16 de noviembre de 2014

La oscuridad de la letra antigua


El 20 de febrero de 1702 salía de Plasencia, camino de Trujillo, Manuel Francisco de la Espada Jerardino. Tenía asegurada en esta ciudad el pago de la posada y de cuantos gastos hiciera en ella, además de un salario de dos ducados al día. Las gestiones para su venida las había realizado el propio corregidor de Trujillo, Rodrigo de Torres Mesías Heredia, quien durante una visita a Plasencia concertó con Manuel Francisco de la Espada su salario y su trabajo. "Persona de grande inteligenxia en letras antiguas", dicen las actas de él. Porque a eso vino, a leer esos papeles de letra antigua "que por su obscuridad no se puede comprehender lo que contienen". Y no era capricho ni curiosidad lo que movía al ayuntamiento (entonces escaso de fondos) a recurrir a este vecino de Plasencia para que buceara en los fondos de su archivo.

Conocer los documentos significaba asegurar los derechos de la ciudad, sus propiedades y prerrogativas y así lo razonaba su ayuntamiento: “por lo que puede importar al derecho de la ziudad en lo presente y subzesivo la claridad de dichos instrumentos y papeles”. Setenta y nueve días se detuvo en esta ciudad y trabajó en su archivo, donde aún se conserva su copia del Libro Negro y deslindes de algunas dehesas caballerías.


1702, mayo 6. Trujillo

Sobre la satisfazión de Manuel Francisco de la Espada por los trasumptos de diferentes papeles del archivo.
La ziudad dixo que por quanto vino de su horden a ella Manuel Franzisco de la Expada Xerardino, vezino de la de Plasenzia, persona yntelixente en la comprehensión y lectura de letra antigua, a la explicazión y traduzión de diferentes ynstrumentos antiguos que tiene en su archivo escritos de letra de aquellos tiempos, que por esta razón no tenían fázil compreensión e yntelixenzia de su contenido y el suso dicho los leió y tradujo a la letra moderna de estos tiempos, expezialmente aquellos que parezió ser más combeniente el traduzirlos, como fueron los que se contienen en el libro intitulado el negro y diferentes deslindes y amojonamientos de cavallerías, y haviendo concluido con esta obra, acordó se le satisfaga y pague su travajo  a razón de dos ducados a el día, desde veinte de febrero que salió de la dicha ciudad de Plasenzia hasta nueve de este mes, que son setenta y nueve días en que se yncluien los de yda y buelta a dicha ziudad, y además dello, se le pague la posada y la costa que a echo en ella el tiempo de su detenzión. Y así mismo se pague a Antonio Cantero, ofizial de la pluma, que a escripto dichos trasuntos, y al presente escrivano que los a autorizado, y para todo ello se libren en propios dos mil quatrozientos y sesenta y dos reales en esta manera= mil setezientos y treinta y ocho a el dicho Manuel Franzisco de la Expada por los dichos setenta y nueve días a la dicha razón de dos ducados cada uno; ziento y zinquenta reales al dicho Antonio Cantero con los quales y ziento y sesenta que tiene rezivido de otro efecto hazen trezientos y diez de su travajo; trezientos y quatro del güespede de la posada del dicho Manuel Franzisco; ziento y zinquenta a Manuel Antonio de Padilla, presente escrivano de este ayuntamiento por el travajo de haver autorizado dichos ynstrumentos; zien reales a Juan Sánchez Matheo, mayordomo de dichos propios, por los mismos que de horden de esta ziudad dio para ayuda al gasto de la posada del dicho Manuel Franzisco, y los veinte reales restantes por la enquadernazión del trasunto del dicho libro negro.

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 233, fols. 43v-44r)


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