Miramos las dehesas y sentimos naturaleza y vida,
conservación y aprovechamiento de recursos. Nuestras dehesas, esos maravillosos
paisajes que nos rodean y que en ocasiones no apreciamos suficientemente,
tienen cientos de años. Su longevidad no está motivada sólo por la edad de las
encinas, alcornoques y rebollos que encontramos en ellas, sino también en
tantas y tan acertadas intervenciones humanas que desde la Edad Media cuidaron
los montes, los mimaron porque eran fuente de riqueza y aseguraron su
pervivencia.
Entre tantas y tantas noticias como atesora el arca
sobre la tierra de Trujillo, sobre sus pueblos, sobre las actuaciones para el
aprovechamiento múltiple de los recursos, muchos documentos nos hablan de
decisiones acertadas porque suponen una apuesta por el futuro de ese bosque
humanizado que es la dehesa.
1508,
mayo 15, junio 2. Trujillo
Este día los dichos señores hablaron y platicaron
cómo se an de desmochar las enzinas e alcornoques e robles de los montes desta
çibdad para la conservaçión dellos, e acordaron e mandaron que de oy en
adelante ninguna persona veçino de la dicha çibdad e su tierra ni de otra parte
qualquier no sean osados de cortar ningún árvol en sus barvechos, salvo que
desmochen el monte viejo por delgado e de lo nuevo no desmochen por lo alto
salvo por lo baxo, que pueda colar el sol, e aclarar syn fazer perjuizio en los
árvoles. Y que no an de dexar horca e rama como antes syno que ha de quedar
cada árvol copado de rama e aconpañado de ramas en manera que dé fruto e que
desvyen las ramadas de las enzinas por manera que el pie del árvol ni las ramas
de él no reçiban perjuizio ni daño
e que en las matas dexen sus pyes a marco, que son ocho pies de marco de pie a
pie de árvol, e asy mismo aparten las ramadas de los pinpollos e árvoles. E que
el que contra esto pasare, caya e yncurra en pena de çien mrs. por cada pie que
contra la forma susodicha lo desmochare e por cada pie que del todo desmochare
pague dozyentos mrs. para nos el dicho conçejo. E mandaronlo pregonar
públicamente porque ninguno pretenda ynorançia.
Pregonose en la plaça pública este dya por Andrés
de de Miranda, pregonero, ante mi Françisco Martínez, escrivano del dicho
conçejo. Testigos, Luis de Góngora, escrivano, e Françisco Galindo e Gonçalo
del Amarilla e otros veçinos de la dicha çibdad de Trogillo.
Que se hable sobre la hordenança de la pena de los montes que cortan e
desmochan. Acordaron los dichos señores que se desmochen las enzinas de los
montes viejos e nuevos por alto, por manera que queden los lados e sobacos
sanos para que den fruto e que no se desmoche el dicho monte syno de diez a
diez años, so las penas suso dichas en las ordenanças del conçejo desta çibdad.
Este día se pregonó por Juan Pérez de Talavera, pregonero público, en la plaça.
(Archivo
Municipal de Trujillo. Legajo 9.1. Fols.
48r. y 53v.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario