una torre alta”, servirá desde 1736 de “mirador para más extensión y divertimento” de las monjas del convento de San Francisco el Real de la Puerta de Coria, a quienes ese año cede el concejo su uso. La torre que lo cierra en su extremo estaba entonces arruinada en gran parte y por ella era fácil acceder a la huerta del convento, alterando su paz y su clausura. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Hacía mucho tiempo que había perdido su sentido militar y de poco serviría después en la guerra con la que se iniciaría el siglo siguiente, pero hubo un momento en que Trujillo tuvo sus ojos puestos en este espolón y el concejo no fue tan generoso como lo sería siglos después con las religiosas franciscanas. Era otra ciudad, eran otros tiempos, y el valor de ese trocito de muralla era bien distinto a los ojos de rivales en los bandos trujillanos.</div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_ABFFfdpk-k93JwExqLDrg09PXwp7IivZv_UTuCla_hvJIyPh8aLmGVUZJV3_Glw0p9f33UTQOK7KUws2uXtgFcvdhWDwJ4PcZG-SwBhrdTu9P_kAk-1PRxD2LkuH8es2M-5Ay3XEU0iLVn3sO4SduqI1MtMEriVbnTo4IGikf0vDKDqi9TV1UWWY_d8/s3264/Espolon_1%20copia.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2090" data-original-width="3264" height="256" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_ABFFfdpk-k93JwExqLDrg09PXwp7IivZv_UTuCla_hvJIyPh8aLmGVUZJV3_Glw0p9f33UTQOK7KUws2uXtgFcvdhWDwJ4PcZG-SwBhrdTu9P_kAk-1PRxD2LkuH8es2M-5Ay3XEU0iLVn3sO4SduqI1MtMEriVbnTo4IGikf0vDKDqi9TV1UWWY_d8/w400-h256/Espolon_1%20copia.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El espolón, murallas y puerta del Postigo</td></tr></tbody></table><span> </span>Junto a él estaban en el siglo XV las casas de Juan Sánchez de Arévalo, cuyos corrales llegaban a la muralla y que fueron adquiridas a sus hijos por Francisco de Hinojosa y su esposa doña Juana de Solís. En Zalamea de la Serena, en febrero de 1461, Francisco y Juana firmaban la carta de compra y poco después, en Trujillo, tomaba posesión de las mismas Álvaro de Hinojosa en nombre de su hijo y su nuera. Parece que nada se hizo entonces aunque algún anciano recordaba años después haber visto subir piedras “a las dichas casas por ençima del muro desta çibdad con un torno que le traían unos bueyes e con unas maromas gruesas”, pero nunca Hinojosa convirtió aquellas casas en su morada. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Lo maravilloso de abrir varias de las arcas que guardan nuestra historia –varios archivos- es que a veces nos permiten mirar por ventanas y observar de cerca lo que otros vieron y hoy resulta difícil imaginar y nos permite corregir errores que una y otra vez se han repetido. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Desde el espolón se ve hoy la inmensa penillanura que se abre más allá del berrocal y el cementerio que desde el siglo XIX fue ocupando la huerta del convento de la Coria y el espacio en torno a la antigua iglesia de San Andrés. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Aquellas piedras sueltas y las casas que compró Francisco de Hinojosa estaban sesenta años después “en lo más solo e despoblado de la villa desta dicha çibdad”, pero era un lugar frecuentado por los trujillanos. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Contemos la historia. Muerta la esposa de Francisco de Hinojosa, contrajo nuevo matrimonio con doña Juana de Sotomayor, hija de Luis de Chaves el viejo, “muchacha muy hermosa y ricamente dotada” dicen los cronistas, siendo Francisco “muy viejo y anciano”. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Tras la muerte de Francisco de Hinojosa en 1489, las casas que compró junto al espolón fueron poco a poco arruinándose, ocupadas un tiempo por un aguador llamado Benito. Los corrales se sembraron a veces con espinacas y hortalizas de invierno. En ellos, permanecía una higuera “junto al muro, hacia el rincón del espolón”, un espacio que, abandonado, servía de lugar de recreo a los trujillanos que a él se acercaban para jugar “al mojón y al herrón” y a la ballesta en los días festivos, lo mismo que a los pies de estos muros, fuera de la ciudad, donde “se salen allí de ynbierno e de berano a holgar muchas personas desta dicha çibdad”.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Ahí, en esas casas arruinadas que compró su padre y otras adquiridas a los Valverde de Berzocana, también caídas (“porque eran de muchos herederos y eran pobres”), será donde el hijo de Francisco de Hinojosa y doña Juana de Sotomayor, Gutierre, comience a hacer <br />sus casas hacia 1522. </div><span style="white-space: normal;"><div style="text-align: justify;"><span style="white-space: pre;"> </span>Gutierre de Sotomayor fue valiente y pendenciero, en opinión de algunos de sus vecinos, hombre principal y caudaloso, a decir de muchos y miembro significativo de la parcialidad de los Chaves. </div></span><div style="text-align: justify;"><span> </span>Sus contrarios, la parcialidad de los Vargas, se esfuerzan en ese momento para que en la <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2023/05/casa-fuerte-en-lo-mejor-de-la-ciudad.html" target="_blank">casa de Luis de Chaves</a>, junto a la puerta de Santiago, no se alce un segundo muro que la proteja aún más. A esta queja sumarán la construcción que Gutierre de Sotomayor (primo hermano de Juan de Chaves, padre de Luis) está realizando junto al espolón, en la calle Gargüera. <table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjehrEEcFLTmjqMl3oN9Sth1cLpf-4fQpE9X__L6K8XHJlcZiaQFd3ChG5eam7B-1ECAaibq_0I_RdrOkJsllo89VSv3OgOSmxjQznDSOOHvvWWs3vDeocw9ajxbg_o5JxoliyqfD3SG0iZB9J8_8FwrJVq4__dal5aLLKyv09B1-x-3_qS28Jt4YlgG5g/s3264/Calle_gargu%CC%88era.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3264" data-original-width="2448" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjehrEEcFLTmjqMl3oN9Sth1cLpf-4fQpE9X__L6K8XHJlcZiaQFd3ChG5eam7B-1ECAaibq_0I_RdrOkJsllo89VSv3OgOSmxjQznDSOOHvvWWs3vDeocw9ajxbg_o5JxoliyqfD3SG0iZB9J8_8FwrJVq4__dal5aLLKyv09B1-x-3_qS28Jt4YlgG5g/w300-h400/Calle_gargu%CC%88era.jpg" width="300" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Actual calle Gargüera</td></tr></tbody></table><br />Hoy, la calle de este nombre discurre, a trozos encajonada, entre la calle Santa María y la calle de los Naranjos, lejos de su ubicación inicial. Quizás la construcción del cementerio la “empujó” (o al menos su nombre) hacia donde hoy está, pero siempre fue preocupación de la ciudad su mantenimiento. </div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“Calle. Muchos veçinos desta çibdad suplican manden adereçar la calle de Gargüera” (1521).</div></div></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"> “Que se adereçe la calçada de la calle de Gargüera a la puerta de los Piçarros e se quiebre una lancha que está allí perjudiçial e cometiose a los señores Juan Piçarro e Diego de Hinojosa, regidores” (1536).</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>Sancho de Carvajal, Francisco Altamirano, Álvaro Pizarro y Alonso de Valverde, regidores de la ciudad en 1522, junto a Luis de Carvajal, su hermano Alonso García de Vargas, Juan García de Vargas, Gonzalo de Ocampo, Juan Pizarro, Francisco de Bonilleja y Francisco de Carvajal, firmarán el poder que confería a Lope de León su representación para conseguir no solo que Luis de Chaves destruyese lo hecho en su casa sino para que igualmente Gutierre de Sotomayor desistiese de continuar la construcción de unas casas nuevas, aprovechando los cimientos de las anteriores. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Nada tendrían contra este edificio en la calle Gargüera, “que es calle prinçipal de la dicha çibdad”, si no fuese por las pretensiones de Sotomayor de “añadir” a sus casas suelo de la ciudad. Y no cualquier suelo, porque lo iniciado hasta entonces había unido a la construcción dos torres y el propio espolón. Además, los muros de sus corrales, añadían en su queja, dificultarían el paso por la puerta del Postigo, que se abre cerca del espolón, e igualmente la casa añadiría ciertos impedimentos al tránsito por la propia calle Gargüera.</div><span style="white-space: normal;"><div style="text-align: justify;"><span style="white-space: pre;"> </span>El arca del Archivo de Simancas conserva los interrogatorios realizados a los testigos presentados por ambas partes, en los que cerca de 30 personas, algunos de avanzada edad, responden al licenciado Almodóvar, juez comisionado para entender en el asunto, a quien se había mandado ir a Trujillo y comprobar “por vista de ojos” cómo era el edificio que Gutierre de Sotomayor hacía en sus casas, si parte del espacio construido era suelo público, si ocupaba los adarves y torres de la cerca, si cerraba el paso por la puerta del Postigo y si de todo ello vendría perjuicio a la ciudad y sus vecinos.<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8Mjhbn0sqiLMU_6bkajFAT9QUVR-epxTxgtdOvkJ5lLE0D8GNp3kPswTKv558CLoqIGjkFDG2XGhxEF9Oo_juTKxk54--7XO6p20Groo6rO4aJuiu8uFrkd1HISkPot51bAZ5PRqxRxKRe2ONiCTcowx4b_psoE1qKRZAVy7mW5VzJBFto5X_eaOlAOc/s3264/Puerta_exterior.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3264" data-original-width="2448" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh8Mjhbn0sqiLMU_6bkajFAT9QUVR-epxTxgtdOvkJ5lLE0D8GNp3kPswTKv558CLoqIGjkFDG2XGhxEF9Oo_juTKxk54--7XO6p20Groo6rO4aJuiu8uFrkd1HISkPot51bAZ5PRqxRxKRe2ONiCTcowx4b_psoE1qKRZAVy7mW5VzJBFto5X_eaOlAOc/w480-h640/Puerta_exterior.jpg" width="480" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Puerta del Postigo</td></tr></tbody></table><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><span> </span>Y en esas respuestas de afines a una u otra parcialidad y de quienes se declaran ajenos a tales enfrentamientos, en esas respuestas que parecen repetirse, encontramos esas pequeñas ventanas que nos cuentan cómo era ese rincón de la ciudad, qué juegos entretenían a los trujillanos, cuáles eran sus temores, cuáles sus amigos y enemigos. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Ciertamente, Sotomayor había ocupado dos torres y el propio espolón, así como la escalera que daba acceso a esta parte de la muralla; suelo, torres, adarves, espolón y escalera que Juan de Vargas había tenido siempre como propiedad de la ciudad, y así lo había visto “enalmenar y encalar como cosa que hera suya”. Alonso de Hinojosa no creía que la casa perjudicara el paso por el Postigo, “antes pueden entrar por la puerta del dicho Postigo carretas y bestias”. Francisco Solano, ciego, incluso había llegado “con la mano” al dicho Postigo y aún recordaba la higuera de los corrales, mientras que Pedro de Gironda recordaba haber oído a su padre, Alonso Gil de Gironda, cómo en tiempos de "guerras y bandos” la puerta a veces se cerró con las piedras de las paredes cercanas.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El día tres de junio de 1523 el juez visitó el sitio y las obras. Subió por la escalera, anduvo por el andén y comprobó que estaba “atajado” con una pared de piedra y barro que lo unía a las casas de Sotomayor, en las que encontró incluidas dos torres y el espolón. Todo almenado y encalado. Luego, “salió por la puerta del dicho Postigo y vido el lienço del muro e çerca de las dichas dos torres y espolón”. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Muchos confirmaron que no sería nada nuevo añadir a una casa parte de la cerca y repitieron los muchos casos que podían verse en la ciudad.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>¿Qué tenía entonces de especial lo pretendido por Gutierre de Sotomayor para que despertara el rechazo de otros caballeros?. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Tras una etapa de “entente cordiale” en los años anteriores entre las dos parcialidades de la ciudad, los Chaves y los Vargas, en los que el servicio al emperador Carlos y su causa parece unirles, de nuevo resurge lo que nunca desapareció. No me tienen buena voluntad, dice Gutierre de los quejosos. Les mueve el “odio y dañamiento” a los suyos y a sus deudos. Pero lo cierto es que ellos dan buenas razones.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Controlar el espolón y las dos torres supone tener igualmente el control de tres de los accesos a la ciudad por esta zona, la puerta de Hernán Ruiz (hoy del Triunfo), la propia puerta del Postigo y la puerta de Coria. Con escopeteros y otra artillería que pusiese en las torres y el espolón, dice Diego Méndez, dominaría las puertas y podría “hazer mucho daño a los que salieren por ellas e que desde el dicho espolón pueden hazer mucho daño a los que estuvieren jugando o olgando en el suelo abaxo del”. Podría incluso perjudicar a la propia fortaleza, dice Juan de Vargas, pues parte de sus suministros entraban por la puerta de Hernán Ruiz y seguían por la calle Gargüera, por lo que acabado el edificio “seyendo él cavallero prinçipal en esta dicha çibdad como lo es, podría defender e defendería desde él que no subiesen por la dicha calle”. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Quizás el argumento más claro de la oposición a la ocupación de Sotomayor lo expuso Francisco de Loaisa. De 70 años de edad, dice ser pariente de Gutierre pero “de la parentela de los cavalleros de Vargas desta çibdad”. Él, como otros muchos caballeros de la parcialidad, como la propia familia de los Vargas, vive en la “villa”, de los muros adentro. Si Gutierre de Sotomayor dominara estas tres puertas desde su casa, “no les queda a la parçialidad de los cavalleros de Vargas, sy los tienpos se rebolviesen, puerta alguna en la dicha çibdad por donde puedan salir”. Porque, dice, desde el alcázar se dominan tres puertas, la puerta Alba al norte, la puerta del Sol al este y la puerta de <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2015/03/nueva-puerta-en-la-villa.html" target="_blank">puerta de San Juan</a>, hacia la plaza del arrabal. En cuanto a las demás, “la puerta de Santiago la tiene e señorea Luis de Chaves el mayorazgo, veçino de la dicha çibdad, con dos torres fuertes que tiene en ella, y la puerta de Santa Cruz la tiene e señorea Álvaro de Escobar, vezino de la dicha çibdad, con una casa fuerte que tiene sobre ella, y la casa del alcaçarejo que es de Hernand Alonso Altamirano, veçino de la dicha çibdad señorea la puerta de Santa Cruz de la dicha çibdad, por manera que no les queda puerta ninguna por donde puedan entrar ni salir en esta dicha çibdad...”. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Hoy ya no existe la puerta de Sol (a la que erróneamente se identifica con la puerta de Santiago) quizás porque su situación en la muralla hacia un espacio escasamente habitado en el entorno de la iglesia de Santo Domingo, hizo innecesario su mantenimiento. Pero entonces era una de esas ocho puertas de las que algunos hablan y, como las demás, objeto de preocupación de la ciudad, que en 1534 encargaba al cantero Benito de Aguilar que realizara la calzada que “dende la puerta del Sol que va a Santo Domingo”. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1535, febrero 5. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Medida de tapias de calçadas. En seys días del mes de hebrero del dicho año, por mandado del dicho señor teniente, Pedro Cavallero, carpintero veedor e yo el dicho escrivano, fuymos a medir la calçada que Benito de Aguilar a fecho a la puerta del Sol hasta Santo Domingo; y medidas se halló que ovo çiento e quarenta e ocho tapias reales, con que acabe un poquito de calçada que le quedó señalado. E así mismo se midió otra calçada que a fecho a la Cruz de los Ángeles y hallose que ovo çiento e çinquenta e ocho tapias, con que haga junto al brocal de la fuente de Olalla un pedaço de calçada que fue muy nesçesario. Que son por todas trezientos e seys tapias reales.</div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 20.14, fol. 253r.)</b></div><div style="text-align: justify;"><b><br /></b></div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhorGRsp4uFae1pXowjI0d7Jtq3Kc9LbFpG7KUx_Gr-6O_EWqncltgWWWTOwr2yUsjyT-bLNnPnoMZRjXttm0Q-I7JrbMo6t13qJ2nwZMLxmkLDdg-AWqoxitC62crUXUxqzeORI_HyUd65uGkpKCmdM39SFb1uY55ASWbGdgx_jxexDt7vOhZQ-r0q5UI/s3264/Espolon.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3264" data-original-width="2448" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhorGRsp4uFae1pXowjI0d7Jtq3Kc9LbFpG7KUx_Gr-6O_EWqncltgWWWTOwr2yUsjyT-bLNnPnoMZRjXttm0Q-I7JrbMo6t13qJ2nwZMLxmkLDdg-AWqoxitC62crUXUxqzeORI_HyUd65uGkpKCmdM39SFb1uY55ASWbGdgx_jxexDt7vOhZQ-r0q5UI/w300-h400/Espolon.jpg" width="300" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Espolón</td></tr></tbody></table><span> </span>Gutierre de Sotomayor hubo de abandonar la ocupación del espolón y las torres de la muralla. El licenciado Diego de Almodóvar vio el lugar, oyó a las partes, “la una parte contra la otra e la otra contra la otra”, y tuvo claro que el adarve, las torres y el espolón habían de quedar “libre y hesento y desocupado” como antes lo estaban y que de realizarse la casa como en ese momento estaba, perjudicaría el paso por la calle Gargüera. Consideraba que debería ordenarse destruir la pared que cerraba el espacio ocupado dejando en manos del Consejo las decisiones finales.<br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Suponemos que se atendió a su opinión, que Gutierre de Sotomayor no ocupó el espolón y que permaneció como espacio público de la ciudad hasta que se convirtiera en “mirador” y “divertimento” de las monjas franciscanas.</div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-32499551129565054552023-08-31T20:56:00.003+02:002023-09-26T22:55:28.120+02:00Tiempo de oposiciones<div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"> “Ciencia y suficiencia”. Es lo que Trujillo pedía a quienes habían de ocupar la cátedra de Gramática que la ciudad mantenía a costa de su hacienda. “Aprovechamiento y fruto”, “horden y forma” en sus estudiantes, a los que Trujillo ofrecía gratuidad en las clases.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Entre los asalariados de la ciudad siempre estuvo un “maestro de enseñar a leer e escrevir a los moços” y un “bachiller de la gramática” y la preocupación fue que el elegido para ello tuviera el conocimiento y la formación –ciencia y suficiencia- que permitiera a sus alumnos conseguir los mejores resultados.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Y para convencerles de que viniesen a Trujillo, siempre fue necesario que el salario atrajese a los mejores. Si a finales del siglo XV, la ciudad pagaba al preceptor de la gramática 6000 mrs. (aumentados a 8000 antes de que acabase el siglo, lo mismo que se pagaba a un regidor o a los físicos), terminaría el siglo XVI compensando al preceptor con un salario de 75000 mrs. anuales.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El bachiller Cigales, el bachiller Herrera, el bachiller Moreno o el bachiller Pedro de Castro tuvieron en sus manos la educación de los jóvenes que acudían a sus estudios, “ansí forasteros como naturales, syn pagar cosa alguna”. Y para ellos, la ciudad pensó pronto en una “casa de estudio” que, propiedad de la ciudad, acogiera a los estudiantes y fuera vivienda del preceptor. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>En 1508 se vio la casa del clérigo Juan Martín y los regidores opinaron que “no es buena”. No encontraron la casa adecuada hasta 1528. Empezaron a buscarla un año antes, al tiempo que procuraban en la corte que se diese licencia a la ciudad “para que de los propios de la çibdad se conpre una casa para un estudio donde estudien los estudiantes de la gramática”. Conseguida la licencia, parecía que la mejor opción estaba en unos corrales junta a la huerta de San Francisco aunque finalmente fue otro el lugar elegido, quizás porque aquel no fuera sitio “apartado” como requería la labor a la que habría de destinarse el nuevo edificio.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Antón Sánchez Barco era vecino de Trujillo pero vivía en Madrigalejo. Su casa en la ciudad, en el arrabal, en la “calle que va a Santo Domingo” parecía el lugar idóneo. Los tasadores de ambas partes la valoraron en 200 ducados, de los que Antón Sánchez habría de pagar 3 ducados al escribano Francisco Montejo, inquilino en ese momento de la casa.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>La nueva Casa del Estudio, que iniciaba la calle que hoy lleva su nombre, lindaba “con casas de Françisco de Rodas, cura de la yglesia de Santa María desta çibdad e con un huerto e corral de Florençio de Mena, clérigo, e por la otra con otro corral de mí el dicho Antón Sánchez Barco e por delante de las puertas con la calle real que va a Santo Domingo e con una calleja que sube hazia la fortaleza”.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Poco tiempo después, en 1532, el bachiller Castro tenía ya sesenta estudiantes y en opinión del padre guardián de San Francisco, que “estuvo allí sobre çinco oras y que miró y platicó con algunos de los estudiantes”, “los halló buenos e de tal manera que el dicho bachiller haze mucho provecho en los estudiantes”, juicio compartido por el prior de la Encarnación.</div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2k3jHhuExpw-AdNrBMRHhAaKtwz2LCRBgVRMfZSTQc4RhZu0zHRvKxo8_iTrm_2_OIysQkaYGM-_TtaD3fiqdF3oODgo6l2SI1LgXFqxWmFTQ-dfkGamzD48XxsHY6ZqR8UUjHduEwQwDkqJAVFHtW6K3cGRaLpyu998tMutJMVD5ouKVlulZZ9X8TIk/s803/portada_de_la_gramatica_de_nebrija_edicion_de_sevilla_de_1532_s.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="803" data-original-width="550" height="377" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2k3jHhuExpw-AdNrBMRHhAaKtwz2LCRBgVRMfZSTQc4RhZu0zHRvKxo8_iTrm_2_OIysQkaYGM-_TtaD3fiqdF3oODgo6l2SI1LgXFqxWmFTQ-dfkGamzD48XxsHY6ZqR8UUjHduEwQwDkqJAVFHtW6K3cGRaLpyu998tMutJMVD5ouKVlulZZ9X8TIk/w258-h377/portada_de_la_gramatica_de_nebrija_edicion_de_sevilla_de_1532_s.jpg" width="258" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">Gramática de Nebrija. Edición Sevilla 1532</div><br /></td></tr></tbody></table><span><div style="text-align: justify;"> Cuando hubo necesidad de buscar “persona letrada que lea gramática, latín e retórica”, la búsqueda se dirigió a Alcalá de Henares, a Salamanca y a Valladolid. También a Cáceres, Mérida, Alcántara o Plasencia intentando que quienes desempeñaban el oficio en estos lugares tuvieran en cuenta el buen salario que ofrecía Trujillo y acudieran a opositar a la ciudad.</div></span></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Pocas veces hubo un encargo directo en la contratación de un preceptor (como se hizo a fray Felipe de Meneses, en Alcalá de Henares, en cuyas manos se dejaba la elección en 1558) y los interesados hubieron siempre de pasar por una oposición, o al menos por el escrutinio de los más doctos de la ciudad.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Tampoco ahora habrá de dejarnos el arca sin conocer algunos de esos procesos de selección. El 30 de julio de 1554 se había despedido al preceptor Ojalvo, quizás no satisfecho el concejo con su trabajo. Ninguno de los anteriores preceptores quiso volver a la ciudad y fue necesario hacer llamamientos para que acudieran a Trujillo quienes deseasen ocupar la cátedra durante los tres años siguientes, con un salario de 37500 mrs. </div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“En este día se proveyó y mandó que la oposyçión de la cátedra de gramática se haga en la sala del ayuntamiento conforme a la orden que se dio al mayordomo en el punto de sillas e vancos para los que an de argüir (...) y que venidos, lea el más moderno en su título primero e arguya el más antiguo primero y por esta orden vayan leyendo e argumentando y que la primera leçión se asyne el día de Todos Santos a las dos y la letura se haga el viernes, día de Finados, a las dos y que los opositores trayan su títulos para el día de Todos Santos a la una para que se vea quién ha de leer la primera e segunda e terçera e asy por su orden e antigüedad...”.</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"> Unos años antes, en 1544, se puso en marcha un proceso similar para contratar a quien había de sustituir al bachiller Pedro de Castro, quizás ya de edad avanzada. En junio, Diego de Tapia fue a Alcalá de Henares con cartas de la ciudad, mientras que Cristóbal de Valencia hizo lo propio a Salamanca. Frailes de la Encarnaçión y de San Francisco (“los más doctos”), clérigos de la ciudad, el letrado del concejo, Diego Velázquez, y el propio preceptor Pedro de Castro constituyeron el tribunal reunido en el ayuntamiento. Las pruebas para decidir la idoneidad de los candidatos se iniciaron por el día de Santiago y concluyeron en la reunión del siete de agosto presidida por el licenciado Béjar, llegado desde Plasencia. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1544, agosto 7. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">“En la çibdad de Trugillo a syete días del mes de agosto, año del naçimiento de nuestro salvador Ihesu Christo de mil e quinientos e quarenta e quatro años, se juntaron en la sala alta de las casas del ayuntamiento de la dicha çibdad los magníficos señores justiçia e regidores de la dicha çibdad, conviene a saber, el muy magnífico señor Diego Ruiz de Solís, comendador de Villanueva de la Fuente, corregidor en la dicha çibdad e su jurisdiçión por Su Magestad, y los señores Martín de Chaves e don Sancho de Paredes e don Gavriel de Mendoça e Juan Piçarro de Orellana e Bernardino de Tapia e Juan de Solís e Pedro Barrantes e Juan Cortés, regidores de la dicha çibdad, e con ellos quatro frayles de la Encarnaçión de la horden de Santo Domingo, que son frey Gonçalo de Lizan, e frey Gil Velázquez e fray Pedro de Salamanca e fray Tomás de Contreras, e quatro frayles del monesterio de Sant Françisco desta çibdad que son los syguientes, frey Juan de Ávila, guardián de San Françisco e fray Jerónimo de ¿Larrega? e fray Antonio Núñez e fray Martín de Medellín, e otrosy el bachiller Françisco Carrasco y Françisco Sánchez y Juan Tierno e Alonso Larios, clérigos, y el bachiller Diego Velázquez e el bachiller Pedro de Castro y el bachiller Guisado, clérigo, personas nonbradas para dezir su parezer sobre el examen de los oposytores a la cátedra de preçebtor de gramática de la dicha çibdad e juntamente con ellos el liçençiado Béjar, que vino de Plasençia a presidir en el dicho negoçio. E todos ansí juntos, por mandado del dicho señor corregidor juraron en forma de derecho que todos ternán secreto de todo lo que pasare y los dichos frayles dominicos e françiscos de suso nonbrados e declarados e los dichos clérigos de misa juraron en forma poniendo las manos en sus pechos por Dios e por Santa María e por las órdenes que resçibieron y los dichos bachilleres legos juraron por Dios e por Santa María e por las palabras de los santos evangelios e por la señal de la cruz en que pusieron sus manos derechas que votarán en este caso lo más justamente que alcançare, syn afecçión ni parçialidad ni amistad ni enemistad.</div><div style="text-align: center;">Justiçia e regidores</div><div style="text-align: justify;">Y luego, por mandado de los dichos señores justiçia e regidores, se escrivieron los nonbres de los quatro opositores en sendos papeles, que son el bachiller Tarragona e el bachiller Alonso de Ayllón Toledano e el bachiller Salvador Gutiérrez e el bachiller Valverde, e los dio e entregó a los dichos frayles e legos suso nonbrados, personas elejidas e nonbradas para dar su pareçer e dar su voto. E escriptos, metieron en un cántaro el nonbre del que les paresçe que devían dar por preçebtor en esta çibdad y los tres en otro cántaro, que son los que quedan escluidos de la cátedra. Y las que quedaron e se metieron en el cántaro donde se echaron las tres siguientes y de las senzillas que se echaron en el otro, el dicho señor corregidor metió la mano y sacó una suerte e nonbre escripto...”. </div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 24.1. Fol. 321v.)</b></div><div style="text-align: justify;"><b><br /></b></div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZkjLXwKumG_sBRLd4O419io-G37W-lHL-hU_t7MWXE3wfX4ZHMXO7QdMC3Vzm9cPvg4avaI6r3oqy-OiWcAhlFAKwnIR4yeL3b44-H5Bkn-wrjp3mPv10QVkXsKGR5LgQtPg7E1gxAx5T_HlBr8BXrTchciZqm3kMsIv3pUe1caVUD2ea1_tWaUBqcp0/s2901/IMG_20230831_194315.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2901" data-original-width="1878" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZkjLXwKumG_sBRLd4O419io-G37W-lHL-hU_t7MWXE3wfX4ZHMXO7QdMC3Vzm9cPvg4avaI6r3oqy-OiWcAhlFAKwnIR4yeL3b44-H5Bkn-wrjp3mPv10QVkXsKGR5LgQtPg7E1gxAx5T_HlBr8BXrTchciZqm3kMsIv3pUe1caVUD2ea1_tWaUBqcp0/w259-h400/IMG_20230831_194315.jpg" width="259" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Institutiones Latinae. Biblioteca Nacional</td></tr></tbody></table><span> </span>Los resultados fueron claros. El nombre del bachiller Alonso de Ayllón estuvo en 14 de los papeles que el corregidor sacó del cántaro frente a los dos apoyos que obtuvo el bachiller Salvador González. Tan solo un día después, el bachiller Ayllón tomaba posesión de su cátedra, en la Casa del Estudio, ante los alumnos, eligiendo la Poética de Horacio para iniciar la primera de las muchas lecciones que de él habrían de recibir los alumnos trujillanos.</div><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-30714308766205881992023-07-20T21:54:00.002+02:002023-09-26T22:55:48.791+02:00Lucido y de poca costa<div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>Calles limpias cubiertas con juncias e hinojo, colgaduras en las casas y tapices en las plazuelas, música y pólvora, danzas, representaciones y por supuesto toros. El arca nos ha mostrado cómo a lo largo del siglo XVI la festividad del Corpus Christi se fue enriqueciendo en Trujillo, haciendo de este jueves del año el momento de mayor solemnidad religiosa y de regocijo profano. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>No escatimó la ciudad en los gastos pues su saneada hacienda así se lo permitía. Y aunque la festividad vivió algún momento de crisis, no fue por falta de recursos sino por <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2014/06/corpus-christi-en-tiempos-de-crisis.html">falta de vecinos</a>.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Pero eso cambiará en el siglo XVII porque entonces faltaron ambos, vecinos y recursos. La agotada hacienda municipal llevaba demasiado tiempo soportando inmensos gastos de guerras y exigencias constantes de la Corona que poco a poco fueron reduciendo sus recursos, hipotecando sus dehesas y alejando a vecinos de una ciudad por la que transitaban una y otra vez tropas hasta y desde la frontera portuguesa, a las que era preciso alojar y mantener.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUlUxSLhVrIgduEM1MUHDHalAZFlPgtPEzQ_mWULJmqBj4jMHO-vaQgelTzSCVHdgCnHGH5grt0DeAb0af5RHCNV-4827-xq8ori-GaPGDop-BBMuip4QGn_JTXQmBv7fHJf9j8pUfMflEzLt6pz8ynQHrQGSF7zv2bf9e6Q-1PFHCw-VovZsmsIXf4tM/s3264/IMG_20220619_111259.