Para la ciudad de Trujillo, la "villa" ha
sido siempre la denominación dada a su espacio amurallado, el núcleo original
del Trujillo medieval. Es un espacio perfectamente delimitado por la cerca y
con frecuencia considerado como una única entidad que en la documentación se
refleja en la expresión "arriba en la villa".
Al crecer el núcleo trujillano, desborda ya desde
el siglo XIV los límites de esa "villa" y la plaza del arrabal -la
actual plaza mayor de Trujillo- comienza a configurarse y consolidarse como la
línea de expansión extramuros.
Pero la "villa" sigue albergando a una
importante población y el propio concejo, en su mayor parte compuesto por
habitantes del espacio intramuros, deberá preocuparse de regular el acceso de
mercaderes al recinto, llegando incluso a indicar la pena en que incurren
aquéllos que no realicen sus ventas en el interior de la "villa". Ya
en 1437, en las Ordenanzas Municipales, se obliga a quienes venden fruta y
hortaliza a permanecer en la plazuela de Santiago, ofreciendo sus mercancías,
"hasta acabadas misas mayores en la dicha yglesia de Santiago". Esto indicaría que ya en ese momento el
centro comercial se ha desplazado fuera del recinto amurallado hasta el punto
de necesitarse la intervención del concejo para asegurar el mantenimiento de cierta actividad
comercial en la "villa".
Más de un siglo después, asegurar el suministro de
los habitantes "villanos" sigue siendo una preocupación del concejo.
1587, junio 27. Trujillo
Que suban las fruteras y pescaderas
a vender a la puerta de Santiago
Otrosi por quanto los que
biven de la çerca adentro de la çiudad se puedan mejor proveher e por onra de
la çiudad e favor de lo çercado de la çiudad e porque con mejor voluntad bivan
dentro de los muros los veçinos desta çiudad y no se de ocasión a que lo çercado, que es lo prinçipal, se
despueble por venderse los vastimentos y provisión fuera de la çerca de la
dicha çiudad y lexos della, hordenamos e mandamos que los que vendieren fruta e
hortaliza, así de la çiudad como del término, y los ortelanos, que desde el día
de san Juan hasta el día de san Miguel suban a lo vender a la puerta de
Santiago y estén ende hasta dada la plegaria en la yglesia de San Martín y no
lo vendan en otra parte, so pena de diez maravedíes a cada uno repartidos por
terçios según dicho es, pero los jueves ni días de toros no suban arriba. Y las
pescaderas solamente suban los viernes e sabados e días de ayuno.
(Archivo
Municipal de Trujillo. Legajo 42.22. Fol. 35r-35v.)
Puerta de Santiago. Kurt Hielscher. "La España desconocida". 1922. http://curiososimpertinentes.wordpress.com. |
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