8 de junio de 2016

El abecedario del Archivo

Todo aquello que aconteció en pueblos y ciudades se ha conservado y trasladado a otras generaciones en forma de hábitos y costumbres, en canciones y leyendas, en dichos y pareceres orales, pero también, en otras ocasiones, los acontecimientos y noticias, lo que ocurría en ciudades, villas y aldeas, lo que se comunicaba o se conocía de la Corte se iba atesorando en valiosos y cuidados libros, en colecciones de documentos que, a resguardo de manos desaprensivas, de la ignorancia y sobre todo del olvido, se han custodiado en arcas y archivos de un modo celoso y ordenado que guardan escrituras y acuerdos, pragmáticas y actas, cuentas, dictámenes y ordenanzas.
En algunos lugares como Trujillo existió un maravilloso hábito y costumbre que se trasladó a lo largo del tiempo: la preservación del archivo y sus documentos, revisando sus fondos, buscando quienes reconociesen su oscura letra, asegurando la vuelta a sus estantes de aquellos que faltasen o reponiendo con copias los originales perdidos.
   Aunque también hubo tiempos lejanos y próximos de oscuridad para su archivo. Fueron tiempos en los que la guerra lo amenazó o en los que desaparecieron algunas de sus piezas documentales. Todo ello mutila el archivo como también se le mutila y cercena haciéndole caer en el olvido o cuando se piensa en él como bien crematístico, de cambio o que tiene que ser útil… Y claro que siempre el archivo y sus documentos son útiles cuando se conservan, se preservan y se utilizan adecuadamente para entender la historia y el acontecer humano, para no caer en los mismos errores del pasado, para generar una sociedad más culta protegiendo lo que nuestros mayores y tantas generaciones anteriores fueron atesorando, acrecentando y legándonos. Ahora, cuando se produjo un considerable salto en las comunicaciones y en el mundo de la información son más necesarios los antiguos documentos, considerados ignorantemente por algunos como viejos papeles, porque son un patrimonio valioso que seguir utilizando, desentrañando todo lo que atesoran para que nuestros hijos y los hijos de nuestros nietos entiendan lo que heredamos de quienes nos precedieron.


1747, diciembre 23. Trujillo

La ziudad acordó que los señores don Vizente Heraso y don Antonio de Torres, rexidores deste aiuntamiento, para que juntando las llaves del archivo de papeles de ella con el señor don Juan Basilio Lovo reconozcan todos los papeles que tiene la ziudad en su archivo por el libro avezedario que tiene de ellos y los que falten se busquen y en caso de no encontrarse se ocurra por dichos señores al Real y Supremo Consejo de Castilla y Chanzillería de Granada a sacar de sus orixinales los tantos de los instrumentos que faltasen, sacando las fechas de los días, meses y año en que se consiguieron, librando las porziones que nezesiten para satisfazión de los ministros que se ocuparen en esta dependienzia sobre el mayordomo de propios.

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 274, fol. 57.)


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