10 de noviembre de 2012

Desde los confines de Persia


    Ya hemos mencionado en alguna otra ocasión la riqueza de contenidos que las actas municipales guardan como un tesoro. Los múltiples temas que han de ser tratados en las reuniones que corregidor y regidores realizan una o dos veces por semana nos muestran, más que ninguna otra fuente documental, el discurrir del día a día de la ciudad. Acuerdos económicos, disposiciones sobre las fiestas, el mercado, las peticiones que los vecinos hacen llegar, las cartas que desde la Corte o Badajoz reclaman, ordenan, comunican, avisan, anuncian llegadas, muertes, victorias o nacimientos. Y de vez en cuando... una curiosidad, un asunto extraño, un tema oscuro. Algunos ya han ido saliendo del arca y otros muchos aún se esconden entre los cientos de folios que configuran la completa colección de actas municipales que conserva el Archivo trujillano.

    Cuando el 16 de mayo de 1727 se reunía el corregidor, Juan Hipólito Fernández Bazán,  con los tres únicos regidores que asisten a la sesión del concejo -Francisco José de Mendoza, José de las Casas y Orellana y Nicolás Antonio de Orozco- de los diez caballeros que ejercían tal oficio en la ciudad, se presenta ante ellos un personaje extraño. 
     Desde lejanas tierras, quien afirma ser príncipe de "Antelíbano" trae carta de su majestad Felipe V, carta de presentación diríamos hoy, carta de recomendación también; credenciales que aseguran su procedencia, su condición de cristiano y perseguido en los dominios del Turco. ¿Y pide?. Ayuda, limosna, apoyo económico a su causa. ¿Aspecto?, no lo dicen, aunque hemos de suponer exótico para un Trujillo del siglo XVIII, aun cuando estuviera acostumbrado a ver pasar por sus caminos gente diversa y diferente. ¿Le creyeron?. Parece que sí a juzgar de lo resuelto por el consistorio. A pesar de la escasez de sus arcas, el asunto lo merece. 240 reales de vellón se asignan a tan justa causa, cantidad que quizás se llevó el extraño príncipe de la ciudad de Trujillo. Quizás porque, ¿le pagaron?. El archivo no conserva las cuentas de ese año pero no creemos que se fuera de vacío.


1727, mayo 16. Trujillo.

  La ziudad dijo que respecto averse hecho presente una carta orden de Su Magestad  que  a traido a ella el prínzipe de Antelíbano, Hazen Gafer, natural de los confines de Persia, en que le encarga que por ser como es cathólico christiano y tener su casa y familia observante de nuestra sagrada relijión en tierras tan remotas internadas en los dominios del Turco, a quien por feudo paga crezidas cantidades, le atienda la ziudad usando con él de la calidad que le fuera posible aziéndole la limosna según sus caudales y la expresada nezesidad que le pareziere correspondiente, por la qual relación acordó que sin embargo de hallarse con crezidos empeños que es nezesario, atendiendo a los expresados motivos, se dieren del caudal de propios al referido Prínzipe doszientos y quarenta reales de vellón por bía de limosna y para ello se despache libramiento en cuia virtud se hagan buenos al Mayordomo de dichos propios.

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 255. Fols. 25v-26)


                                        Ahmed III, sultán del Impero Otomano (1703-1730)