La Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad de
Trujillo se reunía en su ermita a lo largo del año en aquellas festividades
marianas en las que honraban a su Virgen: la Natividad, la Presentación de la Virgen,
la Concepción, la Expectación de María, la Anunciación, la Visitación... Pero
dos días al año la fiesta era grande, había procesión y la misa era cantada: el
dos de febrero, día de la Purificación de la Virgen, y el día grande, el de la
Asunción de María. Era también el momento en que se renovaban los oficiales de
la cofradía (alcalde, diputados, mayordomo de la ermita, mayordomo de la cera y
escribano), elegidos por los salientes en la víspera, aunque sus nombres se
mantenían en secreto hasta el día siguiente, en el momento de la misa mayor.
1685 fue un año seco. Las lluvias faltaron y ya
vimos cómo las rogativas a la Virgen de la Piedad se sucedieron a lo largo de
la primavera. De vuelta a su ermita, la celebración de su fiesta el 15 de
agosto congregó a los cofrades y a otros muchos trujillanos. Pero esa noche,
entre las doce y la una de la madrugada un incendio acabó con la ermita y casi
todo lo que en ella se conservaba. Ante el fuego, acudieron a ella muchos
vecinos, impotentes ante la destrucción de aquello que amaban y "no pudieron
atajarle ni reservar de tanto ynçendio la milagrosa quanto debota ymagen de
Nuestra Señora que, adornada de lo más rico y preçioso que thenía, fue reduçido
a zeniças".
La consternación de los trujillanos se vio pronto
superada por la devoción de la ciudad, que logrará que en pocos meses una nueva
ermita y una nueva imagen vuelvan a ser el centro de una fiesta y una devoción
de tanta tradición en Trujillo y a ello contribuirá la ciudad, sus regidores y
otros muchos trujillanos que aportaron lo que pudieron para reedificar la
ermita. El arca nos irá mostrando esta más que curiosa historia, porque no
termina aquí.
1685, agosto 27. Trujillo
Noticia de la quema del templo de Nuestra Señora de la Piedad.
Limosna, acuerdo y comisión.
El correxidor dijo a la ciudad es notorio a todos sus capitulares y
veçinos la grande fatalidad que subcedió en el templo de Nuestra Señora de la
Piedad el día de su glorioso tránsito y subida a los cielos, quinçe de este mes
por la noche, reduciéndole la voraçidad de las llamas y fuego que se ençendió
en él a çeniça, lástima que a llorado tiernamente y está sintiendo la ciudad. Y
deseando todos bolver a reedificar este templo y colocar en él la imagen de
Nuestra Señora de la Piedad, de más pequeña talla y hechura que la que el fuego
desyço, por averse preservado (a lo que se entiende) milagrosamente de sus
llamas que en parte la tocaron, y creerse es la primitiva y antigua de el
tenplo, el alcalde y ofiçiales de la cofradía an tratado de dar prinçipio a la
obra. Y antes de poner mano en ella, haçer esta representaçión a la çiudad por
la de el señor corregidor, para que la govierne y disponga lo que fuere
neçesario, a su elecçión y voluntad, socorriendo a neçesidad tan urgente, ya
por çiudad como por particulares, con la limosna que de su generosidad se
espera, como lo an hecho en otras ocasiones, por ornato de la iglesia y speçial
deboçión, en la literalidad de las andas de plata que para el trono de Nuestra
Señora dio esta çiudad, bestidos, joyas, cortinas, frontales y otras cosas. Y
visto por la çiudad acordó se dé de limosna para la dicha obra por aora, y en
el interin que se hallan medios de mayor consequençia que poder aplicar a
función tan sagrada y de la devoçión y afecto de la çiudad, mandó la reaçer de
menor pues el tienpo y enpeños en que se alla no permiten mayor extensión. Y el
mayordomo de propios los dé y entregue del caudal más pronto de la çiudad para
lo qual se despache librança en forma.
Y por los
señores rexidores que están presentes se ofreçió lo siguiente.
El señor don Juan de Oviedo, el salario entero de su rejimiento y de
este presente año que cunple por San Andrés del.
El señor don Antonio de Orozco ofreçió el suyo.
El señor don Fernando Piçarro de Orellana ofreçió el suyo.
El señor don Juan de Orozco ofreçió su salario entero.
El señor don Diego de Cárdenas Portocarrero ofreçió la mitad de su
salario.
El señor don Manuel Hurtado ofreció çinquenta reales de su salario.
El señor don Ygnaçio de Alarcón ofreçió enteramente su salario.
El señor don Estevan de Heraso ofreçió de su salario çinquenta reales.
El señor don Garçía de Alarcón ofreçió dos reales de a ocho de su
salario.
El señor don Juan de Camargo ofreçió enteramente su salario.
El señor correxidor ofreçió dar luego mil reales de vellón.
La çiudad, haviendo visto los ofreçimientos de los cavalleros
rexidores que están presentes, acordó se despache dellos librança en el mayordomo de
propios.
La çiudad dijo que respecto de haver entendido a de salir a pedir por
las calles el correxidor para esta obra, acordó le asistan en funçión tan
piadosa los señores don Juan de Oviedo y Monroy y don Fernando de Orellana
Piçarro, y con el señor correxidor entiendan en la mayor perfeçión de la obra.
Y que no se deje de travajar por falta de materiales, disponiendo la mayor
asistençia y eficaçia.
1686, mayo 8. Trujillo
Que se benda la plata.
La çiudad dixo que con el frangente y fuego que se encendió en la
hermita de Nuestra Señora de la Piedad, las andas de plata, vestidos y otras
alajas deste género que dio para adorno de la santa imagen se quemaron y
deshiçieron, de forma que en lo presente no se pudo recoger sino una cantidad
corta que no llega a cien onzas de plata y ésta no puede servir según lo a
reconoçido la çiudad en este ayuntamiento, donde se a traydo por Joseph
Morante, en cuio poder esta. Y que teniendo la obra de la yglesia tan
adelantada, no se puede acabar de perfiçionar y componer por la falta de medios
y limosnas, siendo muy sensible a los veçinos se quede en este estado. Por
tanto, acordó que la dicha plata se venda con ynterbençión de los señores
correxidor y comisarios en esta feria y lo que proçediere de ella se emplee y
gaste en acabar la dicha obra.
1686, julio, 11. Trujillo
Que se acava la obra de la Piedad y se disponga lo neçesario para la
proçesión y fiestas.
El señor correxidor dixo que después que sucedió el inçendio en el
templo de Nuestra Señora de la Piedad no a faltado a la dirección y fábrica de
su reedificaçión asta haverla puesto en aquella perfección que según los medios
se a podido con la mayor firmeza y decençia que a pareçido. Con que los
ofiçiales que an trabajado y trabajan en la obra le aseguran estaría del todo
perfectamente acabada y en estado de poder colocar en el dicho templo a Nuestra
Señora para mediado el mes que biene, mediante lo qual lo partiçipa a la çiudad
para que lo tenga entendido y disponga lo nezesario para esta funçión, que se
haga con el luçimiento que se puede esperar de suçeso.
Graçias que se dan a el señor corregidor.
Y visto y entendido por la çiudad, acordó dar y dio repetidas graçias
al señor correxidor por el cuydado, actividad y çelo con que se a aplicado a
esta reedificaçión y mayor perfecçión del templo.
(Archivo Municipal de Trujillo.
Legajo 85.2 fols. 60v-63v. Legajo 85.3. Fols. 48, 60v-61r)