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="3264" data-original-width="2448" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiUlUxSLhVrIgduEM1MUHDHalAZFlPgtPEzQ_mWULJmqBj4jMHO-vaQgelTzSCVHdgCnHGH5grt0DeAb0af5RHCNV-4827-xq8ori-GaPGDop-BBMuip4QGn_JTXQmBv7fHJf9j8pUfMflEzLt6pz8ynQHrQGSF7zv2bf9e6Q-1PFHCw-VovZsmsIXf4tM/w300-h400/IMG_20220619_111259.jpg" width="300" /></a></div><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Hasta 400 ducados <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2015/06/las-cuentas-del-corpus.html">podía gastar la ciudad</a> en la festividad del Corpus cuando terminaba el siglo XVI, según establecía la licencia real, y apenas 50 años después le resultaba difícil reunir los 200 ducados que el propio concejo había establecido como gasto máximo para la fiesta. Habrán de pedirse prestados en 1641 (porque “al presente no ay de otra parte donde sacarlos”) ya que la fiesta había de celebrarse y siempre se pretendió que fuera acorde a “tal Señor y día que se a de celebrar”. Siempre “lucido”, pero ahora “de poca costa”.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Las andas de plata que la ciudad tenía para la fiesta del Santísimo Sacramento fueron cuidadas y asegurada su conservación, prohibiendo el concejo que se prestasen “a yglesia ni conbento ni cofradía ni a otra persona alguna por el detrimento que tiene en prestarse y faltar como an faltado algunas pieças della” (1645). Se trajo un corneta desde Mérida, pues faltaba en la capilla de música de la ciudad y los gigantes de la celebración tuvieron nuevos vestidos, por estar “muy viejos y con poca deçençia” (1648), asegurándose con multas la presencia de la ciudad, como era la costumbre.</div><div style="text-align: justify;"> </div><div style="text-align: justify;"><b>1647, junio 17. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Que todos los cavalleros rexidores que estuvieren en esta çiudad el día de la fiesta del Santísimo Sacramento acudan el dicho día a la proçesión general que a de salir de Santa María como es costunbre y salgan desde las casas del ayuntamiento y acabada la proçesión buelban a ella y lo cunplan según y como tienen obligaçión y se espera que de su christiandad y çelo no faltará ninguno si no fuere con justa causa. Y lo mismo a las vísperas el miércoles por la tarde como es costunbre, pena de quatro ducados que se an de sacar para ayuda al gasto de dicha fiesta. </div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 70.2. Fol. 92v.)</b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Pero no solo faltaban caudales con los que hacer frente a los pocos o muchos gastos que se quisieran hacer en las fiestas. Trujillo se despoblaba “pues los vecinos, oprimidos con tantas cargas, dexavan sus casas y se yvan della, aviendo faltado solo en una noche diez y siete” (1666). Y eso se notaba en sus calles, en las casas vacías, en la solitaria feria de mayo (“la de menor gente y comercio que se a conocido”). Y finalmente se notó en la procesión.</div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5QGEdBR8wkWNKD4aBnMdkebvD6HKAkAmplJ2mnoRsYYHqLFNaA9IfttLGj1HNGRlTttMq6HiaUN9x8t6okvpRokZR3WHtfS1mnYV3X4CMyZKROOzFDzNemtFXLquZVRWO3XkWLUiDrRXbKddIuC5lGT70z8Xdn-n3klcysYcomjAqjRs-VPeEyAwkDWE/s3152/IMG_20220619_112350.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3152" data-original-width="2171" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5QGEdBR8wkWNKD4aBnMdkebvD6HKAkAmplJ2mnoRsYYHqLFNaA9IfttLGj1HNGRlTttMq6HiaUN9x8t6okvpRokZR3WHtfS1mnYV3X4CMyZKROOzFDzNemtFXLquZVRWO3XkWLUiDrRXbKddIuC5lGT70z8Xdn-n3klcysYcomjAqjRs-VPeEyAwkDWE/w275-h400/IMG_20220619_112350.jpg" width="275" /></a></div><span> </span>Ya lo hicieron en 1642. El recorrido tradicional partía de la iglesia de Santa María la Mayor, saliendo de la villa por la puerta de Santiago. Terminados los autos en los tablados de la plaza, la procesión recorría las calles de Sillería, San Miguel, Tintoreros, Vivancos (luego La Merced), calle Nueva, plazuela del Azobejo, calle Carnicerías y desde la plaza regresaba a Santa María. Pero en ese camino, adornado siempre con colgaduras y tapices, ya había en ese momento “muchas casas caídas” por “la poca gente y falta de veçinos que ay”. Reducir su recorrido haría que fuera la procesión “con más aconpañamiento y las calles estarán con más adorno”. Y así la ciudad, con la aprobación del vicario y del cabildo eclesiástico, decidió que ese año la procesión volviera desde San Miguel a la plazuela del Azobejo para continuar su recorrido habitual.<br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Suponemos que en los años siguientes retornó la procesión a su trazado tradicional pues las actas no lo indican. Pero la decisión debió parecer la adecuada pues unos años después vuelve a acordarse el reducido recorrido que ya fijaron en 1642. Y quizás ya para siempre pues es el que nos muestra el arca en el siglo siguiente y por el que aún hoy sigue celebrándose el Corpus Christi en la ciudad.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1679, agosto 8. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Que se acorte la procesión de Corpus. </div><div style="text-align: justify;">Aviendo la çiudad conferido sobre la proçesión que se haçe el día de Corpus Christi y calles por donde pasa y que la de Tintoreros y la Merçed y calle Nueva, que son de las por donde iva dicha proçesión, así por ser las casas pequeñas como por aver algunos sitios sin casas, no están con las colgaduras y deçençia que se requiere para dicha proçesión y además dello se alarga tanto que se acava muy tarde, se acordó se acorte dicha proçesión y que en llegando a la plaçuela del convento de San Miguel, se buelva por la calle de San Miguel a salga a la de la Carniçería, con que dicha proçesión no a de ir no pasar por las dichas calles de Tintoreros y de la Merçed y calle Nueva. Y que los cavalleros comisarios nombrados para la fiesta de Corpus deste año lo partiçipen al cabildo eclesiástico desta çiudad y se le pida de parte desta çiudad venga en ello y lo tengan por bien.</div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo, Legajo 77.2. Fol. 70r.)</b></div></div><div style="text-align: left;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-88035864738801267122023-06-09T00:03:00.002+02:002023-12-08T02:03:16.930+01:00Archivos llenos de vidas<div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Cuando hablamos de archivos siempre hablamos de patrimonio y memoria. Son todos ellos fuentes de información y fuentes de historias que nos permiten comprender y compartir el pasado. Una parte importante de nuestro ADN como sociedad está atesorada en los archivos cuya existencia, buena conservación y mejor uso hoy, Día Internacional de los Archivos, celebramos.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Y no hay mejor celebración que su uso, no hay mayor aprecio y respeto que su difusión, no hay mayor homenaje que sacar de sus arcas pequeñas o grandes historias que ayudan a conocernos.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Juana, Leonor, Bernarda y Natividad. Cuatro mujeres que, como tantas otras, vivieron casi sin dejar rastro a pesar de tener quizás grandes historias que contar. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Cuatro mujeres que gracias a cuatro archivos surgen del silencio y cuentan su historia.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span><b>Juana Rodríguez de Grado</b> no estaba sola. Junto a ella, la comunidad de franciscanas del monasterio de la puerta de Coria de Trujillo, presenciaba el fin de su tiempo de novicia y su profesión como religiosa del convento. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Los días anteriores habían sido intensos. En la misma iglesia del convento, el día anterior, había dictado su testamento. Cuando muriese, deseaba ser enterrada con su madre, Teresa Calderón, en la sepultura en la que ésta descansaba en la cercana iglesia de Santa María. Misas por su alma y las de sus parientes, ofrendas de pan, vino y cera ante su sepultura y limosnas a las iglesias y ermitas de Trujillo. Sus escasas posesiones ya tenían destinatarios. Su parte en la dehesa de Valquemado, junto a Santa Cruz de la Sierra, sería para su padre, Diego de Grado, pero solo mientras viviese. A la muerte de éste, lo heredaría su hermano Juan de Grado y su sobrina Teresa Carrasco, la hija de su hermano Pedro Calderón. Tras su profesión como religiosa, su historia se sumerge en el silencio.<br /><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhISpsN6lX78YEjyC1gD6B-tuSAIC7OqPjKSrWMKyxiiHMntEGuYgSU2DKFRrC3c4jELtJJWfnfowLxj_o0xYugxONXV56t8JM3SevqUw_1t-hFErmiK5WDFeNmiW_3IDPr0RQYZFkNC0fN872j8txMzTmAmMshFyZmK6oLcuLpx0OiKf3fOLW7vXhU/s754/image%20copia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="152" data-original-width="754" height="130" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhISpsN6lX78YEjyC1gD6B-tuSAIC7OqPjKSrWMKyxiiHMntEGuYgSU2DKFRrC3c4jELtJJWfnfowLxj_o0xYugxONXV56t8JM3SevqUw_1t-hFErmiK5WDFeNmiW_3IDPr0RQYZFkNC0fN872j8txMzTmAmMshFyZmK6oLcuLpx0OiKf3fOLW7vXhU/w640-h130/image%20copia.jpg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Profesión de Juana. Archivo TPGB. Leg. 19/027<br /><br /></td></tr></tbody></table></div><div style="text-align: justify;"><b>1512, enero, 11. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Yo Martín Gonçález, clérigo presbítero, notario público por las autoridades eclesiástica y hordinaria y uno de los notarios de la audiençia obispal de la çibdat de Trogillo, doy fe y testimonio en como en honze días del mes de enero del año del señor de mil e quinientos y doze años, estando dentro en la casa y monesterio de señor Sant Françisco de la puerta de Coria, que es adentro de los muros de la dicha çibdat de Trogillo y estando ende la señora Catalina de Mena, abadesa en el dicho monesterio, e Ana Calderón, portera, e Urraca Alonso e Estevanía de Paredes e Catalina Gonçález Galinda e Teresa Altamirano y Ysabel Álvarez de Paredes e María de Torres e Ysabel Álvarez la Piçarra e otras freylas de la dicha casa, después de aver dicho la misa cantada con solenidat Hernand Alonso de Villarejo, clérigo, y estando ende Juana Rodríguez, hija de Diego de Grado, puesta en ábito de freyla en manos del dicho Hernand Alonso clérigo, husó los tres votos sustançiales de derecho, que son obediençia, castidat e proveza particular, porque dixo que ella avía estado allí en la dicha casa el año de la aprobaçión que el derecho quiere, e aún más, e que ella pedía e requería al dicho Fernand Alonso resçibiese della el dicho acto e votos e que ansy lo quería hazer e hizo e prometió e juró en manos del dicho Hernand Alonso en presençia de muchos onbres e mugeres que ende estavan, la qual solenidat e votos asy hecho la dicha Catalina de Mena dixo que pedía a mi el dicho notario gelo diese por testimonio para guarda de la dicha casa.</div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno. Legajo TR.19/027)</b></div><div style="text-align: justify;"><b><br /></b></div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: right;"><br /></div><span> </span><b>Leonor de Sotomayor</b> también fue monja profesa, pero no por su voluntad como parece lo fueron sus hermanas Ana de Sotomayor y Marina de Meneses en sus conventos de Toledo; prisionera en una torre de su casa, con “tormentos e prisyones”, acabó por aceptar el destino fijado por su padre, Rodrigo de Orellana, señor de la villa de Orellana la Vieja, en el convento de Santa Clara de Zamora. <table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEju_zvx72dKToAJK6MLMohVZzGpbUEjy4icA5waO9xSiaiGdzVkImGmAgLxJZHQjI03_Gi7EllMyzY6mhRglnxiySrHbSg-EwxXw1kN6dlAjV4DDDwXzQ_e04HH25NP7z4i2nLc5Acu3DNUE6ugR8gYhFPcRjjNdDoEegbpzmuWcqPrlKsRpzTp9exc/s2345/IMG_20230505_123939%20copia.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1082" data-original-width="2345" height="185" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEju_zvx72dKToAJK6MLMohVZzGpbUEjy4icA5waO9xSiaiGdzVkImGmAgLxJZHQjI03_Gi7EllMyzY6mhRglnxiySrHbSg-EwxXw1kN6dlAjV4DDDwXzQ_e04HH25NP7z4i2nLc5Acu3DNUE6ugR8gYhFPcRjjNdDoEegbpzmuWcqPrlKsRpzTp9exc/w400-h185/IMG_20230505_123939%20copia.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Seguro Real a Leonor de Sotomayor. <br />AGS. RGS. Leg. 151502, 287</td></tr></tbody></table><br />Sólo a su muerte, sus hermanas de profesión apoyaron su salida del monasterio, porque estaba claro que en ella “no avía señal de monja”. Fuera del convento no se sintió segura y acude a la reina Juana buscando su protección. Se temía de algunos de sus hermanos. De Juan, el sucesor de su padre en el señorío de Orellana la Vieja, de Gutierre, que luego habría de ser conocido como el fraile dominico fray Domingo de Sotomayor, y de Hernando. Con ellos sigue pleito, quizás por bienes que no recibió y ahora reclame, y de ellos recibe amenaza. Doña Juana la protege y manda pregonar en plazas y mercados su seguro a Leonor “para que la no hieran ni maten ni lisyen no prendan ni tomen y ocupen sus bienes ni le hagan ni manden hazer otro mal ni daño ni desaguisado alguno en su persona e bienes”. Nada sabemos de Leonor antes de este documento. Tras él, Leonor vuelve al silencio.</div><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1515, febrero 24. Medina del Campo</b></div><div style="text-align: justify;">(...) Sepades que Leonor de Sotomayor, hija de Rodrigo de Orellana,cuya hera la villa de Orellana la Vieja, ya defunto, me hizo relaçión eçt diziendo que el dicho su padre, por fuerça e contra su voluntad la metió por fuerça monja en el monesterio de Santa Clara de la çibdad de Çamora e que con tormentos e prisyones la hizieron hazer profisyón, de lo qual ella syenpre hizo sus reclamaçiones. Y que luego que su padre murió, la priora e monjas e convento del dicho monesterio, veyendo que en ella no avía ninguna señal de monja, a canpana repicada la sacaron del dicho monesterio y declararon que ella no hera monja. E que después, por virtud de un rescrito de nuestro muy Santo Padre se a avido ynformaçión de la suso dicho, asy de las dichas monjas como de otras personas e de la fuerça que le fue hecha, cómo su padre la tuvo presa en su casa en una torre porque entrase en el dicho monesterio. E que en este estado está el dicho pleito e que no le queda syno un testigo de tomar e que a cabsa desto, Juan de Orellana e Gutierre de Sotomayor e Hernando de Orellana, sus hermanos, por que no siguiese el dicho pleito e porque ella no les pida sus bienes que le perteneçen, diz que le an amenazado que la an de malherir e matar e diz que la an andado buscando para ello, en lo qual diz que sy asy pasase que ella reçibirá mucho agravia e daño e me suplicó e pidió por merçed que çerca dello con remedio de justiçia la proveyese mandándola tomar e reçibir en mi guarda e seguro e so mi anparo e defendimiento real (...)</div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo General de Simancas. Registro General del Sello. Legajo 151502, 287) </b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><div><b><span> </span>Bernarda Valiente Solís</b> no sabía escribir y así no pudo firmar ninguno de los dos únicos documentos que quizás otorgó en su vida. Sus dos testamentos. Fue la hija mayor de Juan Solís y Josefa Bravo y vino al mundo, en 1804, cuando arrancaba un siglo cargado de acontecimientos no siempre positivos para la ciudad.</div><div><span> </span>Aún no había cumplido los 19 años cuando unía su vida a Agustín Rubio Iglesias, trujillano como ella. Trece hijos y una vida que se cierran en dos documentos. El primero con su esposo, otorgando ambos testamento, y el segundo, ya viuda, disponiendo lo poco que quedaba por disponer.</div><div><span> </span>En 1863, cuando los esposos dictaban su testamento, sólo cinco de sus hijos seguían con vida y son pocos los datos que de Bernarda se indican. Que Agustín, su esposo, era mayoral de los ganados vacunos de don Fabián y don José de Orellana, que 6.000 reales se habían ido en pagar para que su hijo Antonio se librase del servicio militar, que Josefa y Antonia aún eran menores de edad. Nada de Bernarda.</div><div><span> </span>En 1876, Bernarda dictaba su segundo testamento. Agustín había fallecido dos años antes y su hija Antonia en 1871, quizás en el parto de su hijo Pedro. La hora y orden de su funeral y entierro, las misas y demás sufragios que habrían de decirse por su alma lo dejaba a decisión de sus hijos, a quienes legaba lo poco que quedaba de su vida. Una casa en la calle Afuera, la número 7, será el único bien a repartir cuando fallezca el 27 de diciembre de 1877. Setenta y tres años en pocas líneas que seguro fueron vividos con intensidad. </div><div><br /></div><div><b>1876, junio 9. Trujillo</b></div><div>En la ciudad de Trujillo, a nueve de junio de mil ochocientos setenta y seis, ante mí, D. Pedro Pedraza y Cabrera, vecino y Escribano del Número y Juzgado de la misma, Notario de su distrito, colegiado del territorio de la Audiencia de Cáceres, con presencia de los testigos que se dirán, comparece Bernarda Valiente y Solís, de setenta y un años de edad, viuda de Agustín Rubio, hija legítima de Juan y de Josefa, ya difuntos, natural y vecina de esta ciudad (...) la que asegura hallarse en pleno uso de sus facultades mentales y derechos civiles, sin fuerza, miedo ni interdicción alguna que la obste sus libres disposiciones, ni me conste cosa en contrario y dice: Que creyendo ante todo, como firmemente cree y confiesa el Misterio de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Spíritu Santo, tres personas realmente distintas y un solo Dios verdadero (...) hallándose en avanzada edad y quebrantada salud, hace su testamento en la forma que sigue.</div><div>Primero. Encomienda su alma a Dios nuestro Señor que la crió de la nada, y su cuerpo lo manda a la tierra de que fue formado, y que hecho cadáver, sea sepultado en el cementerio de esta ciudad. (...)</div><div>Tercero. Manda se digan por el alma de su difunto esposo Agustín Rubio treinta misas rezadas, de cuatro reales limosna cada uno. (...)</div><div>Quinto. Declara: Que de su matrimonio con Agustín Rubio existen hijos legítimos Antonio, Juana, Francisco y Josefa, habiendo fallecido su también hija Antonia, dejando un solo hijo llamado Francisco Quesada Rubio.</div><div>Octavo. Del remanente de todos sus bienes, derechos y acciones instituye y nombra por universales herederos a sus hijos legítimos Antonio, Juana, Francisco y Josefa Rubio y Valiente y a su nieto Francisco Quesada Rubio, para que los ayan por quintas e iguales partes, encargándoles se conduzcan con honradez, providad y como buenos hermanos, y que encomienden a Dios a sus padres. (...)</div><div>Así lo otorgó la referida Bernarda Valiente Solís, y no lo firma, por no saber (...)</div><div><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Protocolos Pedro Pedraza y Cabrera. 1876. Fols. 585r-586v)</b></div><div><br /></div></div><div style="text-align: justify;"><span> </span><b>Natividad Morales Moreno</b> nació en Trujillo el primer día de octubre de 1840. Hija de Juan y Antonia, sus abuelos maternos, Fabián y Joaquina, eran trujillanos, pero su abuelo Casimiro había llegado desde Higuera de la Serena y su abuela Inés desde Casas del Puerto de Miravete. Con 66 años, vivía en 1906 en la calle de la Lanchuela, en el número 8, con su marido Luciano Jorge Holguín y sus hijos: María, Josefa y Manuel, los tres solteros. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Como también harían algunos <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2021/06/la-escuela-de-don-matias-barbado.html">otros maestros de la localidad</a>, Natividad se dirigía en septiembre de ese año al director del Instituto General y Técnico de Cáceres para obtener la aprobación de la escuela particular de niñas que ya regentaba y que ocupaba parte de su casa. Adjuntaba la fe de su bautismo en la parroquia de San Martín, el reglamento del centro, el cuadro de asignaturas que se impartían y los planos del local, el informe de Aniceto Bravo Fernández (médico de la Beneficencia municipal) sobre la ventilación, luz y capacidad de las instalaciones y la certificación del alcalde de la buena conducta de Natividad y del cumplimiento de las ordenanzas municipales en su escuela.</div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2SNzMQjSC-Obpm2sydB6WG3tCS0-pRYvDi9M4s-eBby0l9ION2KjAuKOaWeHN35sz5pux6NA-sSyUdb6JIoCqGCvrithBNOoMN07cpQiotevROPPb5ZbqUbsbCC16R5F-Z4slLfmt9lk-45wJUd19qKntSmgVTbXHana2kXdDftkejFNJ8q09lhVM/s3827/DSCN6758%20copia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3827" data-original-width="2561" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2SNzMQjSC-Obpm2sydB6WG3tCS0-pRYvDi9M4s-eBby0l9ION2KjAuKOaWeHN35sz5pux6NA-sSyUdb6JIoCqGCvrithBNOoMN07cpQiotevROPPb5ZbqUbsbCC16R5F-Z4slLfmt9lk-45wJUd19qKntSmgVTbXHana2kXdDftkejFNJ8q09lhVM/w428-h640/DSCN6758%20copia.jpg" width="428" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Plano del Local Escuela. Archivo Instituto El Brocense</td></tr></tbody></table><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1906, septiembre 1. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Iltmo. Sor. Director del Instituto General y Técnico de la provincia de Cáceres</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Natividad Morales y Moreno, natural y vecina de Trujillo (Cáceres), casada, de sesenta y seis años de edad y con cédula personal de 11ª clase expedida el día 7 de mayo último, señalada con los números 52435864 impreso y 1310 manuscrito, á V.S. respetuosamente expone: Que teniendo abierta una Escuela de niñas de 2ª enseñanza con carácter particular, establecida en esta ciudad, calle Lanchuela núm.º 8 y debiendo acojerme á la legalidad común que preceptúan las disposiciones vigentes, </div><div style="text-align: justify;">SUPLICA a V.S. se digne tramitar el ajustado expediente á fin de que le sea concedida la autorización legal que corresponde, al objeto de que continúe abierta la escuela que tiene fundada. Gracia que espera merecer de la reconocida justificación de V.S. cuya vida guarde Dios muchos años.</div><div style="text-align: justify;">Trujillo, primero de septiembre de mil novecientos seis.</div><div style="text-align: center;">La Directora</div><div style="text-align: center;">Natividad Morales (rúbrica)</div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Instituto El Brocense) </b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cuatro archivos, cuatro historias, cuatro mujeres. Los archivos siguen esperando a quienes de nuevo den voz a todas las vidas en silencio que atesoran.</div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-72487161906033772422023-05-29T23:13:00.002+02:002023-09-25T20:24:28.215+02:00Casa fuerte en lo mejor de la ciudad<div style="text-align: justify;"><span> </span>Quedó claro para los ingleses de finales del siglo XVI, “Para un hombre, su casa es su castillo”, pero este logro legal que protegió sus hogares de registros injustificados, tuvo para los trujillanos del siglo XV y XVI un significado real, casi literal. En una sociedad de “bandos y parcialidades”, de conflictividad en la que altercados, enfrentamientos o muertes son frecuentes, la casa no es solo su “castillo”, es signo del poder familiar, de estatus social y a veces de <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2015/03/nueva-puerta-en-la-villa.html" target="_blank">control de la vida del adversario</a> y de protección de los propios.<br /><span> </span>Cuando la cerca, el muro que rodea la “villa” antigua, pierde poco a poco su valor militar, los adarves y torres de la muralla son lentamente ocupados e integrados en viviendas construidas junto a ellos. Algunas ya lo hicieron desde antiguo y aún se muestra hoy inaccesible desde el exterior el alcázar de los Altamirano. <br /><span> </span>Nos lo contaron las fuentes: Hernán Alonso Altamirano tenía “armada toda su casa y encorporada en el adarve de la dicha çibdad que se dize el Alcaçarejo”; las casas de Francisco de Torres estaban junto al adarve e incluían cuatro torres; Martín de Chaves, Francisco de las Casas, Pedro de Loaisa, Esteban Rengel, los herederos de Hernando Alonso Pizarro e incluso las monjas del monasterio de San Francisco el Real junto a la puerta de Coria tenían sus “casas e corrales pegados a los adarves desta dicha çibdad y tienen hedeficadas parte de las dichas casas sobre los adarves (...) e metidas en los hedefiçios dellas algunas torres del muro” (1523). Ellos y otros muchos y parece que todos sin oposición.<br /><span> </span>Pero una de esas casas, uno de esos “castillos,” sí fue una y otra vez objeto de críticas, denuncias y pleitos. Porque dominaba una puerta de la ciudad, la de Santiago, porque sus poseedores encabezaban un bando, los Chaves y porque sus adversarios temían sufrir daño al pasar por su puerta.<br /><span> </span>La casa de Luis de Chaves el viejo, luego de su nieto Juan de Chaves Mesía y más tarde de su bisnieto Luis de Chaves Rivadeneira, “hera casa fuerta e estava en lo mejor de la çibdad”. <br /><span> </span>Francisco de Carvajal, hijo de Diego de Carvajal, pretendió que se derribase en 1494. Quince cuchilladas le dejaron manco del brazo derecho y perdió cuatro dedos de su mano izquierda, todo por pasar a caballo ante la casa, seguro, sin armas. Diego García de Chaves, nieto de Luis de Chaves el viejo y hermano de Juan de Chaves, señor entonces de la casa, fue su agresor y el Carvajal solicitó de la Corona que la casa desapareciera o fuera requisada y tomada como cárcel, pues en sus puertas ya había muerto “quatro o çinco parientes suyos e matado e ynjuriado otros muchos”. <br /><span> </span>De nuevo fueron caballeros los que apelaron a la reina Juana para que la justicia interviniera en la casa, en las obras que Juan de Chaves llevaba a cabo en 1505 levantando “una barrera delante el muro de la çibdad, de una torre suya a otra torre del dicho muro”, sobre suelo concejil. Caballeros Vargas, Bonilleja, Loaisa, Carvajal o Pizarro, apellidos contrarios al bando de los Chaves, reclamaban derribar lo construido sin licencia del concejo del que formaba parte el propio Juan de Chaves.<br /><span> </span>Apenas cuatro años después, parte de lo construido por Juan de Chaves en sus casas, al menos la zona que ocupaba el adarve de la muralla, se derrumba. Será el propio Juan de Chaves quien plantee al concejo si tal muro era su casa (y a él competía su reparación) o formaba parte de la muralla común de la ciudad. <br /><span> </span>Faltan en las actas los argumentos de la ciudad y del propio Juan de Chaves a favor de una y otra opción y sólo conocemos lo planteado por el regidor Francisco de Loaisa, para quien lo derrumbado no era muralla de la ciudad sino casa de Juan de Chaves, con tres ventanas o saeteras que daban luz a la casa, cuando en “los adarves de la çibdad no a de aver ventanas syno petril y almenas e saeteras en las almenas”. <br /><span> </span>Sin embargo, la decisión del corregidor, Sancho Martínez de Leyva, fue favorable a Chaves y la ciudad asumió el coste de la reparación del muro.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj90xLjINkj-dSBhrkIxon1rpw3w9iRV-vCLALdWInoRkVzZr5LCpDTOlyg27fEU1HI1xg52jlBpOJEBD8-lRr9VWve-wCCv5xvENr3nRPmGuZEaYHjht-FP0ggdiBPazky9oSrqhWqy59l6JkGgbF7oayijQfWUjAU6itW5D501DyRqHJ1KMK6iw6E/s3264/IMG_20230311_112029.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3264" data-original-width="2448" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj90xLjINkj-dSBhrkIxon1rpw3w9iRV-vCLALdWInoRkVzZr5LCpDTOlyg27fEU1HI1xg52jlBpOJEBD8-lRr9VWve-wCCv5xvENr3nRPmGuZEaYHjht-FP0ggdiBPazky9oSrqhWqy59l6JkGgbF7oayijQfWUjAU6itW5D501DyRqHJ1KMK6iw6E/w240-h320/IMG_20230311_112029.jpg" width="240" /></a></div></div><div style="text-align: justify;"><br /><b>1509, abril 30. Trujillo</b><br />Este día, ante mi el dicho escrivano, pareçió presente Gómez Dávalos, veçino desta çibdad y dixo que por quanto ayer, veynte e nueve días deste presente mes, se remató en él la obra del adarve sobre que está armada la casa del señor Juan de Chaves en veynte e quatro mil mrs., que él agora dava e dio por su fyador a Françisco Gonçález Notario, veçino desta çibdad, que está presente, el qual dixo que le fyava e fyó que dará hecha e acabada la dicha obra de aquí al día de Santa María de agosto prymero venidero a contentamiento de los señores justiçia e regidores e avisará de ofyçiales del gordor e anchor que estava de antes e de la misma forma e manera que de antes estava, e cal e canto e todo a su costa e que ponga él todos los materyales que fuere menester para la dicha obra, començando desde el esquina de la dicha torre hasta el adarve nuevo.<br /><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 9, fol. 120r.)</b><br /><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>No a todos contentó este acuerdo y en 1516, Juan Méndez, vecino de Trujillo, denunciaba que lo hecho siete años atrás había sido aprovechado por los Chaves para hacer “más flaco e más estrecho” el muro sobre el que estaba “armada” la casa, alargando ésta e integrando aún más parte de la muralla, contraviniendo las leyes del reino que establecían <br /></div><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: justify;">“...que los muros de la çibdad estén desenbargados, de manera que todos puedan andar por ellos e defender las dichas çibdades quando fuere neçesario e no sea en manos de los que tovieren hechas casas sobre los dichos muros, estando las tales çibdades çercadas, dar entrada a los çercadores...” (AGS. RGS. Leg. 151602,149).</div></blockquote><div style="text-align: justify;"><span> </span>Parece que el ahora propietario, Luis de Chaves, seguía construyendo el baluarte ante sus casas que iniciara su padre, sobre suelo concejil, y tampoco entonces se logró que la justicia interviniera para recuperar lo ocupado.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Contra este baluarte, contra lo que parece estar destinado a ser una nueva muralla que protegiera la fachada “a las espaldas de su casa, hazia la parte de la plaza”, vuelven a levantarse los caballeros contrarios. <br /><span> </span>Como su padre en 1505, Luis de Chaves, el mayorazgo, era regidor de la ciudad en 1522 por el linaje de los Altamirano. El baluarte se seguía elevando ante la oposición de los contrarios, que consideraron llegado el momento de actuar y solicitar no solo que la obra parase sino que fuese destruida una parte de lo ya construido. Cuatro de los regidores que acompañaban a Luis de Chaves en el cabildo municipal, Sancho de Carvajal, Françisco Altamirano, Álvaro Pizarro y Alonso de Valverde, junto a los caballeros Luis de Carvajal, Alonso García de Vargas, Juan García de Vargas, Gonzalo de Ocampo, Juan Pizarro, Francisco de Bonilleja y Francisco de Carvajal, firmarán el poder que confería a Lope de León su representación para tales objetivos.<br /><span> </span>La llegada de un nuevo el corregidor, don Alonso de Padilla y Pacheco, que sustituía a don Francisco de Castilla (a quien los cuatro regidores mencionados consideraban “parzial e favorable a Luys de Chaves mayorazgo”), hará posible que el asunto se vea por la justicia de la ciudad. Don Alonso de Padilla habría de informarse “de testigos de una parçialidad e de otra y de maestros canteros sabios espertos en el arte”, además de visitar las obras antes de decidir. Lo que el corregidor Padilla vio fue un baluarte con muros fuertes y troneras que terminaba en medio de la torre que dominaba la puerta de Santiago. <br /><br /><span> </span>Informado de todo, decide:<br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGN3DpIzC56Vl7c2GS_UnDRN7_q7Fw2bUYTzb-2LytqQoAiPBKeOV6n1CTUHN9R_pAhY1VlCThBP0z5DhQ8BAD_YU2oLPiSnx_DRomX3e3PTomN0JGVhPynfIia4f0kBJutUu9NCmiRyQcYs6fsSBVosXcRNKJs_QElnTl6WFU9OJH_p2LIAGvkxom/s2896/DSC_0986.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="2896" data-original-width="1944" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGN3DpIzC56Vl7c2GS_UnDRN7_q7Fw2bUYTzb-2LytqQoAiPBKeOV6n1CTUHN9R_pAhY1VlCThBP0z5DhQ8BAD_YU2oLPiSnx_DRomX3e3PTomN0JGVhPynfIia4f0kBJutUu9NCmiRyQcYs6fsSBVosXcRNKJs_QElnTl6WFU9OJH_p2LIAGvkxom/s320/DSC_0986.JPG" width="215" /></a></div></div><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: justify;">“...por quanto por la dicha ynformaçión pareçe la dicha pared y hedefiçio y troneras ser perjudiçial y no se poder hazer y por hevitar pleytos e diferençias y porque ansy convenía a la paçificaçión desta çibdad, que mandava e mandó quiten las dichas troneras y deshazer la dicha pared conforme a la declaraçión de los dichos maestros e mandava e mandó, sy la dicha obra se oviere de hazer, sea de la manera que tienen aclarados los dichos maestros y no de otra manera (...) y mandó que en la buelta que la dicha pared haze hazia la puerta de Santiago, en que yva afrontar la dicha pared en el medio de la torre del dicho Luys de Chaves, que no se haga syno que quede toda la dicha torre esenta (...) y que fuese una pared de tres pies en ancho de piedra (e) barro...”. (Arch. Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno. Leg. CA. 44/037).</div></blockquote><div style="text-align: justify;"><span> </span>“Si la dicha obra se oviese de hacer...”. Pero los denunciantes no querían que se hiciera y exigían que fuese derribada en su totalidad y que el suelo ocupado volviese a la ciudad. El siguiente paso fue presentar su <span style="white-space: pre;"> </span>queja ante el Consejo Real y que un juez pesquisidor recabase los datos necesarios. La información remitida por el licenciado Diego de Almodóvar (que desconocemos) no debió ser muy diferente a la que obtuvo el corregidor Padilla, ni la resolución en el Consejo Real cambió mucho lo ya ordenado por aquél. <br /><span> </span>Luis de Chaves no tendría que retornar a la ciudad el espacio usurpado y tendría su pared pero en ésta no podría haber troneras ni saeteras que salieran a la calle, ni ser muralla con “andén” en lo alto y ninguna puerta podría abrirse en el lienzo de sus casas que saliese al suelo “que está dentro de la pared del dicho edefiçio”. <br /><span> </span>Hoy ese muro sigue en pie, no es muralla, no es alto, no protege ni oculta las hermosas ventanas que se abren en las casas de los Chaves, en lo que una vez fue muralla. Pero esa pared era parte del “castillo” de los Chaves y un hermoso escudo nos lo recuerda.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3gaZuFheHzNvTblwu0MyFg086okIvszqfOhHEC6t4xsBDyMiCtO42S8c1-_iWEEi5Ddpzxn6Io8HiRvKAnjbFmpRfR_VM0D4h0_7ai4qiASH6Fx24TocsU97EWa9jg8XHksdymjWoekfko82x98qhNa4vq5JMNKZPQqmC_WnJkwUFPk0VciP6SeWb/s3872/DSC_0718.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2592" data-original-width="3872" height="429" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3gaZuFheHzNvTblwu0MyFg086okIvszqfOhHEC6t4xsBDyMiCtO42S8c1-_iWEEi5Ddpzxn6Io8HiRvKAnjbFmpRfR_VM0D4h0_7ai4qiASH6Fx24TocsU97EWa9jg8XHksdymjWoekfko82x98qhNa4vq5JMNKZPQqmC_WnJkwUFPk0VciP6SeWb/w640-h429/DSC_0718.JPG" width="640" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-87880500959297498972023-04-30T19:14:00.000+02:002023-04-30T19:14:18.340+02:00Santa Clara en San Clemente<div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"> Hubo un tiempo en que Trujillo comenzó a crecer, pletórica de vitalidad, más allá de las murallas de la villa. Lo hacía dejándose caer hacia el mediodía, por la ladera menos abrupta, acercándose a los replanos y siguiendo el sentido natural de las aguas vertientes hacia lo que sería la plaza del arrabal y la calle Nueva, hacia los prados de la Encarnación o la calle García. Pero un pequeño promontorio cercano, casi sin suelo, berrocal en su sentido más puro, también se ocupó lentamente y con dificultad: era la antigua parroquia de San Clemente en torno a la que se arracimaban algunas casas y donde, contra la lógica que seguía el crecimiento de la ciudad, se encastillará el convento de Santa Clara.</div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnRxqbwHtaZOzBQTrM1xqBflXKanSQm0xRgxs-CeTpZDoeH0eQsTtOFf3apXql8uUH-0FWXXyrAz2O7nm6a9HOoD0EVMMhfBmr1AdS-ou-qW1FwCvqvHranGV9g6CVkqsBkncvR5ZVCTMKJYbUvd-i0_kga7DUL7VSGUgIcsYdzlwFgq8jdyXDKkqb/s3264/IMG_20230421_153122.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3264" data-original-width="2448" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnRxqbwHtaZOzBQTrM1xqBflXKanSQm0xRgxs-CeTpZDoeH0eQsTtOFf3apXql8uUH-0FWXXyrAz2O7nm6a9HOoD0EVMMhfBmr1AdS-ou-qW1FwCvqvHranGV9g6CVkqsBkncvR5ZVCTMKJYbUvd-i0_kga7DUL7VSGUgIcsYdzlwFgq8jdyXDKkqb/w300-h400/IMG_20230421_153122.jpg" width="300" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Iglesia de San Clemente<br /></td></tr></tbody></table><span> </span>Las “peñas de Sant Clemeynte” ya aparecen citadas en el arca en 1485, con alcáceres y muladares y donde residía entonces Juan de Vera, cura de San Martín. Allí, en los arrabales, “en las casas que dizen del Recabdador”, se recogerán las ocho religiosas franciscanas de la Observancia que, desde Cabeza del Buey, llegan a Trujillo en 1533 de la mano de fray Pedro de Vaca, guardián de los frailes observantes del monasterio de San Francisco de Trujillo. <br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Pronto la reducida comunidad se irá ampliando y a doña Isabel Rol Calderón, abadesa en estos primeros años, doña Catalina Rol, su vicaria, María de la Concepción, Catalina de Santa Clara, Inés de San Francisco, Juana de la Madre de Dios, Catalina de la Concepción y Leonor de los Ángeles, la madre portera, se unirán pronto otras religiosas: Beatriz de Espariegos, Isabel Álvarez y su hermana María Jiménez de Paredes (hijas de Pedro de Loaisa y Luisa de Tapia), Estefanía de San Juan, Catalina de Cristo, Flor de Tapia, doña Blanca de Sotomayor, Juana de Torres, doña Beatriz de Guzmán, Inés Rol Palomeque, María Gutiérrez de Ovando, doña Leonor Pimentel, Francisca de Ovando Aldana, María Gutiérrez Palomeque o doña Catalina de la Cruz. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>En 1535 las “casas del Recaudador” seguían siendo la morada de las monjas de la Concepción de Santa Clara, “en tanto que se haze el monesterio junto a la yglesia de San Clemeynte de la dicha çibdad, que está començado a hazer”. Así, todo irá cambiando en el entorno de la iglesia, concediendo el convento una calle al concejo en lugar del espacio tomado junto al templo o rompiendo el berrocal para mejorar los accesos a nuevo edificio en construcción</div></div><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“Este día, los dichos señores mandaron pagar a Pero Herrández, cantero, en cuenta de la obra e peñas que se le dio a quebrar e allanar el camino baxo de San Clemeynte, quatro ducados...” (1535)</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIR8-kEeUsq6HDayXRWbyDl7AcAd-3DV2OgZA4jNT6XyMkkXQA8jA-7B5P-2sDH_xmomZOg_PUod9fUMiclXYnjWyV7dt0lo2SoqRvXH9FKcr-enR4BdGmIHwcBa_oX-GpEj0mx24ri78Uzh_hS7FZE3sJlPpdk4N0CRR72UaRH2ChcUyfgidFsQKC/s3264/IMG_20230421_152944.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3264" data-original-width="2448" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIR8-kEeUsq6HDayXRWbyDl7AcAd-3DV2OgZA4jNT6XyMkkXQA8jA-7B5P-2sDH_xmomZOg_PUod9fUMiclXYnjWyV7dt0lo2SoqRvXH9FKcr-enR4BdGmIHwcBa_oX-GpEj0mx24ri78Uzh_hS7FZE3sJlPpdk4N0CRR72UaRH2ChcUyfgidFsQKC/s320/IMG_20230421_152944.jpg" width="240" /></a></div><span> </span>El convento irá poco a poco surgiendo de esas peñas que serán su firme cimiento, en el alcácer que Fernando de León les dio en 1535 a cambio de unos censos sobre casas en la calle Nueva que las monj<br />as poseían, alcácer junto a los solares que ya tenían y que lindaba “por la parte de abaxo con alcáçer de Juan de Malpartida y con la calle que baxa de San Clemeynte a la fuente de la Çarçuela”, lugar donde también tendrán su huerta.</div></div><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“Liçençia de la huerta de Santa Clara. Este día, los dichos señores dieron liçençia a las monjas de Santa Clara que residen en Sant Clemeynte para que la huerta del monesterio que tienen començado a hazer, por la parte de abaxo de la calle vaya la pared en su derecho por la parte y lugar que fue señalado por la justiçia e regidores desta çibdad a dar al alcáçer de Juan de Malpartida”. (1538)</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>Poco a poco, los trujillanos verían nacer de las peñas de su berrocal uno de los mayores edificios conventuales de la ciudad, cuya construcción, en ocasiones, a buen seguro, habría de dejar casi vacías las arcas del monasterio.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El 15 de octubre de 1541 la madre abadesa comparecía “delante de la red del monesterio de la Conçebçión de la horden de Santa Clara que es junto a la yglesia de Sant Clemeynte”. Junto a ella, otras monjas profesas convocadas “a canpana tañida”, según lo tenían de costumbre, se reunían para dar su opinión y acordar la venta de una de sus propiedades. Contando con la aprobación y licencia de fray Lorenzo del Robledo, su vicario y visitador, las monjas franciscanas de Santa Clara vendieron la cuarta parte de la dehesa del Carneril, cerca de Santa Marta y el río Tamuja, por 450.000 mrs., cantidad que les permitiría proseguir las obras ya comenzadas de unos edificios “muy neçesarios e convinientes a su quietud e reposo e abitaçión”. Testigos de aquella venta fueron Francisco Gutiérrez, cantero, y García de Vergara, maestro de cantería, quizás intervinientes en aquellas obras.<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMzFYm8JGGE8oRjREXbRackatrNy7-PDXi1HmMD6A_VJARwSfUj88rLFGx03k-DsIzccGj2jl6t2JFCPd079tWuXBciP_CxPu-pTbO-wnArPVM1LjwX32Dh1iVQUZ4HP0cZI61iapPz6X2ieJH7a2z5ChUyo9NibYcezHnx9SO92qM8LB27S_lDdAt/s2448/IMG_20230421_153421.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1727" data-original-width="2448" height="428" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMzFYm8JGGE8oRjREXbRackatrNy7-PDXi1HmMD6A_VJARwSfUj88rLFGx03k-DsIzccGj2jl6t2JFCPd079tWuXBciP_CxPu-pTbO-wnArPVM1LjwX32Dh1iVQUZ4HP0cZI61iapPz6X2ieJH7a2z5ChUyo9NibYcezHnx9SO92qM8LB27S_lDdAt/w604-h428/IMG_20230421_153421.jpg" width="604" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">Convento de la Concepción de Santa Clara. Espadaña y escudo de la ciudad</div></div></td></tr></tbody></table><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="text-align: justify;"> </span><span style="text-align: justify;">Pero como en </span><a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2021/02/el-incendio-de-san-pedro.html" style="text-align: justify;" target="_blank">otras muchas ocasiones</a><span style="text-align: justify;">, la ciudad también prestó su ayuda económica al monasterio. Las saneadas cuentas de la ciudad del siglo XVI permitieron que Trujillo ayudara en la construcción del coro en 1565 o más tarde en su enfermería.</span></div></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Este antiguo convento acoge ahora al viajero pero las monjas de la Concepción y Santa Clara siguen estando cerca de San Clemente, en un nuevo convento sobre aquellas peñas que surgen del berrocal y que siguen mostrándose potentes junto a la iglesia o en las calles cercanas. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1593, febrero 5. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Acuerdo en favor del monesterio de Santa Clara.</div><div style="text-align: justify;">Este día don Françisco de Sotomayor y Juan Piçarro de Carvajal hizieron relaçión de cómo por petiçión que en este ayuntamiento se dio por parte del convento y monjas de Santa Clara de esta çibdad, pidieron y suplicaron que la çibdad las faboreçiese para la obra de la enfermería, se le cometió se ynformase de la dicha neçesidad y lo viesen y que ellos lo an visto e ynformádose de los médicos; y ansí hizieron relaçión que el dicho monesterio y monjas tienen estrema neçesidad del dicho reparo y obra y que el dicho monesterio es muy pobre, atento a lo qual se acordó que esta çibdad ayude y favorezca a el dicho monesterio con seysçientos reales de sus propios en limosna, con tanto que para ello las dichas monjas y monesterio pidan y saquen facultad de Su Magestad, que esta çibdad desde luego presta consentimiento para ello. </div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 60, fol. 225v.)</b></div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-38023692712587521682023-03-23T16:52:00.000+01:002023-03-23T16:52:35.794+01:00Banquetes imperiales en Madrigalejo<div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Madrileña de nacimiento y muy unida a su hermano Felipe, quizás por la temprana muerte de su madre Isabel y las largas ausencias de su padre Carlos, una gran parte de la vida de María de Austria (1528-1603) transcurrió lejos de las tierras de Castilla. <table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQT6DVdqWYBnQnHRdHhCh5ZXnbbnL8G-NRLctLBldHKTQzwZePQPNrd93XiuFdPPpZ-bwZJyjB6DdFH8HK1q3ybnxaJ6du6b3XMRyg4eiRe-_1zk0MRZqGIwRncBrdQzaqilNL5jPwcO4H6mVYzMivrvhql7i1pcIbxcI7xbIeOBSGwNR9CoSXYMUz/s3322/Emperatriz.jpeg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="3322" data-original-width="3322" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQT6DVdqWYBnQnHRdHhCh5ZXnbbnL8G-NRLctLBldHKTQzwZePQPNrd93XiuFdPPpZ-bwZJyjB6DdFH8HK1q3ybnxaJ6du6b3XMRyg4eiRe-_1zk0MRZqGIwRncBrdQzaqilNL5jPwcO4H6mVYzMivrvhql7i1pcIbxcI7xbIeOBSGwNR9CoSXYMUz/w400-h400/Emperatriz.jpeg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both;"><span style="font-size: x-small;">María de Austria. Juan Pantoja de la Cruz (1553-1608)</span></div><div class="separator" style="clear: both;"><span style="font-size: x-small;">Convento de las Descalzas Reales</span></div></div><br /></td></tr></tbody></table><br />El matrimonio con su primo, el futuro emperador Maximiliano II, llevaría a María a la corte de Viena. Tras la muerte de su esposo, María, la emperatriz viuda, madre de dos reinas y dos emperadores, vuelve a España con su hija menor Margarita.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Pero su hermano Felipe no está en Madrid y en su camino de regreso ha conocido <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2018/03/1580-el-ano-del-gran-catarro-muerte.html" target="_blank">muerte de su hija Ana en Badajoz</a>. No esperará a la vuelta de quien ahora es también Felipe I de Portugal y toma el camino a Lisboa respondiendo al deseo de su hermano de verla.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Hacía 26 años que Felipe y María no se habían visto y el rey se mostró impaciente pidiendo a sus hijas noticias del encuentro con su tía en Madrid, “si viene gorda o flaca y si nos parecemos ahora algo como creo que solíamos, y bien creo que no estará tan vieja como yo”. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Cuando en marzo de 1582 llega a Trujillo la noticia de que la emperatriz “quiere venir por ésta de camino para Lisboa”, el concejo de la ciudad se apresta a tener todo listo por si hubiera de pasar por Trujillo o su jurisdicción, recabando información de la Corte para saber cuándo y por dónde se haría el camino “y qué es neçesario prevenir para proveimiento de su corte”.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Llegado abril, todo se acelera. Un gamo vivo que se compró a Lorenzo de Paredes, terneras, capones... y sobre todo dulces, como correspondía al presente ofrecido a una dama: </div></div><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><div><div style="text-align: justify;">“Comisión de las cosas de azúcar. Este día se mandó que se dé por çédula del señor liçençiado Orellana el dinero que fuere menester para las cosas de açúcar para el presente de la enperatriz”.</div></div></blockquote><div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Doña María de Austria y su séquito estuvieron el 19 de abril de 1582 en Madrigalejo. Los presentes de la ciudad cubrieron sus mesas y las doce cajas de “confituras y cosas dulçes”, lo mejor de la repostería trujillana, endulzaron el largo camino que llevaba a Lisboa.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1582, abril 27. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Presente a la enperatriz. Memoria del presente y serviçio que la çiudad de Trugillo, justiçia y regidores de ella hizieron a la serenísima enperatriz en el lugar de Madrigalejo por donde Su Magestad pasó en dezinueve de abril de mil quinientos y ochenta y dos años.</div><div style="text-align: justify;">Quatro terneras</div><div style="text-align: justify;">Doze carneros</div><div style="text-align: justify;">Un venado bivo</div><div style="text-align: justify;">Un javalí</div><div style="text-align: justify;">Cantidad de conejos, perdizes y liebres</div><div style="text-align: justify;">Quatro dozenas de capones</div><div style="text-align: justify;">Dos dozenas de piernas de toçino</div><div style="text-align: justify;">Dos dozenas de cabritos</div><div style="text-align: justify;">Una dozena de pavos</div><div style="text-align: justify;">Doze caxas de confitura y cosas dulçes en la forma y cosas siguientes</div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div><div style="text-align: justify;"> Una de cuescos de duraznos</div></div><div><div style="text-align: justify;"> Otra de grajea y canelones dorado</div></div><div><div style="text-align: justify;"> Dos de maçapanes dorado</div></div><div><div style="text-align: justify;"> Una de dátiles rellenos dorado</div></div><div><div style="text-align: justify;"> Una de fruta real dorado</div></div><div><div style="text-align: justify;"> Una de mana </div></div><div><div style="text-align: justify;"> Una de bellotas y alcachofas dorado</div></div><div><div style="text-align: justify;"> Otra de turrón seco dorado</div></div><div><div style="text-align: justify;"> Otra de almendras doradas</div></div><div><div style="text-align: justify;"> Otra de nuezes doradas</div></div><div><div style="text-align: justify;"> Otra de alcorças doradas </div></div></blockquote><div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 43, fol. 522v)</b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> <table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpLMkUBcVmlK1WHKmLzqD7LjzSJ8wgrz6O8KsycqxA8rWZPLfKyfUx87NUdhPHjSsl3wiJ0hLDt-AUPho4sMpRANbXKhOzvQyjIrBuKBkSsYXxzGoeooRTnggirOp4tLNQzHOiVWvhQY11ChnWv1xGuKX8DBf00yLsa4w68lJ30-yYW08aLrQwtx_f/s1020/Bodegon.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="620" data-original-width="1020" height="195" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpLMkUBcVmlK1WHKmLzqD7LjzSJ8wgrz6O8KsycqxA8rWZPLfKyfUx87NUdhPHjSsl3wiJ0hLDt-AUPho4sMpRANbXKhOzvQyjIrBuKBkSsYXxzGoeooRTnggirOp4tLNQzHOiVWvhQY11ChnWv1xGuKX8DBf00yLsa4w68lJ30-yYW08aLrQwtx_f/s320/Bodegon.jpeg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Clara Peeters. Bodegón. Museo del Prado</span></div><br /></td></tr></tbody></table><br /> </span>Aún no había pasado un año cuando de nuevo Trujillo se prepara para agasajar a la emperatriz María. En febrero de 1583 partía de Lisboa para volver a Madrid, destino definitivo de sus últimos años. Trujillo quiere también ahora estar listo para el agasajo </div></div><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><div><div style="text-align: justify;">“Acordose que se envíe un peón para que entrando Su Magestad en Castilla avise para qué día verná por esta juridiçión seys días antes que llegue”. </div></div></blockquote><div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Febrero acabó en Madrigalejo con un nuevo recibimiento a la emperatriz viuda. Hubo de nuevo presentes y dulces que los regidores Francisco Altamirano de Vargas y Juan de Hinojosa ofrecieron en nombre de la ciudad y su tierra. También fue dulce el camino a Madrid desde tierras extremeñas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1583, febrero 25. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">En este ayuntamiento se trató de cómo la serenísima enperatriz viene a Madrigalejo de Portugal el lunes postrero de febrero. Acordose que el señor corregidor y los señores Françisco Altamirano de Vargas y Juan de Hinojosa vayan a resçibir a Su Magestad y se le lleve el presente siguiente.</div><div style="text-align: justify;">Dos terneras</div><div style="text-align: justify;">Doze cabritos</div><div style="text-align: justify;">Doze carneros</div><div style="text-align: justify;">Dos dozenas de piernas de toçino</div><div style="text-align: justify;">Tres dozenas de capones</div><div style="text-align: justify;">Perdizes çinquenta pares</div><div style="text-align: justify;">Çinquenta conejos</div><div style="text-align: justify;">Un maçapán grande y ocho caxas de confitura y un cesto de vizcochos</div><div style="text-align: justify;">Una carga de limones dulçes</div><div style="text-align: justify;">Unas carga de naranjas dulçes</div><div style="text-align: justify;">Una carga de vino</div><div style="text-align: justify;">Dos barriles de azeytunas</div><div style="text-align: justify;">Quatro doçenas de queso añejo</div><div style="text-align: justify;">Çinquenta fanegas de çevada.</div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 43, fol. 588r.)</b></div></div><div style="text-align: justify;"><b><br /></b></div><div style="text-align: justify;"><b>------------------------</b></div><div style="text-align: justify;"><div>Gragea: “Especie de confitura mui menuda, que ordinariamente sirve en las Carnestolendas para tirar unos a otros” </div><div>Canelón: “Confite largo, que tiene dentro una raja de acitrón o de canela, el qual es labrado y quadrado. Llamose así, porque regularmente se funda sobre una raja de canela”. </div><div>Mana: “Llaman en las Confiterías cierta especie de gragea más menúda que la ordinaria”.</div><div>Alcorza: “Pasta muy blanca de azúcar y almidón, con el cual se suelen cubrir varios géneros de dulces”.</div><div><br /></div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-34864560469603037482023-01-15T06:09:00.002+01:002023-01-15T17:59:43.945+01:00El corral de los toros<div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>Las primeras en quejarse del corral en que se encerraban los toros que habrían de lidiarse en la plaza fueron las dominicas del convento de Santa Isabel. Asentadas en la abandonada sinagoga, ahora convertida en su casa, las religiosas pedían a la Corona en 1494 que se buscase otro lugar para tal menester, pues las molestias que tal espacio les ocasionaba comprometían la honestidad y apartamiento de su vida religiosa. Pero aunque la misiva real ordenaba que, si tal molestia fuera cierta, no se encerrasen allí los toros, se quitase el corral y quedase la calle “desenbargada”, lo cierto es que su ubicación había de ser lo más próxima posible y abierta al lugar en que se producía el festejo taurino, la plaza. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Resulta difícil imaginar su ubicación exacta pues en nuestra mente se impone el trazado actual de las calles sobre el que intentamos situar una vía, la de Jarandilla o Jarandilla de los Jaboneros, abierta a la plaza, en la que se encontraría el corral que molestaba a las dominicas:</div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“...que se encierren los toros en el corral que antiguamente se solían ençerrar en la calle de Jarandilla, a la boca de la plaça...”. (1545).</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>Su ubicación, a decir de los mercaderes de la calle Jarandilla, se hizo cuando sus vecinos eran la comunidad judía y “...a causa que bibyan ally, la dicha çibdad hizo en la dicha calle corral para encerrar toros con una barrera...”. (1517).</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>De tal espacio se preocupó siempre la ciudad, aderezando el corral y dotándolo de puertas que se retiraban tras los festejos</div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“Fernán López suplica manden quitar las puertas del corral de los toros y linpiar el corral pues no se an de correr toros fasta San Juan, que se meten algunas personas a hazer villaquerías. Que el mayordomo las faga quitar y entrar en el alhóndiga”. (1508).</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>Pero toros y negocios no parecían congeniar en el mismo espacio. La calle Jarandilla se llenó de mercaderes y tratantes y pronto quisieron, ellos también, que el corral que guardaba los toros bravos para los festejos se alejara de sus tiendas pues “...la gente no puede pasar por la dicha calle ni los dichos mercaderes tratar ni vender en ella sus mercaderyas e que todos los que biven en la dicha calle están encerrados y ellos y los que a ella vienen no pueden pasar sy no rodean por otras partes e la dicha calle está contynuamente muy suzia syendo tan prynçipal e por donde pasan las procesyones e la gente forastera...”. (1517)<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_LplCKlsfs0B2J0SX25ws0v9zVzKJfspLpF_GYsKQ1DccmpRZsiuNZioZCah8wzYjsWGqjpWTCwepZc5z91r2Yug0OyZsXHOS57VdWGROX65OABpYEtFb0_FW1sNJG5OjTUSQ8B5yN1zk2rwGJf52sPRbPXt9iZOhhr6M5zPflhFKvhiZb1d-uB8r/s1333/calle%20Tiendas.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="975" data-original-width="1333" height="293" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_LplCKlsfs0B2J0SX25ws0v9zVzKJfspLpF_GYsKQ1DccmpRZsiuNZioZCah8wzYjsWGqjpWTCwepZc5z91r2Yug0OyZsXHOS57VdWGROX65OABpYEtFb0_FW1sNJG5OjTUSQ8B5yN1zk2rwGJf52sPRbPXt9iZOhhr6M5zPflhFKvhiZb1d-uB8r/w400-h293/calle%20Tiendas.jpg" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Calle Tiendas. Contreras y Vilaseca. Archivo Fotográfico Fundación Telefónica (Años 20-30)</span></div></td></tr></tbody></table><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Los mercaderes vecinos de la calle volverán a presentar la solicitud ante el corregidor Bernardino de Ledesma en 1532, esta vez aportando dinero que la ciudad pudiera emplear en aderezar otro espacio alejado de sus puertas, diez mil maravedís “...para ayuda a pasarlo en otra parte...”.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El lugar elegido había de estar cercano a la plaza y contar con el apoyo del concejo por lo que el corregidor dejó hablar a los regidores. Francisco de Orellana, Gonzalo de Torres, Francisco de Bonilleja y Gómez de Tapia, los regidores asistentes al ayuntamiento del 15 de julio de 1532, se posicionaron a favor de trasladar el corral de los toros a la parte norte de la plaza, junto a las casas de Gudelo, donde parecía no hacer perjuicio a nadie. Gonzalo de Tapia y Diego de Carvajal prefirieron esperar a dar su voto para ver de nuevo el lugar señalado y tomar una posición.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Cuatro días después, el 19 de julio, los cuatro regidores que aún no habían emitido su voto dieron su parecer. Diego de Carvajal, tras haber visto el lugar elegido, apoyó a sus compañeros y en cuanto al dinero ofrecido, “...en lo que toca a sy los diez mil mrs. que se ofreçen de dar los veçinos de la calle de Jarandilla se deve tomar, que él se remite a lo que en ello mandare el señor corregidor”. También Gonzalo de Tapia había visto el lugar y mostró su parecer favorable al traslado, “...porque dixo que aquel es sytio con mucho menos prejuiçio que donde agora está e que ay mucho menos personas que reçiban agravio e prejuiçio porque la calle donde suele estar el dicho corral es calle más prinçipal e de más trato e donde reçiben los veçinos e moradores della e otras muchas personas mucho daño”. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Los únicos regidores que se opusieron al traslado fueron Juan de Grado y Francisco de Torres y la opinión del primero nos dará las claves de por qué no prosperó la petición de los vecinos de la calle Jarandilla. Juan de Grado “dixo que, vistas las petiçiones que se an dado en nonbre de la yglesia de señor San Martín e de otros veçinos, que el corral de los toros no se mude e que se esté donde está antiguamente”, siendo respaldado por Francisco de Torres, dispuesto a volver a tratar el tema cuando no hubiese vecino que se opusiese al traslado. Porque el nuevo lugar había encontrado una oposición firme de quien se consideraba recibiría perjuicio en el traslado, la iglesia de San Martín, en cuya proximidad habría de establecerse.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Pese a ser mayoría los regidores favorables al traslado, nada se hizo entonces ni años después. La calle Jarandilla fue perdiendo su nombre y quedó reducida a una calleja que partía de la vía principal -la de los mercaderes y las tiendas- que acabó tomando el nombre de sus vecinos más molestos, la calle de los Toros.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1538, diciembre 13. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Esquina de las casas de Diego López. Este día, los dichos señores mandaron que los alarifes de la dicha çibdad vean una esquina de las casas de Diego López, tendero, que son baxo de la calle de los Toros hazya la parte de la calleja de los Xaboneros. Y visto, vean e tasen e moderen lo que es neçesario tomar la dicha esquina y aquello se tome e se pregone quién se encarga de lo hazer que quede bien hecho por quanto es cosa muy nesçesaria y se aclara mucho la calle. Y lo que tomaren se haga con el menos perjuizyo de la casa del dicho Diego López. </div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 22.1. Actas 1538-41, fol. XCVv.).</b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Apenas cinco años más tarde, en 1543, han cambiado los protagonistas pero el guión es el mismo. El corregidor, Diego Ruiz de Solís, comendador de Villanueva de la Fuente, tuvo que responder a una nueva petición de los mercaderes de la calle ahora llamada de los Toros o del Corral de los Toros.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Juan de Camargo, Alonso y Vicente Enríquez, Gaspar Díaz, Juan de Camargo, hijo de Nuño García, y Diego López, mercaderes, junto a Pedro Alonso, cerrajero, y Diego de Monroy, sastre, intentarán de nuevo en 1543 que el concejo retire de su calle el molesto corral, ofreciéndose a aportar las dos terceras partes de lo que costase a la ciudad situarlo en aquel lugar que ya se descartó en 1532. Todo parecía estar a su favor y la decisión tomada. Junto a la iglesia de San Martín, al lado del “pozo ancho”, el corregidor pretendía convertir un terreno municipal en un corral para acoger los toros de lidia de las fiestas, cubierto por un sobrado que habría de servir de “alhorí”, de almacén de grano o sal para la ciudad. A comienzos de agosto de 1543 las obras están en sus cimientos y en ella trabajaban los canteros Alonso Dávalos y Alonso Martín Núñez. Pudo ser ésta la ocasión de que la calle de los Toros, la de las tiendas y mercaderes, quedara libre de la servidumbre que las fiestas taurinas exigían. Pudo ser ésta la ocasión pero no lo fue, porque de nuevo la iglesia de San Martín presentó su firme negativa a que tal cambio se hiciese.