El 20
de febrero de 1702 salía de Plasencia, camino de Trujillo, Manuel Francisco de
la Espada Jerardino. Tenía asegurada en esta ciudad el pago de la posada y de
cuantos gastos hiciera en ella, además de un salario de
dos ducados al día. Las gestiones para su venida las había realizado el propio
corregidor de Trujillo, Rodrigo de Torres Mesías Heredia, quien durante una
visita a Plasencia concertó con Manuel Francisco de la Espada su salario y su
trabajo. "Persona de grande inteligenxia en letras antiguas", dicen
las actas de él. Porque a eso vino, a leer esos papeles de letra antigua "que por su obscuridad no se puede comprehender lo que
contienen". Y no era capricho ni curiosidad lo que movía al ayuntamiento
(entonces escaso de fondos) a recurrir a este vecino de Plasencia para que
buceara en los fondos de su archivo.
Conocer los documentos significaba asegurar los derechos de la
ciudad, sus propiedades y prerrogativas y así lo razonaba su ayuntamiento: “por
lo que puede importar al derecho de la ziudad en lo presente y subzesivo la
claridad de dichos instrumentos y
papeles”. Setenta y nueve días se
detuvo en esta ciudad y trabajó en su archivo, donde aún se conserva su copia
del Libro Negro y deslindes de algunas dehesas caballerías.
1702,
mayo 6. Trujillo
Sobre la satisfazión de
Manuel Francisco de la Espada por los trasumptos de diferentes papeles del
archivo.
La ziudad dixo que por
quanto vino de su horden a ella Manuel Franzisco de la Expada Xerardino, vezino
de la de Plasenzia, persona yntelixente en la comprehensión y lectura de letra
antigua, a la explicazión y traduzión de diferentes ynstrumentos antiguos que
tiene en su archivo escritos de letra de aquellos tiempos, que por esta razón
no tenían fázil compreensión e yntelixenzia de su contenido y el suso dicho los
leió y tradujo a la letra moderna de estos tiempos, expezialmente aquellos que
parezió ser más combeniente el traduzirlos, como fueron los que se contienen en
el libro intitulado el negro y diferentes deslindes y amojonamientos de
cavallerías, y haviendo concluido con esta obra, acordó se le satisfaga y pague
su travajo a razón de dos ducados
a el día, desde veinte de febrero que salió de la dicha ciudad de Plasenzia
hasta nueve de este mes, que son setenta y nueve días en que se yncluien los de
yda y buelta a dicha ziudad, y además dello, se le pague la posada y la costa
que a echo en ella el tiempo de su detenzión. Y así mismo se pague a Antonio
Cantero, ofizial de la pluma, que a escripto dichos trasuntos, y al presente
escrivano que los a autorizado, y para todo ello se libren en propios dos mil
quatrozientos y sesenta y dos reales en esta manera= mil setezientos y treinta
y ocho a el dicho Manuel Franzisco de la Expada por los dichos setenta y nueve
días a la dicha razón de dos ducados cada uno; ziento y zinquenta reales al
dicho Antonio Cantero con los quales y ziento y sesenta que tiene rezivido de
otro efecto hazen trezientos y diez de su travajo; trezientos y quatro del
güespede de la posada del dicho Manuel Franzisco; ziento y zinquenta a Manuel
Antonio de Padilla, presente escrivano de este ayuntamiento por el travajo de
haver autorizado dichos ynstrumentos; zien reales a Juan Sánchez Matheo,
mayordomo de dichos propios, por los mismos que de horden de esta ziudad dio
para ayuda al gasto de la posada del dicho Manuel Franzisco, y los veinte
reales restantes por la enquadernazión del trasunto del dicho libro negro.
(Archivo Municipal de
Trujillo. Legajo 233, fols. 43v-44r)
No hay comentarios:
Publicar un comentario