7 de febrero de 2012

Siguiendo el rastro




   La ocupación de Trujillo por las tropas francesas en 1810, a lo largo de cinco meses, no trajo la destrucción que marcó la de 1809. Fue menos violenta pero no por ello menos gravosa para sus habitantes. Las elevadas exacciones que los franceses exigieron a la Junta de Trujillo y su Partido fueron difícilmente asumidas por los vecinos. Contribuciones ordinarias de raciones y una vez más alojamiento de tropas se suman así a los 100.000 reales que al Partido de Trujillo reclamó el mariscal Reynier, un tercio del total impuesto a la Provincia de Extremadura.

    La presión económica no cesó tras la retirada francesa en julio de ese año. Si quedó libre de enemigos, tras ellos llegaron los soldados nacionales para situarse en el territorio, a fin de defenderlo y vigilar los movimientos de los franceses. El 26 de julio de 1810 Fernando de Butrón anunciaba la llegada de una división de infantería y la caballería a su mando a los que Trujillo y los pueblos de su Partido habrían de suministrar raciones diarias. Unos 4000 soldados y 500 caballos cuyo abastecimiento resultaba un problema para una tierra esquilmada.

   No es pues de extrañar que el trigo procedente de los molinos de la Albuhera y custodiado en los almacenes dispuestos en la Casa de Comedias despertara un gran interés para quien carecía de un  recurso tan necesario.

   El escribano Francisco Antonio Blanco solo pudo dar fe del robo, seguir su rastro cual Pulgarcito, y quizás, comprendiendo las razones de aquél, anotar que fue imposible determinar quién o quiénes fueron los autores y dónde fue a parar tan deseado botín.

 

1810, octubre, 31. Trujillo.

Francisco Antonio Blanco, escribano público del número de esta ciudad de Truxillo, certifico y doy fee que de orden del señor don Josef Salustiano de Cázeres pasé por su encargo, como correxidor en ella, a las Casas de Comedias donde se halla el almacén de provisiones estantes y transeuntes por esta dicha ciudad y corren a cargo de don Josef de Vega, de esta vecindad, por quien se dio noticia á citado señor correxidor, de que en la noche del día treinta de octubre de este año corriente habían forzado, roto y violentado las puertas de dicha Casa de Comedias, y extraído, según la mensura de los granos que en una de las trojes que con separación se hallavan, el trigo producto de los molinos de la Albuera, que eran treinta fanegas, y faltaron como rovadas diez y seis; con esta novedad se practicaron en este día de la fecha y á cosa de las ocho de su mañana, las diligencias de escrutinio y reconocimiento de algunas casas, por consecuencia del reguero del trigo que desde las puertas de Casa de Comedia continuava hasta ciertas calles, no pudo ser hallado su autor ni autores, á pesar de que don Antonio González, alguacil mayor, llevava las órdenes más estrechas de dicho señor correxidor para el descubrimiento de este atentado, con asistencia así mismo de Antonio Valiente, ministro ordinario de este tribunal, que en unión todos con dicho don Josef de Vega se retiraron para ponerlo en noticia de espresado señor correxidor, a quien dicho Vega pidió se le diese por testimonio para su resguardo; que es el presente que de mandato judicial signo y firmo con citado Vega y González, alguacil mayor, a petición del primero, en esta ciudad de Truxillo y octubre, treinta y uno de mil ochocientos diez.
Antonio González de Toro (rúbrica)
Josef de Vega (rúbrica)
En testimonio de verdad
Francisco Antonio Blanco (rúbrica)

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo  812.8)


 

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