El berrocal es un espacio querido, vivido y sentido por los trujillanos. Tierra común de huertos, fuentes, pastos y labores, siempre fue fundamental para la ciudad. Sobre él y con él se construyeron murallas y cercas, el castillo, las almenas, las casas fuertes y los hogares humildes, fuentes, iglesias, ermitas y conventos.
Pero una parte del berrocal se atesoró desde hace siglos de un modo especial, porque se unió a la identidad de los trujillanos. Porque es en piedra granítica del propio berrocal en la que se esculpió la imagen de la que es nuestra patrona. Ella era y es la imagen de la ciudad, el centro de su escudo y, como en él, en 1531, los trujillanos la colocaron entre las torres de su fortaleza para que presidiera la ciudad:
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Diego Durán se encargó de labrar la imagen, “de seys palmos, cada palmo a ducado”, y también tuvo a su cargo la compra de la madera “...para hazer los andamios para hazer la caxa donde se a de asentar la ymagen de Nuestra Señora en la bóveda de las torres de la fortaleza...”.
Este año no veremos a la Virgen de la Victoria en la plaza, mostrando el color del berrocal a todos los trujillanos. En este tiempo extraño de pandemias, tal vez sea el momento para que intentemos imaginárnosla hermosa y original, pintada y dorada. Porque esa imagen labrada por Durán tuvo un aspecto muy diferente al que nos muestra desde el castillo.
El arca, nuevamente, nos cuenta las historias de esta ciudad, nos ayuda a imaginarnos nuestro pasado y también corrige errores que durante décadas asumimos.
La piedra de la imagen fue cubierta por oro y colores. El corregidor Luis Vázquez de Cepeda, junto a los regidores presentes en la sesión del concejo del lunes 26 de junio de 1531, decidió gastar 10 ducados para que la imagen de la virgen que colocarían en el castillo luciera hermosa. Ocho ducados para oro y otros dos para colores que fueron entregados a Carreño y Notario, los dos pintores que habrían de dorar y pintar la imagen.
Fueron pintores quienes dieron color y luz dorada a la imagen de piedra de nuestra patrona, Juan Notario y Antón Carreño, no Torino como erróneamente recogen las historias de la imagen, y fueron otros dos pintores, Alonso de Villalobos y Álvaro Ponce, quienes valoraron su trabajo y tasaron su obra. La “oscura” letra del arca a veces confunde y hace dudar de nuestra lectura. En otras aparece claramente lo escrito. Pero siempre está el arca y sus viejos papeles para releer y sacar lo que realmente esconde.
Conforme a lo tasado por Villalobos y Ponce, la ciudad, el teniente de corregidor, licenciado Vigil, y dos de los regidores firmaron el correspondiente libramiento a Notario y Carreño que hoy, cuando la Virgen ha bajado del castillo y está cerca de los trujillanos, sacamos del arca.
1531, octubre 23. Trujillo
Tasaçión de la pintura e dorado e toda la costa de la ymagen de la fortaleza
Este día ante los dichos señores juraron Alonso de Villalobos y Álvaro Ponçe, pintores, veçinos desta çibdad y aviendo jurado en forma dixo que so cargo del juramento que hizieron, que ellos vieron la obra de la pintura que an hecho Joan Notario e Antón Carreño, en la obra que se a hecho e pintado en la ymagen de Nuestra Señora que se asentó entre las dos torres de la fortaleza. E vista por ellos dixeron que por las manos e pintura que han hecho los suso dichos, mereçen doze ducados syn lo que les costó el oro e colores, que de aquello darán cuanta de lo que les costó los dichos pintores que lo hizieron e que esta es la verdad e firmaron de sus nonbres.
Alonso de Villalobos (rúbrica). Álvaro Ponce (rúbrica)
Libramiento de IIIIUCCCL de la dicha obra
Este dicho día, los dichos señores reçibieron juramento de Joan Notario e Antón Carreño, pintores, so cargo del qual dixeron que de oro avían puesto en la dicha obra ochoçientos panes de oro a tres mrs. el pan, que son dos mil e quatroçientos mrs. y de los otros colores que an gastado mil e dozientos mrs., ansy que son tres mil e seisçientos mrs. de manera que son la tasaçión son ocho mil e çien mrs. para los quales tienen reçebido diez ducados de manera que se los restan deviendo quatro mil e trezientos e çincuenta mrs., los quales les mandaron librar.
El liçençiado Vigil (rúbrica) Martín Rol (Rúbrica) Garçía de Tapia (rúbrica)
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