El arca que tantas veces nos ha ido descubriendo la pequeña historia de la vida cotidiana del Trujillo de otros tiempos, no deja de atesorar historias aún más pequeñas, verdaderos referentes de microhistorias que nos permiten acercarnos una vez más al poliedro de miles de caras que es la vida cotidiana e institucional de la ciudad a lo largo de los siglos.
En ese devenir del tiempo hallamos decisiones que pueden pasar inadvertidas por carecer de trascendencia pero que deseamos sacar del arca, a veces por curiosas, a veces porque nos llevan a otras historias, y siempre porque forman parte de la riqueza documental del arca trujillana.
1535, julio 23. Trujillo
Que el mayordomo conpre X sillas.
Este dicho día, los dichos señores mandaron que el mayordomo conpre diez sillas de respaldos para que estén en las casas de ayuntamiento para en que se sienten la justiçia e regidores e las entregue por ynventario al mayordomo que después de él subçediese.
(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 21.4, fol. 30v.)
Diez sillas para la justicia (el corregidor y su alcalde mayor) y los ocho regidores que formaban entonces el concejo de la ciudad. A la derecha de la justicia, del corregidor, los cuatro regidores Altamirano y a su izquierda los dos regidores del linaje Bejarano y los dos del linaje Añasco.
Diez sillas que habrán de multiplicarse cuando los regimientos pasen de ser renovados cada dos años a ser perpetuos y de ocho pasen a doce, a catorce, a veinte, a veinticuatro… Sillas que han de asegurar no solo la comodidad en las sesiones concejiles sino que reflejan la antigüedad y preeminencia. Sillas que se suman a los bancos que recorrerán una y otra vez el camino desde las casas del concejo a la iglesia de Santa María, a la de San Martín o a Santiago, allá donde la justicia y regidores estén presentes en forma de “ciudad” acudiendo a cuantos actos requieran su asistencia institucional.
Consejo de Castilla. Fuente: Wikipedia |
Diez sillas que habrán de multiplicarse cuando los regimientos pasen de ser renovados cada dos años a ser perpetuos y de ocho pasen a doce, a catorce, a veinte, a veinticuatro… Sillas que han de asegurar no solo la comodidad en las sesiones concejiles sino que reflejan la antigüedad y preeminencia. Sillas que se suman a los bancos que recorrerán una y otra vez el camino desde las casas del concejo a la iglesia de Santa María, a la de San Martín o a Santiago, allá donde la justicia y regidores estén presentes en forma de “ciudad” acudiendo a cuantos actos requieran su asistencia institucional.
1584, abril 13. Trujillo
Comisión de vancos y bufete. En este ayuntamiento se acordó que se hagan seis vancos para el ayuntamiento desta çibdad con sus espaldares para en que se asiente el regimiento en las yglesias quando ay juntas en proçesiones y en çiertas ocasiones que ay y un bufete para el ayuntamiento por quanto el caxón que ay es muy pesado y es neçesario para los ornamentos. Y se comete al señor Hernando de Orellana que lo haga hazer.
(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 57, fol. 90r.)
Sillas y bancos que el tiempo, inexorable en su discurrir, avejenta y deteriora y que es necesario renovar.
1583, diciembre 2. Trujillo
Libramiento de D reales para las sillas.
Este día mandaron librar a Baltasar Díaz, carpintero, quinientos reales a buena quenta para las sillas que haze para el ayuntamiento, dando fianças para que lo acabará dentro de dos meses.
(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 57, fol. 69v.)
Asientos de nogal que el carpintero Baltasar Díaz hizo para la sala alta y la sala baja del ayuntamiento para reemplazar a otras sillas que harán también un curioso recorrido para llegar cerca, a la plaza del arrabal, al mercado, al “jueves”, para dar una nueva oportunidad de uso a viejas sillas institucionales que pasarían de las salas del concejo a casas de trujillanos, permitiendo así a la ciudad atender con su venta otras necesidades.
1583, abril 20. Trujillo
Sillas del ayuntamiento que se vendieron. Este día se acordó que los trezientos y çinquenta reales que se hizieron de las sillas viejas del ayuntamiento desta çibdad que se vendieron ayer jueves, se carguen a Pedro Álvarez, mayordomo, para que acuda con ellos para la obra de San Françisco y no para otra cosa.
(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 57, fol. 91r.)