13 de abril de 2014

Al oriente, Belén


   Belén parece estar siempre mirando al oriente. Agazapado en el berrocal como si sus casas crecieran de él, el arrabal de Belén, el antiguo Papalbas, se mantiene a distancia de Trujillo, del que parece ocultarse.
    Calles entrecruzadas y apiñadas, calles de referencias agrarias, de Eras, Aguas y Parral, de Fontanillas y Papalvas, del Lavadero, de aguas vertientes que corren hacia el Merlinejo.  Belén sigue manteniendo la identidad de un lugar tranquilo y acogedor que mira siempre hacia la salida del sol. Y siempre, por su humildad y tamaño, necesitó del entendimiento de Trujillo para poder mantener y alimentar a su gente donde siempre quiso vivir. Por eso, cuando las circunstancias extremas lo requieren, reclaman ese entendimiento y apoyo.


1809, septiembre 18. Trujillo

Señores Presidente y vocales de la Junta Municipal de esta ciudad de Truxillo
Pedro Donoso, Francisco Borreguero, Gonzalo Ximénez, Bernardo Fernández, Francisco Donoso, Juan Martín, Juan Ximénez y Joaquín Fernández, vecinos de esta ciudad y moradores en su arrabal Casas de Belén, a vuesas señorías con el debido respeto exponen: que deseosos de seguir con sus exercicios de labradores, se ven precisados a solicitar una dehesa descansada de labranza por no haver podido hacer a su debido tiempo la labor en la que tienen arrendada por la imbasión del enemigo en esta ciudad y sus arrabales, y siendo la más apropósito la de Carrascalejo que disfruta la cavaña de Perella y linda con la Mengalozana, propia del convento de San Francisco el Real puerta de Coria de esta dicha ciudad, que disfrutan los suplicantes.
Ésta hace 16 años la labran los vezinos de Belén y siempre divida en dos ojas por su poca capacidad y extensión, de manera que sembrándola en este año, cansada y sin labor, se exponen a trabajar sin fruto después de que para sembrar tienen que vender sus alajas y con su importe comprar las mieses por no haver cogido un grano de ninguna especie por causa del incendio que se experimentó en la oja sembrada de dichos labradores por las tropas franzesas, en tal disposición que si esta gracia no consiguen de la alta consideración de vuesas señorías, tienen que abandonar las labores y tomar otros arvitrios para substentar a sí y sus familias; por todo lo qual, teniendo presente y hacerlo a la Suprema de la Provincia si vuesas señorías lo juzgan por oportuno.
Suplican a V.S. resolver lo que tengan por conveniente, en orden a la conservación de la agricultura, ramo tan interesante para las circunstancias del día. Truxillo 18 de septiembre de 1809. 
Pedro Donoso (rúbrica)            Francisco Borreguero (rúbrica)

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 1191.4)