Y de nuevo llega San Andrés, fecha tradicional en Trujillo para la
renovación de los cargos concejiles. Algunos de los regidores salientes y el
corregidor, siguiendo el ceremonial
marcado por los Reyes Católicos, se convertirán en electores de quienes serán
los regidores para los dos años siguientes.
Sin embargo, las necesidades acuciantes de la Corona llevarán al fin
de esta práctica cuando la venta de regimientos se convierta en una atractiva
fuente de ingresos. El primer regidor perpetuo de la ciudad será Bernardino de
Tapia, quien entrega su carta de privilegio en la sesión del ayuntamiento del
25 de enero de 1544. En los meses y años posteriores, otros miembros relevantes
de la sociedad trujillana o ajenos a ella pero ligados por matrimonio y con una
interesante fortuna obtenida en América, irán completando el regimiento de
Trujillo.
Pero en una ciudad en donde las parcialidades
seguían vivas y las rivalidades exacerbadas en momentos puntuales por
cuestiones a veces estrictamente personales y familiares, la nueva situación no
trae tranquilidad al regimiento. ¿Motivo? Las sillas. ¿Dónde me siento yo? ¿Dónde
te sientas tú? Un asunto que hoy nos parecería trivial desata de nuevo las
rencillas.
El corregidor, árbitro siempre de estas situaciones, intentará poner
sosiego indicando "que los regidores que fuesen del linage de los
Altamiranos se asentasen a la mano derecha de la justiçia y entre ellos se guardase la antigüedad
de la presentaçión de la provisión e resçibimiento; y a la otra mano se
asentasen los Bejaranos, guardando ansí mismo la antigüedad de la presentaçión
de la probisión y resçibimiento y que luego tras ellos se asentasen los Añascos". Porque parece que la cercanía física al corregidor confiere peso y preeminencia. Y aquí viene
de nuevo el conflicto. Quien primero presentó su privilegio, Bernardino de
Tapia, y quienes le siguieron un día después, Juan Solís y Pedro Barrantes, no son
Altamiranos y esta solución les relega a los últimos asientos. Y se inician los
debates y los pleitos. Tendrá que ser el rey quien finalmente determine, seis
años después, la solución final: por orden de antigüedad y en un estricto
reparto a derecha e izquierda del corregidor. Sólo el fallecimiento o la
renuncia de un regidor permitirá "subir" en el escalafón y acercarse
a la ansiada silla situada a la derecha del corregidor.
1550, diciembre 3. Trujillo
E después de lo suso dicho, a tres días del dicho mes de diziembre del
dicho año de quinientos e çinquenta años, yo Joan de Villatoro, en cunplimiento
del auto e mandamiento del dicho señor corregidor que mandó le traxese fe de
los días, mes e año en que los regidores desta çibdad fueron presentados en este
ayuntamiento por regidores, traxe ante su merçed la sobre dicha fe que es la
sobre dicha.
E luego, el dicho señor corregidor dixo que bista la dicha fe por la
qual consta y pareçe el tienpo en que cada uno de los dichos regidores fueron
admitidos al dicho ofiçio de regidores y della pareçe ansy mesmo sus
antigüedades, su merçed el dicho señor corregidor aclaraba e aclaró que
conforme a las dichas sus antigüedades se asentasen en los ayuntamientos
conforme a como por Su Magestad es mandado que a de ser en la manera siguiente.
Bernaldino de Tapia en la sylla primera a la mano derecha del señor
corregidor.
Joan Piçarro de Orellana en la primera sylla de la mano izquierda del
señor corregidor.
Juan Cortés en la segunda sylla de la mano derecha del señor corregidor.
Pedro Barrantes en la segunda sylla de la mano izquierda del señor
corregidor.
Juan de Herrera en la terçera sylla de la mano derecha del señor
corregidor.
Álvaro de Hinojosa en la terçera sylla de la mano izquierdadel señor
corregidor.
Martín de Chaves en la quarta sylla de la mano derecha del señor
corregidor.
Juan de Chaves en la quarta sylla de la mano izquierda del señor
corregidor.
Don Sancho de Paredes en la quinta sylla de la mano derecha del señor
corregidor.
Diego de Carvajal en la quinta sylla de la mano izquierda del señor
corregidor.
Alonso Ruiz en la sesta sylla de la mano derecha del señor corregidor.
Juan de Vargas en la sesta sylla de la mano izquierda del señor
corregidor.
Juan de Solís en la sétima sylla de la mano derecha del señor
corregidor.
Gonçalo de Sanabria en la sétima sylla de la mano izquierda del señor
corregidor.
Juan de Escobar en la otava sylla de la mano derecha del señor
corregidor.
Pedro Suárez de Toledo en la otava sylla de la mano izquierda del
señor corregidor.
La qual dicha horden en el asyento arriba contenido mandava e mandó el
dicho señor corregidor a los dichos regidores e a cada uno de ellos que lo
guarden e cumplan segun e como va declarado so las penas contenidas en la
provisión real con que su merçed fue requerido, que habla çerca de la horden
que an de tener en los dichos asyentos, y más de otros çien mil mrs. que a cada
uno que lo contrario hiziese pone de pena para la cámara e fisco de su magestad
y de suspensión de ofiçio por un año, en las quales penas dende agora dixo que
los avía por condenados en ellas syn otra aclaraçión ni sentençia alguna. Y
porque ninguno pueda pretender ygnorançia, manda que les sea notificado lo
susodicho e que lo guarden e cunplan ansy aunque algunos de los dichos
regidores estén avsentes o no vengan al dicho ayuntamiento porque, pues puede
venir, es justo que halle
desenbaraçado su asyento y que quando alguno de los dichos regidores falleçiese
o renunçiare su ofiçio, pues por la dicha razón espira y se acaba, manda que se
tenga la propia horden de antigüedad en los asyentos de manera que el que
entrare o suçediere en el dicho regimiento se asyente y esté como más nuevo en
la sylla más baxa y el más antiguo entre en la silla que estuviere vaca por su
horden e antigüedad. Va testado o diz dicho e o diz que faltare.
Diego de Sandoval Negral de Byvero (rúbrica)
(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 27.17)
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