El espacio amurallado
de Trujillo, la “villa”, se abre y desborda cuando la población crece y busca
hacia el mediodía un nuevo espacio en el que asentarse.
A finales del siglo XV
encontramos una “villa” a la que se
accede por tres puertas principales: la de Fernán Ruiz (luego arco del Triunfo),
la de Santiago y la de Santa Cruz, que luego se llamó de San Andrés. Junto a
ellas, la puerta de Coria permitía el acceso a los prados de la Magdalena, la
fuente Alba y el camino a Cáceres, mientras que la puerta Alba, junto al
castillo, cumplía un importante servicio a la fortaleza.
En marzo de 1486 se
arregla la puerta de Fernán Ruiz. Una gran piedra dificulta el paso y dos
alarifes de la ciudad, Abraín y Alí de
Orellana, recibirán el encargo del concejo de reparar la puerta.
Pocos meses después, en julio, las murallas
de Trujillo vuelven a abrirse y una nueva puerta se ofrece a los trujillanos,
aunque la decisión de hacerlo no fue tomada en la ciudad. La historia de la
puerta de San Juan, como se llamará a la nueva entrada a la villa, comienza unos meses antes, cuando
ante los reyes se presentan varios caballeros trujillanos: Sancho de
Carvajal, arcediano de Plasencia, Gutierre de Carvajal, García de Vargas, Diego
Pizarro, Diego de Carvajal y Diego de Orellana. Llevan ante la corona la voz de
otros muchos caballeros de la ciudad "que viven e moran de los muros
adentro della, al barrio de arriba, a la parte de la fortaleza". Su queja
es clara: el mercado está en la plaza, en los arrabales, y allí han de acudir
los vecinos de la “villa” para abastecerse de toda clase de mercaderías. Pero
"para deçender a la dicha plaça e arraval avían de pasar e salir por una
puerta de la dicha çibdat que se llamava de Santiago". Y ahí estaba el
problema.
Porque cada una de las
tres principales puertas que en ese momento tenía Trujillo aparecían controladas por familias integradas
en cada uno de los tres linajes en torno a los cuales se organiza la vida
social y política de la ciudad. Los Bejarano ejercían su control sobre la
puerta de Fernán Ruiz desde la morada de los señores de Orellana de la Sierra. Los Añasco, desde la casa de los Hinojosa, lo hacían sobre la puerta de Santa Cruz. Y la de Santiago, la de más fácil acceso y la de
más perfecta defensa, aparece en todo momento bajo el control del linaje
Altamirano a través de la familia Chaves. Luis de Chaves el viejo, miembro principal de
la familia en esos momentos, “tenía sobre la dicha puerta una casa
fuerte con dos torres, la una de las quales dichas torres avía fecho nuevamente
e que estava en su mano del dicho Luys de Chaves que ellos saliesen e enbiasen
a la dicha plaça e arraval o no, porque no avía otra puerta por donde saliesen
syn rodear toda la dicha çibdat”.
Porque en Trujillo es tiempo de
enfrentamientos, altercados, venganzas. Diferencias entre familias que hacen
inseguro pasar por la puerta que controla tu adversario.
Acceder a la plaza
para comprar mercancías en su mercado pasando por la puerta de Santiago podía
ser para algunos una aventura peligrosa: “algunas vezes acaesçía que por salir
por la dicha puerta se recreçían en la dicha çibdat muchas muertes e ruydos e
otros escándalos”.
Por ello habían acudido
a los reyes solicitando un paso seguro, una puerta de acceso a la plaza que les
permitiera eludir el peligro de la de Santiago.
Tras demandar
información sobre el asunto del bachiller Juan López Navarro, el Consejo de
Castilla decide a favor de la propuesta de los caballeros trujillanos: “E por quanto se falló que la puerta era neçesaria para los
vezinos de la dicha çibdat e que en ello no se fazía perjuizio a esta dicha
çibdat e vezinos della, fue acordado que
se devía abrir el postigo que está entre al alcáçar desa dicha çibdat e la
puerta de Santiago, donde otra vez fue abierto e ronpido el muro”.
El 13 de julio de
1486, Cristóbal Pizarro, el hijo de Diego Pizarro, presenta ante el corregidor,
el alcalde y los regidores la carta de sus majestades que ordenaba a Trujillo la
apertura de la nueva puerta. Reunidos bajo el portal de San Martín y siguiendo
el ritual acostumbrado en estos casos, el corregidor Lope Sánchez del Castillo,
el alcalde Garçerán Fernández de
Orihuela y los regidores, a excepción de Juan Núñez de Prado, cercano a Luis de Chaves, “tomaron la dicha carta de los dichos señores rey e
reyna en sus manos e besaronla e pusyeronla sobre sus cabeças e dixeron que la
obedeçían e obedeçieron asy como a carta e mandado del rey e reyna nuestros
señores”
Con el nombre de puerta
de San Juan, la nueva salida de la “villa” tuvo un coste de 20.000 mrs. y el
moro Cabezudo sería el encargado de su obra.
1486, julio 15.
Trujillo.
E luego el sábado siguiente a quinze días del dicho mes de
julio del dicho año, los dichos alcalde e alguazil fueron con çiertos moros
albañires a abrir e abrieron el dicho portyllo por el lugar que fue abierto e
que dezía la dicha carta, e pidieronlo por testimonio etç. Testigos, Ferrando
Castro, barvero, e Juan del Alcalde e Ferrando, omes del dicho alguazil.
(Archivo Municipal de
Trujillo. Legajo 5.1. Fol. 63)
Situación actual de la puerta de San Juan |
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