23 de noviembre de 2015

Oíd, oíd, oíd… que se limpien las fuentes

     Encaramado y encastillado en lo más alto del berrocal granítico, Trujillo no cuenta con cursos de agua que puedan abastecer a sus habitantes. Su posición defensiva y de vigía en la penillanura le alejó de un recurso tan básico como necesario.
Precisamente por ello trató siempre de encontrar el agua en el berrocal granítico, excavando pozos, aprovechando fisuras, grietas y fallas que facilitaran el acceso al preciado líquido siempre en una búsqueda afanosa, utilizando zahoríes o trayendo el agua desde la lejana Santa Lucía en plena Sierra de las Villuercas.
     Cursos de agua escasa y que se agostan, períodos de sequía intensa y una ciudad en constante crecimiento demográfico y con necesidades también crecientes explican esa atención del concejo hacia las fuentes, mostrándose siempre cuidadoso y solícito en su mantenimiento y conservación. En tiempos de guerra, el agua y los puntos de abastecimiento de la población fueron fundamentales ante posibles conflictos y asedios. Más aún lo fueron en tiempos en los que el anuncio de la pestilencia llegaba a la ciudad y entonces el concejo no dudó en limpiarlas y vigilarlas.
     Pero también en tiempos de paz, los regidores, reunidos con el corregidor en las casas del concejo o en el atrio de San Martin a campana tañida, como era uso y costumbre, ordenaban que se limpiaran las fuentes, que no se arrojaran inmundicias, no dudando en disponer de los fondos suficientes para un mantenimiento necesario. Las más de las veces aquellos acuerdos se recogían en Ordenanzas y acuerdos municipales y se hacían conocer a través del pregonero: " Oíd, oíd, oíd… que se limpien…"
     De este modo, gracias a esa atención y después de más de 500 años, aquellas fuentes medievales han llegado hasta nosotros habiendo abastecido a Trujillo con sus aguas públicas, generando recursos y legándonos un valioso patrimonio.
     Hoy aquel patrimonio está en gran parte maltratado y abandonado, cuando no destruido. Si en unos casos las fuentes han sido engullidas por el crecimiento urbano, en otros, cuando aun podemos contemplarlas -que no disfrutarlas-, han sido despojadas de los brocales y lanchas que las protegían y aderezaban. Algunas, casi cerradas por zarzales, sufren el olvido mientras las higueras silvestres crecen entre sus sillares medievales, rompiendo brocales y las viejas grapas de hierro por las que antaño se preocupó tantas veces el concejo.
     Una de aquellas fuentes sobre la que desde muy temprano encontramos referencias en el arca es la Fuente Alba o la Fontalba, hacia el camino a Cáceres, cerca de las Huertas de la Magdalena. Un espacio sobre el que se han acumulado decisiones a lo largo de siglos y que hoy es parte de nuestro patrimonio histórico. Fuente pública en espacio público que debe ser un espacio patrimonial y de identidad del que poder disfrutar y contemplar y que hoy, destruyéndose en el olvido, espera ansiosamente, como hace siglos, los acuerdos del concejo.


1508, julio 21-26. Trujillo

Pregón. Que se pregone el linpiar de la fuente Alva, sy ay alguno que lo tome a linpiar.

Fuente Alva. En Trogillo, a XXVI de julio de mil e quinientos e ocho años, ante mi, Françisco Martínez, escrivano, se obligaron Françisco Gil e Alonso Blanco e Christóval de la Vaca e Martín de la Vaca, veçinos desta çibdad e moradores en Santo Domingo, todos quatro juntamente de mancomún a boz de uno e cada uno dellos por sy e por el todo, renunçiando las leyes de duobus reys debendi e la autentica presente de fide jusoribus  e dixeron que ellos se obligavan e se obligaron de vaziar la fuente Alva e de la linpiar e dar vazya e linpia de aquí a doze días primeros syguientes, por quantya de quatro mil mrs. en dineros contados que la çibdad e su mayordomo les a de dar e pagar. E para ello se obligaron por sus personas e todos sus bienes e dieron poder a las justiçias para que gelo faga asy cunplir e renunçiaron todas las leyes. Testigos que fueron presentes a lo que dicho es que lo vieron e oyeron Luis de Camargo e Alonso de Castro e Françisco Sánchez, veçinos de la dicha çibdad de Trogillo. E por mayor firmeza lo firmó el dicho Françisco Garçía e por los otros que no saben fyrmar lo firmó el dicho Luis de Camargo, testigo.
E otrosy se obligaron que sy no la dieren vazya e linpia a contentamiento de los señores justiçia e regidores, que la çibdad e su mayordomo a su costa dellos busque quien la vazíe por los preçios que lo fallaren.
                           Françisco Gyl (rúbrica) Por testigo Luys de Camargo (rúbrica)


(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 9.1, fols. 63v. y 64v.)

Fuente Alba

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