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>En Granada, ante la Real Chancillería, y en Trujillo, ante Francisco de Rodas, vicario y párroco de Santa María, la parroquia de San Martín intentará con fuerza que las molestias que antes tenían los mercaderes no se traslade a sus inmediaciones. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El Archivo General de Simancas (AGS.CRC.136,19) conserva fragmentos de tal oposición. El capellán de la parroquia de San Martín, Alonso Ramiro, lo tuvo claro y así lo expuso ante el vicario el 6 de agosto de 1543 y lo confirmaron los testigos que presentó (los clérigos Diego Gudelo, Álvar García y Hernando de Tapia). El nuevo corral supondría un gran agravio y daño al templo, cercano apenas 15 o 20 pasos a su puerta principal y coro, casi en el cementerio y en parte de él, donde tendría su entrada, profanando el recinto y dificultando el paso “...para las proçesiones antiguas que se tiene de costunbre de yr por la calle de Ballesteros, porque el dicho corral lo ocupa todo...”. Además de suciedad y malos olores, “...la bozería e alboroto del enzerrar e sacar los toros es muy grande perjuizio a la dicha yglesia..” y alteraría, en tales momentos, el que “...los ofiçios devinos se çelebren e hagan con la deçençia e veneraçión que se requiere...”.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>No entendía Alonso Ramiro que los vecinos de la calle del Corral de los Toros, feligreses de San Martín, pidieran que el corral se trasladase cuando, decían, allí estuvo desde hacía más de doscientos años, un lugar conveniente que ahora se quería mudar.</div><div style="text-align: justify;"><span> El capellán de San Martín</span> consiguió convencer de sus razones al vicario Rodas, quien ese mismo día emitía un mandamiento para que la obra parase e imponía duras sanciones a quienes consideraba que contribuían, con su decisión o su trabajo, a la construcción del nuevo corral.<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihOgCoswPLsQzEQhDzT414SwIRxtsA-19j9AJ01ilGvLTqHiOMmcPWVSbqlveadmwFsCpVmj-Rdg9EHlsGany8ctovk5p9e3uda_ZFjhCpX5HpTQGgh83GWHNeF6gjuephmj5s8rEvUvdmaFmInv9kr0Y3KJc2iT5Npf4cjo8oxYR6_dPb89dtum2Q/s576/6_Calle_Tiendas_A_Duran.jpeg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="576" data-original-width="369" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihOgCoswPLsQzEQhDzT414SwIRxtsA-19j9AJ01ilGvLTqHiOMmcPWVSbqlveadmwFsCpVmj-Rdg9EHlsGany8ctovk5p9e3uda_ZFjhCpX5HpTQGgh83GWHNeF6gjuephmj5s8rEvUvdmaFmInv9kr0Y3KJc2iT5Npf4cjo8oxYR6_dPb89dtum2Q/w256-h400/6_Calle_Tiendas_A_Duran.jpeg" width="256" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Calle Tiendas. A. Durán</span></td></tr></tbody></table><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>A lo largo del día 7 de agosto, los sacristanes de San Martín y Santa María (Pedro de Segovia y Francisco Blázquez) notificaron el mandamiento a los regidores, al alguacil, a los maestros canteros encargados de la obra y a sus peones, a los carreteros que llevaban la piedra a la misma, a Rodrigo del Amarilla, mayordomo de la ciudad y quien habría de pagar los gastos, y a los vecinos propulsores del cambio. Al día siguiente, 8 de agosto, Blas Bejarano, notario apostólico, hacía lo propio con las máximas autoridades de la ciudad, el corregidor y su alcalde mayor, Diego Núñez.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Ante todos ellos se leyó y notificó el duro mandamiento del vicario que hacía suyos los argumentos expuestos por la parroquia de San Martín, ordenando a la justicia y regidores “...mandéis çesar e çese la dicha obra e más en ella no vos entremetays ni mandeys edificar cosa alguna ni traher piedra ni otros materiales para ella y lo que está mandado hazer lo hagays derribar e çerrar...” y al resto “...que luego dexen la dicha obra e no se entremetan a hazer el dicho edifiçio e no trabajen más en la dicha obra ni trayan piedra ni den dineros ni contribuyan para la dicha obra...”. De no cumplir con el mandamiento, el vicario imponía la excomunión para ellos y una pena de diez marcos de plata para las obras del templo. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Por todos y cada uno de los implicados respondió, como su procurador, Francisco de Parra, no reconociendo la autoridad del vicario en asunto civil y no eclesiástico y dejando en manos de la Chancillería granadina la resolución del conflicto. En su escrito, Parra rechazaba las acusaciones de profanación, afeando el comportamiento de la iglesia en otras actuaciones que sí podrían tildarse de tal:</div><div style="text-align: justify;">“...porque si se tiene atençión al profanar de la dicha yglesia e de las otras yglesias desta çiudad, mucho más se profana con tener los delinquentes recojidos en las yglesias dándogelas por moradas a ellos e a sus mugeres e hijos e a otros sosteniéndolos en ellas con sus ofiçios mecánicos e otras cosas que no está bien estenderse syno pedir quenta a quien se deva dar de derecho...”.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Aclaraba igualmente que entre la pared del nuevo corral y el cementario aún quedaba espacio y anchura para calle “...por donde pueda pasar una azémila aunque sea cargada con una cama, por grande que sea...”, recordando que el edificio que se quería construir más daba “...ornato a la çibdad e delantera de la yglesia que profanalla, que las pasiones son las que profanan e no las obras de cantería, que las hermosean...”.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Ese año los toros siguieron en su corral de siempre y en octubre aún se discutía si el sitio elegido era o no el apropiado; si el suelo sobre el que se había comenzado a construir era o no público y concejil; si la obra afectaba o no al cementerio y si por allí pasaba calle desde antiguo. Por supuesto, los testigos presentados por el concejo confirmaron su posición. Era terreno de la ciudad “...e como tal pasava por él calle enpedrada de piedras grandes muy antiguas e que después, por ser en piedra grande, se tornó a enpedrar por la çibdad de piedra menuda e que como calle pública se husava pasando carretas e bestias e presos que traían a la cárçel...”, apuntando algún testigo “...que en el dicho sytio o çerca de él vio muladar donde se hechava vasura e enterravan quando avía entredicho a los descomulgados e quando se alçava el entredicho los pasavan a lo sagrado...”, motivo por el que quizás algún hueso humano había aparecido al abrir los cimientos.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Como ya ocurriera en 1532, tampoco ahora mudaron los toros de lugar de encierro. La amenaza de excomunión dictada por el vicario fue argumento más que suficiente para que la parroquia de San Martín consiguiera de nuevo mantener alejadas las molestias del corral.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>La calle que hoy llamamos Tiendas siguió siendo de los Toros, lugar de mercaderes y paso de procesiones (las que iban a los Mártires y la <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2020/04/almuerzo-en-la-coronada.html">Coronada</a> o la de San Gregorio), y en ella se siguieron encerrando los toros hasta que el corral pasó a la corralada que, junto a ella, se abría a la plaza. Corralada en la que los negocios que pudieran sufrir las molestias no eran tiendas sino casas mesones, al menos las dos que poseía en 1654 <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2013/04/limosna-condicionada.html">Gonzalo Antonio de Chaves Orellana</a>, señor de la casa de la Cadena, en la “...Corralada de los Toros que está en la plaça della, alindan una con otra y con cochera del Marqués de Orellana...”, que antes poseyera su padre Juan de Chaves Orellana al recibirlas de “los cavalleros Mesías de Mérida” como parte del precio de las casas principales que vendió a éstos en esa ciudad, las casas que llamaron de los Milagros. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Hoy los toros siguen llegando a la plaza pero no hay corral ni corralada por la que discutir.</div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-11634922169941865942022-11-27T00:33:00.001+01:002022-12-03T20:02:42.470+01:00El entierro del obispo<div style="text-align: justify;"> <span> </span>En el ayuntamiento celebrado en Trujillo el 23 de junio de 1747, presidido por el corregidor don Manuel Faustino de Salamanca, el escribano recogió la lectura de la misiva enviada a la ciudad por el nuevo obispo de la diócesis placentina, don Francisco de Bustamante. En ella, el hasta entonces obispo de Barbastro comunicaba su nombramiento como prelado de Plasencia,<br /></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: justify;">“...ofreziendo a la ziudad el maior deseo de manifestar el singular gozo que tendrá en que se proporzionen muchas ocasiones de servir a la ciudad en quanto sea de su maior agrado (...). Y oido por la ciudad acordó que los señores don Antonio de Heraso Tapia y Paredes y don Juan de Orellana y Pizarro, comisarios de correspondenzias, respondan a dicho Ilustrísimo Señor dándole repetidas grazias por el obsequio y expresión que haze de su fineza y la enorabuena de su aszenso, ofreziendo su gratitud a el serbizio de su Ilustrísima”.</div></blockquote><div style="text-align: justify;"><span><div style="text-align: justify;"> Exquisitas maneras de cortesía por parte del nuevo prelado y del ayuntamiento trujillano que poco hacen pensar en los difíciles momentos de meses atrás en que se habían enfrentado las autoridades civiles de la ciudad y la autoridad eclesiástica de una sede entonces vacante.</div><div style="text-align: justify;"> Porque, iniciándose el año de 1747, quiso la desgracia que el obispo de Plasencia, el agustino fray Plácido Baylés Padilla, falleciese de visita en la ciudad. A su lado estaba su pariente, mayordomo y testamentario, el presbítero Juan Bautista Zubiaur que seguirá las indicaciones que parece había dispuesto el obispo Baylés, quien al ver cercano su fin y ante los extraordinarios temporales de agua que sufrían estas tierras, que harían difícil el traslado de sus restos a la catedral placentina, había señalado que, temporalmente “su cuerpo fuese sepultado en la dicha parrochial de Sr. San Martín o en la de Santa María de esta ziudad”.</div></span><span> </span>A las seis de la mañana del día 22 de enero de 1747, el obispo recibía el sacramento de la extremaunción y su mayordomo organizaba todo ante lo que parecían ser los últimos momentos de fray Plácido. Se buscó infructuosamente en las boticas de Trujillo los bálsamos que permitieran la conservación del cadáver para su traslado a Plasencia al tiempo que se hicieron las diligencias necesarias para que un correo marchase a aquella ciudad e informase al Cabildo del riesgo extremo en que se hallaba el prelado. Pero nadie se encontró que quisiese desplazarse a Plasencia en medio de tales temporales y sólo al anochecer se pudo hallar persona que “a peso de dinero, se puso en camino con riesgo de su persona” para notificar ya la noticia del fallecimiento del obispo.<br /><span> </span>Aunque la intención de su testamentario fue que el cadáver se trasladase a Plasencia, pronto comprendió que tal empresa resultaba imposible, y no solo por las lluvias “e intenperie de tiempos de arroios crezidos”. No habían pasado aún veinticuatro horas de la muerte del obispo y ya resultaba insoportable el olor que despedía su cadáver, “aunque se procuró moderar con algunos aromas”, siendo así que “ni las comunidades pudieron mantenerse en dicha pieza para cantar el ofizio”.<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_8OUrf3nGmWL5Y4LtIHXl9BuD8Vth57Gqj7HEmI36nOjuGqctwSna1NQechkcepFxPTGn2Wn5nnp-30fT6zomZ3SgMkVT_8QC5hUDlxaJ0XuPZJ7zNvvr6U-m8I5VUS6ZuDrnCexWfoggXUfigr5VDfKw0iuS59CUlnyyTs1dTm0wfcTBFO2ijn-x/s949/Fr.PLACIDO%20BAYLE%20Y%20PADILLA.JPG" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="949" data-original-width="800" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_8OUrf3nGmWL5Y4LtIHXl9BuD8Vth57Gqj7HEmI36nOjuGqctwSna1NQechkcepFxPTGn2Wn5nnp-30fT6zomZ3SgMkVT_8QC5hUDlxaJ0XuPZJ7zNvvr6U-m8I5VUS6ZuDrnCexWfoggXUfigr5VDfKw0iuS59CUlnyyTs1dTm0wfcTBFO2ijn-x/w338-h400/Fr.PLACIDO%20BAYLE%20Y%20PADILLA.JPG" width="338" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Escudo del obispo Baylés<br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://lavozdeplasencia.blogspot.com/2018/12/altar-de-las-reliquias.html">https://lavozdeplasencia.blogspot.com/2018/12/altar-de-las-reliquias.html</a></div></td></tr></tbody></table><br /><br /><span> </span>En la mañana del día 24 de enero de 1747, en la iglesia de San Martín, “en un entierro gueco fabricado nuevamente en el llano del altar maior” y en un féretro cerrado con llaves que guadó el teniente de cura de la parroquia, don José Jerónimo de Ullauri, fue depositado a toda prisa el cadáver del prelado iniciándose entonces un difícil proceso en el que chocarían ambas autoridades, civiles y religiosas. Porque llegada la noticia a Plasencia, el mismo día 24 de enero el vicario general de la diócesis comisionó al presbítero Nicolás Muñoz y Soto para que, tras desplazarse a Trujillo, junto al vicario de la ciudad, fray Antonio Rubio Zamorano, recogiese el cuerpo del obispo y lo trasladase a la catedral placentina donde habría de recibir sepultura, “y en caso de que estubiese enterrado, le hiziese desenterrar, vestir y poner en dezente caja, señalando personas de su satisfaczión para el resguardo de dicho cadáber en el camino”. Y este es el problema, porque en Trujillo, al día siguiente, las autoridades eclesiásticas reclaman cumplir este mandato y las civiles, el corregidor, se niegan en redondo a permitirlo. <br /><span> </span>Conseguidas las llaves, el vicario de Trujillo acude a San Martín y reclama la presencia del carpintero que fabricó el ataúd en que descansaba el obispo, Juan Cabos, y del maestro albañil que realizó su sepulcro, Alonso Vicioso, a quienes ordena levantar la piedra que cierra el enterramiento. Ambos lo tuvieron claro. ¡Ni por dos doblones de a ocho harían tal cosa!. Ya les había resultado tarea penosa el propio entierro y para cerrar y encalar las piedras del sepulcro hubieron de taparse las narices. De abrirse, siquiera una de las piedras, dijeron, “se orijinaría el que en la referida iglesia de señor San Martín no podría zelebrarse el siguiente día ni otros ni entrar persona alguna en ella por el mal olor y fastidio que había de causar”. <br /><span> </span>Informado de todo ello el vicario general de la diócesis, el día 27 de enero reitera la comisión y mandato para exigir, bajo la amenaza de censuras eclesiásticas, la entrega del cuerpo de fray Plácido y de nuevo el vicario trujillano, al día siguiente, se encontrará con la negativa primero de quienes han de llevar a cabo su extracción del sepulcro, porque ni Alonso Vicioso ni Juan Cabos están dispuestos a realizar tal labor ni siquiera bajo la amenaza de excomunión, porque, “de hazerlo se ponían en riesgo de perder la vida, a causa del mal olor que expediría dicho cuerpo” y mover las sesenta arrobas de la losa que cubre el sepulcro podría hacer “que ésta luego que se menee por estar pendiente de cada lado como tres dedos, tiene la contingenzia de caer sobre el cuerpo y estriparse, de que prozederá más fector y produziría más daños”.<br /><div style="text-align: left;"> El siguiente en ser requerido fue el propio corregidor, don Manuel Faustino de Salamanca, con la intención de que obligase a Vicioso y Cabos a cumplir lo que el vicario les exigía. Nada consiguió del corregidor, quien solicitó se suspendiese lo pedido desde Plasencia ya que mover el cadáver del prelado podría ser dañino para la salud pública, causando “espezie contaxiosa de peste en los vezinos y las infaustas consequenzias que infaliblemente se seguirían”. </div><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnJyZkX_XJ47Qehsi-6fVQWqSmDku4XK_9VvnQAtlDcmUmTxUm3GSJGIMkwxUMERiVFpcjff1b5WEvQYQ1g3WpGRvQ39mb32UXal4jLpECk9L3KCRU281zDi0bX1JXiEpElWElZzJlK6lsNc0XVU80qRhW7amZwjSUAYRoG4mx1SYv8tyWKepIkKyF/s1024/Portapapeles.jpeg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="723" data-original-width="1024" height="453" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnJyZkX_XJ47Qehsi-6fVQWqSmDku4XK_9VvnQAtlDcmUmTxUm3GSJGIMkwxUMERiVFpcjff1b5WEvQYQ1g3WpGRvQ39mb32UXal4jLpECk9L3KCRU281zDi0bX1JXiEpElWElZzJlK6lsNc0XVU80qRhW7amZwjSUAYRoG4mx1SYv8tyWKepIkKyF/w640-h453/Portapapeles.jpeg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Capilla de las reliquias, financiada por el obispo Baylés. Catedral de Plasencia.<br /><a href="https://lavozdeplasencia.blogspot.com/2018/12/altar-de-las-reliquias.html">https://lavozdeplasencia.blogspot.com/2018/12/altar-de-las-reliquias.html</a><br /></td></tr></tbody></table><div style="text-align: left;"><br /></div><span> </span>No desistió el Cabildo en su empeño y sabiendo que no encontraría apoyo en Trujillo para trasladar a Plasencia los restos del obispo, decidió que los canónigos Pedro Sobrino y Gabriel López llevasen consigo a Trujillo a Joseph Garrón, “carpintero, e albañil y peón de la iglesia, con todos sus pertrechos para que sacasen el cuerpo de S.I. del lugar de donde le havían puesto”.<br /><span> </span>La autoridad civil se impondrá de nuevo y en esta ocasión por la fuerza. Informado el corregidor de las intenciones del Cabildo placentino, ordenó sitiar la iglesia de San Martín “con mucha gente y soldados con bayoneta calada para que no sacasen el cuerpo”. <br /><span> </span>No conseguido su propósito, el Cabildo actuará como si el prelado hubiera sido enterrado en la catedral (“le hicieron su novenario de onrras, que empezó el día 7 de febrero y se concluió en 16 del mismo mes y año dicho”), donde finalmente reposaría tras el traslado de sus restos en mayo de 1751.<br /><span> </span>Por su parte, el corregidor procedió a dar sus poderes a quien pudiera representarle ante el Supremo Consejo de Castilla, explicando las razones de su actuación y pidiendo se le librase de los castigos eclesiásticos que su proceder le habían acarreado.<br /><br /><b>1747, enero 30. Trujillo</b><br />Poder que da el Señor Don Manuel Faustino de Salamanca.<br />En la ziudad de Truxillo en treinta días del mes de henero de mil setezientos quarenta y siete, ante mi el escrivano público y testigos, el señor don Manuel Faustino de Salamanca, correxidor capitán a guerra y superintendente de rentas reales de esta dicha ziudad, su Partido y tesorería por Su Magestad dijo: que por quanto el día veinte y dos de henero de este presente año murió en esta ziudad, pasando de tránsito por ella, el Illmo. Señor Don fray Plázido Vailes y Padilla, obispo que fue de la ziudad y obispado de Plasenzia, en el que se halla comprehendida esta ziudad, cuio cadáver fue sepultado en la iglesia parrochial de esta ziudad el día veinte y quatro de el propio mes a cuio tiempo, por el motibo de averle entrado corruczión que causó el aczidente que le acavó la vida, expedía de sí el cadáver tal fector que se hazía intolerable, y que entendido dicho señor de que en el veinte y siete de dicho mes se procurava trasladar el cuerpo a la Santa Iglesia Catedral de la ziudad de Plasenzia, para venir en conozimiento de si tal echo podía sobrebenir algún perjuizio a la salud pública, por acto que proveió parezer ante sí los médicos zirujanos titulares de esta ziudad, quienes conformes declararon que de hazer dicha remozión de cadáber estava expuesto a sobrebenir una epidemia y de ésta resultar una jeneral peste, por lo que dio su señoría varias providenzias para evitarlo, como tan de su propia inspeczión por el empleo que ejerze y en este estado fue requerido por el señor vicario, juez eclesiástico en esta ziudad, para que prezisase a los operarios que fabricaron el sepulcro donde existe dicho cadáver, para que levantasen las piedras que le zierran, a causa de negarse éstos temerosos de perder la vida a la violenzia del fector que de sí esperimentaron arrojava a el tiempo de su zierro, el que no fue cumplimentado por las dichas razones; y en atenzión a no aver sido éstas sufizientes, aunque tan poderosas, para detener los prozedimientos, antes bien se a continuado en ellos hasta aver llegado a promulgar zensuras dirijidas contra su señoría y algunos de sus ministros, sobre que tiene protestado el real ausilio de la fuerza, por evitar tan melancólicos suzesos como se esperimentarían llevando adelante tal echo, en que se prozede en virtud de comisión de el señor provisor de la ziudad y obispado de Plasenzia sede vacante, por lo que otorga que da todo su poder cumplido bastante el que de derecho se requiere y es nezesario mas puede y debe valer a don Françisco Pueio, tesorero de los Reales Descargos, vezino de la villa y corte de Madrid, para que en nombre de su señoría y representando su propia persona pueda comparezer y comparezca ante Su Magestad (que Dios guarde) y señores de su Real y Supremo Consejo de Castilla y se queje de los prozedimientos de los referidos juezes eclesiásticos y sus comisionados por vía de fuerza y pida se libre la ordinaria para que se alzen y levanten las zensuras que se hallaren impuestas en razón de lo que aquí ba dicho y que, sin ignovar en el estado que estubiesen los actos, se remitan a dicho superior tribunal y que en él se declare azer fuerza el eclesiástico en el echo de la remozión de dicho cadaver, como en aver impuesto las dichas zensuras, y que los prozedimientos de su señoría an sido justos y arreglados con respecto a lo que deve obrar en venefizio de la salud pública y que en el interin y hasta tanto que sin perjuizio de ésta pueda ejecutarse dicha remozión, se suspenda; y para ello presente pedimientos memoriales y todo jénero de instrumentos y haga quantos autos y dilixenzias correspondan (...) Y así lo digo y otorgo siendo testigos don Antonio Vizente Chavarría, alguazil maior de esta ziudad, Juachín de Loiola y Antonio Calderón Vejarano, vezinos de esta ziudad y el señor otorgante a quien yo el escrivano doi fee conozco lo firmo. =enmendado= c=c=vale=</div><p style="text-align: justify;">Don Manuel Faustino de Salamanca (rúbrica) </p><p style="text-align: center;">Ante mi Juan Pozo Cotrina (rúbrica)</p><p><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Protocolos Juan Pozo Cotrina. 1747. Fols. 61r-62v.)</b></p><p><b><br /></b></p><div style="text-align: left;">Fuentes:<br />Archivo Catedral de Plasencia. Leg. 230/23<br />Archivo Catedral de Plasencia. Leg. 129/10. Notizias de los señores Obispos de esta ciudad de Plasenzia. <br />González Cuesta, F.: Los Obispos de Plasencia. (2013). Pp. 517-521</div><p></p><div><br /></div><div><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-4017386421946807802022-10-05T20:37:00.000+02:002022-10-05T20:37:16.656+02:00A la feria de Zafra<div style="text-align: justify;"><div style="text-align: justify;"> Quizás no recordase a todos, pero Diego de Orellana de Chaves debió conocer a
algunos de los esclavos que su abuelo Nuño poseía en su casa de la plaza de
Trujillo. Nuño García de Chaves compró a Juan “el negro” en Zorita en 1505 y
pagó por él 10.000 mrs., casi tanto como le costaron Catalina, comprada en Zafra
en 1511, y Cristóbal “el negro”, que llegó ese mismo año a su casa adquirido a
un portugués. Juan “el negro” ya era esclavo en Trujillo cuando Nuño García de
Chaves se lo compró a Diego de Orellana por algo más de 12.000 mrs. y de nuevo
fue un comerciante portugués quien le proporcionó el último de los esclavos que
conocemos de su casa, Francisco “el negro”, por el que pagó 9.000 mrs. en 1528. </div></div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj__m-mY-ZhLsPm269puGY8CpNrgWmj3bUKdKlsYdjoG_1nAltaByALZ0P8mxFNz0n0P_8ZhXETN2SizARfPXy3mdi5f2EFKJfdxhHqpEr3WLu9lemFLdst0J3nYhUURuSBHPiedD7VXebd53L4wIuYPOjmXuUGUCbKjdU_GHZajj5Tc3JL8crUO-ng/s1229/Bartolome_murillo-tres_nin%CC%83os.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1229" data-original-width="807" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj__m-mY-ZhLsPm269puGY8CpNrgWmj3bUKdKlsYdjoG_1nAltaByALZ0P8mxFNz0n0P_8ZhXETN2SizARfPXy3mdi5f2EFKJfdxhHqpEr3WLu9lemFLdst0J3nYhUURuSBHPiedD7VXebd53L4wIuYPOjmXuUGUCbKjdU_GHZajj5Tc3JL8crUO-ng/w263-h400/Bartolome_murillo-tres_nin%CC%83os.jpeg" width="263" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">B.E. Murillo. Tres niños. <br />Dulwich Picture Gallery</td></tr></tbody></table><span> </span>En estas adquisiciones de personas esclavizadas se nos muestra claramente el
diverso escenario en que tienen lugar su comercio: la propia ciudad, la comarca,
los mercaderes portugueses y las ferias, destacando en ellas las que se
celebraban en junio y septiembre en Zafra. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Era Zafra, como nos señala <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2015/09/marcado-por-trujillo.html">Rocío Periáñez Gómez</a>, el principal centro esclavista de Extremadura por su posición
geográfica y sobre todo por sus ferias, “punto de encuentro de mercaderes
portugueses, extremeños y andaluces” </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: justify;">“atraían a gentes de todos los puntos de la
Península para realizar sus negocios, constituía un referente para los
mercaderes especializados en el tráfico de esclavos que mostraban su mercancía a
los clientes “a la vista y contento del comprador”, efectuando sus ventas en la
plaza pública, en la plaza nueva, en la audiencia pública, a la reja de la
cárcel pública, en mesones...”( Periáñez Gómez, R. (2010). Negros, mulatos y
blancos: los esclavos en Extremadura durante la Edad Moderna. P. 170). <span style="text-align: left;"> </span></div></blockquote><div style="text-align: justify;"><span> </span></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Por eso,
cuando Diego de Orellana de Chaves decidió vender a Isabel, su esclava, pensó en
Zafra, en su feria y allí mandó a su criado Pedro de Arévalo (de color moreno)
confiando en su criterio para obtener el mejor precio o la mejor mercancía
(humana o no) que pudiese recibir a cambio. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1578, junio 19. Trujillo </b></div><div style="text-align: justify;">Poder de
Diego de Orellana de Chaves para Pedro de Arévalo Sepan quantos esta carta
vieren cómo yo, Diego de Orellana de Chaves, veçino de la çiudad de Trugillo,
otorgo y conosco que doy e otorgo todo mi poder cumplido, libre, llenero y
bastante y el que de derecho en tal caso se requiere para más y mejor valer, a
Pedro de Arévalo, mi criado, de color moreno, speçialmente para que por mi y en
mi nonbre pueda vender y venda a Teresa mi sclava de color mulata y de edad de
treinta años y con su cría a la persona que quisiere en la feria de Çafra y en
otra qualquiera parte que quisiere por el preçio de mrs. que le fuere bien visto
e reçibir el preçio de mrs. en que la vendiere y darse por contento y pagado
dello e otorgar carta de venta en forma ante qualquier escrivano público con las
fuerças, vínculos e firmezas de derecho nesçesarios y con obligaçión de mi
persona e bienes e rentas e sumisión de fuero y leyes (...). E asi mismo le doy
el dicho mi poder para que la pueda trocar por otro esclavo o por otra qualquier
presea y alhaja, que siendo por el dicho Pedro de Arévalo hecho yo lo apruevolo
(sic) y ratifico desde agora para entonçes y de entonçes para agora, que para
ello le doy el dicho mi poder con sus ynçidençias y dependençias y con libre y
jeneral administraçión para en todo lo que hiziere, otorgue y cobrare e obligo
mi persona e bienes. En testimonio de lo qual otorgué la presente carta en la
manera dicha por ante escrivano público y testigos de yuso contenidos, que fue
hecha e otorgada en la dicha çiudad de Trugillo a diez y nueve días del mes de
junio del año del nasçimiento de nuestro redentor Jesucristo de mil y quinientos
y setenta y ocho años. Testigos que fueron presentes, don Antonio de Mendoça y
Carlos de Orellana y Diego Gutiérrez, veçinos de Trugillo, y el dicho otorgante
que yo conosco lo firmó de su nonbre en esta manera. Va enmendado, poder. Va
entre renglones, con su cría. Pasó ante mi Pedro de Carmona, rúbrica. Diego de
Orellana de Chaves (rúbrica) </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Protocolos Pedro de
