Describe Cristóbal
Suárez de Figueroa, allá por 1615, el espectáculo que ofrecen los volatineros o
volatines, ”gente prodigiosa en materia de saltos, por hacerlos de mil maneras,
al parecer no con poco peligro; y así tienen algunos nombres de mortales. Fuera
desto, andan, y bailan sobre una maroma con el compás de un palo, cosa
admirable a la vista; porque junto con esto hacen en parte altísima asidos a la
misma cuerda mil acciones de ligereza con tan prodigiosas vueltas y posturas,
que dejan atónitos a los circunstantes”. Más de cien años después, siguen
recorriendo pueblos y ciudades y maravillando con sus números acrobáticos.
Como seguramente ya
había pasado otras muchas veces, a Trujillo llegaron en el verano de 1726 y por
supuesto fueron bien acogidos. Diversión asegurada para los trujillanos que
además suponía una importante ayuda para una institución de la ciudad. Cada vez
que en la Casa de Comedias de Trujillo tenían lugar representaciones teatrales,
la cuarta parte de lo recaudado por las entradas a tales espectáculos era
destinada al mantenimiento del Hospital de la Caridad, de escasas rentas y
siempre necesitado de ingresos para
atender a enfermos pobres. Y lo mismo habría de pasar con los volatines que
ahora acudían a Trujillo. Contaban con la licencia del corregidor y del
ayuntamiento, harían disfrutar de sus acrobacias y contorsiones a sus vecinos y
serían, una vez más, “alibio de pobres”.
1726,
agosto 23. Trujillo
En la ziudad de Truxillo en veinte y tres
días del mes de agosto de mil setezientos y veinte y seis años, se juntaron por
ziudad en su sala baxa de aiuntamiento, abiéndose zelebrado misa y tocado la
campanilla según costumbre, los señores don Juan Ypólito Fernández Bazán,
correxidor en ella y su partido por Su Magestad, don Francisco de Mendoza, don
Nicolás de Orozco, don Mathías de Orozco y don Diego de Camargo, todos
rexidores de esta ziudad, y así juntos acordaron lo siguiente.
El señor correxidor dio quenta a la
ziudad de cómo an llegado a ella ziertas personas que traen exerzizio de
bolatines a pedir a su señoría lizenzia para exerzitar en esta ziudad sus
abilidades, la que su señoría les a conzedido por el ynterés que de esto se le
sigue a los pobres de la Santa Caridad, por el quarto que cobran de todas las
personas que ban a ber semexante entretenimiento, lo que pone en su notizia
pues será gustoso su señoría de que la ziudad lo apruebe. Y oído y entendido
por la ziudad, dio las grazias a dicho señor correxidor por sus fabores y por lo
que se ynteresa en cuidar de el alibio de los pobres del ospital de la Santa
Caridad.
(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 254. Fols. 27v-28r.)
Jean
L´Hermite. “Los volatineros delante del alcázar”. 1596
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