7 de octubre de 2011

Las secuelas de la guerra

   1816. La guerra lentamente comienza a alejarse en el  tiempo pero no así sus efectos sobre un territorio que sufrió intensamente la presencia en sus tierras de amigos y enemigos.  El corregidor de la ciudad, don Alfonso  Astudillo López, alcalde del crimen de la Real Audiencia de la Provincia, corregidor y capitán a guerra de la ciudad, subdelegado de todas las rentas reales, pósitos, montes y plantíos de Trujillo y su partido, lleva a cabo un conjunto de averiguaciones. Lo hace a petición del síndico personero de la ciudad, Manuel Toril de Torres, quien presenta las preguntas que deberán hacerse a los testigos (algunas de las cuales vamos a sacar del arca) para documentar el estado de postración en que se encontraba el vecindario de la ciudad y otros pueblos comarcanos y el deplorable estado a que habían sido reducidos los montes adjudicados para su aprovechamiento a las villas y lugares del sexmo y que en ocasiones sirvieron de refugio necesario a quienes huían de la presencia en Trujillo del ejército francés, "fabricando chozos para habitar en las repetidas ocasiones que abandonaron sus hogares huyendo de los enemigos" .
    El procurador general sexmero, Francisco García Fortuna, de Madrigalejo; José Galeano, teniente de guarda mayor de los montes de la ciudad y su partido; Fernando Moreno, guarda celador de los montes, y vecinos de Santa Cruz, Torrecillas y Jaraicejo confirmarán con sus palabras el lamentable panorama que presenta una tierra extenuada después de años de conflicto.
    Pero si importante era reseñar la destrucción sufrida por la ciudad y el evidente y significativo descenso de su población, lo era aun más documentar y certificar el desastroso estado en que se encontraban sus montes.
    Montes que eran fuente de recursos económicos vitales para los habitantes tanto de la ciudad como de los lugares de su Partido. De ellos, la ciudad ha obtenido a lo largo de su historia una parte importante de sus elevadas rentas, que siempre le permitieron mantener una considerable prestación de servicios a sus habitantes. Pero además, siendo bienes de propios, tienen una explotación comunal tras su desacoto, lo que permite su uso a pequeños ganaderos y campesinos que aprovecharán estos espacios como fuente de pastos, bellota y leña.
    Y además el carbón, y la caza, y la pesca, y la miel, y la madera... El monte era vida.

1816, diciembre 19 /1817, 21 marzo, 21
(..) Don Manuel Toril de Torres, procurador síndico personero de esta ciudad, ante V.S. por el recurso que mas bien haya lugar en derecho y sin perjuicio de otro que me competa, de el cual siendo necesario protesto usar donde, con quien y como mejor me convenga, digo: que es sumamente interesante al vecindario de esta ciudad el acreditar lo mucho que han disminuido en la población Trujillo, la villa de Torrecillas, la de Santa Cruz de la Sierra, El Puerto de Santa Cruz y la Villamesías de resultas de la guerra última con los franceses por hallarse situados estos pueblos en el camino militar de Madrid a Badajoz o sus inmediaciones, igualmente que el deplorable estado a que han sido reducidos los montes adjudicados para su aprovechamiento a las veinte y cinco villas y lugares de el sesmo o tierra de Trujillo desde el año de mil setecientos cincuenta y dos a esta parte, y para lograrlo, con la autenticidad necesaria, los testigos que por mi se presenten al intento serán examinados bajo de solemne juramento por el contenido de los particulares que se dirán.

 1º Si es cierto que la ciudad de Trujillo por el año de mil ochocientos ocho, al principio de la guerra con los franceses de resultas de las agresiones de Napoleón en Bayona con el rey Nuestro señor y toda la real familia, iba aumentando su vecindario considerablemente por las ventajas de su situación topográfica, reunida a los muchos recursos para vivir, abundancia de los géneros de primera necesidad y moderados precios de ellos, ofrecía a todo el que se establecía en ella, sucediendo que apenas pasaba año alguno que no viniesen a avecindarse a ella algunas familias bien acomodadas de los pueblos de la provincia, y aun de las mas lejanas del reino, y que en la misma proporción, la agricultura, la industria y las artes iban en aumento, anunciando todo ello que la prosperidad de Trujillo era segura, y volvería a ocupar otra vez el rango antiguo a que había llegado en los tiempos mas felices por el heroísmo de sus habitantes y por ser la patria de muchos héroes que con sus señalados servicios habían contribuido a aumentar los dominios de la monarquía española, a dar lustre y a hacer respetable el nombre del pueblo que los vio nacer.  (...)

5º Si les consta que las dos dehesas de monte de El Escurial  y Abertura contenían un arbolado de lo mas floreciente y fructífero que había en las montaracías de esta ciudad y su sesmo, mientras que con exclusión de otros pueblos fue privativo de la villa de El Escurial y lugar de la Abertura el uso y aprovechamiento de las dos dehesas; que en el día apenas se encuentran en ellas una encina que merezca este nombre; y que el principio de la decadencia de su arbolado consiste en haber declarado que el disfrute del de estas dos dehesas pertenece a todos los pueblos del sesmo y el distribuirse entre ellos desde que se hizo dicha declaración como los demás montes adjudicados para su aprovechamiento a la sesmería.

6º Si saben que las dehesas de monte conocidas con el nombre de Mirandas, Fuente Santa, Conquista, vertientes del cerro de Pedro Gómez a los pueblos de la Herguijuela y Conquista, Rinconcillo y suertes de los lagares de la sierra que miran a la dehesa de las Mirandas, que por los años de mil setecientos sesenta y cinco constaban de muchas y buenas encinas que fructificaban mucho, en la actualidad apenas tienen otra cosa que chaparras infructíferas y de ningún mérito, hallándose la mas del terreno cubierto de monte bajo que impide prosperar a los árboles que van descollando entre la maleza.
7º Si es cierto que por los años de mil setecientos sesenta y nueve se adjudicaron a los pueblos del sexmo en virtud de concordias las dehesas de monte contiguas a la caballería de Fuente Santa desde el río Tamuja hasta la dehesilla de Herrera, las cuales estando antes muy pobladas de monte hueco y fructífero se encuentran hoy sumamente deterioradas .(...)
9º Si les consta que desde el año de mil ochocientos ocho en que tubo principio la guerra con los franceses hasta el de mil ochocientos doce hubo muchas ocasiones en que los ejércitos nacionales aliados y enemigos se acamparon en los montes de Tozo adjudicados a esta ciudad, de resultas de lo cual el arbolado ha experimentado talas de consideración y decaído del estado que tenía antes de estos acontecimientos y que el arbolado de otras algunas dehesas se ha deteriorado también por haberse refugiado en ellas durante la ocupación de la provincia por los enemigos los habitantes de esta ciudad y pueblos comarcanos en las largas emigraciones que hicieron de sus hogares, abandonando cuanto tenían en sus casas a la rapacidad de los franceses por no sucumbir a las ideas del tirano que los mandaba y por no retrogradar del juramento que solemnemente habían hecho de defender a su Rey a su religión y a su patria por todo lo cual= a usted suplico se sirva admitirme la correspondiente información de testigos por el tenor de los particulares expresados. (...)
 

(Archivo Municipal de Trujillo. Legajo 962.3)


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