Semana
Santa de 1656. Penitencia, procesiones... y buenas viandas. El Sábado Santo de
ese año, el corregidor de Trujillo, don Diego de Guzmán y Velasco, daba cuenta
de la estancia del Duque de San Germán, General del Ejército de Extremadura, en
la cercana villa de Santa Cruz de la Sierra el día de Jueves Santo. De paso o
de visita, era deber de la ciudad acudir a saludarle, presentarle sus respetos
y honrarle con obsequios. Carga importante esta última para una ciudad con
escasos caudales por “los continuos travaxos que padeze y a padezido en que le
a puesto la sublebazión y levantamiento del Reyno de Portugal”. Pero todo sea
por agasajar a tan ilustre visitante. Ocho cajas de dulces y pastas, quizás
también fiambres, y unas docenas de chorizos que proporcionaron las monjas de
Santa Clara, y unos buenos jamones de esta tierra debieron hacer grata y sabrosa la estancia
en Santa Cruz de don
Francisco de Tuttavilla y del Rufo y su esposa Catalina
de Cárdenas y Colón.
http://www.tuttoantiquariato.com/incisione_francesco_tuttavilla_duca_di_san_germano.htm
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1656, abril 15. Trujillo
La ziudad acordó se libren en propios mil y zinquenta
y un reales y medio para la paga de diez y ocho cajas de colazión, diez y ocho
dozenas de churizos y diez y ocho jamones que se an remitido de regalo al
excelentísimo señor don Françisco Totavila, duque de San Jermán, Governador de
las Armas del Real Exérçito de esta Provinzia de Estremadura a la villa de
Santa Cruz de la Sierra, a tres leguas desta ziudad, donde asistió el Jueves
Santo desta semana con la señora doña Catalina de Cárdenas, su mujer. La qual
dicha cantidad se a de destribuir en esta forma: del prezio de las cajas y
churizos que se compraron del convento de monjas de Santa Clara, setezientos y
sesenta y dos reales; de los diez y ocho jamones que se compraron a Françisco
Pérez Delgado del tozino, dozientos y sesenta y zinco reales y medio y los
veinte y cuatro reales restantes de serones, costales y portes del harriero que
lo llevó a dicha villa. Y atento de prompto no ay dinero con qué satisfazer de
la cantidad de los propios desta ziudad, se saque prestada de los arbitrios de
la vellota de sus montes y Françisco Gómez de Mora, rezeptor dellos los dé y
pague y Antonio Muriel, mayordomo de dichos propios le haga recados para bolver
dellos y de lo que prozediere de sus rentas este año los dichos mil y zinquenta
y un reales y medio. Y si al tiempo que se tomare la quenta de los dichos
arbitrios al dicho Françisco Gómez de Mora no se le huvieren buelto y
satisfecho por el dicho mayordomo de propios, se le pasen en ella al suso dicho
en virtud de la libranza que se despachare con inserzión deste acuerdo.