11 de septiembre de 2015

Con zapatos nuevos

   Volvieron los romeros de festejar en Guadalupe la fiesta de la Natividad de la Virgen. Los monjes les dieron cobijo y comida a aquellos que lo necesitaron. Rezaron ante la Virgen morena de las Villuercas y al retornar a sus casas, algunos enseñan sus nuevos zapatos.  Porque antes de salir de La Puebla, el monje portero ayudó a los romeros pobres con pan y vino para el camino, y un par de zapatos que protegieran sus pies en la vuelta a casa. Esos zapatos se hicieron en los talleres del monasterio, en su zapatería.
   La fiesta fue grande y los romeros numerosos. Los largos trayectos para ver a la Virgen obligaron a otros muchos a comprar zapatos nuevos para la vuelta, o para guardar y lucir en mejor ocasión. Fue grande la fiesta y la venta estuvo asegurada.
   Muchos de los zapatos que traen los romeros desde Guadalupe no los hicieron en los cuidados talleres del monasterio. Salieron de las manos artesanas de los zapateros trujillanos que acudieron a la fiesta con su calzado, porque ninguna celebración reúne a tanta gente.
   Pero antes debieron pedir licencia para llevar sus productos a Guadalupe. Está fuera de la tierra trujillana y el concejo protege el mercado local. No puede quedar desabastecido el comercio de la ciudad y por ello limita y reduce sus pretensiones.

  Treinta y un zapateros pasaron ante el concejo de Trujillo cuando terminaba agosto de 1498, pidiendo licencia para llevar sus zapatos fuera de los límites de la ciudad. Pocos cristianos entre ellos porque en el trabajo del cuero, los zapateros trujillanos son casi todos moros. Así, los Piedrahita, los Plaza, los Crespo, Bote, Zorzal o Chicato querrán llevar a Guadalupe más de 2700 pares de zaparos y más de 800 pares de suelas. Pero el concejo consideró que tal cantidad era demasiado y ese año salieron para las Villuercas tan solo 1736 pares de zapatos, 480 pares de suelas y 6 pares de borceguíes. Ese año en muchos lugares se calzó “moda” trujillana.


1498, agosto 31. Trujillo

Abdallá Gallego, çapatero, pide liçençia para sacar a Guadalupe CL pares de todo calçado e XL pares de suelas e ocho dozenas de cordovanes. Danle C pares de çapatos e suelas e tres dozenas de cordovanes.

Abdallá Chicato pide liçençia para sacar VI dozenas de cordovanes y LX pares de çapatos e çapatas e XXX pares de suelas. Danle para tres dozenas de cordovanes e sesenta de todo calzado e suelas.

Hamed de la Plaça pide liçençia para sacar çient pares de todo calçado, danle para çinquenta pares de todo calçado e suelas.

Mohamad de la Plaça pide otro tanto, e LX pares de suelas, danle para çinquenta de todo calçado.

Abrahin de Orellana pide liçençia para sacar CXX pares de todo calçado e L pares de suelas e tres dozenas de cordovanes. Danle para ochenta pares de calçado e suelas e dos dozenas de cordovanes.

Ferrando Piçarro, çapatero, pide liçençia para sacar quatre dozenas de cordovanes e tres dozenas de badanas e quinze dozenas de çapatos chicos e quarenta pares de otro calçado. Danle para quatro dozenas de badanas e cordovanes e çapatos chicos diez dozenas e del otro calçado mayor tres dozenas.

Abrayn de Piedrahita pide liçençia para sesenta pares de çapatos y quatro pares de borzeguíes. Danle para dos pares de borzeguíes e quarenta pares de çapatos.

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 6.8. Fols. 82r-84v)

Detalle de San Vicente en la hoguera. J. Huguet. 

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