18 de febrero de 2012

Llega el carnaval


   Llega el carnaval, tiempo de fiesta, crítica y sátira. Tiempo de diversión, música y baile, burla y transgresión. Tiempo de don Carnal. La máscara esconde el rostro, permite jugar al equívoco y asegura el anonimato. Siempre se temió por parte del poder y en repetidas ocasiones se prohibió su uso. En 1813 la guerra se acaba, los años duros pronto quedarán atrás, pero los deseos de fiesta no han desaparecido. Cualquier motivo es bueno y la llegada del carnaval un respiro que puede hacer olvidar, por pocos días, las penurias que se han vivido. Pero el orden público es lo primero y la autoridad -el alcalde Fernando de Orellana y Contreras- quiere imponerse. Seguramente no lo consiguió.


1813, febrero 5. Trujillo

Don Fernando, etc.
Haviendo observado que todos los días se presentan en la Plaza de esta ciudad y sus calles diferentes quadrillas de enmascarados, sin embargo de estar prohibido semejante diversión en todo el Reyno bajo graves penas, conociendo que de ella pueda resultar graves perjuicios por ser mui ocasionada a que se perturbe la tranquilidad pública, se hace saver a todos los vecinos y residentes en esta ciudad de cualquier estado, clase o condición que sean, que en manera alguna usen de las máscaras ni otros disfraces que los hagan desconocidos, bajo la multa de cuatro ducados a cada uno de los que se aprenda enmascarados y disfrazados y de proceder después a la formación de causa y aplicación de las penas que las leies señalan para estos casos. Fernando, etc. Trujillo, Febrero 5 de 1813.

(Archivo Municipal de Trujillo.  Leg.  560.1)



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