“Sólo
y único patrón de las Españas”, ese era el papel que en mayo de 1628 reclamaba
para el apóstol Santiago don Francisco de Quevedo Villegas, Caballero
profeso en la Orden de Santiago, en el escrito “Su espada por Santiago”
dirigido al Conde-duque de Olivares.
Defiende al apóstol y solicita no se “le quite lo que se le debe” para
compartirlo con quien “no lo pide”, con la santa de Ávila, Teresa de Jesús, a
quien se le había dado “lo que no quiere”.
Porque
eso se discutía en las Españas en ese momento y desde hacía ya unos años. El
rey Felipe III, gran devoto de Teresa, había atendido en 1618 la petición que
desde la orden Carmelita se le había traslado para que la entonces beata fuera
admitida como patrona y abogada de estos reinos. Surgen entonces las primeras
voces en contra de su elección, señalando como uno de los obstáculos el hecho
de no ser aún santa y defendiendo el patrocinio exclusivo de Santiago. Sin embargo,
la canonización de santa Teresa por el Papa Gregorio XV, en marzo de 1622, hará
que un nuevo rey, Felipe IV, retome la intención de su padre y que las Cortes nombren
en 1626 de nuevo a la santa copatrona de sus reinos, decisión en la que pesaba
además la clara devoción que el valido Olivares profesaba a Teresa de Jesús. El
papa Urbano VIII confirmará su decisión en su Breve de 21 de julio de 1627.
Pero
los partidarios del apóstol Santiago no aceptarán que el santo comparta tales
honores y conseguirán al fin que en 1630 la Santa Sede revoque su anterior
decisión y que el patronazgo de Teresa quede en manos de las ciudades y
diócesis que solicitaran acogerse bajo el patrocinio de la santa.
No
será ésta la única vez en la que los partidarios de Santiago tuvieran que emplearse
a fondo ante la Santa Sede para evitar que el apóstol compartiera su patronato
sobre España. Atendiendo a los deseos de su tío, el emperador de Austria Leopoldo I, en 1678, el
rey Carlos II accederá a nombrar de nuevo un copatrón, San José, que junto a Santiago
protegiera a España. No tuvo más suerte el humilde carpintero que la santa
carmelita, pues de nuevo las gestiones del cabildo compostelano lograrán,
apenas un año después, que Santiago permanezca como único y singular patrón de
estos reinos. Nada cambiará hasta el siglo
XIX.
El
día 4 de octubre de 1627, la ciudad de Trujillo recibía la cédula real que daba
cuenta del nombramiento de Teresa de Jesús como patrona de España, así como la
copia del Breve papal que ratificaba tal nombramiento. Los pasos a seguir para
celebrar la fiesta de la santa eran claros: procesión y alejamiento de motivos
profanos, pura espiritualidad.
1627, septiembre, 28. Madrid.
El Rey
Concejo, justicia,
regidores, cavalleros, escuderos, oficiales y hombres buenos de la ciudad de
Truxillo. Estos mis Reynos recivieron por su Patrona a Santa Theresa de Jesús,
natural dellos, y Su Santidad también se la ha dado por tal por su breve, cuya
copia se os embía con ésta, y por la particular devoción que yo le tengo y lo
que estimo que a la bienaventurada Santa se acabe de perficionar en mi tiempo
por el serviçio que mis Reynos començaron a hacerle antes de suceder yo en
ellos, os mando la recivays por Patrona y que en las necesidades que se
ofrecieren la invoqueys por tal pues de tan gran santa, tan favorecida de
Nuestro Señor y que tan de veras debe asistir a su Patria, podemos esperar alcançará
para ella felices sucesos. Y para dar principio a esta invocaçión dareys orden
que el día de su fiesta, que será a cinco de otubre o en uno de los de su
octava, se le haga una procesión solemne que vaya a monasterio de frayles carmelitas
descalços si le hubiere en esa ciudad, y no le habiendo, de monjas de la misma
orden y en falta de uno y de otro a la yglesia que pareciere más a propósito,
solemnizando en lo espiritual esta fiesta todo quanto se pudiere sin mezclar
con ella ninguna seglar ni profana por ningún caso y avisarmeys como se habrá
puesto en execución que en ello me serviréis. De Madrid a 28 de septiembre de 1627.
Yo el Rey
Por mandado del Rey
nuestro señor
Antonio Alosa
Rodarte (rúbrica)
(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 94.2)
Leída la Real Cédula
y trasladada al libro de actas del ayuntamiento (no así el Breve papal “por estar
en latín”), el corregidor Alonso de Lemos y los regidores ordenan “que se
apregone oy dicho día públicamente en esta çiudad que todos los veçinos y estantes
en ella guarden mañana la fiesta de la gloriosa santa Teresa de Jesús y se
declare como se manda resçivir por patrona destos reynos de España y así mismo
se apregone que todos los veçinos desta ziudad esta noche pongan luminarias a
las ventanas y que mañana se predique a la fiesta de la santa y se haga
proçesión por la tarde, a la qual acudan todas las cofradías con sus
estandartes y çera y salga la dicha proçesión de la yglesia mayor y vaya al
convento de monjas descalzas desta çiudad”.
Pese a lo señalado
en el documento real, la lectura de las actas de los días siguientes a la
fiesta religiosa organizada por los regidores comisarios, Juan de Chaves
Orellana y Jerónimo de Loaisa, hacen pensar que la ciudad se resistió a
eliminar de la fiesta ciertos rasgos profanos presentes en otras celebraciones:
Libramiento.
Líbrense a Simón
Garçía y sus conpañeros jitanos çinquenta reales por la fiesta y dança que
hiçieron el día de Santa Teresa de Jesús, patrona de España.
Libramiento.
Líbrense a Bartolomé
Martínez y demás sacristanes de la yglesia de Santa María diez y seis reales
por la fiesta y luminarias que pusieron en la dicha yglesia en la fiesta de
Santa Teresa de Jesús.
Libramiento.
Líbrense a Juan
Gonçalez, çerero, de ocho hachas de çera amarilla que pesaron cinquenta y seis
libras y diez belas blancas de a media libra para la fiesta de Santa Theresa de
Jesús, que la blanca es a çinco reales y medio y la amarilla a quatro reales
menos quartillo, que monta duçientos y treinta y siete reales y medio, que por
mandado de la çiudad se hiçieron para la dicha fiesta conforme al pareçer del
señor Sebastián López, comisario
Libramiento de las
barreras de la fiesta de Santa Teresa de Jesús.
Líbrense a Françisco
Hernández, carpintero, siete ducados por aver hecho las barreras en la plaça
desta çiudad la fiesta de Santa Teresa de Jesús deste año, conforme al pareçer
del señor don Gonçalo de las Casas y Orellana.
Libramiento de 30
reales del sermón de Santa Teresa.
Que se libre al
padre fray Alonso Gallego, de la orden de Santo Domingo en la Encarnaçión desta
çiudad, treinta reales por la limosna del sermón que predicó el día de la
fiesta de santa Teresa de Jesús, a quien Su Santidad y Su Magestad, que Dios
guarde, mandaron se guardase y reçiviese por patrona destos reynos de España.
Apóstol Santiago. AMT. Leg. 213 |
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