El arca siempre se muestra generosa con quien la respeta, con quien se acerca a ella con cuidado, con afán de conocer, de aprender, investigar y compartir. Pero esa generosidad documental y patrimonial necesita atención, tiempo, profesionalidad y respeto por parte de quien abre y lee cuidadosamente legajos y documentos.
Quien como la trujillana Mª Victoria Rodríguez Mateos ha sabido enlazar sus pasiones -la medicina, el arte y la historia- y ha empleado tiempos dilatados en la consulta de cartas y censos, de acuerdos y actas municipales, proyectos constructivos, cuentas, memorias, protocolos notariales e imágenes, sabe que después hay que interpretarlos, comprenderlos y ensamblarlos para a continuación, con generosidad y con el mismo respeto, ofrecerlos a trujillanos, extremeños y personas de cualquier parte del mundo.
Así, de forma amena pero rigurosa, con palabras inspiradas y documentadas en el arca, podemos recorrer magistralmente, a través de un caleidoscópico y completo contenido, La vida cotidiana en Trujillo en el siglo XIX.