Carmona. 1578, fol. 102v.)</b></div> Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-47920476992677344932022-09-12T12:29:00.008+02:002022-09-23T21:37:18.004+02:00El resurgir de las fiestas. Las historias de 1920<div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>1920 no fue un año tranquilo. Todos deseaban olvidar los tristes momentos que la gripe de los dos años anteriores había traído. Aunque no fueron tantas las muertes como en otras localidades comarcanas, el luto aún se dejaba sentir en algunos hogares trujillanos. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Sin embargo, otros fueron los problemas y pesares que la ciudad vivió aquel año. Algunos ya conocidos como la langosta, que arrasó campos y destruyó cosechas allí donde no se trabajó en su extinción durante la primavera, o los escasos jornales que la economía trujillana ofreció a los más de 300 jornaleros en paro que tenía la ciudad. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El año comenzó con un nuevo colegio. Las clases en el nuevo centro creado por doña Margarita de Iturralde arrancaron con cinco padres agustinos y 140 niños que llenaron de vida parte del edificio que acogió antes al Colegio Preparatorio Militar, continuando las obras en la iglesia para poder <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2020/12/gratitud.html">inaugurar oficialmente el colegio</a>.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>En febrero, los carnavales fueron un buen momento para olvidar pesares, aunque para algunos la supresión en Trujillo de las capeas había sido la muerte de una celebración que parecía reducida a la comparsa de los “Murguistas” y una estudiantina de Huertas de Ánimas. Los soportales de la plaza se vieron muy concurridos así como los bailes del Casino, de la sociedad La Amistad (con pocos disfraces y muchos mantones de Manila lucidos por las jóvenes artesanas) y los que se celebraron en los salones del Liceo y en La Novedad, salón este último al que los trujillanos conocían por “la cacerola”, lleno en sus bailes de esos días.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Luego llegaron los quintos con sus músicas y rondas y en Trujillo se habló del “prófugo” a su pesar. Visto que a su hijo no se le citaba como a los demás quintos trujillanos, Juan Rodríguez se presentó en el ayuntamiento donde le comunicaron que Juan Manuel Rodríguez González, su hijo, se había sorteado el año anterior y que, tras no presentarse, se le había declarado prófugo. Porque al barrio de Santo Domingo había ido en 1919 el alguacil municipal con las papeletas de la citación pero nadie supo darle razón del tal Juan Manuel ni de sus padres, registrándole como “ignorado” o “desconocido” y por tanto declarado prófugo. Y los trujillanos lo tuvieron claro: ¡qué diferente hubiera sido si en vez de preguntar por Juan Manuel, el alguacil hubiese buscado razón de “Monja Boba”, el cantero, porque entonces “hasta los perros hubieran dado razón”! </div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgy5uTuS382a68QdUg3iN3zRJnHw_WuNqP6eAmPkAG5VxasjFEy8ba-ZXMjRws4A-0i9G4_SRXmJreFig7lSRvowJz0IGblQjojJkcmtBQCL2gToPo5Fx4GN6NBwMa6h7vYhXnnJGvebMwRFREdJT4fqBwB6Hx_3fq3HHM2APxqzx6q773roFC5YWwC/s4125/052_Resultados.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="4125" data-original-width="2691" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgy5uTuS382a68QdUg3iN3zRJnHw_WuNqP6eAmPkAG5VxasjFEy8ba-ZXMjRws4A-0i9G4_SRXmJreFig7lSRvowJz0IGblQjojJkcmtBQCL2gToPo5Fx4GN6NBwMa6h7vYhXnnJGvebMwRFREdJT4fqBwB6Hx_3fq3HHM2APxqzx6q773roFC5YWwC/w261-h400/052_Resultados.jpg" title="Resultado de las elecciones municipales. Fuente: Voz Regional, 12/febrero/1929" width="261" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Resultados de las elecciones municipales<br />Fuente: "Voz Regional". 12/2/1920</td></tr></tbody></table><span> </span>También fueron temas de tertulias y corrillos el cierre del colegio de 2ª Enseñanza “Nuestra Señora de la Victoria” que dirigía don Maximino Martínez Cuesta (que obligó a crear con celeridad un nuevo colegio para acoger a sus alumnos, esta vez bajo la batuta de don Marcelino González) y sobre todo las nuevas candidaturas que en febrero se presentaron a las elecciones municipales. Por segunda vez en lo que llevaban de siglo, “el elemento obrero” -como en 1905- deseaba llevar a sus representantes al Ayuntamiento, como también otros miembros de la sociedad trujillana no integrada en los partidos “tradicionales” e identificados como “regionalistas”. <br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El primero de abril, Jueves Santo, antes de que la Procesión de los Pasos recorriera las calles trujillanas, se constituyó el nuevo consistorio, con cinco concejales regionalistas, tres obreros y un liberal-demócrata. Un nuevo alcalde, Adrián Durán Mediavilla, presidiría el consistorio que trasladó la celebración de sesiones de los jueves a los domingos, a las 11 de la mañana, para que no supusiera perjuicio económico a sus integrantes.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>La Sociedad de Socorros Mutuos La Protectora, rindió homenaje en mayo a su fallecido Presidente Honorario, don Jacinto de Orellana-Pizarro y Avecia, con la placa que en mármol blanco labrara el marmolista Paredes y que hoy sigue recordando el acto en el palacio donde naciera el XI Marqués de Albayda con palabras de gratitud.</div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEim_aFR8QYXOR9AveECVYqeDtYQR52rlhTVHGhuOQYSpUAfvACrP2NgU1dXLnVCovyMfweNRPhi9R5LbNIXnqoOdvPC4TFhf9BVUtfuwoB5Y5cHmLoC9pdRWZj4So5PxVODb8p7jgDE91HiUKtR54KUDfSyCeJFz-cuL15tdV4Et4L5Ahb3w4_k_ldY/s1087/IMG.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1087" data-original-width="719" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEim_aFR8QYXOR9AveECVYqeDtYQR52rlhTVHGhuOQYSpUAfvACrP2NgU1dXLnVCovyMfweNRPhi9R5LbNIXnqoOdvPC4TFhf9BVUtfuwoB5Y5cHmLoC9pdRWZj4So5PxVODb8p7jgDE91HiUKtR54KUDfSyCeJFz-cuL15tdV4Et4L5Ahb3w4_k_ldY/w265-h400/IMG.jpg" width="265" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Placa en homenaje al Marqués de Albayda<br />Palacio de la Conquista. Trujillo</td></tr></tbody></table></div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: center;">“La Sociedad de</div></div></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: center;">Socorros Mutuos</div></div></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: center;">“La Protectora”</div></div></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: center;">A su Presidente Honorario</div></div></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: center;">Excmo. Señor</div></div></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: center;">D. Jacinto Orellana </div></div></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: center;">y Avecia</div></div></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: center;">Marqués de Albayda</div></div></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: center;">en testimonio de gratitud</div></div></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: center;">Nació en esta casa el 13 de Febrero de 1841 </div></div></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: center;">+ en Madrid el 4 de Noviembre de 1919</div></div></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: center;">Trujillo y Abril 1920”</div></div></blockquote></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"> Nada diferente hubo en las celebraciones de la feria: malos toros (de Joaquín Castillón) en opinión de algún crítico, flojos toreros (Julio Gómez “Relampaguito”, Félix Merino y Manolo Belmonte “Belmontito”), buen teatro (con la compañía de Luis del Llano y María Banquer como primera actriz) y conciertos de la banda municipal en las noches frescas de un Trujillo que una y otra vez se quejaba del escaso arbolado de la ciudad una vez arrasado el espacio verde del <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2021/01/por-el-paseo-de-la-exposicion.html">Paseo de la Exposición</a>, cedido años atrás al Ministerio de la Guerra para sembrar alfalfa con motivo de la instalación de la Yeguada Militar, de corta vida en Trujillo. Se sacrificó entonces una preciosa alameda y solo el paseo de la carretera de Cáceres, el jardincillo del Campillo, el del Casino y los triángulos del paseo de Ruiz de Mendoza ofrecían refugio en los calores estivales haciendo del árbol en Trujillo “planta exótica”.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Aunque pudiera parecer una feria más y que nada alteró los festejos, no fueron días tranquilos. Huelgas y movilizaciones se sucedían cerca y lejos de Trujillo y el motivo era el mismo en los últimos años: quejas por los bajos salarios y por el alza continuada de precios de alimentos y otros productos que se producía desde 1914 y que este año de 1920 alcanzaría sus más altos niveles. Con jornales diarios de 3,25 pesetas, ¿cómo adquirir lo necesario para alimentar a las familias? </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Se pedía reducir los precios o fijar valores máximos para los productos de primera necesidad y fue esta una preocupación constante del ayuntamiento trujillano, adquiriendo grano suficiente para abastecer a la ciudad de pan a precio asequible. Igualmente interesante fue la labor de la “Sociedad Cooperativa de Consumos”, presente en la ciudad desde 1906, que ofrecía a sus asociados la mayor reducción posible en el precio de ”coloniales y ultramarinos”.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Si en Béjar, Hervás o Plasencia las manifestaciones populares habían conseguido rebajar los precios en artículos de comer y vestir, en Trujillo se esperó lo mismo cuando una manifestación, numerosa y pacífica, de mujeres de Huertas de Ánimas se presentaron en la plaza el sábado 30 de mayo por la tarde, exigiendo que la autoridad municipal obligara a reducir precios de artículos de consumo y vestir. El comercio de tejidos y calzado, asustado, cerró sabiendo que el enfado se dirigía contra ellos y así permaneció el lunes por la mañana, primero de junio, dado que la reunión de la junta de Comercio que se celebró el domingo por la tarde no condujo a nada concreto, aunque los comerciantes se comprometieran a fijar precios máximos para sus artículos. Cuando todo estaba listo para que comenzara la feria, la Guardia Civil patrullaba por la plaza, la calle García y los caminos a Huertas de Ánimas, tranquilos durante los días de feria pero que volvieron a llenarse el 7 de junio llevando de nuevo la protesta a la plaza y al ayuntamiento.</div><div style="text-align: justify;"><span><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_Uef6QZavJWDuQtEKK3eDs_LCI-eqNwOhgaLmsLXvpdtAQqhRUSWGiSrBi8efgZUGK1tz9RrWEsXTRJuXjKyydTvmYFDQZn_jgzRmNhMcR9oOru9VSLBtt9EHy7mFQPIW8IuAbCojWIKeBaPA5DnwYJSclgYU4pSgnKy0lE2_P0ugAFcYKoHhKTtE/s874/Santa_Lucia_hielo.png" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="874" data-original-width="674" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_Uef6QZavJWDuQtEKK3eDs_LCI-eqNwOhgaLmsLXvpdtAQqhRUSWGiSrBi8efgZUGK1tz9RrWEsXTRJuXjKyydTvmYFDQZn_jgzRmNhMcR9oOru9VSLBtt9EHy7mFQPIW8IuAbCojWIKeBaPA5DnwYJSclgYU4pSgnKy0lE2_P0ugAFcYKoHhKTtE/w246-h320/Santa_Lucia_hielo.png" width="246" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fuente: "Voz Regional"</td></tr></tbody></table><br /></span><span> </span>Para los comerciantes trujillanos, las rebajas exigidas en los precios no harían sino tapar y alargar un problema que se vería incrementado cuando los productos de la nueva temporada llegaran a sus establecimientos desde los centros productores, fábricas e industrias, con mayores precios por el alza de impuestos y mayores gastos en materias primas y mano de obra y así se lo hicieron saber por telegrama al Presidente del Consejo de Ministros.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>No, no fue un año tranquilo 1920. Los trujillanos lo recordaron por muchos y variados motivos. La muerte del torero Joselito el Gallo, mucho más comentada que la de Benito Pérez Galdós o Eugenia de Montijo, la nueva fábrica de hielo de la calle de las Cruces, las patatas, ¡que llegaron a estar a 0,60 pesetas el kilo!, y sobre todo las fiestas de su patrona. Porque ese año algunos trujillanos se propusieron (con el empuje del sacerdote don Antonio Orozco Campomanes) que la celebración de las fiestas en honor de la Virgen de la Victoria abandonara de una vez por todas esa “crisis de tibieza” que las había caracterizado desde 1892.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Fiestas religiosas y populares que, cuando acababa octubre, exigieron una perfecta organización que estuvo en manos de trujillanos, tanto en su financiación como en su desarrollo.</div><div style="text-align: justify;">Se constituyeron tres Comisiones que tuvieron como objetivo las celebraciones religiosas, las cívicas y la beneficencia, porque así lo pedía la situación de muchas familias trujillanas. <table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg72I6TiLj6FRAWBv9q_MI8X3Lxv7Oy8MfptYy-mmR9tbwlnTZwcbU7kN4LfMwTQz_X-NHbt6afTUAtmv925G25pAvHyQgzNaeTjCugX9HGhGgvei4D_coi5ir46laR0Kskj-BXIWjY8rGlpU7w_K2dmSEdeRcN2pZx9L9wcQ94YbUWImXigJYBRsfD/s3736/Santos_Muriel.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1831" data-original-width="3736" height="157" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg72I6TiLj6FRAWBv9q_MI8X3Lxv7Oy8MfptYy-mmR9tbwlnTZwcbU7kN4LfMwTQz_X-NHbt6afTUAtmv925G25pAvHyQgzNaeTjCugX9HGhGgvei4D_coi5ir46laR0Kskj-BXIWjY8rGlpU7w_K2dmSEdeRcN2pZx9L9wcQ94YbUWImXigJYBRsfD/s320/Santos_Muriel.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fuente: AMT. Leg. 1335.2</td></tr></tbody></table><br />Hubo novena predicada en San Martín con orquesta y cantores, la carpintería de Santos Muriel, Correa y Galavís arregló el templete de la Virgen y Reyes Jiménez se encargó de que la iglesia luciera como nunca, preparó las andas para la imagen y construyó un altar en la plaza para la celebración del día grande. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Los coches de la compañía “Chueca y Marroquín” trajeron desde Cáceres a la banda de música del Regimiento de Infantería “Segovia 75”, alojados en la fonda “La Madrileña” de Timoteo Yuste, en San Miguel. </div><div style="text-align: justify;"><span> <table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPtlY3A2xR6X8lTC63JL93pLSYW765y0cEUOVHwbeXNDM9mYxfH1FMDE0W7-xHKTTZYJ48gaYHnH8P5KDwTPZgshSKJiTe8mJg6F32ptLiJUBijXtQnLj0-qjQmpaKZepzx6RtevEPDXyE1q_Qs6od7hgmQmyqohRqIOpIrBN5tsD2fUVff3vBwmfA/s3622/Viuda_Antonio_Saez.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2453" data-original-width="3622" height="217" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhPtlY3A2xR6X8lTC63JL93pLSYW765y0cEUOVHwbeXNDM9mYxfH1FMDE0W7-xHKTTZYJ48gaYHnH8P5KDwTPZgshSKJiTe8mJg6F32ptLiJUBijXtQnLj0-qjQmpaKZepzx6RtevEPDXyE1q_Qs6od7hgmQmyqohRqIOpIrBN5tsD2fUVff3vBwmfA/s320/Viuda_Antonio_Saez.jpg" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Fuente: AMT. Leg. 1335.2</td></tr></tbody></table><br /></span>José Cuadrado levantó los arcos que adornaron la plaza con faroles y guirnaldas comprados en Madrid en la afamada tienda de Vicente Rico, desde donde también llegaron cohetes de silbido y final de luces, fuegos de copas encantadas y otras diversiones que iluminaron la noche trujillana tras el canto del Himno-Salvo y que se completaron con los cohetes voladores que se adquirieron en la calle Tiendas, en el comercio “Viuda de Antonio Sáez”. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El Teatro se preparó para acoger la velada literario-musical que tuvo lugar el domingo 31 y Diego Barquilla tuvo que trasladar el piano del “Liceo” para su uso en la velada.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Las cucañas del domingo tuvieron premios interesantes (¡hasta 5,25 pesetas se pudieron conseguir!) y de ello se encargó Valentín Lozano Beato. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Hubo puja y sorteo, con un apetecible premio según figuraba en las papeletas:</div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“La Comisión de fiestas religiosas dedicadas a nuestra Patrona la <b>Virgen de la Victoria</b>, regala un billete de <b>CIEN</b> pesetas”. </div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>¿Qué trujillano no soñaría con hacerse con el preciado billete por tan solo 25 céntimos? Se vendieron 1465 papeletas de las 2000 que se imprimieron en la imprenta “Sobrino de Benito Peña” y el número 208 trajo la fortuna.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Procesión, verbena, elevación de globos grotescos, explosión de bombas japonesas con sorpresas... Y reparto de alimentos, porque algunos trujillanos necesitaban de la ayuda de sus vecinos. Sí, fueron unas buenas fiestas.</div></div><p> <b>1929, noviembre 30. Trujillo</b></p><div style="text-align: left;"><b>Beneficencia. Carpeta nº 1</b><br /><span style="white-space: pre;"> <span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span></span>Por partidas<span style="white-space: pre;"> </span> Totales<br /><span style="white-space: pre;"> </span>Explicación<span style="white-space: pre;"> </span> <span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span>Pesetas<span style="white-space: pre;"> </span> Pesetas<br />1. Satisfecho a la Cooperativa de Consumos, por 400 panes,<br /> 52 kgs de bacalao; 104 kilos de arroz y 2 ovillos de guita<span> </span>430,60<br />2. Id. a D. Juan Cruz, por 112 panes<span style="white-space: pre;"> </span> 54,58<br />3. Id. a D. Valeriano Porras, por 112 panes<span style="white-space: pre;"> </span> 54,58<br />4. Id. a D. Florencio Palacios, por 208 kilogramos de patatas<span style="white-space: pre;"> </span> 58,24<span style="white-space: pre;"> </span> <b>598,60</b></div><p><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 1335, carpeta 2. Cuentas 1920)</b></p><div style="text-align: left;"><span> </span>El 30 de noviembre se cerraron las cuentas. Cuatro carpetas en las que las comisiones de Beneficencia, Fiestas religiosas y Fiestas cívicas (además de gratificaciones varias) dieron cuenta de todos y cada uno de los gastos realizados en esos días.<br /><span> </span>Los ingresos estaban claros, 3526 pesetas con 25 céntimos, conseguidas en su mayor parte por aportaciones de los propios trujillanos.</div><p><b>1920, noviembre 30. Trujillo</b></p><div style="text-align: left;"><b> Cuenta de cargo</b></div><div style="text-align: left;"><span style="white-space: pre;"> <span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span></span>Por partidas<span style="white-space: pre;"> </span>Totales<br /><span style="white-space: pre;"> </span>Explicación<span style="white-space: pre;"> </span> <span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span>Pesetas<span> </span><span style="white-space: pre;"> </span>Pesetas<br />1. Recibidas de la Comisión de petitorio de donativos, según detalle <br /> de la relación adjunta de suscripción<span style="white-space: pre;"> </span> <span> </span><span> </span><span> </span><span> </span>1715,95<span style="white-space: pre;"> </span>1715,95<br />2. Id. de la Comisión de fiestas religiosas por lo recaudado de la rifa<br /> de un billete del Banco de cien pesetas, según se expresa en la <br /> misma relación <span style="white-space: pre;"> </span> <span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span>366,25<br />3. Id. de la misma Comisión por lo recaudado de la mesa de petitorio<br /> y pujas, según se expresa en dicha relación <span style="white-space: pre;"> </span> <span> </span><span> </span>279,05 645,30<br />4. Id. de la Comisión de festejos cívicos por lo recaudado del Teatro<br /> y Tómbola, según la relación expresada <span style="white-space: pre;"> </span> <span style="white-space: pre;"> </span> 890,90 890,90<br />5. Id. del donativo hecho para limosnas por D. Manuel Moreno Guinea,<br /> residente en Melilla<span style="white-space: pre;"> </span> 100<br />6. Id de varios sacerdotes, por sus honorarios devengados en las<br /> fiestas religiosas, como donativo<span style="white-space: pre;"> </span> 26<br />7. Id. del Exmo. Ayuntamiento de esta ciudad, para gasto de la fiesta 148,10 274,10<br /> Total Cargo<span style="white-space: pre;"> </span> <b> 3526,25</b></div><p><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 1335, carpeta 2. Cuentas 1920)</b></p><div style="text-align: justify;"><span> </span>Firmaron las cuentas el depositario, Paulino Cruz Martín, el secretario contador, Teodoro Sánchez, y Alejandro Sánchez, por ausencia del Presidente.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Las Comisiones cumplieron de manera sobrada con lo que de ellas se esperaba. Los gastos se ajustaron perfectamente al dinero del que dispusieron. Trujillo se gastó en aquellas fiestas 3493,64 pesetas, entregándose el resto (32,61 pesetas) “a la nueva <a href="https://chdetrujillo.com/estatutos-de-la-asociacion-trujillana-virgen-de-la-victoria-1920-y-del-patronato-de-su-ermita/" target="_blank">Asociación de la Virgen de la Victoria</a>”, creada ese año para este fin y que habría de continuar en los siguientes lo que en aquel 1920 comenzó.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-2378193835429657842022-07-26T22:00:00.001+02:002022-07-26T22:20:17.771+02:00Santa Isabel y San Miguel, el convento de las encerradas<div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"> Llegaron las religiosas dominicas a Trujillo a finales del siglo XV de la mano de los frailes de la Encarnación, de su misma orden, deseosos de crear en la ciudad un convento femenino. </div><div style="text-align: justify;"> Fray Francisco de Toro, prior de la Encarnación, será su gran valedor, consiguiendo que las entonces beatas, “derramadas por no tener casa dispuesta donde se ençerrasen e estubiesen, segund convenía a su regla e religión”, obtuvieran de la Corona el edificio y las rentas de la sinagoga tras la expulsión de la comunidad judía. No se atendía de este modo el deseo de la ciudad de que dicho edificio se convirtiese en una nueva parroquia que cubriese las necesidades espirituales del espacio al sur de la plaza, ocupado ahora por cristianos que mayoritariamente se convertían en feligreses de la entonces pequeña iglesia San Martín. </div><div style="text-align: justify;"> Los domingos y días de fiesta, decía la ciudad, los fieles del arrabal “no caben en la dicha yglesia de Sant Martín ni pueden ver ni oyr misa ni las oras divina” y un nuevo templo parecía más necesario que un nuevo monasterio de monjas, “porque ay tres o quatro casas de religiosas que bastan en la dicha çibdad”. </div><div style="text-align: justify;"> No sabemos qué razones trasladó a la Corona el corregidor de Trujillo, Álvaro de Porras, a quien se comisionó en 1492 obtener información precisa de cuál de ambas opciones cubriría mejor las necesidades de Trujillo, pero lo cierto es que las beatas dominicas “se ençerraron y están en el monesterio de Sancta Ysabel de la dicha çibdad, que primero hera casa y synoga de los judíos della” ya en noviembre de ese mismo año, fecha en la que reciben el edificio y lo a él anexo por parte los Reyes Católicos, “porque la priora e monjas que agora son o fueren de aquí adelante en el dicho monesterio tengan cargo de rogar a nuestro Señor por nuestras vidas e estado real e del prínçipe e infantas, nuestros muy caros e amados hijos”.</div><div style="text-align: justify;"> Aunque el monasterio de Santa Isabel se amplió con algunas de las casas limítrofes apenas dos años después, las monjas debieron buscar en 1528 un nuevo espacio donde construir un edificio que cumpliera mejor con sus necesidades de retiro, propuesta apoyada por el concejo que consideraba </div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“...que la casa en que al presente moran las religiosas del es muy pequeña e que no tienen lugar ni sitio onde se pueda edificar más e que según las muchas religiosas que ay e de cada día se reçiben, querrían mudar el dicho monesterio a parte onde le pudiesen edificar bueno e fazer buena yglesia y que las monjas e que las monjas (sic) que estuviesen en él fuesen ençerradas y bivan tan onestamente como su religión requiere”. </div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"> Y así, las monjas “encerradas” de Santa Isabel iniciarán en 1529 la construcción de su nuevo monasterio en un espacio popular, al final de la calle del Pozuelo, donde ésta se juntaba a la calle de San Miguel, lugar de mesones, allí donde una pequeña capilla se dedicaba al primero de los arcángeles de Dios. <table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiB9uDipfS7YetASS2RxfHMwB2DOpYo5ymNCjZqX2F-CU5qiObnoR7MEajLuDPSWNbW07XGI5ZdxPi_ls0XU-JPSbsIVrFhXwGvDw1ZeQ-MZqVaKz8zNyIqMpJ5zpcVX8FvHaqk6vmgi-SMfSkuXsmTR9fufzvToJjC6u37VakOXyTaBMq6yoYz05aB/s4086/San_Miguel_2.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="4086" data-original-width="2544" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiB9uDipfS7YetASS2RxfHMwB2DOpYo5ymNCjZqX2F-CU5qiObnoR7MEajLuDPSWNbW07XGI5ZdxPi_ls0XU-JPSbsIVrFhXwGvDw1ZeQ-MZqVaKz8zNyIqMpJ5zpcVX8FvHaqk6vmgi-SMfSkuXsmTR9fufzvToJjC6u37VakOXyTaBMq6yoYz05aB/w249-h400/San_Miguel_2.jpg" width="249" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Convento de San Miguel. Trujillo</td></tr></tbody></table></div><div style="text-align: justify;"> La obra aún continuaba en 1541, recibiendo entonces nuevas ayudas del concejo, que financió gran parte de la construcción, aunque sabemos que ya en 1539 la comunidad dominica residía en el nuevo edificio </div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“El estandarte. Este día, los dichos señores justiçia e regidores dixeron que por quanto el monesterio de Santa Ysabel desta çibdad que se pasó a San Miguel a pedido el estandarte que la dicha çibdad tiene, que se puso e sacó para las honras de la enperatriz reina nuestra señora, que gelo mandan dar al dicho monesterio porque tenga cargo de rogar a Dios por el ánima de la dicha señora enperatriz”. (16/8/1539)</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"> Con apenas 16 años, Francisca Altamirano tenía claro que deseaba pasar el resto de su vida entre los muros de un convento, dedicada a la oración y el estudio. Podría haber sido en el monasterio de San Francisco, el de la puerta de Coria, en el que profesó hacía ya muchos años su tía Catalina de Mendoza, o en las jerónimas de Santa María, en San Pedro, en el de las franciscanas de la Concepción o en el nuevo de las descalzas de San Antonio. Pero su elección la llevó a Santa Isabel, aunque ya entonces casi nadie se refería al convento dominico con ese nombre. Para todos los trujillanos, también para sus religiosas, era San Miguel.</div><div style="text-align: justify;"> En marzo de 1575, Francisca Altamirano, hija de Gonzalo de Torres Altamirano y Francisca de Hinojosa Carvajal, comenzó su formación en la comunidad de beatas de la Orden de Santo Domingo. </div><div style="text-align: justify;"> Cuatro años después estaba lista para profesar y así se lo hizo saber la priora, sor María de la Encarnación, al deán y cabildo de Plasencia (entonces sede vacante) a quiénes solicitó desde Trujillo que realizasen los trámites exigidos por el Concilio de Trento para que constase la libre voluntad de la beata novicia “y lo demás que es neçesario”. </div><div style="text-align: justify;"> Comisionado para ello, el vicario de Trujillo, Alonso de Rodas, acudió al monasterio de San Miguel en compañía del notario Juan Calderón. Junto a la reja que da a la iglesia, la priora acreditó que la novicia había permanecido cuatro años en el convento, contenta y siguiendo las reglas y constituciones de la Orden. Con la experiencia que le daban sus sesenta años, la priora consideró que Francisca era conveniente para el monasterio y el monasterio conveniente para Francisca, “donzella humilde y virtuosa y de apazible condiçión”. De la misma opinión fueron sor María de la Natividad, la supriora, y sor María de la Presentación, beatas profesas en el convento.<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhN8eyFjlFscxsJGbNP8OHNXyOvy2GYjeLTIvtnDeVuYTqrxN4XVWsBQcTIQrRru1f5M4nH3IK2tyrPBm7Ni7OtVYulceehXHLUeo7VzuyfwOCAk4Duvp0g6971cT3DVt4dVSFFwfdLtjPJhZlXpHJ213FljcVORn3v6HfNhOEbmc4fx_JkR3oEvv-j/s2480/San_Miguel_1.jpg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2480" data-original-width="1772" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhN8eyFjlFscxsJGbNP8OHNXyOvy2GYjeLTIvtnDeVuYTqrxN4XVWsBQcTIQrRru1f5M4nH3IK2tyrPBm7Ni7OtVYulceehXHLUeo7VzuyfwOCAk4Duvp0g6971cT3DVt4dVSFFwfdLtjPJhZlXpHJ213FljcVORn3v6HfNhOEbmc4fx_JkR3oEvv-j/w286-h400/San_Miguel_1.jpg" width="286" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">San Miguel. <br />Iglesia del convento de San Miguel</td></tr></tbody></table><br /></div><div style="text-align: justify;"> Faltaba saber los deseos de Francisca, si permanecía firme en su decisión de profesar, si se sentía capaz de vivir en comunidad, con sus trabajos y cargas, bajo las reglas de la Orden. El vicario tomó su testimonio con la puerta abierta, dejando claro que nada ni nadie debía obligarla y Francisca lo tuvo claro. Unos meses después, Francisca renunció a todos sus bienes presentes y futuros en manos de su padre Gonzalo, quien completó los 500 ducados de dote que permitieron a su hija profesar en el convento de San Miguel. </div><div style="text-align: justify;"> Francisca Altamirano ya era Francisca de la Anunciación.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1578, diciembre, 6. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">E después de lo susodicho, estando en el dicho monesterio, a la red que sale a la yglesia, el dicho señor Alonso de Rodas, vicario juez comisario, en cunplimiento de la dicha comisión, mandó paresçer ante si a la dicha Françisca Altamirano, a la qual puso en su libertad abierta la puerta del dicho monesterio, de la qual reçibió por ante mi el dicho notario juramento en forma devida de derecho y ella lo hizo puniendo la mano derecha en la cruz e prometió dezir verdad. E siendo preguntada por el dicho señor vicario cómo se llama e qué tanto tiempo a que está resçebida en el dicho monesterio, dixo que se llama Françisca Altamirano y que es hija de Gonçalo de Torres Altamirano, vezino desta çiudad y que por el mes de março primero venidero de setenta y nueve haze quatro años que fue reçebida y le dieron el ábito en el dicho monesterio y que en todo el dicho tiempo esta declarante a entendido y visto las reglas y constituçiones del dicho convento y las a llevado y pasado por ellas y permanesçido y quiere permanesçer en el dicho monesterio de su propia, libre y agradable voluntad y que para ello no a sido forçada ni induzida ni apremiada por persona alguna e que tiene muy bien cunplido el año del noviçialgo e que esta declarante tiene hedad de diez y nueve años cunplidos poco más o menos según lo a oydo y entendido de su padre y deudos e que esta declarante tiene por cosa çierta y averiguada que la dicha casa y monesterio de las beatas de señor Sant Miguel donde hasta agora a estado le conviene bien para su contento para servir más libremente a Nuestro Señor para la consolaçión de su ánima. Y que esta declarante entiende que tanbién es conviniente para el serviçio del dicho convento y que esta declarante a deseado muchos días a y desea profesar en la dicha horden con muy entera voluntad y que para ello no a sido ynduzida ni forçada de persona alguna. Y que esta declarante sabe que el dicho convento está satisfecho de la docte que su padre mandó por su entrada y reçibimiento en el dicho monesterio e que ésta es la verdad de lo que pasa y sabe so cargo del juramento que hizo. Y el dicho señor vicario tornó a repreguntar otra vez a la dicha Françisca Altamirano que mirase a lo que se obligava y a los trabajos y cargas que tienen las relijiosas y que agora, antes que profesase, de mirar lo que le está mejor, la qual dixo que con todo esto quiere y desea hazer la profisión porque entiende que para su salvaçión es lo que mejor le está. Y luego yncontinente, el dicho señor vicario tornó a requerir a la dicha Françisca Altamirano que mirase y entendiese a lo que se obligaba en querer profesar por los trabajos y cargas que ay en la religión y le hizo tornar a leer su dicho otra vez delante de Christóval Solano y Hernán Martín Merlín, veçinos de la dicha çiudad, que presentes estavan, y se le leyó de verbo ad verbun, la qual dixo y declaró que su libre voluntad hera de resçebir la dicha profesión en el dicho monesterio como dicho tiene y en ello se ratificó y lo firmó de su nombre y ansí mismo lo firmó el dicho señor vicario. Françisca Altamirano. Alonso de Rodas. Ante mi, Joan Calderón, notario.</div></div><p style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Protocolos de Pedro de Carmona. 1579. Fols. 18r-20r.)</b></p><div><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-8593159167999803672022-06-09T01:50:00.002+02:002022-06-09T01:50:53.304+02:00"Somos archivo"<div><div style="text-align: justify;"> “Somos archivo” porque cada persona atesora su historia, llena de afanes y desdichas, momentos felices y desventuras. “Somos archivo” porque nuestras historias, las nuestras y las de quienes nos antecedieron, conforman un universo vital y social que siempre espera que alguien lo descubra.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>“Somos archivo” es el lema que este año preside la Semana Internacional de los Archivos, la semana de las arcas que guardan historias, la semana grande del arca trujillana que aún permanece casi cerrada. Y por eso, porque buscamos historias, volvemos a otro arca, una especial, arca de arcas, archivo de archivos donde se atesora la “memoria e historias de las gentes”.</div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMZKZ-xuiBU_NiZ_Lj-DUwgu-hPyNpei_1GIfXVhAm2JhOjFCH9gOG6I72ErQDA43U_idBQ0snNZO7B3eCBzKt8bNZ6UFbnBIGf_u2jCWdq31P5rwzffwirQBIblfCf1FezWHP64K8KpT1qPBaPhelyuSSE9UeG4jxQiiABasSEXy7xyKqNbYHvhMZ/s2722/IMG_20220602_192415.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2722" data-original-width="2168" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMZKZ-xuiBU_NiZ_Lj-DUwgu-hPyNpei_1GIfXVhAm2JhOjFCH9gOG6I72ErQDA43U_idBQ0snNZO7B3eCBzKt8bNZ6UFbnBIGf_u2jCWdq31P5rwzffwirQBIblfCf1FezWHP64K8KpT1qPBaPhelyuSSE9UeG4jxQiiABasSEXy7xyKqNbYHvhMZ/w319-h400/IMG_20220602_192415.jpg" width="319" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Archivo General de Simancas</td></tr></tbody></table><span> </span>Impone entrar en el antiguo castillo de los Enríquez acondicionado por Juan de Herrera para archivo de la Corona, el Archivo General de Simancas. Impone acceder a sus salas, pensar en sus fondos, imaginar lo que encontraremos en sus legajos. Folio a folio descubrimos historias que nos sorprenden por desconocidas, nos confirman lo que ya intuíamos o nos abren nuevos caminos que desearíamos recorrer con rapidez.<br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Para celebrar el que “Somos archivo”, para celebrar las muchos historias que guardan y nos aguardan, hoy, Día de los Archivos, el arca de Trujillo deja paso al arca de Simancas, a una de esas historias trujillanas que nos hemos traído de tierras castellanas.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Una historia de Isabel de Vargas, señora de Valhondo y El Puerto, esposa del segundo Correo Mayor de Indias, Diego de Vargas Carvajal, y heredera del linaje de los Vargas. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Trujillo es entonces (1520) una ciudad violenta (como todas) con bandos y parcialidades que mantienen por generaciones odios y rivalidades, altercados y enfrentamientos que con frecuencia hacen correr la sangre por las calles trujillanas.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Siendo aún niña, vive y convive con esa violencia: su abuelo Alonso de Sotomayor (un Chaves) asesinó a su abuela Isabel Calderón y día tras día su padre, con los Vargas, rivaliza con los Chaves por conseguir convertirse en la familia con mayor relevancia de la ciudad. </div><div style="text-align: justify;"><span> C</span>uando su padre Juan de Vargas fallece en Granada en 1517 a manos de un Chaves, todo parece estar decidido en su futuro. Juan de Vargas había concertado ya su matrimonio con Diego de Carvajal, hijo del doctor Galíndez de Carvajal, sus bienes quedarían en manos de su tío Luis Carvajal de Vargas, que los debería administrar mientras no alcanzase la edad para el matrimonio, y su persona en poder de otro de sus tíos, Alonso García de Vargas, deseando su padre que su única hija, doña Beatriz “....more en mis casas, porque mis parientes e amigos la vean e vesyten todo este tienpo e le den todo lo nesçesaryo para su sostenimiento...”. Debería haber llevado una vida tranquila, rodeada de parientes aunque quizás lejos de su madre, doña María de Sotomayor, una Chaves a la que sus hermanas Mayor y Juana y sus parientes ayudaron un año antes a huir de Valhondo y de su esposo para refugiarse en Portugal.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Rodeada de los suyos pero parece que no tranquila. Es rica pero es menor y mujer y sus muchos bienes son deseados por quienes deberían protegerla. Será el doctor Galíndez de Carvajal quien acuda a la Corona reclamando que la joven salga de la tutela familiar por no ser segura, comisionando el Consejo de Castilla al licenciado Andrés de Villanueva para que realizase las pesquisas oportunas sobre el caso, “sacase de donde estubyese doña Beatriz de Bargas, menor, hija de Juan de Bargas, difunto, y la depositase en una casa honesta y syn sospecha”.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Nunca pensó el licenciado Villanueva que la comisión fuera tan difícil y le pusiera en tan complicada situación. Su ayuda debería haberle venido del corregidor de la cercana villa de Cáceres, pero corregidor Álvaro de Lugo “no está en esta tierra e es ydo a su casa o a la corte” por lo que la primera decisión de Villanueva sería sacar a doña Beatriz de su casa y mantenerla bajo su custodia “la qual tengo en una casa en esta çiudad de Trusyllo con aquellas dueñas y criadas que tenía y la servían y su padre la dexó y mandó que la syrbiesen, la qual tengo con toda guarda y tratamiento y onestidad que conbyene e me pareçió tener”. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Porque casas honestas hay en Trujillo pero seguras parece que ninguna en opinión de Villanueva. Ni en Trujillo ni en la comarca ni siquiera en las ciudades de Cáceres, Plasencia o Mérida, hasta donde llegan “parçialidades, vandos y pasiones”. Para muchos parientes mejor hubiera sido “dar un bocado a esta donzella y despacharla” o haberla llevado a Portugal, lejos de Trujillo y de los parientes paternos y maternos, porque “los unos dizen que la matarán los unos, y los otros que los otros” y no encuentra el licenciado dónde depositarla con seguridad. Su tío Luis le sucedería en el mayorazgo de los Vargas si falleciese y no es persona fiable, pues es “notorio que mató a su hermana y cuñada por la heredar y por ello está fuera de los reinos de Vuestras Magestades” y el siguiente en la sucesión sería Alonso García de Vargas, de cuya tutela ha sacado a Beatriz el licenciado Villanueva. </div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibrrUBhp21xmopFXeX_WfP6fNs7q9YU-dSxidAxfKTqP0B8VsO-z5W-vscrL-7HbrF1YjpxK6viaYJ4qrCUO2hn5ZfGuEemUHAaupWhogQ_j2pdyLWZwWq6oSYDAMkTTwoep9wfZwygxuImPKXgRZ-moW2Tk0zIgRo5YYV1Ac-QJgrUWKgi25VGTTn/s4000/DSCN6013.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="4000" data-original-width="3000" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibrrUBhp21xmopFXeX_WfP6fNs7q9YU-dSxidAxfKTqP0B8VsO-z5W-vscrL-7HbrF1YjpxK6viaYJ4qrCUO2hn5ZfGuEemUHAaupWhogQ_j2pdyLWZwWq6oSYDAMkTTwoep9wfZwygxuImPKXgRZ-moW2Tk0zIgRo5YYV1Ac-QJgrUWKgi25VGTTn/w300-h400/DSCN6013.jpg" width="300" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Trujillo. Palacio de los Duques de San Carlos. <br />Escudo de los Vargas Carvajal</td></tr></tbody></table><span> </span>Unos y otros le advierten del peligro que corre la joven ante las amenazas de la otra parcialidad y todos aconsejan al pesquisidor que la mantenga aislada, sin comunicación, y procurando que no le lleguen alimentos sino del propio juez “porque dizen que se temen darle algo con que muera, y estos dizen que los otros que esto piden arían”. Y como teme por doña Beatriz y “porque no suçediese algún peligro a esta donçella, doy de comer a my costa y todo lo neçesario y a sus criadas que con ella están y tenerla con la guarda y tratamiento que conbiene syn comunicaçión de pariente”.<br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Es enero de 1520, las lluvias “son y an sido tan grandes en esta tierra que cada arroyo es un río caudal” y el licenciado Andrés de Villanueva no parece encontrar solución ni lugar conveniente y seguro para doña Beatriz, la rica heredera del mayorazgo de Juan de Vargas, la futura esposa de don Diego de Carvajal. Se dirige entonces a quienes le han enviado a Trujillo, reclamando al Consejo de Castilla y a su presidente, el arzobispo de Granada Antonio de Rojas Manrique, instrucciones que cumplir y ayuda ante unos parientes que “son gente qruel, Dios los aga christianos”. </div><div style="text-align: justify;"> Y las instrucciones llegaron y parece que llevaron a Beatriz hasta Toledo, al convento de San Clemente, donde quizás estuvo, donde quizás se sintió segura hasta su casamiento en Salamanca en 1522 y donde quizás probara los ricos mazapanes que la tradición cuenta que crearon las monjas toledanas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1520</b></div><div style="text-align: justify;">Lo que Álvaro de Lugo, corregidor de Cáçeres, a de hazer en el caso de doña Beatriz de Bargas, menor, que le es cometydo es lo seguiente</div><div style="text-align: justify;">Que dexadas todas cosas, luego que reçiba las provisiones él en persona, syn lo cometer a otro alguno, vaya a la çibdad de Trugillo a donde está el liçençiado Andrés de Villanueva, juez pesquisidor de sus altezas que por su mandado tiene en poder a la dicha doña Beatriz y la reçiba y tome a muy buen recado con las personas que con ella están y la sirven, y tomen así mismo la gente que le pareçiere que es nesçesaria para seguridad de la dicha doña Veatriz y con la dicha gente y a muy buen recado la lleve a la çibdad de Toledo y la ponga en el monesterio de San Clemeynte de la dicha çibdad en poder del abadesa del dicho monesterio para que la tenga en guarda con la honestidad e seguridad que a la persona y vida de la dicha doña Veatriz conviene. Y a de procurar con la dicha señora avadesa que pues la dicha doña Veatriz es de tan poca edad que no se hallaría syn las personas con quien se cría y la sirven, que dé lugar a que las dichas sus servidoras estén con ella porque a causa de hallarse syn ellas no reçiba detrimento en su persona.</div><div style="text-align: justify;">E sy por caso a la dicha señora avadesa se le hiziese algo grave reçibir en el dicho monesterio con la dicha doña Beatriz a todas sus servidoras, que a lo menos reçiba con ella una dueña y una donzella a quien ella más voluntad tuviere para su conpañía, que asy para los alimentos de la dicha doña Beatriz y sus servidoras como para las otras cosas que sean nesçesarias serán allí proveydas de manera que el dicho monesterio no reçiba costa ni daño alguno.</div><div style="text-align: justify;">A de tomar el dicho corregidor veynte honbres y si le pareçiere que aquellos no vastaren, que tome hasta en cantydad de treynta, los quales an de ser buenas personas fiables que no sean de las parçialidades de la dicha çibdad de Trugillo ni de los parientes de las partes, con que lleve a la dicha doña Beatriz a buen recaudo y con la seguridad que conviene, de manera que no subçeda ynconveniente alguno.</div><div style="text-align: justify;">A de ynformar a la señora avadesa de la causa que a movido a sus altezas e a los del su Consejo a proveher lo que está proveydo en este caso por quitar peligros e ynconvenientes, porque ynformada la dicha señora abadesa tenga espeçial cuydado de la dicha doña Veatriz para la guarda y no dar lugar que personas algunas sospechosas la conserven ni hablen con ella ni con personas del dicho monesterio que a ella le parezca lo puedan ser e que en todo tenga el proveymiento que de tal persona como ella se confía, hasta tanto que por sus altezas e por los del su Consejo se vea y provea lo que en el dicho negoçio conviniere.</div><div style="text-align: justify;">Sy fuere menester, que el corregidor de Toledo se junte con él asy para entender en lo que conviniere con la dicha señora abadesa como en otra qualquier cosa tocante a este negoçio; désele la carta que los señores del Consejo escriven para que asy mismo aga todo lo que en este caso convenga e se junte con el dicho Álvaro de Lugo. </div><div style="text-align: center;">Al liçençiado Villanueva, pesquisydor que fue de Trugillo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>(ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS. CONSEJO REAL DE CASTILLA. Legajo 761, 10) </b> </div></div><div><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-81822972693279389162022-05-15T20:22:00.000+02:002022-05-15T20:22:31.043+02:00La capilla del santo madrileño<div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>Cuatrocientos años han pasado desde que un papa, Gregorio XV, aumentara la ya larga lista de los santos españoles con cuatro nombres especiales: Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y San Isidro. Hoy, los madrileños festejan a este último, su patrón, en la pradera que lleva el nombre. Flores y lunares, gorras y pañuelos, claveles en el ojal o en el pelo, para celebrar la vida del santo labrador, aquel que en el siglo XII dedicó su vida a la oración, el ayuno y la limosna.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Custodiado su cuerpo primero en la iglesia de San Andrés de Madrid, “a la parte del evangelio”, su canonización obligará a la ciudad a pensar en un mejor recinto para honrar sus restos, planteando la construcción de una capilla cuyos cimientos aún se están construyendo en 1657.</div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8WLGCO-8-n6cInYjAh-g_k0WUd3L4BiP9YbxVNxk0S-qcfHG3_OSgNx-Y1WQgI3vpj_beEAJ84m7OqlD7GrZDmQCcjzjpc0uOPiYHt-mOkVS30ZDCNDxkCyGJwh98H6_m_Vu6SIY9Q4KfDeptUIJ-8I2S_TgvqFn2fL3aoXp7EEJB4yKzKqVwlIvw/s1256/Capilla_San_Isidro.png" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1194" data-original-width="1256" height="380" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8WLGCO-8-n6cInYjAh-g_k0WUd3L4BiP9YbxVNxk0S-qcfHG3_OSgNx-Y1WQgI3vpj_beEAJ84m7OqlD7GrZDmQCcjzjpc0uOPiYHt-mOkVS30ZDCNDxkCyGJwh98H6_m_Vu6SIY9Q4KfDeptUIJ-8I2S_TgvqFn2fL3aoXp7EEJB4yKzKqVwlIvw/w400-h380/Capilla_San_Isidro.png" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Iglesia de San Andrés y capilla de San Isidro.<br />España Artística y Monumental. 1865. Tomo 1, p. 31</span></td></tr></tbody></table><span> </span>El arquitecto José de Villarreal, “Maestro Mayor de Obras de la Villa”, será el encargado de retomar su construcción y esta vez se quiso que las obran avanzasen con rapidez y ello supuso implicar a la corte y finalmente a todo el reino. Porque Trujillo (y los trujillanos) pusieron algo más que sus oraciones y pequeñas limosnas para que el santo patrón de los madrileños tuviera su hermosa capilla.</div><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>En las Cortes celebradas en Madrid de 1655 a 1658 estuvo presente Pedro Jacinto Calderón y Chaves, regidor de la ciudad de Trujillo y procurador en Cortes por Extremadura junto al regidor de Mérida, Diego Mesía de Ocampo. Acudieron ambos (a pocas sesiones, por cierto) y el regidor trujillano dio su consentimiento para que quedase sin efecto la prohibición de que la Corona volviese a poner a la venta nuevos oficios de regidores (“un ofiçio de Regidor en cada çiudad, villa o lugar de estos Reynos donde fuesen perpetuos y no añales”) hasta obtener hasta 40.000 ducados con que costear, como limosna, la construcción de la capilla de San Isidro de Madrid. Así se aprobó el 4 de mayo de 1657 y así lo comunicó Felipe IV a la ciudad de Trujillo:</div></div><p><b>1657, octubre 15. Madrid</b></p><p style="text-align: center;">El Rey</p><div style="text-align: justify;">Por quanto habiendo yo encargado al lizenziado don Antonio de Contreras, cavallero de la Orden de Calatrava, del mi Consejo y Cámara, la superintendencia y dispusición de la obra de la capilla de San Isidro que se está executando y haviéndose representado al Reyno junto en Cortes en las que al presente se están celebrando en la villa de Madrid, que después de tan largo tiempo como el glorioso San Isidro a estado en la iglesia de San Andrés de la dicha villa sin capilla propia, a donde los fieles pudiesen dar el culto devido a cuerpo de tan gran santo, con memoria de los templos que en Francia, Alemania, Catalunia y otras partes tiene su santo nombre, y haviéndose deseado que se haga una obra decente a la beneración de tal santo, se a empezado a hazer y para que sea más agradable a Nuestro Señor se procura salga toda la costa de las limosnas que se dieren para ella, siendo gran suerte para conseguir un efecto tan justo y deseado de todos y tan detenido en tantos tiempos se aya enpezado a executar esta resolución con la liberalidad deste deseo, en la súplica que se hace a todos en nombre del santo por Patrón de mi Corte, que es patria común, y por abogado de los temporales y frutos y Patrón también de todo el Reyno, con que ni en el exemplar ni consequencia estorba para que los lugares de él alienten esta fábrica; con esta consideración el mismo Reyno, por acuerdo suyo de quatro de mayo deste año, a prestado su consentimiento dispensando con lo que le toca con las condiciones de Millones para que yo pueda veneficiar un oficio de Regidor en cada ciudad, villa o lugar destos Reynos demás de los que ay en ellos donde fueren perpetuos y no añales, con calidad que no se exceda de quarenta mil ducados, cuya cantidad se a de aplicar para la limosna de la fábrica de la dicha capilla, encargándose la administración y veneficio de los dichos regimientos al dicho D. Antonio de Contreras, con calidad que la ciudad, villa o lugar que quisiere consumir el que le tocare, lo pueda hacer con que sea antes de averse vendido, dando la quarta parte del precio en que se ubiere vendido el último regimiento (...).</div><div style="text-align: justify;"><br /><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 143, carpeta 10)</b></div><div style="text-align: justify;"><b><br /></b><span style="text-align: justify;"> </span><span style="text-align: justify;">Trujillo ya tenía demasiados regidores y la ciudad prefirió pagar y que el nuevo oficio se consumiese. Don Antonio de Contreras ajustó con el concejo el pago de 500 ducados que fuesen destinados a la construcción de la capilla madrileña y que salieron de sus ingresos. En dos pagos, don Juan Bautista de Benavente, tesorero del Consejo de Cámara y “depositario de los mrs. tocantes a la dicha obra”, recibió de la ciudad los 500 ducados acordados fruto del arrendamiento de la bellota de sus montes. </span></div><div style="text-align: justify;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5L5JFA8bd2o7ZrUukwu_tJFSJAfT30o3h_iWyXGIQdQvXcJ9WCMozx6z0vbeuzRQRSJtulKuwtACPEio992uzdj1Qz5PdkyNlFxUXlEcntXSgWwLEm7osZsQS-s9k7nvfiOzrpjjjkd02UGNh8llxKe7pqbnitH0EjFVK7H2kwDTQ-eTDkmQVv5Ls/s1478/Arca.png" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1020" data-original-width="1478" height="442" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5L5JFA8bd2o7ZrUukwu_tJFSJAfT30o3h_iWyXGIQdQvXcJ9WCMozx6z0vbeuzRQRSJtulKuwtACPEio992uzdj1Qz5PdkyNlFxUXlEcntXSgWwLEm7osZsQS-s9k7nvfiOzrpjjjkd02UGNh8llxKe7pqbnitH0EjFVK7H2kwDTQ-eTDkmQVv5Ls/w640-h442/Arca.png" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Primitiva arca de San Isidro. Hoy en la catedral de la Almudena. La Ilustración Española y Americana. 15/5/1893.</span><br /><br /></td></tr></tbody></table><span style="text-align: justify;"><br /></span></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>Este año, al cumplirse los 400 años de su canonización, se celebra el primer Año Santo de San Isidro y su cuerpo será expuesto a la veneración de los fieles, pero no será en la capilla que ayudó a construir Trujillo. Desde 1769 se venera en la Real Colegiata de San Isidro, donde fue trasladado por orden de Carlos III.</div></div><div><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-32460861101536115522022-03-18T23:55:00.006+01:002022-09-23T21:43:22.682+02:00Y el tren pasó de largo<div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"> <span> </span>Hace 110 años, España seguía noqueada por el fin del imperio colonial ultramarino y se veía de nuevo inmersa en otra ilógica guerra en el norte de África.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Trujillo había ido perdiendo su rico patrimonio de pueblos y dehesas en siglos anteriores, rematando sus pérdidas en los sucesivos procesos desamortizadores. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El final del siglo anterior, el XIX, había traído el agua corriente a la ciudad y el nuevo siglo vio la puesta en marcha de la <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2016/09/primera-linea-de-autobuses-de-espana.html">primera línea de autobuses</a> de España, la que acercaba a Trujillo y Cáceres. Pero ambas ciudades seguían estando en un territorio interior de frontera y fondo de saco también económico al huirle las industrias y contar tan solo con referentes agrarios y algo de minería. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Una sociedad conservadora en un territorio marginal y marginado que, de pronto, sintió que el tren, de nuevo, llamaba a su puerta. Porque una y otra y otra vez pasó el tren de largo. O mejor sería decir que una y otra y otra vez no llegó a pasar. Y todo pese a que Trujillo lo buscó con ansia, cifrando su futuro en que el monstruo de hierro se acercase a la ciudad, trajese viajeros y desarrollo, asegurase la salida de granos y ganados de la comarca y crecieran las oportunidades que podían brindar los yacimientos mineros de fosfatos situados a oriente (Logrosán) y occidente (Cáceres).</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Hace 110 años pareció que, por fin, el deseo tantas otras veces frustrado se convertiría en realidad.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Poner en comunicación por tren las ciudades de Cáceres y Trujillo y la conexión con Logrosán y sus minas había sido el objetivo de los proyectos que presentaron a la Dirección General de Obras Agrimiro Blay y Lacasa en 1887 y Eduardo H. Neville y Riddlesdale en 1902. Ambos, tranvías a vapor, pretendían aprovechar como plataforma las carreteras existentes pero ninguno de ellos prosperó. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El militar Francisco Fernández Llanos será el siguiente en conseguir la autorización para llevar a cabo, en dos años, los estudios que permitieran la creación de un “tranvía eléctrico” desde Cáceres a Logrosán, con ramal a Trujillo.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Sancionados por ley ambos trayectos (Cáceres-Trujillo y Trujillo-Logrosán) en la Ley de Ferrocarriles Secundarios y Estratégicos de 1908, se abría ahora la puerta al apoyo estatal y Trujillo no quiso perder de nuevo el tren.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Tres serán los proyectos que compiten para acogerse a la Ley de 1908:</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El ya mencionado de Francisco Fernández Llanos, que marca un trayecto bastante al sur del trazado de la carretera Cáceres-Trujillo (pasando por Torreorgaz, Torremocha, Salvatierra, Santa Ana e Ibahernando) con un marcado interés en la salida de fosfatos de Logrosán. Así, tres kilómetros y medio después de la estación de Ibahernando, 14 kilómetros antes de llegar a Trujillo, la línea continúa en dirección a Santa Cruz y Zorita, alejándose del ramal que desde aquel punto enlazaría esta línea con la ciudad de Trujillo.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Un segundo proyecto, que cubriría únicamente el trayecto Cáceres-Trujillo, es presentado al Ministerio por los políticos Tirso Rodrigáñez Sagasta (ex-ministro de Hacienda, cartera que volvería a ocupar en 1911), Antonio Pérez Aloe Silva y Fernando Weyler Santacana. En su recorrido, seguiría el trayecto de la carretera que une ambas localidades, sobre la cual se asentaría.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Un tercer proyecto candidato a obtener la aprobación ministerial retoma el realizado desde la propia ciudad de Trujillo en 1890 (firmado entonces por el ingeniero Rafael Monares e Insa y reformado y puesto ahora en condiciones legales de ser admitido a concurso por el ingeniero Narciso Amigó, autor del proyecto de ferrocarril de Logrosán a Chinchón) y que ahora, convertida su Comisión Gestora en una Sociedad colectiva bajo la razón social “Cortés, Guillén y Compañía”, pretendía ser elegido (en los dos trayectos) para su realización. También en este tercer candidato se quería dar servicio a otras localidades acercando al sur ambos trayectos.<br /><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgkmqymTHYvipUat4EJnjB0kGLfSJdTU_kpRUwg00a7PeoHSilnY9e_t7C6ydzfAxHNa5Lwpb00dANOhnHefdSUsvSPRnlMKkJtqP5nbH3WkTHMcKEyrFBrLQ4M647I7xHW3jSnMetCSUGYlFc3If9UnaWg6-lUAoECTsmHf1E4D99HLIu6Jp4ZuMW5=s3699" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2475" data-original-width="3699" height="268" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgkmqymTHYvipUat4EJnjB0kGLfSJdTU_kpRUwg00a7PeoHSilnY9e_t7C6ydzfAxHNa5Lwpb00dANOhnHefdSUsvSPRnlMKkJtqP5nbH3WkTHMcKEyrFBrLQ4M647I7xHW3jSnMetCSUGYlFc3If9UnaWg6-lUAoECTsmHf1E4D99HLIu6Jp4ZuMW5=w400-h268" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Folleto informativo de la Sociedad "Cortés, Guillen y Compañía". 1909</td></tr></tbody></table></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Aceptados todos los proyectos para su estudio, se inició entonces un proceso de información pública, dictámenes de diferentes instituciones y, en definitiva, una carrera para conseguir apoyos económicos y sociales además de obtener una valoración positiva desde el punto de vista técnico y de viabilidad económica por parte de los ingenieros del Ministerio.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Era la oportunidad de Trujillo y había que aprovecharla. El empuje, la ilusión y las expectativas parecían alimentar aquella locomotora que se quería oír rugir y lanzar vapor por los llanos de Cáceres y sobre el berrocal. La Sociedad “Cortés, Guillén y Compañía”, que contaba con el apoyo del ayuntamiento y de la sociedad trujillana, desplegó todas sus influencias para obtener las mejores valoraciones. El propio ayuntamiento de Trujillo y los de Zorita, Cañamero, Alcollarín, Campolugar, Madroñera, Conquista, Logrosán y Herguijuela informaron a favor de sus proyectos, que fue igualmente seleccionado por la Diputación Provincial (defendido por los diputados Emilio Herreros Esteban, Luis Grande Baudesson y Manuel Martínez Cuadrado). <table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjGw4veJBl390N93MVOE9mqE6XETr6P6y6Rm4RQJUARxhnpy9HCljw1BBEZlu8XcECWOkdcw6IQ1lZgMgz50FMoERmZwNrPRERF75nADNqHjiUeUzJ_qFgtoJz6kaUAJAAniO9wgEWWbs8NskKd8HIqcL8UYSeW6CIsYVjp6tGeeKHedsF9oAFXWTv_=s3906" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1275" data-original-width="3906" height="203" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjGw4veJBl390N93MVOE9mqE6XETr6P6y6Rm4RQJUARxhnpy9HCljw1BBEZlu8XcECWOkdcw6IQ1lZgMgz50FMoERmZwNrPRERF75nADNqHjiUeUzJ_qFgtoJz6kaUAJAAniO9wgEWWbs8NskKd8HIqcL8UYSeW6CIsYVjp6tGeeKHedsF9oAFXWTv_=w625-h203" width="625" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Integrantes de la Sociedad "Cortés, Guillén y Compañía"</td></tr></tbody></table><br /><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"> También el informe del ingeniero jefe de la tercera división técnica y administrativa del Ministerio de Fomento, Eduardo Lostau, situaba los proyectos de la propuesta trujillana en clara ventaja, aunque con deficiencias que deberían subsanarse antes de la aprobación por la administración.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Cada pequeño triunfo en el proceso era aplaudido por la sociedad trujillana, el ayuntamiento, el Círculo de la Amistad, el Centro Obrero, el Casino, el comercio... todos convencidos de la trascendencia de lo que iba a ocurrir.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Y esta vez ocurrió. Aunque se retrasó hasta 1911 y hubo que realizar las reformas exigidas, finalmente se eligió el proyecto por el que Trujillo luchaba. </div><div style="text-align: justify;"> Un recorrido de casi 120 kilómetros por una vía de un metro de ancho que arrancaría de Cáceres con estaciones en Torreorgaz, Torrequemada, Torremocha, Botija-Ruanes, La Cumbre, Trujillo, Santa Cruz-Conquista, Zorita , finca “El Guijuelo” y Logrosán (a 1 km de la población y paralela a la carretera de Logrosán a Guadalupe, cerca de las minas de fosfatos). Con 8 locomotoras de sistema “Compound”, el futuro ferrocarril uniría Cáceres, Trujillo y Logrosán a la velocidad ordinaria de 30 km por hora. Cinco puentes salvarían los ríos Tamuja, Gibranzo, Magasca (2) y Logrosanejo y a lo largo del trayecto se construirían 34 pasos a nivel (3 sobre carreteras y los restantes en otros caminos) y un total de 41 casetas de guardas.</div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXc3CylerDPWNhb5JzX_cKTQ-Dbt1ttUiMYuxxxM4EoXOhHYzXyBQSdAOvb81ilssYEiPawutP_xAgdDpbDOm77xt9PzhhS4gUEx1HKpJanJ6KQw2lQ2uZPmX5fLudMZ2k6WGTLxy6skfSb4mLTzIS_mTphYjYZo6xAke-6oyWSP59G87KXjL28nF0/s2608/Plano_Ferrocarril.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1732" data-original-width="2608" height="364" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXc3CylerDPWNhb5JzX_cKTQ-Dbt1ttUiMYuxxxM4EoXOhHYzXyBQSdAOvb81ilssYEiPawutP_xAgdDpbDOm77xt9PzhhS4gUEx1HKpJanJ6KQw2lQ2uZPmX5fLudMZ2k6WGTLxy6skfSb4mLTzIS_mTphYjYZo6xAke-6oyWSP59G87KXjL28nF0/w547-h364/Plano_Ferrocarril.jpg" width="547" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La Opinión. 28 de enero 1912</td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;"> En noviembre se fijaron las fechas para la subasta de ambas obras a las que podrían ejercer el derecho de tanteo la Sociedad peticionaria “Cortés, Guillén y Compañía”, sustituida poco antes de la fecha señalada por la Sociedad “Maurel y Palacios” a la que se cedieron todos los derechos de construcción.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Sin licitadores en la subasta, la nueva Sociedad obtendrá la adjudicación de los nuevos ferrocarriles y la noticia llega rápido a Trujillo:</div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“Madrid 27-14.</div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">ECO DE TRUJILLO.</div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">Celebrada subasta ferrocarril Cáceres-Trujillo. Adjudicada concesión Sociedad Palacios-Morel. Coronados trabajos con tan feliz éxito para Comarca tenemos gusto comunicar tan grata noticia.</div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: center;">Comisión” (El Eco de Trujillo, 2/12/1911)</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"> <span> </span>La alegría se extiende en toda la ciudad. Repique de campanas y cohetes, una banda de música que recorría las calles. Por la noche, los portales de la plaza estuvieron llenos de gente como en las grandes festividades. Una Comisión del Comercio acordó el 28 de noviembre pedir que, en unión del ayuntamiento, la población saliera a esperar a la Comisión Gestora que había velado en Madrid por el éxito de la empresa y que llegaría en la tarde del día siguiente. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Luis Pérez Aloe Mediavilla, Enrique Cortés Pérez y Manuel Pérez Aloe Silva, integrantes de la Comisión, fueron recibidos con música por las comisiones de los Círculos, del comercio, de los gremios con banderas y estandartes, el ayuntamiento, el clero... Discursos y banquete en el Círculo de la Amistad. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Una fiesta que se volvería a repetir dos meses después. Y esta vez a lo grande, porque la ocasión lo merecía. Todo se ponía en marcha y por fin el sueño se convertiría en realidad. </div><div style="text-align: justify;"> Ya habían llegado a Trujillo quienes se encargarían de las obras del ferrocarril, los ingenieros León Girard y Abel Mancy, esperándose para febrero la llegada de Nicanor Arias, Billièz, Weibel y Bayant.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El domingo 28 de enero de 1912 nadie faltó en Trujillo y aunque el propio Ministro de Fomento no pudo asistir, se celebraría por todo lo alto el inicio de las obras de los nuevos ferrocarriles. Cáceres mandó su banda de música que inició el día con diana floreada y que tocaría por la tarde en la plaza, se adornaron fachadas, balcones y escaparates, hubo bailes en casinos y sociedades, iluminación y fuegos artificiales, un banquete en los salones del Círculo de la Amistad servido por Francisco Fernández... </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Se invitó a la prensa regional, a los alcaldes de la comarca, a las autoridades y políticos provinciales, a la empresa concesionaria (ahora integrada en la Sociedad Anónima “Compañía de los ferrocarriles secundarios de Extremadura”), al obispo, a todos los trujillanos. Todos acudieron esa mañana al campo de San Juan para acompañar al Director General de Obras Públicas del Ministerio de Fomento, Luis de Armiñán.<br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>A las once y media, con un día espléndido se puso en marcha la comitiva:</div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiVsU4KGdIL6B8Ztr-kn7xw92Tpfiu1djbIZ3P6T3xTFEX39mGsk3BX4iGx91tNWlrpnKH9yeVt0yTl481zy6xnSdIL_U5WIZjE7wT_9GoW87KvPCSWDycSaR4EBFMmipsxLKfGG_hw3mgaAWIt1RiWbOAml6FJKHX3Bfce6CyN2RcaG2qH4J11w67R=s1110" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="810" data-original-width="1110" height="293" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiVsU4KGdIL6B8Ztr-kn7xw92Tpfiu1djbIZ3P6T3xTFEX39mGsk3BX4iGx91tNWlrpnKH9yeVt0yTl481zy6xnSdIL_U5WIZjE7wT_9GoW87KvPCSWDycSaR4EBFMmipsxLKfGG_hw3mgaAWIt1RiWbOAml6FJKHX3Bfce6CyN2RcaG2qH4J11w67R=w400-h293" width="400" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto Diéguez. Comitiva hacia el acto. "Mundo Gráfico". 2/3/1912 </td></tr></tbody></table>“Precedidos de un piquete de la guardia civil, á caballo, entre maceros iban presidiendo el acto los señores Armiñán, Jarrín y Pérez Aloe (L), siguiéndoles los demás invitados y un numeroso gentío, en medio de un fuego graneado de bombas y cohetes, que formaban con los gritos de júbilo del pueblo y los acordes de la música un conjunto enloquecedor.” (El Noticiero. 29/1/1912)<br /></div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>En el Campo de San Juan, dos arcos de entrada con artísticas dedicatorias, adornos y gallardetes esperaban a la comitiva. Trujillanos e invitados se juntaron allí para ver cómo el obispo de Plasencia, Francisco Jarrín y Moro, revestido de capa pluvial y ayudado por los sacerdotes José Pulido y Ramón Cancho, bendecía los terrenos donde pronto habría de construirse la estación del ferrocarril, “...en el espacioso campo de San Juan, dando su frente hacia la carretera de Badajoz y á poco más de cien metros de las últimas casas del barrio de las Cruces...”. (La Opinión. 28/1/1912) </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Tras la inauguración oficial en nombre del Rey y del Ministro de Fomento por el Director General, éste inició los trabajos con una piqueta junto a varios trujillanos, ingenieros y obreros de la compañía.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhNMWAN4ZijrkvVdo_pDl_AWZK0YcKO3xD0Hr3cw6vLqYOBH5xmUqN2cSiI5mCCvjb8c71ZJkVEBVubArsLzLdaGUUISnb9Fg2cU6W-cM4-K_GI1-T2GaMScCcyI2NPPA63cKkMZReXUuyK3IrkBTVHCS4avgKKyeWgF-vtG-YArpiVMAih3UGszlDK=s1538" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="730" data-original-width="1538" height="304" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhNMWAN4ZijrkvVdo_pDl_AWZK0YcKO3xD0Hr3cw6vLqYOBH5xmUqN2cSiI5mCCvjb8c71ZJkVEBVubArsLzLdaGUUISnb9Fg2cU6W-cM4-K_GI1-T2GaMScCcyI2NPPA63cKkMZReXUuyK3IrkBTVHCS4avgKKyeWgF-vtG-YArpiVMAih3UGszlDK=w640-h304" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto Diéguez. El Director de Obras Públicas, Luis de Armiñán, dirigiendo la palabra al público. "Nuevo Mundo". 8/2/1912.</td></tr></tbody></table><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Discursos, aplausos, emoción y recuerdo del alcalde para los trujillanos que luchaban al otro lado del Estrecho:</div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“¡Que llegue á ellos –exclama el Sr. Aloe- mi entusiasta y cariñoso saludo y que los veamos pronto empuñando las honradas herramientas del trabajo!”. (El Tiempo. 29/1/1912).</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>El arca guarda celosamente el acta notarial que da fe de aquel emocionante acto.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1912, enero 28. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;">Acta para hacer constar la inauguración de los ferro-carriles de Cáceres a Trujillo y Trujillo a Logrosán, a requerimiento del Alcalde Presidente del Excmo. Ayuntamiento de esta población, Don Luis Pérez Mediavilla.</div><div style="text-align: justify;">Número veintiocho</div><div style="text-align: justify;">En la ciudad de Trujillo a veintiocho de enero de mil novecientos doce. Ante mi, don Manuel Eladio Ferrer y Pérez, Abogado Notario del Ilustre Colegio de Cáceres, con residencia y vecindad en esta población, ha comparecido</div><div style="text-align: justify;">Don Luis Pérez Aloe Mediavilla, mayor de edad, soltero, propietario y Abogado, vecino de esta ciudad, provisto de cédula personal de octava clase expedida por el Recaudador de tal impuesto, Sor. Artaloytia, en tal población, el treinta de mayo último con el número sesenta.</div><div style="text-align: justify;">Dicho señor, a quien doy fe de conocer, comparece en concepto de Alcalde Presidente del Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad y me requiere para que haga constar en la presente acta el hecho de la inauguración de los trabajos de construcción de los ferro-carriles de Cáceres a Trujillo y de Trujillo a Logrosán.</div><div style="text-align: justify;">En virtud de dicho requerimiento, me constituí en el Campo de San Juan, sitio designado para la inauguración (de los trabajos o) á donde concurrieron los Ilustrísimos señores Obispo de Plasencia, Director General de Obras públicas, Gobernador interino de esta provincia, el Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad, la representación de los concesionarios “Compañía de Ferro-carriles secundarios de Extremadura” representación de la constructora “Sociedad general de cementos Porland de Sestao”; sociedad “Cortés, Guillén y Compañía”, Diputados y ex-Diputados a Cortes, Senadores y ex-senadores, Diputados y ex-Diputados provinciales, ingenieros de la división de ferro-carriles y de Obras públicas de la provincia, Comisario Regio de Fomento, Alcaldes de los pueblos interesados en la línea, representaciones de la magistratura, del clero, de la milicia, de la prensa, del comercio, de la Industria y numeroso público. Después de elocuentes discursos pronunciados por el Sr. Alcalde de esta ciudad y por el Ilmo. Sr. Director General de Obras Públicas, éste en nombre de S.M. el Rey, declaró inauguradas dichas obras con la bendición del Ilustrísimo Señor Obispo de esta Diócesis.</div><div style="text-align: justify;">Terminado el acto se redactó el presente documento que autorizan con sus firmas varias de las personas concurrentes al mismo después de leída este acta, extendida en el presente pliego de clase undécima número un millón novecientos noventa y un mil setecientos cincuenta y ocho, de todo lo cual doy fe y lo signo, firmo y rubrico. = Entre paréntesis =de los trabajos= no vale. Entre líneas = mil setecientos cincuenta y ocho= vale.</div><div style="text-align: justify;">+ Francisco, Obispo de Plasencia</div><div style="text-align: justify;">de Armiñán. Director General de Obras Públicas</div><div style="text-align: justify;">Emilio Herreros. Gobernador civil</div><div style="text-align: justify;">Luis Pérez Aloe. Alcalde</div><div style="text-align: justify;">Enrique Gadea. Presidente del Consejo de Obras Públicas </div><div style="text-align: justify;">Barón Paulin Ruelle</div><div style="text-align: justify;">Jose Herrero. Viceresidente del Cº de Administración de la Compañía</div><div style="text-align: justify;">Manuel Pérez Aloe. Ex Diputado a Cortes</div><div style="text-align: justify;">G. Detrés. Consejero de la Compañía del ferro-carril de Extremadura</div><div style="text-align: justify;">Castor R. del Valle. Ingeniero encargado</div><div style="text-align: justify;">Consejero de la Compañía. Nicolás Palacios</div><div style="text-align: justify;">G. Maurel Presidente de la Societé des Ciments de Sestao </div><div style="text-align: justify;">Cortés Guillén & Cº. El Gerente E. Cortés</div><div style="text-align: justify;">Manuel Grande. Ex-Senador</div><div style="text-align: justify;">Siguen las firmas....</div><div style="text-align: justify;">El Diputado a Cortes por Navalmoral. José Rosado</div><div style="text-align: justify;">Senador. Juan Muñoz Chaves</div><div style="text-align: justify;">Ex-diputado a Cortes. Andrés Castellano</div><div style="text-align: justify;">Ex-Senador. Miguel Muñoz Mayoralgo</div><div style="text-align: justify;">Senador. Eloy Sánchez de la Rosa</div><div style="text-align: justify;">Marqués de la Liseda</div><div style="text-align: justify;">Alfonso Higuero</div><div style="text-align: justify;">Agapito Artaloytia</div><div style="text-align: justify;">José García Guadiana</div><div style="text-align: justify;">Juan Sánchez Mora</div><div style="text-align: justify;">Francisco Martín</div><div style="text-align: justify;">Francisco Chamorro Carrasco ex-diputado provincial</div><div style="text-align: justify;">José García de la Cruz concejal del ayuntamiento</div><div style="text-align: justify;">Alfredo Mateos. Ingeniero Jefe de Obras Públicas</div><div style="text-align: justify;">Rafael Fernández Shaw. Ingeniero de Caminos de Trujillo</div><div style="text-align: justify;">José Díaz Pulido. Arcipreste</div><div style="text-align: justify;">Antonio Bulnes Duque. Ex vicepresidente de la Diputación Provincial. </div><div style="text-align: justify;">Ramón Cancho capellán</div><div style="text-align: justify;">Fernando Cancho Ordóñez. Teniente alcalde</div><div style="text-align: justify;">José Núñez Secos</div><div style="text-align: justify;">Manuel Artaloytia</div><div style="text-align: justify;">Joaquín Mediavilla</div><div style="text-align: justify;">Lucas Sánchez </div><div style="text-align: justify;">S. Sacristán </div><div style="text-align: justify;">José López Munera Arquitecto Municipal</div><div style="text-align: justify;">Francisco Roldán Curado</div><div style="text-align: justify;">El alcalde de Montánchez. Germán Dueñas</div><div style="text-align: justify;">Teodoro Dueñas. Diputado Provincial</div><div style="text-align: justify;">Filiberto de Iñiguez. Diputado Provincial</div><div style="text-align: justify;">Francisco Canillas C. de Vaca </div><div style="text-align: justify;">Alcalde de Logrosán. Eduardo Calles Bustamante</div><div style="text-align: justify;">Manuel Calle </div><div style="text-align: justify;">Manuel Esteve. Comandante </div><div style="text-align: justify;">Filiberto Calvillo. Médico Forense</div><div style="text-align: justify;">Enrique Colas. Secretario del Consejo de Administración</div><div style="text-align: justify;">Hilario Grajera Sánchez. Capitán de la Guardia Civil</div><div style="text-align: justify;">Manuel Castillo, Director del Instituto</div><div style="text-align: justify;">Constantino Solís </div><div style="text-align: justify;">Antonio Pérez Aloe Mediavilla</div><div style="text-align: justify;">Juan V. Ávila</div><div style="text-align: justify;">Ex-Diputado a Cortes. Rafael Durán</div><div style="text-align: justify;">por la Cámara Agrícola. Manuel Montenegro</div><div style="text-align: justify;">Ex Presidente de la Diputación. Luis Grande Baudesson</div><div style="text-align: justify;">Alcalde de Zorita. Juan Cerezo</div><div style="text-align: justify;">Comercio. Prudencio Gómez</div><div style="text-align: justify;">Valeriano Nogales</div><div style="text-align: justify;">Jacinto Mateos</div><div style="text-align: justify;">El ingeniero Jefe de la constructora J. Barés</div><div style="text-align: justify;">José Mateos Parejo</div><div style="text-align: justify;">Juan Jiménez</div><div style="text-align: justify;">Comercio Ramón Blasco</div><div style="text-align: justify;">Comercio Antonio Sanz</div><div style="text-align: justify;">Serafín Mena Fernández</div><div style="text-align: justify;">Lorenzo Pico. Secretario Ayuntamiento</div><div style="text-align: center;">Manuel Eladio Ferrer</div><div style="text-align: center;"> firma y signo</div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Protocolos de Manuel Eladio Ferrer. 1912. Fols. 189-192)</b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Acabado todo, parecieron estar convencidos los trujillanos de que el tiempo presente –el de entonces, duro y difícil- cambiaría, que el futuro sería diferente. Aunque el tiempo pasó y quizás algunos pensaron que todo había sido un sueño, un maravilloso sueño que se desvaneció al despertar. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Apenas unas casetas de aperos, algunos –pocos- movimientos de tierras y luego... el olvido. <span> </span></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Problemas económicos para conseguir los capitales necesarios para las obras, una Guerra Mundial que vino a marcar otras necesidades, todo pareció aliarse para volver a frustrar el deseo de Trujillo de montarse en tren. Durante los años siguientes se elevaron peticiones de la ciudad ante quien quisiera oírla, reclamaciones para que marchase una obra que podría mejorar la angustiosa escasez de trabajo en la comarca. Nada sirvió para poner en marcha un proyecto que habría cambiado radicalmente la ciudad y la vida de sus habitantes. </div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-17347401132724367532022-01-30T00:47:00.003+01:002022-02-02T22:13:39.710+01:00La capilla y el capellán<div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>El salario del capellán del ayuntamiento siempre fue tema de discusión entre los miembros del cabildo. Incluso el corregidor Alonso de Cartagena decidió, en 1508, que tal gasto se suprimiese y que la ciudad no diera de sus propios los 2.500 maravedís que entonces tenía de salario. El concejo de la ciudad reclamó ante la reina Juana lo que consideraba agravio y daño a la ciudad, “porque aquello se dava de mucho tienpo a esta parte e hera serviçio de Dios”. Doña Juana, “con el rey mi señor e padre consultado”, aceptó la demanda de Trujillo y dejó sin efecto el mandato de su corregidor.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Por supuesto que al propio capellán las cantidades fijadas por el concejo para recompensar su trabajo le parecieron siempre escasas mientras que algunos de los regidores con frecuencia consideraron excesivo su sueldo. </div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiESR8gWmKoiORMSGU-gD77yd5gghY8jTlb1WUveYJ3i6r75vhkYIjiRvFYpBctWyDcD_cyLoixGXqmpulAJovmTtGIIeBTnfpXklgsaqES3IlqBamcDu_SiIxT0VyA0umKJHeZCcAJLYJQN8K52bu9GEXN7_RQ3aphllzQ3IqaQVC_tddDhDhTkZER=s385" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="385" data-original-width="351" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiESR8gWmKoiORMSGU-gD77yd5gghY8jTlb1WUveYJ3i6r75vhkYIjiRvFYpBctWyDcD_cyLoixGXqmpulAJovmTtGIIeBTnfpXklgsaqES3IlqBamcDu_SiIxT0VyA0umKJHeZCcAJLYJQN8K52bu9GEXN7_RQ3aphllzQ3IqaQVC_tddDhDhTkZER=w292-h320" title="Antiguas Casas Consistoriales" width="292" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Antiguas Casas Consistoriales</td></tr></tbody></table><span> </span>Elegido por los regidores al iniciarse cada nuevo mandato, el trabajo del capellán fue, desde antiguo, decir misa dos veces en semana, siempre antes de iniciarse las reuniones del ayuntamiento. Quizás pensaron que tras participar en la misa y la oración los regidores acudirían más sosegados a discutir los temas que en cada ayuntamiento se planteasen, pero ya hemos visto que los enfrentamientos entre ellos estuvieron presentes más de una vez y que algún corregidor hubo de prohibir que las <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2012/10/arresto-domiciliario.html">armas entrasen en la sala del concejo</a>.<br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>El incremento del salario del capellán se trata en las actas municipales por primera vez en 1518. Ha de cobrar más porque algo ha cambiado. Hasta entonces, la misa previa a la reunión del concejo se celebraba en la cercana iglesia de Santiago, acudiesen o no los regidores, “de manera que por los aguardar, él no se ocupava nada”. Pero la construcción de una capilla en las casas consistoriales de la plaza cambiará su trabajo.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>En 1518 la capilla estaba lista y el concejo, con el corregidor Bernaldo del Nero, toman las decisiones necesarias para su ornato. El retablo se encomienda al entallador Alonso Casco (pintado y dorado por el pintor Alonso Gallego en 1520) y en junio se inicia la compra de ornamentos y objetos litúrgicos.</div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“Este dicho día los dichos señores dixeron que viendo la nobleza desta çibdad e la renta della y las personas que resyden en el ayuntamiento della, que mandavan e mandaron que se conpren dos paños de tapizes para adornar la sala del ayuntamiento donde los señores justiçia e regidores se ayuntan y ansy mismo que se conpre para la capilla en que digan misa en el ayuntamiento todo lo neçesario para ella con su cáliz de plata e dorado e con sus anpollas e cruz de plata y una ymajen de Nuestra Señora y que para que esto se haga mejor que lo cometían e cometieron al dicho señor corregidor y que el tapiz sea de a dozientos e çinquenta mrs. el uno diez más o menos”.</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>Apenas unos meses después, en la sesión del concejo del 8 de noviembre, se recoge el inventario de lo ya adquirido por la ciudad</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>1518, noviembre 8. Trujillo</b></div><div style="text-align: justify;"> Cosas de la capilla de la çibdad.</div><div style="text-align: justify;">Un cáliz de plata, la copa de dentro dorada y su paz</div><div style="text-align: justify;">Unas vinageras de plata</div><div style="text-align: justify;">Una ara con sus corporales</div><div style="text-align: justify;">Una vestimenta de damasco blanco con todo su hornamento en todo guarneçido de raso carmesy</div><div style="text-align: justify;">Un frontal de lo mismo</div><div style="text-align: justify;">Unos manteles limaniscos </div><div style="text-align: justify;">Una almohadilla de raso falso</div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 13, fol. 124)</b></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Las compras para la capilla seguirán en los años siguientes completando su ornamentación</div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“El capellán pide por merçed a vuestra merçed manden proveer en que se traya un dosel para ençima del altar que sea de lo que mejor les paresçiere. Los dichos señores mandaron que se hable con un mercader que traya el dicho dosel e una ymajen e una alfonbra pequeña para la mesa del ayuntamiento”. (3/9/1519)</div></div></blockquote><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“El capellán suplica a vuestras merçedes manden hazer una cruz de plata para dezir misa y para tomar el juramento en los días de las eleçiones. Que se manda hazer de un marco de plata y que se remite al señor teniente que hable con el platero”. (8/3/1520)<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhnqOXOr1RrWWnq4IDEufpQEjQ-rLXj_246dUtTfs-OUkvURMG2FMmaF2aBHmuoc8Fu_PtN_hr6J4eshyr_02tpgIPjDDy05TZkYlnnuVKn7fENJTV6_nzo91FVlPMU1kRHPSL85dfS5tmuJqNNW6w9x2y26OT3oxRXPZuzsHTe9IKefly0a_VIBzGU=s565" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="565" data-original-width="525" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhnqOXOr1RrWWnq4IDEufpQEjQ-rLXj_246dUtTfs-OUkvURMG2FMmaF2aBHmuoc8Fu_PtN_hr6J4eshyr_02tpgIPjDDy05TZkYlnnuVKn7fENJTV6_nzo91FVlPMU1kRHPSL85dfS5tmuJqNNW6w9x2y26OT3oxRXPZuzsHTe9IKefly0a_VIBzGU=w371-h400" width="371" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Sala alta del concejo, hoy sala de vistas de los Juzgados</td></tr></tbody></table><br /></div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>Unos años más tarde, en 1538, a esta capilla situada en la sala alta del ayuntamiento (y hoy , se añadirá el altar construido en la sala baja de la alhóndiga, a donde se trasladan los ayuntamientos en los calurosos veranos trujillanos:</div></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">“Este día, los dichos señores mandaron que el mayordomo haga un altar en lo baxo del alhóndiga de madera muy bien hecho que se pueda cojer para donde digan misa en el verano”. (12/7/1538)</div></div></blockquote><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>El clérigo Diego Carrasco es el capellán que está al servicio de la ciudad en ese año de 1518 en que todo se dispone para contar con capilla en las casas consistoriales. Ya no ha de celebrar las misas que preceden a los ayuntamientos en la parroquia de Santiago sino en la capilla de la sala alta. Y aquí está el problema y su reclamación. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>En la iglesia de Santiago no había de esperar a la justicia y regimiento ya que la misa se celebraba “quier fuesen a ella los regidores o no”, pero la situación había cambiado porque “agora, como la dize en las casas del ayuntamiento, ocúpase mucho porque acahesçe estar una ora o más revestido esperando que se junten la justiçia e regidores” y aunque ya había recibido un aumento en su salario hasta los 3.000 mrs., “a él se le haze poco”, considerando que su trabajo merecía un mayor incremento. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>No debió surtir efecto la petición porque el salario se mantuvo fijo en esa cantidad al menos otros 20 años y siempre siguió estando sujeto al criterio y voluntad de los regidores. </div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-81824891958634820412021-11-01T20:59:00.001+01:002021-11-01T20:59:32.394+01:00Los escudos de don Rodrigo<div style="text-align: justify;"> Rodrigo de Orellana y Toledo heredó de sus padres, Pedro Suárez de Toledo y Orellana y Juana de Aragón Piccolomini, el mayorazgo por ellos instituido y las casas principales que sus padres construyeron en la plaza mayor de Trujillo, en el portal del Pan. En ella, los escudos paternos y maternos dan cuenta de su estirpe. También recibirá de su padre, por traspaso, el oficio de regidor que éste ha ejercido desde 1550 y del que comienza a disfrutar en diciembre de 1578. Desde ese momento, Rodrigo de Orellana se convierte en uno de los principales caballeros del ayuntamiento de la ciudad y, junto a Álvaro Pizarro, es elegido en abril de 1580 <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2018/06/1580-el-ano-del-gran-catarro-guerra.html" target="_blank">capitán de la gente de a caballo</a> que Trujillo ha de enviar a Portugal en apoyo a la entrada en el reino luso de Felipe II.<br /> Ante la partida y quizás pensando en los peligros futuros, Rodrigo ordena sus asuntos terrenales y espirituales porque, como señalaría su padre apenas dos meses después y poco antes de morir, “uno de los prinçipales aparejos que los mortales deven hazer es ordenar sus ánimas con reposo en tienpo de sanidad, porque las enfermedades turban mucho la memoria”. </div><p style="text-align: justify;"><b>1580, julio 13. Trujillo</b></p><p style="text-align: justify;">En el nombre de Dios, amén. Sepan quantos esta carta vieren cómo yo, don Rodrigo de Orellana Toledo, veçino de la çiudad de Trugillo, hijo de Pedro Suárez de Toledo, mi señor, difunto, digo que por mandado del rey don rey don Phelipe, nuestro señor, estoy de partida para yr a servir a la guerra de Portugal con una compañía de cavallos jinetes y porque no sé lo que Dios nuestro señor será servido de hazer de mí en la dicha jornada, siendo como la muerte es tan çierta a toda pura criatura, mayormente en la guerra, y la ora y venida della tan ynçierta y tan dubdosa, deseando cumplir con lo que soy obligado e para que aya claridad en mis cosas....</p><p style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Protocolos de Pedro de Carmona. 1580. Fol. 172r.)</b></p><div style="text-align: justify;"> Su testamento es corto. Misas por su ánima, la de sus padres y su único hermano varón, ya fallecido, Álvaro Pizarro. Tiene tres hijos, Pedro, Sancho y Francisco, a quienes deja bajo la tutela de su esposa, Leonor de Sotomayor, a quien nombra su albacea junto a Sancho de Carvajal y Martín de Meneses. <br /> <span> </span><span> </span>En cuanto a su enterramiento, si muriese en la guerra y su cuerpo pudiera ser traído a Trujillo, ordena que sea sepultado “en la iglesia de San Martín desta dicha çiudad, en el entierro que allí tengo donde mis padres están enterrados”. En él acaba de dar sepultura a su padre, Pedro Suárez de Toledo, y allí descansan también su madre y su hermana Mariana de Aragón, a la que pronto se uniría su esposo, Gregorio de Orellana. <br /><span> </span>Hoy, las armas de los Orellana Toledo rematan la capilla de las Ánimas, quizás el enterramiento al que se refieren Rodrigo de Orellana y su padre en sus testamentos. Sin embargo, Rodrigo había iniciado ya la construcción de su propia sepultura, cercana a los suyos pero en un lugar aún más preeminente de la parroquia de la que es feligrés, San Martín.</div><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWCSDZSTpOQtB7s-q75plr3CWodaB2ZbVH9eeRSxs-sqvaWr32iO7npbux_w-kfVrZn7CO6P9K-mrXGd8voa2DUQBiHW4s25N2vHTId6D3lvSDdes2qxg9SfRCouYaptf-MtxQ0WZrk6g/s2048/Altar_Gaete.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1503" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWCSDZSTpOQtB7s-q75plr3CWodaB2ZbVH9eeRSxs-sqvaWr32iO7npbux_w-kfVrZn7CO6P9K-mrXGd8voa2DUQBiHW4s25N2vHTId6D3lvSDdes2qxg9SfRCouYaptf-MtxQ0WZrk6g/s320/Altar_Gaete.jpg" width="235" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Altar del cardenal Cervantes de Gaete</td></tr></tbody></table><span> </span>El contrato para su construcción se firmó unos meses antes, en noviembre de 1579, ante el escribano Pedro de Carmona. La traza estaba ya concertada y había de ajustarse al sepulcro ya construido frente a este nuevo enterramiento, el altar realizado por el cardenal Gaspar Cervantes de Gaete para acoger el cadáver de su madre. Así, la decisión de Rodrigo de Orellana otorga la simetría que hoy nos ofrece el presbiterio de la iglesia.<br /><span> </span>El cantero escogido, Francisco Sánchez, ha trabajado con otros importantes maestros, Francisco Becerra o Sancho de Cabrera, y sus obras en la ciudad acreditan su oficio y valía. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Tres escudos “en lo alto del tablamento” habrían de adornar su sepulcro en el lado del evangelio “y otros dos escudos en su entierro”, permitiendo así la identificación y reconocimiento por todos de la presencia de la familia en el lugar principal del templo. Sin embargo, en la actualidad aquella disposición que ordenara Rodrigo de Orellana para presidir el lugar de su último descanso ha sido alterada en alguna de las remodelaciones que ha sufrido el templo. Su sepultura acoge el escudo que debió adornar el altar del cardenal Gaete, mientras que, frente a él y en el centro del arco donde habrían de encontrarse las armas de los Cervantes de Gaete hoy encontramos los blasones de Orellana y Toledo, presentes igualmente en el alfiz curvo que lo remata. </div><div style="text-align: justify;"> <table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikE0E8_iZupf2nVmajZN0W1Pb4MEUcjNmX34W-tqeyVxsrqrIIB8pkTnQBgSGvUKvKneWv3m4KIpK_kgMq2WzFFKjYlSBiNJcwmNz4pyUtAV6rvfcong5PfjUnhzifrYfHU3WTYuyGthM/s2048/Entierro_Orellana.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="1242" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikE0E8_iZupf2nVmajZN0W1Pb4MEUcjNmX34W-tqeyVxsrqrIIB8pkTnQBgSGvUKvKneWv3m4KIpK_kgMq2WzFFKjYlSBiNJcwmNz4pyUtAV6rvfcong5PfjUnhzifrYfHU3WTYuyGthM/w242-h400/Entierro_Orellana.jpg" width="242" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Enterramiento Orellana-Toledo</td></tr></tbody></table><br /> El capitán de los jinetes trujillanos, Rodrigo de Orellana y Toledo, no corrió ningún peligro en 1580. No pisaron sus tropas tierras portuguesas y su sepulcro hubo de esperar muchos años y un nuevo siglo para acoger su cuerpo, seguramente rodeado por sus armas, sus escudos familiares, según recogió el contrato de su construcción. </div><p style="text-align: justify;"><b>1579, noviembre 24. Trujillo</b></p><p style="text-align: justify;">Transaçión del altar de Sant Martín entre don Rodrigo y Françisco Sánchez, cantero.</p><p style="text-align: justify;">En la çiudad de Trugillo a veinte y quatro días del mes de novienbre del año del nasçimiento de nuestro Redentor Jesucristo de mil y quinientos y setenta y nueve en presençia de mi el escrivano público y testigos de yuso contenidos, pareçieron presentes de la una parte el señor don Rodrigo de Orellana Toledo y de la otra Françisco Sánchez, maestro de cantería, veçinos anbos de la dicha çiudad, y dixeron que son convenidos y conçertados en esta manera, que el dicho Françisco Sánchez se obliga de haçer y que hará un altar de cantería de la traça como está el altar del cardenal Gaete en la iglesia de Sant Martín desta dicha çiudad y a la mano derecha del altar mayor, del modelo y según una figura y modelo que el dicho señor don Rodrigo de Orellana tiene firmado de entranbos otorgantes, con tres escudos en lo alto del tablamento, de las armas que le fueren señaladas y otros dos escudos en su entierro como le fueren señalados, por la qual dicha obra el dicho señor don Rodrigo de Orellana le a de dar çient ducados pagados en esta manera, dozientos reales de aquí al día de Sant Andrés respecto como se fuere haziendo la obra y acabada se a de acabar de pagar. Y todo lo uno y lo otro con más las costas y daños que a qualquier de las partes se le recreçieren, para lo qual obligaron cada una parte por lo que le toca, obligando sus personas, bienes muebles y raízes avidos e por aver y a sus herederos y suçesores y dieron poder a qualesquier justiçias de Su Magestad de qualesquier partes que sean deste reyno de Castilla para que por todo rigor y remedio del derecho los conpelan y apremien a cada uno por lo que es a su cargo al cumplimiento de todo lo sobre dicho como de sentençia difinitiva de juez conpetente por ellos consentida e pasada en cosa juzgada sobre que renunçian su fuero propio (...) e otorgaron la presente dos de un tenor, para cada parte una. Testigos que fueron presentes Lorenço Carrasco y Françisco de Pinal y Alonso Garçía Aojado, veçinos de Trugillo. Y los dichos otorgantes, que yo el presente escrivano conosco, lo firmaron de sus nonbres en esta manera.</p><p> Don Rodrigo de Orellana Françisco Sánchez</p><div style="text-align: left;">Sin derechos <br /><span style="white-space: pre;"> </span>Pasó ante mi Pedro de Carmona.</div><p><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Protocolos de Pedro de Carmona. 1580. Fol. 212r.)</b></p><div><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-61066119070469543772021-09-23T23:08:00.004+02:002022-09-23T21:44:10.704+02:00Barriada obrera<div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"> Antes de casarse, Antonio Alonso Suárez vivió con su madre Amalia en la calle de Las Cruces, en el 37, cerca de sus primos, los Toribio Suárez, con algunos de los cuales compartió oficio, el de aperador, heredado de su abuelo, el leonés Ignacio Suárez.</div><span><div style="text-align: justify;"> Ya casado con Fidela Ramos Jiménez, su vivienda estaba en lo que entonces, 1930, se conocía como Barriada Obrera, en la calle que desde la plaza del Campillo, llamada en ese momento de Canalejas, llevaba hacia Plasencia. Pero todo pudo ser diferente porque no comenzó la historia así.</div></span><span><div style="text-align: justify;"> Cuando estaba próximo a inaugurarse el colegio que doña Margarita de Iturralde regaló a los trujillanos, ya estaba en marcha en su mente un nuevo proyecto que venía a cubrir otra de las necesidades de los grupos más desprotegidos de Trujillo, la vivienda.</div></span><span><div style="text-align: justify;"> En abril de 1923 la señora de Iturralde daba los primeros pasos para hacer realidad su nueva idea:</div></span></div><p><b>1923, abril 24. Trujillo</b></p><p style="text-align: justify;">4º Se da cuenta de una instancia en que Doña Margarita de Iturralde solicita en venta los solares del antiguo Paseo de la Exposición que no fueron enajenados en las subastas celebradas en Enero y Febrero del año último, con el propósito de hacer una barriada de viviendas gratuitas para la clase obrera. Enterada la Corporación acuerda celebrar nueva subasta para la enajenación de referidos solares en conjunto, según pliego de condiciones que establecerá como tipo una peseta por metro cuadrado, y será previamente aprobado por el Ayuntamiento. </p><p><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 1527, fol. 22v.)</b></p><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"> El lugar ocupado en su momento por la Exposición Regional, convertido después en un paseo y entonces parcelado y ofrecido en subasta a quienes deseasen construir en esta zona sus viviendas, parecía ser el sitio adecuado para el proyecto de doña Margarita, próximo además al colegio de Santiago y Santa Margarita a punto de inaugurarse.</div><span><div style="text-align: justify;"> La Comisión encargada del homenaje popular que se pretendía rendir a la señora de Iturralde encontró trabas administrativas al deseo de situar en lugar público <a href="https://lasllavesdelarca.blogspot.com/2020/12/gratitud.html">el conjunto escultórico</a> que pretendía plasmar la gratitud del pueblo trujillano. El desencuentro con la Corporación municipal (o al menos con parte de ella) obligó a inaugurarlo en el atrio de la iglesia del nuevo colegio e hizo que los planes cambiaran y que la barriada no se construyera en la zona proyectada.</div></span><span><div style="text-align: justify;"> El administrador de doña Margarita, José García Martínez, señalará en la prensa local que el desencuentro con el ayuntamiento por la utilización del atrio supuso que no se acudiera a la subasta del suelo municipal, “entendiendo que debe construir dicha barriada en terrenos particulares, para contar con la mayor seguridad de evitarse posibles trabas, y tener la debida absoluta libertad” (La Opinión 21/6/1923).</div></span><div style="text-align: justify;">Cuando comenzaba 1924, una nueva corporación municipal pareció tener una mayor sintonía con el proyecto presentado, ahora en terrenos propiedad de doña Margarita, accediendo a su proyecto y agradeciendo su labor</div></div><p><b>1924, enero 21. Trujillo</b></p><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">9º. Se da cuenta de una instancia en que Dª Margarita de Iturralde solicita de la Alcaldía permiso para la construcción de una barriada en terreno de su propiedad próximo a la carretera de Plasencia a Logrosán. Examinado el croquis que acompaña a dicha instancia, y teniendo en cuenta que las construcciones de referencia se adaptan a las alineaciones establecidas, se acuerda que no hay inconveniente alguno en que se conceda la autorización solicitada.</div><div style="text-align: justify;">10º. Leída otra instancia en que la misma señora interesa la instalación de una fuente de vecindad para servicio de la barriada que proyecta, se acuerda, tras breve deliberación, acceder a ello y que en el presupuesto se consigne cantidad bastante para los gastos de referida instalación. Visto además que se trata de la construcción de viviendas gratuitas para obreros pobres, se resuelve testimoniar a la recurrente el agradecimiento de la Corporación, en nombre del pueblo que representa, por semejante obra benéfica digna del mayor aplauso.</div></div><p><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 1527, fol. 79v.)</b></p><div style="text-align: justify;"><span> </span>Con el terreno adquirido y la licencia obtenida, el día seis de mayo de 1924 se procedía a celebrar la colocación de la primera piedra de la nueva barriada trujillana: “Bajo un arco artístico pendía la piedra angular; frente a él se alzaba la tribuna presidencial, y a dos metros de la cimentación, el altar presidido por la cruz”. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>De nuevo es la prensa local, el semanario La Opinión, la que nos trae el relato del acto y nos da a conocer el contenido del “pergamino artístico” que fue depositado junto a esa primera piedra, firmado por la propia Margarita de Iturralde, el prelado placentino, don Ángel Regueras López, la joven trujillana Pilar Cano Higuero, que protagonizó el acto, las autoridades de la localidad que constituyeron la comitiva oficial, el cronista Joaquín Ramos y por la Opinión su colaborador señor Parrilla:</div><p><b>1924, mayo 8. Trujillo</b></p><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;">Fundó esta barriada obrera de Santiago y Santa Margarita la benemérita y caritativa señora doña Margarita de Iturralde, Viuda de Venera, fundadora del Colegio de igual nombre para educación de los niños y jóvenes de esta Ciudad.</div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiezeTYGfwc7aNmNO7_sCEaMEwbxbhtozQGt7EKbwhmNriC7wcWWgG-G_e_xwmVVNZ7G9ptxRrAiI4ePtSGZKdekLHZjhjBHR6_TCFH8QVTV_xc2J3DIke-UZonQABJukLg5UoPgMxYOLY/s896/IMG-20210903-WA0007.jpeg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="896" data-original-width="693" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiezeTYGfwc7aNmNO7_sCEaMEwbxbhtozQGt7EKbwhmNriC7wcWWgG-G_e_xwmVVNZ7G9ptxRrAiI4ePtSGZKdekLHZjhjBHR6_TCFH8QVTV_xc2J3DIke-UZonQABJukLg5UoPgMxYOLY/w310-h400/IMG-20210903-WA0007.jpeg" width="310" /></a></div>Por voluntad de la bienhechora magnánima, el Patronato instituido a perpetuidad distribuirá estas dieciocho primeras casas por sorteo entre los vecinos pobres de intachable conducta moral, los cuales podrán adquirir la propiedad de sus viviendas a los veinte años mediante un pequeño canon, cuyo importe se destinará a la construcción de nuevas casas para ser distribuidas en la misma forma.</div><div style="text-align: justify;">Después hubo un banquete a los asistentes.</div><div style="text-align: justify;">En conmemoración de este día, en que bendijo la institución el Excmo. e Iltmo. Sr. Obispo de la Diócesis D. Ángel Regueras López, con asistencia de las autoridades locales, y colocó la primera piedra la distinguida señorita Pilar Cano Higuero, se firma este acta en Trujillo a seis de Mayo de mil novecientos veinticuatro. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Hemeroteca de prensa histórica digitalizada. La Opinión. Semanario Independiente. 8/5/1924)</b></div><div style="text-align: justify;"><b><br /></b></div></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><span> </span>Cinco años después, a comienzos de 1929, la barriada estaba lista para ser ocupada por quienes resultaran agraciados en el sorteo que estaba previsto, aunque el proceso tuvo una pequeña modificación. La señora de Iturralde traspasó la propiedad, como donación y regalo, a la Sociedad de Socorros Mutuos “La Protectora”. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Con cerca de 500 socios, “La Protectora”, creada en diciembre de 1910, tenía por objeto “socorrer a los socios durante enfermedades”, aunque también ayudaba a las familias de los artesanos y obreros fallecidos. Cinco pesetas de cuota de entrada y 1,25 pesetas al mes, daban derecho a recibir una aportación económica en las situaciones de enfermedad y fallecimiento de sus socios.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>De las 18 casas de planta baja, “bien orientadas y sólidamente construidas, todas iguales y formadas por un zaguán, cuatro habitaciones, una cocina, corral y dos habitaciones más en la parte posterior”, tres fueron reservadas para personal de la servidumbre de doña Margarita, otra para ser destinada a sede social de la Sociedad y las catorce restantes fueron sorteadas entre los socios que las solicitaron.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Antonio Alonso Suárez fue uno de ellos y acudió, como otros muchísimos trujillanos, a la bendición de la nueva barriada que otro obispo de Plasencia, don Justo Rivas, realizó el 19 de marzo de 1929, día de San José. Desde la Central Eléctrica hasta la Plaza de Canalejas, la carretera de Plasencia se llenó de trujillanos que volvieron a agradecer con su presencia y aplauso la generosidad de doña Margarita.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwPjBbEX75qi0nh_PAzXADTIYlZ4dVH8JVTH-mTaRRpZZgPTJ4wDPsieb5zmRhpFnVKbEJdxiTT4ch2nIPPkyTpjxD1Jv4q4ReMwJT9N_MegnpBSzergHOp7dZ7vmUpWvN6GP4oq6EGxI/s2048/Visita_Obispo+copia+copia.jpeg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1313" data-original-width="2048" height="410" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwPjBbEX75qi0nh_PAzXADTIYlZ4dVH8JVTH-mTaRRpZZgPTJ4wDPsieb5zmRhpFnVKbEJdxiTT4ch2nIPPkyTpjxD1Jv4q4ReMwJT9N_MegnpBSzergHOp7dZ7vmUpWvN6GP4oq6EGxI/w640-h410/Visita_Obispo+copia+copia.jpeg" width="640" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Bendición de la Barriada obrera por el obispo de Plasencia, don Justo Rivas. 19 marzo 1929. Foto G. Guerra.</td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Y llegó el momento del sorteo, en el teatro Gabriel y Galán: “Ocuparon el escenario la señora de Iturralde, que presidía, teniendo a su derecha al señor obispo de la Diócesis y al presidente de la Sociedad, y a su izquierda, al alcalde y comandante militar de la plaza, ocupando puestos alrededor de la presidencia, las demás autoridades, Junta directiva, sobrinos de la señora de Iturralde, doña Rosa Ledón y don Daniel Iturralde, y los oradores que habían de actuar” (Nuevo Día. 20/3/1929). </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Tras escuchar a la banda municipal, tomó la palabra el “culto abogado y fogoso orador” don José Álvarez Imaz, encargado por la Sociedad para dar las gracias por la maravillosa donación que recibirían catorce agraciados por la suerte. El niño Ramón Guerrero sacó las bolas que, entregadas al presidente Andrada y pasadas al secretario Vega, se transformaron en nombres que llenaron de alegría a catorce familias trujillanas.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Antonio Alonso Suárez fue uno de ellos. Por su nueva casa tendría que pagar 7,50 pesetas mensuales y se convertiría en su propietario transcurridos 25 años de habitarla él o sus descendientes. </div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Pasado un año de esa emocionante jornada, Antonio tenía como vecinos al resto de obreros a quienes sonrió la suerte, José Anes Miguel, Sixto Chaves Ávila, Pedro Ramos Jiménez, Juan Sánchez Rodríguez, Francisco Tamayo Fernández, Antonio Barrado Montes, Tomás Iglesias González, Antonio Fernández Méndez, Lorenzo Ramos Hidalgo, Manuel Domínguez Gonzalo, Francisco Gallego Rubio, Juan Antonio Carrasco Gallego y José García Fernández.</div><div style="text-align: justify;"><span> </span>Así, la disputa por un atrio decidió una parte del paisaje urbano de Trujillo e hizo que Amalia y Carmen, las hijas de Antonio y Fidela, no tuvieran como lugar de juego el <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/search/label/Paseo%20de%20la%20Exposici%C3%B3n">antiguo Paseo de la Exposición</a> y que su niñez transcurriera junto a la carretera de Plasencia.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1Qz5kA5HjHFAFwmDeKJ6ZqbK4YjhVgjtyFSHJ8e81ihVQ6lVFtHGkVhkWoltAvlAc8R0xfASmPpPj2icmi2sfLNw_V1WyGoNechNFix8tYFbMRrPqzq6mEG3zRuWZJDAFqtXBZljT2fY/s1298/IMG-20210903-WA0005.png" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1298" data-original-width="714" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1Qz5kA5HjHFAFwmDeKJ6ZqbK4YjhVgjtyFSHJ8e81ihVQ6lVFtHGkVhkWoltAvlAc8R0xfASmPpPj2icmi2sfLNw_V1WyGoNechNFix8tYFbMRrPqzq6mEG3zRuWZJDAFqtXBZljT2fY/w352-h640/IMG-20210903-WA0005.png" width="352" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Casa de la Barriada obrera. Trujillo</td></tr></tbody></table><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><p> </p>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-88984876569799575342021-08-30T21:42:00.001+02:002022-01-29T21:35:35.713+01:00Trabajo de sol a sol<div style="text-align: justify;"><span> </span>Como cada año, los calores del estío cambiaron nuestros ritmos. Ha habido que aprovechar el frescor de la mañana o esperar a que el sol se escondiese por las tierras de Portugal para salir. Nada nuevo. El calor aprieta y las calles se vacían al mediodía para volver a tener vida a la caída del sol. Así cada verano, año tras año, siglo tras siglo. <br /><span> </span>Sobre un berrocal y ciudad de granito, la canícula siempre se ha dejado sentir tanto como el canto de las chicharras. Y el concejo tomaba las medidas necesarias para que las fuentes estuvieran limpias y sus aguas saciaran la sed de los trujillanos, el pozo de nieve surtiera las necesidades de los dolientes y el mercado estuviera abastecido de productos de la comarca y aún de más lejos cuando la escasez lo aconsejaba. Y cambiaba los horarios de su propia reunión.<br /><span> </span>Hasta 1485, el concejo se convocaba una vez a la semana, generalmente los viernes, decidiendo ese año que serían necesarias dos reuniones del órgano de gobierno de la ciudad, lunes y viernes, dos ayuntamientos con “la misma preminençia e las mesmas facultades”. Si el resto del año los regidores acudían a las ocho a las casas del ayuntamiento, el calor del verano exigía adelantar la llegada y el concejo era convocado a las siete de la mañana.<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right; margin-left: 1em; text-align: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIdtzcvIHc1OK3pbQlRHcDv9z04EAMY7M08sQZzzTgv_6aYjOv2huk0kj8-uop8N8jPXbieQ3me1NwMWqPLUKc6pcdNcf2ZDFz6l494BzTx5jR2i52YKSd6pfv2KDfjNG0TKBAoqqtDyo/s459/IRHT_304998_2_P.jpeg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="459" data-original-width="296" height="313" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIdtzcvIHc1OK3pbQlRHcDv9z04EAMY7M08sQZzzTgv_6aYjOv2huk0kj8-uop8N8jPXbieQ3me1NwMWqPLUKc6pcdNcf2ZDFz6l494BzTx5jR2i52YKSd6pfv2KDfjNG0TKBAoqqtDyo/w201-h313/IRHT_304998_2_P.jpeg" title="Miniatura siglo XIII. Museo Condé Chantilly" width="201" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Miniatura siglo XIII. Museo Chantilly</span></td></tr></tbody></table><br /><br /> También las temperaturas llevaron a buscar en las casas del concejo lugar fresco para reunirse, la sala baja del ayuntamiento. Quizás el verano de 1533 fue caluroso en extremo, pues el 8 de agosto ni siquiera esa sala y esas horas parecieron haber logrado mitigar las temperaturas y el concejo decidió ir más “abajo”: separar una parte de la alhóndiga, adecentarla y hacer las reuniones al fresquito de sus bóvedas</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;">"Que se allane y se encale la sala baxa del alhóndiga. <p style="text-align: justify;">Este dicho día los dichos señores mandaron que la sala baxa del alhóndiga se allane e se encale e adereçe e se ataje e fagan puerta por otra parte al alhóndiga para meter e sacar el pan de la çibdad porque esta sala es buena para de verano fazer ayuntamiento los días del ayuntamiento. E que se comete al señor corregidor e un regidor que lo faga fazer como les paresca".</p></blockquote><div style="text-align: justify;"><table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTT_lKCgxN7mLm3VIPFbtY63bpBMdBg93MuwrubNbO6kqpaCrXHRn-ASKnFkp99ajEHDt0jOIhrqrZz5Mg0678049NnzOx7ixKVTwreifzWI35K6Ww1MsoqUM87XiUAEWSWiq8Dzjq9FM/s884/f9347fd2-9483-4fe6-8436-62874679e7f0.jpeg" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="884" data-original-width="640" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiTT_lKCgxN7mLm3VIPFbtY63bpBMdBg93MuwrubNbO6kqpaCrXHRn-ASKnFkp99ajEHDt0jOIhrqrZz5Mg0678049NnzOx7ixKVTwreifzWI35K6Ww1MsoqUM87XiUAEWSWiq8Dzjq9FM/s320/f9347fd2-9483-4fe6-8436-62874679e7f0.jpeg" width="232" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">https://www.medievalist.net</td></tr></tbody></table> Cuando los regidores llegaban a las siete de la mañana al ayuntamiento, los trujillanos, en esos meses de calor, ya llevaban dos horas en sus tareas. No incumbía al concejo imponer los horarios y son muy escasas las alusiones a cuánto deben trabajar (sí al cómo en sus ordenanzas municipales). Pero el doctor Gaspar de Berlanga, corregidor en 1528 como juez de residencia, debió considerar que la ciudad necesitaba ajustar los tiempos de faena de peones y oficiales que trabajaban en las obras públicas de la ciudad. <br /> <br /> En la decisión del concejo vemos cómo la vida se acomodaba a la luz y parece que toda ella era de trabajo, “de sol a sol”, que el calor del verano exigía comenzar antes con las labores y que una hora más de descanso tras la comida quizás permitiera una corta siesta antes de volver al trabajo, pero este se alargaba y ampliaba. Once horas de trabajo en el invierno, doce en el verano. El calor sigue igual pero, afortunadamente, algunas cosas han mejorado.</div><p><b><br /></b></p><p><b>1528, marzo 24. Trujillo </b></p><p style="text-align: justify;">Peones. Este día, mandaron los señores justiçia e regidores que los peones e ofiçiales que andan a jornal en las obras de la çibdad, que en todo el mes de março vayan a la obra por la mañana antes de las seys e trabajen hasta las seys de la tarde y que deste tienpo tengan una ora para comer y no más e que todo el tienpo que de las dichas honze oras del día faltaren, que se les descuenten del jornal que se les prometiere. Y desde el mes de abril en adelante hasta en fin de agosto, que vayan a las obras a las çinco de la mañana e antes que las dé e salgan de las dichas obras a las ocho e que destas tengan dos oras para comer e reposar. Y el que más se ocupare en otras cosas que se le descuente del dicho jornal segund dicho es. E que con estas condiçiones se entiende que se an de tomar los maestros e peones para las obras de la çibdad. E mandaronlo apregonar.</p><p><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 17.5, fol. 184)</b></p><p></p><div style="text-align: right;"><br /></div><b><br /></b><p></p><div><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-683902810342300236.post-51859559625133445432021-07-29T19:49:00.002+02:002021-08-30T22:38:23.387+02:00Funerales de emperatriz<div style="text-align: justify;"><span> </span>Cuentan que su esposo, el emperador Carlos, mandó que el maestro Tiziano suavizara en su retrato la nariz aguileña que adornaba su rostro de “ojos grandes” y “boca pequeña”. “Honesta, callada, grave, devota, discreta y no entrometida”, “mansa y retraída más de lo que era menester” dice el cronista Alonso de Santa Cruz, para quien el emperador Carlos encontró en Isabel, su hermosa prima portuguesa, la mejor “mujer a su condición”. <table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: right;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBtVacafTQNm6IhzW_dVCNphOiFxbpuNyNPI5nPihnuwGsv8HRTAv-ESNxFPcam67yG6cGtSKHNF4wOxz9iJaU9lVhNKzvtYE2Ipldw6KsP8WdHD-76P9FtJnoKiCB_5MN6hXonkPq2dI/s1920/La+emperatriz+Isabel+de+Portugal.jpg" style="clear: right; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1920" data-original-width="1586" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhBtVacafTQNm6IhzW_dVCNphOiFxbpuNyNPI5nPihnuwGsv8HRTAv-ESNxFPcam67yG6cGtSKHNF4wOxz9iJaU9lVhNKzvtYE2Ipldw6KsP8WdHD-76P9FtJnoKiCB_5MN6hXonkPq2dI/s320/La+emperatriz+Isabel+de+Portugal.jpg" width="264" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Tiziano. Emperatriz Isabel de Portugal. <br />1548. Museo del Prado</span></td></tr></tbody></table><span> </span>Llegó a Castilla con una rica dote por la frontera con Badajoz, a donde acudieron a despedirla sus hermanos Luis y Hernando y a recibirla el duque de Calabria, el arzobispo de Toledo, los duques de Béjar y Medina-Sidonia y otros muchos.<br /><span> </span>El 7 de febrero de 1526, Isabel, la hija de Manuel de Portugal, el rey Afortunado, y María de Aragón, llegaba a tierras castellanas emperatriz y reina tras la boda por poderes ya realizada con su primo Carlos. Y desde Badajoz, donde hubo grandes celebraciones y agasajos, su camino seguiría hacia Sevilla, también recibida con fiestas a su entrada el 3 de marzo. Aunque es posible que a su llegada a tierras extremeñas aún no estuviera cerrado el lugar donde habría de desposarse con el emperador.<br /><span> </span>Poco antes, el 26 de enero, desde Toledo, una carta real anunciaba a Trujillo el posible paso de Isabel por la ciudad, ordenando que “si por esa çibdad pasare la enperatriz y reyna, mi muy cara e muy amada mujer”, la ciudad le dispensase un recibimiento real “y palio, como en todo lo demás lo que haríades a mi persona real si fuese a ella”.<br /><span> </span>Apenas cinco días antes, el concejo trujillano ya había decidido iniciar los preparativos por si tal hecho se produjese, procurando información de la corte y ordenando que “un mercader o dos trayan a esta çibdad sedas o brocados o plata o lo que fuere menester”.<br /><span> </span>El 3 de febrero, mientras Isabel se acercaba a la frontera española, Trujillo se preparaba por si hubiera de recibirla y no caer en falta ante el emperador. Un palio para cubrirla y ropas para el corregidor y su alcalde, para los regidores que acudieran al recibimiento, para los escribanos y el mayordomo.<br /><span> </span>El mercader Luis de Camargo hubo de marchar para realizar las compras que, con el consejo de don Diego de Vargas Carvajal, permitieran traer a Trujillo el “brocado o tela de oro” para el palio, las sedas para las ropas de justicia y regidores y el paño o seda con el que se vestirían mayordomo y escribanos, decidiendo ambos, Vargas y Camargo, los colores y calidades de las telas.<br /> <span> </span>Pero Isabel marchaba a Sevilla y no pasaría por Trujillo, aunque las compras y preparativos de la ciudad permitieron un recibimiento digno de la persona del novio, quien, tras firmar y celebrar las paces con el rey francés, se dirigía a Andalucía para celebrar en Sevilla sus esponsales.<br /><span> </span>Trujillo convocó, el 21 de febrero, a todos los que habrían de recibir al emperador Carlos</div><p style="text-align: left;"></p><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><p style="text-align: justify;">“Este día, los dichos señores acordaron e mandaron que para el reçebimiento de Su Magestad que viene por esta çibdad se enbíe a llamar todos los cavalleros e hidalgos e escuderos que biven en las aldeas e términos desta çibdad e a don Rodrigo de Orellana e Pedro Suárez para que todos salgan a cavallo o a mula lo mejor adereçados que puedan”.</p></blockquote><p style="text-align: justify;"><span> </span>Se ordenó el acopio de los mantenimientos que habrían de constituir el presente para la comida y estancia del emperador</p><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><p style="text-align: justify;">“...tres dozenas de capones e doze cabritos, çinquenta pares de perdizes, tres cargas de vino tinto de la tierra e una de blanco y tres cahizes de çevada...”</p></blockquote><div style="text-align: justify;"><span> </span>Escaso presente, a juicio de la ciudad, pero acorde al tiempo de cuaresma en que estaban, aunque finalmente se aumentaron a cuatro las docenas de capones, se añadieron tres cargas más de vino y se prepararon doce carneros “por si fuera menester”. Y por supuesto, toros. Seis, “grandes, viejos e bravos”.<br /><span> </span>Los regidores y la justicia hubieron de encargarse de sus ropas, “de terçiopelo y enforradas en raso negro e sayones de raso e gorras e guantes”, para lo que recibieron 60 ducados cada uno.<br /><span> </span>El palio previsto para Isabel estuvo listo para recibir a Carlos. Fue comprado al caballerizo real Adrien de Croÿ, Conde de Roeulx, por 60.000 mrs. y compuesto con las telas de oro y plata traídas por el mercader Camargo y el trabajo de los bordadores que hicieron el escudo,</div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><p style="text-align: justify;">“...e que el dicho palio quede para la çibdad e se ponga en una caxa de madera e se meta en el arca de la çibdad”.</p></blockquote><div style="text-align: justify;"><span> </span>El arca que guardó el palio conserva el relato que el escribano Juan Rodríguez Caramaño hizo de aquella jornada en la que Trujillo recibió al emperador. <br /><span> </span>Aposentado en las casas de morada de Nuño García de Chaves “el viejo”, en la plaza, aquellas que heredara de sus abuelos Luis de Chaves y María de Sotomayor, el emperador marchó el 2 de marzo con gran prisa a Sevilla “donde se había de casar con la enperatriz, que ya así se deçía por estar ya desposada con Su Magestad, hija del rey de Portugal”.<br /><span style="white-space: pre;"> </span>Ante un Carlos viajero, Isabel aprendió pronto a sustituir a su esposo en las tareas de gobierno. Las cartas reales que llegaban a Trujillo venían con frecuencia firmadas por ella, la emperatriz, a la que Trujillo no pudo recibir como tal pero de la que sí se despidió con los mayores honores.<br /><span> </span>En 1539, en Toledo, cuando comenzaba mayo, con 38 años, moría Isabel, la reina portuguesa que según algunos historiadores “castellanizó” al flamenco Carlos. Y Trujillo, ocho días después, se juntaba para organizar sus exequias, “para que las onras se hagan e los séquitos se hagan conforme a la calidad de la çibdad, para que en ella aya el sentimiento que la razón requiere...”.<br /><span> </span>El licenciado Miguel López de Montoya llevaba poco más de veinte días como juez de residencia (y por tanto corregidor) en la ciudad el 8 de mayo de 1539 y ante una decisión que suponía un gasto extraordinario, recurrió a los regidores presentes en el consistorio para “que le den ynformaçión de cómo en semejantes caso se suele hazer e sy no, que él lo mandará proveer”. <br /><span> </span>Dos de los regidores, Alonso y Álvaro de Loaisa, ya vivieron otras exequias reales, <a href="http://lasllavesdelarca.blogspot.com/2016/01/trujillo-y-madrigalejo-dias-de-fiesta-y.html" target="_blank">las de don Fernando</a>, el rey Católico, y recordaban lo que Trujillo hizo y gastó en aquellos momentos: se dieron lutos a la justicia y regidores, a los escribanos del ayuntamiento y al mayordomo. Ahora incluso se discute si el portero del ayuntamiento habría de recibir también ropas de luto, decidiendo el licenciado Montoya ante las diferencias entre unos y otros regidores:</div><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><p style="text-align: justify;">“...El señor corregidor dixo que por razón que el portero a de llamar en estas obsequias de su magestad y entender como tal portero en las cosas que se suele mandar, que manda que se le de ocho varas de paño diez e ochen para una loba e capirote...”</p></blockquote><p style="text-align: justify;"><span> </span>Telas para los trajes de luto, hachas de cera que habría de comprar el mayordomo, el tablado donde colocar el túmulo, que haría el carpintero Juan Solano, los paños de luto que adornarían la iglesia y que prestó el mercader Luis de Camargo, incluso un estandarte que se sacó en las honras fúnebres y que después fue entregado a las dominicas del monasterio de Santa Isabel, “...porque tenga cargo de rogar a Dios por el ánima de la dicha señora enperatriz...”. Todo estuvo listo para unos funerales dignos de Isabel, dignos de una emperatriz, tal y como había acordado el concejo de Trujillo. </p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><b>1539, mayo 8. Trujillo</b></p><div style="text-align: justify;">Primeramente diputaron a los señores Juan de Chaves e a Bernaldino de Tapia para que asystan con el dicho señor corregidor juez suso dicho para ordenar e poner en efeto las cosas siguientes, las quales la dicha çibdad les comete segund fue platicado e acordado e les pareçiere.<br />Lo primero, que se hable con el señor vicario e clerezía e con los prelados de los monesterios para que vengan a hazer las obsequias a la yglesia mayor, cada uno con su cruz e ornamentos. e que digan su ofiçio por sy y salgan con su reponso sobre la tunba.<br />Lo segundo, que se manden hazer las hachas e velas neçesarias y teñirse negras.<br />Yten, que se hagan los escudos, el número e de tamaño que a los dichos señores pareçiere, y una corona ynperial.<br />Yten se ha de hazer un catafalgo de gradas en la dicha iglesia mayor desta çibdad con su tunba. <br />Yten, que se tomen lutos para cobrir el dicho catafalgo e tunba e toldar las paredes.<br />Yten, que se conpre luto de paño negro veynteno para la justiçia e regidores e escrivanos del ayuntamiento e mayordomo de la çibdad segund costunbre e que a cada uno se le den ocho varas para loba e capirote e sy por caso los xastres dixeren que no ay en ocho varas harto, que se comete a los dichos la demasya que fuere menester.</div><p style="text-align: justify;"><b>(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 22.1, fols. CXLIIv.- CXLIIIr.)</b></p><p style="text-align: justify;"></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcaTFM7Vs3XUo2oKQgEJnj458jADwCOheBKsECgXeEuS7AxS3uJmX9NVxCJXdZ7CYxpA6xg-dvzoC30Le7uRTPsb_2MBIFJ5_up5J69MkEIm9lLPTBTb4QJ5uvMhx1TiXnNxNOQcYl9MQ/s525/pompeio_leoni_carlos_v_mujer_y_hermanas.jpeg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="525" data-original-width="385" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcaTFM7Vs3XUo2oKQgEJnj458jADwCOheBKsECgXeEuS7AxS3uJmX9NVxCJXdZ7CYxpA6xg-dvzoC30Le7uRTPsb_2MBIFJ5_up5J69MkEIm9lLPTBTb4QJ5uvMhx1TiXnNxNOQcYl9MQ/w470-h640/pompeio_leoni_carlos_v_mujer_y_hermanas.jpeg" width="470" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Pompeo Leoni. Cenotafio de Carlos V y familia. San Lorenzo de El Escorial.</span></td></tr></tbody></table><br /><b><br /></b><p></p><div style="text-align: justify;"><br /></div>Ángeles Sánchez Rubiohttp://www.blogger.com/profile/09303343384857266871noreply@blogger.com0